Leonel se levanta temprano, mientras Camila aún duerme. Se da cuenta de que su amigo ha estado despierto toda la noche tras sentir el aroma de la mujer que ama. Si sigue así, se lo van a terminar amputando debido al tiempo que lleva lleno de sangre. Por lo que va a la ducha y vuelve a bañarse con agua fría.Toma su teléfono celular y llama a Ismael, quien también ya se ha levantado. A diferencia de las chicas que aún descansan, ellos no son de dormir mucho. Ismael dice que es por los años; entre más pasan, menos el cuerpo quiere descansar. Se encuentran fuera de las cabañas. Ismael lleva dos cafés.—El tuyo sin azúcar, como siempre —afirma Ismael.—¿Qué pasó anoche dentro de esa cabaña? —pregunta Leonel con una sonrisa.—No lo sé. Aún estoy pensando en eso. Esa chica es un volcán —asegura Ismael fatigado—. No sé si podré con esto. En serio te digo.—Vamos, siempre te habías quejado de que nunca llegaban a satisfacer tu deseo —le recuerda Leonel entre risas.—Creo que encontré a alguie
Al día siguiente, Camila se presenta en las oficinas de la empresa de Ismael, y este la lleva a un escritorio. Le muestra los casos que necesitan ser investigados y le comenta que en unos días debe hacerse el pre-ocupacional para poder tener todo en regla. Camila está feliz. Aun así, le parece extraño no ver a Leonel en el trabajo. El viernes, le manda un mensaje preguntándole si está bien, y este solo le responde que sí.—¿Todo bien, Cami? —le pregunta Ismael a eso de las ocho de la noche.—Me asustaste —dice ella, algo inquieta.—Lo siento, pero hay una regla aquí: si pasas más de doce horas trabajando, hay que tomar un receso para comer —indica él, y ella recién ahí se da cuenta de la hora que es.—Se me hizo tarde. Lo siento, estaba viendo este caso de homicidio —comenta ella y le muestra el legajo a Ismael.—Ya te dije, si sigues insistiendo con el trabajo, comprarás tú la cena —asegura él en broma—. Sí, ese es uno de nuestros casos más fuertes. Aun así, vamos a tener que mandarlo
El sábado, Leonel no le escribe ni la llama. Camila está desconcertada. Ya le ha dicho que está dispuesta a intentarlo. Sin embargo, parece que él no lo entiende o no le interesa. Algo que deja confundida a joven, ya que Lisandro habría entrado a su departamento y habría hecho todo tipo de cosas con ella esa noche si hubiera sido así con él.En ese momento se da cuenta de que aún no está tan bien como creía. Comparar a Lisandro con Leonel ni siquiera es lógico. Son hombres muy distintos, con maneras de pensar completamente opuestas. ¿Por qué no puede dejar de compararlos?Mientras ordena un poco todos los expedientes que tiene en casa, la llama Guadalupe al teléfono celular. Ella se preocupa, ya que se supone que va a pasar la noche con Ismael. ¿A caso ha pasado algo?—Hola, amiga. Estamos abajo —indica Guadalupe con la felicidad que la caracteriza.—¿Abajo? —pregunta Camila y se da cuenta de que lleva un pijama de corazones.—Sí, solo te aviso que subimos con mi llave. Imaginamos que
Camila y Leonel al fin están juntos, de una manera que ninguno de los dos espera, tan agradable como romántica. Tan única que ambos están completamente encantados. Leonel nota que a Camila le cuesta respirar, por lo que se aparta después de salir de su interior, cuidando no apoyarse en ella, y se acuesta a su lado bocarriba, tratando de recuperarse. Ha sido la mejor noche de su vida y espera que no termine aún.Camila, en cambio, está tratando de acomodar su respiración con él encima; no quiere que salga de su interior ni que se detenga pese a haber llegado. Sin embargo, cuando Leonel se aparta de ella, se siente mal. No quiere que se aleje de ella o se torne frío. Espera a que Leonel se levante para ir al baño o ponerse algo de ropa, pero no lo hace. Una vez que la respiración de Camila se acomoda, él se da vuelta y la abraza, colocando uno de sus brazos como apoyo y acariciando el rostro de la joven. Ella tiene los ojos cerrados, y él se queda admirando su tierna expresión.Camila l
