Por primera vez en mucho tiempo, te sientes como un desgraciado. Tu madre seguramente te tiró de la cuna cuando naciste y recién ahora estás empezando a ver los efectos de las secuelas. ¿Por qué le dijiste eso a Camila?, te preguntas durante toda la semana.Tienes ganas de golpear a alguien, estás muy frustrado. Saliste de la oficina hecho trizas. Nunca pensaste que una niñita como ella pudiera sacarte de esta forma. Siempre has cuidado los modales y tratado de estar calmado cuando sales con alguna de tus empleadas. Aun así, no sabes por qué no pudiste soportar verla coquetear con uno de sus compañeros.Te pasaste toda la semana pensando en llamarla y finalmente lo haces. Como era de esperarse, no te atiende. Seguramente está muy ofendida, y con razón, ya que has sido un desgraciado. El trabajo no te basta para distraerte, así que una noche invitas a Ámbar y su amiga Ángela a tu departamento.—Debes dejar de trabajar y conseguir a una chica que te mime un poco más, terminarás enferman
Lisandro empieza a quitarte la ropa mientras tú le haces lo mismo. Te lleva contra la mesa y hace que te apoyes en ella. Intenta poseerte con su boca, pero ha sido un día muy caluroso y te sientes incómoda con esa idea, ya que no te has duchado todavía. Solo por eso no se lo permites. Para tu tranquilidad, parece conformarse con jugar con sus dedos en tu interior mientras besa tu torso desnudo.Lo has extrañado. Desde el primer día que te fuiste de la empresa, has deseado verlo. Ahora que no es tu jefe, tal vez podría pasar algo entre ustedes, piensas por momentos. Y aunque le has dicho que no quieres ser una más, a veces eso no te importa y solo deseas verle para que él haga lo que quiera con tu cuerpo desnudo.No significa que te has olvidado de lo ocurrido, ni de cómo te ha tratado. Pero el deseo es más fuerte. Lo carnal se vuelve una necesidad que sola no logras satisfacer y que te angustia imaginar hacerlo con alguien más.Por su parte, Lisandro baja por tu abdomen e intenta volv
Al despertar, él ya no está en la cama, pero hay ropa para ti que Lisandro preparado para ti. Te levantas y te das cuenta de que es nueva, lo que te molesta un poco. No sabes si alguien más aparte de ustedes, dos sabe que estás en su departamento y cuan seguido hace esto él con las mujeres con las que sale.Te vistes sintiéndote extraña, ya que te queda muy bien. ¿Habrá sido él quien la eligiera?, te preguntas. Al salir del dormitorio, escuchas la voz de Lisandro que proviene de la cocina. Está hablando por teléfono, sentado frente a la barra. Notas que parece estar leyendo el diario y tomando un café antes de eso, por lo que te sirves uno para ti mientras él cuelga.—No quiero que me compres ropa —dices al notar que él ya tiene toda su atención puesta en ti.Sin saludarte o darte un beso, él sale de la cocina. ¿Le habrá molestado lo que le has dicho? Unos minutos después, él regresa. Lleva consigo la ropa que te ha quitado el día anterior. Es claro que no puedes volver a usarla porqu
Después de que me fuera, tu móvil suena en la oficina. Lo pones en silencio antes de ver de quien es el mensaje. Es Lisandro que dice que quiere verte por la noche. Le respondes que, según el contrato verbal que han hecho, no les corresponde esa noche. Después de enviarlo, sonríes con picardía, aun no sabes a la clase de persona que estás provocando.Al darte cuenta de que estás en el trabajo, miras a tu alrededor, pero por suerte nadie te ve. Quieres hacerte un poco la difícil, pero él no te responde. Te molesta un poco su actitud, así que arreglas con unas compañeras para salir a beber unas copas. No quieres quedarte en casa pensando en él, como lo has hecho el último tiempo.Por otro lado, estás segura de que debes hablar con Lisandro acerca de tu trabajo. No es bueno que te venga a buscar a la puerta, ya que las personas pueden empezar a sacar conclusiones sobre ustedes, cuando recuerdas como lo hice yo por la mañana.Se supone que ambos quieren evitar respecto a la exposición púb
