Ubicación: Argentina

Después de esa fiesta, Lisandro se toma unos días para descansar. Amanda, Tania y él pasan tiempo juntos en la piscina, acompañados de Amadeo y su hijo. Fernando también está con ellos, sabiendo que cuando empiece la quimioterapia no podrá acercarse a Tania. A pesar de que los dos hombres que menos le agradan están en su casa, al ver el rostro de su esposa, Lisandro se siente feliz. Sin embargo, cuando llega la fiesta con los superiores, parte de su alegría se convierte en temor. Si no logran crear adecuadamente al nuevo superior a través de artimañas, es probable que todos mueran por intentar estafar a los miembros de la organización. Sin embargo, Lisandro confía en sus habilidades como abogado y, por supuesto, en su inteligente y sagaz esposa.

—Buenas noches, señor Li. Parece que le gusta llorarles a los muertos —dice Dmitri, una maldita patada en las bolas para Lisandro.

—Buenas noches, señor Volkov. Puede que sea un hombre sentimental, pero al menos no les tem