Camila cae sobre la cama completamente agotada. Leonel se acomoda a su lado y la sostiene, ya que ella no se puede mover.—¿Estás bien? —le pregunta preocupado.No ha querido ser tan brusco con ella. Nunca se ha sentido tan caliente estando con alguien en la cama. Y está seguro de que no tiene que ver con el tiempo de celibato que lleva, puesto que ha pasado más tiempo sin estar con alguien en otros momentos de su vida. Ella lo provoca de una hermosa forma, una que apenas está comprendiendo. Como lo busca, de la forma en la que le importa satisfacerlo, de que ese encuentro sea mutuo en todos los sentidos. Ella es increíblemente adictiva para Leonel.—Sí, estoy bien. Solo me duele un poco la espalda —indica ella, mostrando con su mano su columna en la parte de su cadera, pero con una sonrisa pícara.—Lo siento, amor —se disculpa él, y comienza a acariciar la zona para tratar de ayudarla a recuperarse.El trasero de Camila se ve muy tentador visto desde esa posición. Aun así, la cubre c
Leonel acompaña al baño a Camila sin decir nada. Al entrar en la ducha, la besa en los labios, y ella acaricia su zona más íntima, pero rápidamente él le aparta la mano.—Lo siento. Es que me molesta un poco —explica él, inquieto.Camila lo mira preocupada.¿Acaso le molesta que ella trate de tocarlo?, un nudo en el estómago la golpea con fuerza. Por suerte, Leonel lo nota.—No quise decir que me molesta que me toques, es que duele —revela finalmente. Es un tema con el cual no se siente cómodo, y menos al hablarlo tan pronto con ella.Camila lo abraza con fuerza y le pide permiso para ayudarlo a calmar ese dolor. Toma la mano de Leonel y junto con la de ella, le pide que le marque cómo hacer para ayudarlo. Leonel no puede creer lo que ella está haciendo por él. Es así que después de unas cuantas caricias de la mano de Camila, asistida por sus movimientos, él por fin se libera. Tiene que sostenerse de la pared del baño, ya que nunca se ha sentido tan débil después de autosatisfacerse a
Esa noche decidieron salir a cenar todos juntos, ya que, a la tarde, la tensión entre Leonel y Guadalupe seguía palpable. Una fresca brisa los envuelve cuando bajan del coche, la ciudad parece concurrida, especialmente los locales por donde ellos pasan antes de llegar al restorán en donde Ismael ha hecho la receta. Él y Guadalupe, van abrazados, ella no se separa de su agarre ni cuándo van a sentarse. Por su parte, Leonel y Camila se muestran más tímidos, aunque ella no puede dejar de verle cada vez que él no le está prestando atención.El sitio al que acudieron, está al aire libre. Posee luces tenues que crean una atmósfera íntima. Mientras sus amigos se sientan, Leonel es interrumpido por un hombre que comienza a hablarle. Lo que hace que los demás se queden esperando un buen rato.—Lo siento mucho —se disculpa Leonel cuando llega a la mesa y se sienta junto a Camila y frente a Ismael.—¿Quién era? —pregunta Camila y se da cuenta de que ha sido demasiado entrometida.—Solo era por t
Al despertar, Leonel siente cómo unas cuerdas lastiman sus manos y sus pies, cediendo al dolor, en la penumbra de una habitación desconocida. La oscuridad envuelve cada rincón, apenas rota por la débil luz que se filtra por una ventana tapiada. El aire es denso y cargado, con un ligero olor a humedad. En un rincón, una lámpara colgante oscila levemente, proyectando sombras inquietantes sobre las paredes desconchadas. En el silencio tenso, solo se escuchan los susurros apagados de Camila, también atada junto a él.Camila se mueve y lentamente va abriendo los ojos. Al ver a Leonel sonríe, pero luego se da cuenta de han sido secuestrados y empieza a aterrarse. —¿Dónde estamos? —pregunta ella. —No lo sé. Pero seguramente lejos de todo para que no nos encuentren —indica él, tratando de aflojar las cuerdas—. Lisandro me llamó. Parece que las personas que investigaba fueron las que trataron de matar a tu padre. Él no quiso suicidarse. Camila comienza a llorar, está muy feliz de que su padr