No soportas que Lisandro te trate así, por lo que te sueltas de su agarre y sin decir más sales del estacionamiento. Los tacones te están molestando, así que te los quitas. Después de un par de cuadras logras tomar un taxi. Vuelves a tu casa furiosa. No vas a dejar que te traten así.¿Qué mierda le está pasando?, te preguntas enojada.Te tomas otra pastilla para el dolor de cabeza, te cambias y te maquillas. Te sacas varias fotos y se las mandas a él. Ahora sí va a ver qué clase de chica eres. No vas a ponerle una correa, ya que nunca has aceptado ser su perrita. Después de eso les escribe a tus compañeras y les explicas que no vas a salir porque estás muy cansada. Solo deseas molestar a Lisandro. Unos minutos después él te llama y discuten.Provocas a Lisandro mandándole fotos con ropa sensual. Él te llama y discuten. Va hasta tu casa y te pide que lo dejes entrar.—¿Qué se supone que haces aquí? —le preguntas con una sonrisa entre tus labios.—¿Qué se supone que haces tú enviándome
—Ismael, querido. Te presento a mi hija Camila.—¿Ella es Camila? Qué coincidencia… —dice, pero antes de que pueda seguir, le haces señas para que no diga que trabajan juntos—. Me parece haberte visto en tribunales.Estás agradecida por eso.—Seguramente, ya que Camila trabaja para el bufete más reconocido de la ciudad —dice tu padre y te sientes avergonzada por lo que agachas la cabeza.—¿Sí? Me alegro mucho por su hija. Recuerdo que mi socio también hizo su pasantía ahí y me comentó que fue muy buena experiencia. Gracias a esos años, más tarde pude abrir mi propio bufete junto a él. Y aunque aún no hemos tenido el placer de ganarles un juicio, hace unos días estuvimos a punto de hacerlo gracias a mi equipo. Pero dejemos de hablar de trabajo —dice finalmente.Tú ya sabías que Ismael era de tu pueblo, pero nunca pensaste que te lo encontrarías frente a tus padres. No sabes cómo actuar, ya que él es tu jefe. Y le pediste que no diga nada sobre eso. Aunque siempre es muy amable en el tr
Miras tu celular porque Lisandro te ha dicho que está cerca. Lo llamas ya que no hay mensajes por parte de él en tu móvil desde que saliste del club. Sin embargo, en ese momento, aparece su automóvil y si bien te sorprendes un poco. Sabes cómo es Lisandro, así que sin decir nada solo te subes. Lo saludas, pero él no responde, lo observas, parece molesto. Así que sin saber que le ocurre y cuál es la causa de su enojo, le preguntas si se encuentra bien.—¿Por qué estabas con uno de tus compañeros si se suponía que ibas a salir con tus amigas? —pregunta serio, se nota en su voz la rabia que siente.Le explicas que me has encontrado adentro del boliche y que solo estaba haciendo tiempo contigo hasta que viniera un taxi.—Estoy cansado de verte con otros hombres. Se notaba que estaba desesperado por cogerte, incluso te invitó a compartir el taxi —dice él levantando el tono de voz.—Espera, ¿cómo sabes eso? ¿Me estabas vigilando? ¿Qué es lo que pasa contigo? ¿No confías en mí? —preguntas in
—Basta, no aguanto más. Necesito que dejes de ignorar lo que pasa —le dices, y Lisandro te mira.—No estoy ignorando. Estoy molesto y no quiero seguir tratando mal a la persona más valiosa que tengo —dice de modo que hace que tu corazón lata con fuerza.—¿Cómo hago para que me perdones? Necesito saberlo —dices angustiada, sintiéndote en falta. Así es Lisandro, hace que los demás se arrodillen ante él. Quieres creer que él te desea más que a nada en su vida, y anhela que seas suya. Te hace saber que no quiere que nadie esté cerca de ti sin su consentimiento. Y aunque sabe que está al borde de la locura lo que pide, espera que pese a eso lo entiendas; que sepas que sin ti no tiene futuro. Él te asegura que ya no es capaz de continuar viviendo en paz si decides dejarlo.—No confío en tus compañeros de trabajo —te suelta y lo miras confundida.—¿Qué quieres decir? —preguntas.—Quiero que renuncies a ese lugar —dice, entendiendo que es solo un maldito egoísta y un enfermo de los celos.—V