Al final, terminas por comprar la falda negra con corte en la parte baja de la cola, la cual te llega a las rodillas. Llevas una camisa sin mangas blanca, un conjunto de ropa interior color carne para que no se transparente tu camisa, y unos zapatos negros con tacones de aguja.—Su novia se ve muy elegante —dice la vendedora.—Se ve preciosa —dice Nicolás, pero al ver qué esperas que aclare su relación, continúa—. Aunque ella es solo mi colega.—Perdonen, no quise… —se disculpa la empleada, avergonzada.—Está bien. No te preocupes —le dices para que la chica no se sienta mal—. Tendría suerte de salir con alguien como él.Después de decir eso, los dos salen de la tienda sonriendo. Nicolás se siente muy feliz al escucharte hablar así. No es que él piense que sientes algo por él, pero lo has dejado bien parado pese a pedirle que aclarara la situación. Cuanto más te conoce, más se sorprende. No es que esté mal que saliera con alguien como tú, pero para él, casi diez años de diferencia es
El lunes, apenas llegas al trabajo, ves que todos parecen ocupados. Nicolás no está, al igual que el doctor Cuartuco. Por un lado, eso te deja más tranquila, ya que no tienes ganas de verlo después de lo que pasó el fin de semana. Eso te ayuda a relajarte un poco y te permite dedicarte a transcribir algunas cartas, documentos y a llevarles café a todos. Cuando termina el día, solo quedan tres de tus compañeros, además de ti. Uno de ellos se ofrece a llevarte a casa, pero en ese momento llegan Nicolás y el doctor Cuartuco.—Señorita Fernández, a mi oficina —dice tu jefe, parece molesto.El hombre se impone con solo mirarte, peor si encima habla. Miras a Nicolás y él te hace una señal positiva. Los demás se van después de despedirse.—¿Doctor? —preguntas al entrar a su oficina. Te sientes extraña por volver a quedar a solas con él.—Siéntese, por favor —dice él de manera más relajada y espera a que le hagas caso—. Estará al tanto de que mi secretaria se tomará licencia por maternidad a
Estás destrozada y arrepentida por lo que ha ocurrido con Lisandro. No solo porque te acostaste con tu jefe, sino porque no puedes olvidarlo. Por otro lado, fuiste poco profesional al renunciar después de haber recibido la capacitación; pero él saca lo peor de ti.Al llegar a casa le escribes a tu amiga Guadalupe para decirle que al fin renunciaste y que quieres beber una copa con ella. Salen esa noche a un club nocturno al que suele ir ella y por primera vez en mi vida me siento deseoso de acercarme a hablar con una chica cuando te veo. Yo he venido con unos amigos, los cuales, al parecer, conocen a Guadalupe.—Ella es mi amiga, Cami —te presenta—. Renunció a su empleo hoy, así que debemos ayudarla a celebrar.—¿renunciaste? —pregunto mientras los demás conversan con tu amiga, no puedo sacarte los ojos de encima, pero tú no pareces notarlo.—¿Tu color de cabello es natural? —me preguntas para evitar el tema.—Bien, no hablemos de trabajo. Sí, soy alvino —te explico y sonríes, me agra
Por primera vez en mucho tiempo, te sientes como un desgraciado. Tu madre seguramente te tiró de la cuna cuando naciste y recién ahora estás empezando a ver los efectos de las secuelas. ¿Por qué le dijiste eso a Camila?, te preguntas durante toda la semana.Tienes ganas de golpear a alguien, estás muy frustrado. Saliste de la oficina hecho trizas. Nunca pensaste que una niñita como ella pudiera sacarte de esta forma. Siempre has cuidado los modales y tratado de estar calmado cuando sales con alguna de tus empleadas. Aun así, no sabes por qué no pudiste soportar verla coquetear con uno de sus compañeros.Te pasaste toda la semana pensando en llamarla y finalmente lo haces. Como era de esperarse, no te atiende. Seguramente está muy ofendida, y con razón, ya que has sido un desgraciado. El trabajo no te basta para distraerte, así que una noche invitas a Ámbar y su amiga Ángela a tu departamento.—Debes dejar de trabajar y conseguir a una chica que te mime un poco más, terminarás enferman
Lisandro empieza a quitarte la ropa mientras tú le haces lo mismo. Te lleva contra la mesa y hace que te apoyes en ella. Intenta poseerte con su boca, pero ha sido un día muy caluroso y te sientes incómoda con esa idea, ya que no te has duchado todavía. Solo por eso no se lo permites. Para tu tranquilidad, parece conformarse con jugar con sus dedos en tu interior mientras besa tu torso desnudo.Lo has extrañado. Desde el primer día que te fuiste de la empresa, has deseado verlo. Ahora que no es tu jefe, tal vez podría pasar algo entre ustedes, piensas por momentos. Y aunque le has dicho que no quieres ser una más, a veces eso no te importa y solo deseas verle para que él haga lo que quiera con tu cuerpo desnudo.No significa que te has olvidado de lo ocurrido, ni de cómo te ha tratado. Pero el deseo es más fuerte. Lo carnal se vuelve una necesidad que sola no logras satisfacer y que te angustia imaginar hacerlo con alguien más.Por su parte, Lisandro baja por tu abdomen e intenta volv
Al despertar, él ya no está en la cama, pero hay ropa para ti que Lisandro preparado para ti. Te levantas y te das cuenta de que es nueva, lo que te molesta un poco. No sabes si alguien más aparte de ustedes, dos sabe que estás en su departamento y cuan seguido hace esto él con las mujeres con las que sale.Te vistes sintiéndote extraña, ya que te queda muy bien. ¿Habrá sido él quien la eligiera?, te preguntas. Al salir del dormitorio, escuchas la voz de Lisandro que proviene de la cocina. Está hablando por teléfono, sentado frente a la barra. Notas que parece estar leyendo el diario y tomando un café antes de eso, por lo que te sirves uno para ti mientras él cuelga.—No quiero que me compres ropa —dices al notar que él ya tiene toda su atención puesta en ti.Sin saludarte o darte un beso, él sale de la cocina. ¿Le habrá molestado lo que le has dicho? Unos minutos después, él regresa. Lleva consigo la ropa que te ha quitado el día anterior. Es claro que no puedes volver a usarla porqu
Después de que me fuera, tu móvil suena en la oficina. Lo pones en silencio antes de ver de quien es el mensaje. Es Lisandro que dice que quiere verte por la noche. Le respondes que, según el contrato verbal que han hecho, no les corresponde esa noche. Después de enviarlo, sonríes con picardía, aun no sabes a la clase de persona que estás provocando.Al darte cuenta de que estás en el trabajo, miras a tu alrededor, pero por suerte nadie te ve. Quieres hacerte un poco la difícil, pero él no te responde. Te molesta un poco su actitud, así que arreglas con unas compañeras para salir a beber unas copas. No quieres quedarte en casa pensando en él, como lo has hecho el último tiempo.Por otro lado, estás segura de que debes hablar con Lisandro acerca de tu trabajo. No es bueno que te venga a buscar a la puerta, ya que las personas pueden empezar a sacar conclusiones sobre ustedes, cuando recuerdas como lo hice yo por la mañana.Se supone que ambos quieren evitar respecto a la exposición púb
No soportas que Lisandro te trate así, por lo que te sueltas de su agarre y sin decir más sales del estacionamiento. Los tacones te están molestando, así que te los quitas. Después de un par de cuadras logras tomar un taxi. Vuelves a tu casa furiosa. No vas a dejar que te traten así.¿Qué mierda le está pasando?, te preguntas enojada.Te tomas otra pastilla para el dolor de cabeza, te cambias y te maquillas. Te sacas varias fotos y se las mandas a él. Ahora sí va a ver qué clase de chica eres. No vas a ponerle una correa, ya que nunca has aceptado ser su perrita. Después de eso les escribe a tus compañeras y les explicas que no vas a salir porque estás muy cansada. Solo deseas molestar a Lisandro. Unos minutos después él te llama y discuten.Provocas a Lisandro mandándole fotos con ropa sensual. Él te llama y discuten. Va hasta tu casa y te pide que lo dejes entrar.—¿Qué se supone que haces aquí? —le preguntas con una sonrisa entre tus labios.—¿Qué se supone que haces tú enviándome