Por fin, un par de días después Nicol, se sentía más recuperada, aunque su cuerpo había quedado debilitado, por lo menos sentía que podía levantarse, alimentarse, bañarse, por eso apenas abrió los ojos y vio a la mujer que la había cuidado entrar con otra señora que traía una bandeja de comida y le pidió productos de aseo personal.―Disculpe, ¿Sería tan amable de conseguirme una pastilla de jabón y un champú para bañarme?, por favor ―apenas la petición salió de sus labios, la mujer comenzó a burlarse de ella.―Mira muchachita, vamos a dejar algo en claro, cuando te dirijas a mí lo haces como señorita Gia, segundo, no soy amable, todo lo contrario, la gente me da igual, y tercero ¿Crees que esto es un hotel cinco estrellas o que estás en un complejo vacacional donde ibas con su familia rica? » Pues si crees eso estás equivocada, aquí no hay ningún privilegio para ti, como dijo Enzo, aquí no viniste a disfrutar de tu estadía, si quieres ir a bañarte, lo harás en tu hora de comida en el
Minutos antes En ese momento, Enzo veía la foto de su hermana, mientras mantenía una copa en su mano, era imposible no quebrarse cada vez que la observaba, sobre todo en esa fecha donde se cumplía un aniversario más de la muerte de sus padres y lo único bueno y puro que le había quedado era su hermana, la cual le había sido arrebatada sin misericordia.Gema había sido como su hija, cuando sus padres fueron asesinados, ella tenía diez años y el dieciséis, solicitó su emancipación solo para poder quedarse con su custodia y protegerla, pero no lo hizo bien y a Gema le costó la vida.Ella había sido la única luz en su camino, en esos momentos de mayor tormenta, cuando decidió continuar con el legado de terror y maldad de su padre, después que el desgraciado de Mackenzo decidiera acabar sus vidas.―¡Maldit0 desgraciado Mackenzo! Pero seguramente debes estar retorciéndose en el infierno que tú mismo te buscaste ―espetó en voz alta y hasta con una expresión de satisfacción al recordar como a
Por instrucciones de Enzo, Nicol iba a ser llevada por Giorgi a una de las celdas de la mazmorra, para llamar al médico para que la revisara… porque no quería dejarla en el área de servicio, por temor a que Gia accediera a ella y le causara daño.Nicol abrió los ojos lentamente, no supo cuánto tiempo estuvo inconsciente, solo sintió una mano sujetándola gentilmente, para correrla, ya estaba toda empapada, se imaginó que era para limpiar la mugre sobre ella.Nicol, levantó su cabeza y vio a un hombre de mediana edad, acariciándole suavemente la mejilla y casi al instante, ella sintió que le colocaba un abrigo encima, no pudo evitar que el contacto de la prenda en su piel le doliera. La persona la cargó en sus brazos, mientras ella lloraba desconsoladamente.―Por favor, ¡Máteme! Ayúdeme a morir ―pronunció Nicol casi sin aliento y en un prolongado sollozo.Realmente, eso era lo que quería cerrar sus ojos y no volver a abrirlos más, sumergirse en la niebla, de la inconsciencia, del olvido…
Nicol intentó agarrar al guardia para que soltara a Ziola, pero el hombre le dio un puñetazo en la cara y la derribó. Nicol intentó levantarse, pero fue arrastrada hasta la puerta de la celda y arrojada al pasillo. Oyó gritos y golpes mientras el hombre se alejaba con Ziola. Nicol permaneció tirada unos minutos, incapaz de moverse o de pensar en nada. Tenía los ojos llenos de lágrimas y su cara estaba ardiendo por el dolor del puñetazo. Se preguntaba qué le harían a Ziola. No quería ni siquiera imaginarlo. ―¿Hasta cuándo me tocará vivir esto? ―se dijo arrastrándose de nuevo al interior de la celda, para luego sostenerse y lanzarse de pecho en el catre, era la única manera para poder estar sin dolor y que sus heridas no empeoraran. Cerró los ojos y se quedó dormida, soñó que alguien se le acercaba, y le pasaba con suavidad la mano por sus heridas provocadas por la tortura. El dolor se alivió al sentir que le agregaban una fría pomada. Intentó abrir los ojos y vio a Enzo, quería prot
Momento antesEnzo no podía dormir, aunque nunca lo hacía, apenas algunas noches solo lograba dormir un par de horas nocturnas, cualquiera diría que los remordimientos no lo dejaban que lo hiciera, pero eso era mentira, nunca sentía remordimientos de nada, solo había amado en su vida a sus padres y a su hermana, ella fue quien mantuvo por un tiempo viva su humanidad, del resto sentía que nadie se merecía su amor. Caminó por su despacho, se sirvió un vaso de whisky y se lo tomó de un solo trago mientras pensaba en los acontecimientos de los últimos días, estaba tan absorto en sus pensamientos que no escuchó los pasos del hombre que entró a la habitación, fue cuando este le dijo: —Capo di tutti capi… hay intrusos en la hacienda —dijo Andrea, uno de sus hombres más leales.—¿Y qué esperas para atraparlos? —espetó furioso por la ineficiencia que estaban mostrando sus hombres—. ¿Quiénes estaban de guardia?—Estamos en eso, se han atrapado algunos. Uno de los hermanos Rullo —dijo el hombr
Nicol se quedó viendo a Enzo quien la miró con una expresión extraña, y sobre todo, cuando extendió su mano y tomó un mechón de su cabello, unos segundos después, lo soltó como si quemara o le desagradara, al mismo tiempo que su mirada volvía a coincidir con su actitud habitual. —Le diré a Ziola que te busque un vestido largo, para que te cubras de pies a cabeza… no sé por qué tienes que estar desnuda exhibiéndote ¿Acaso piensas que con eso…? —antes de que terminara de hablar ella prefirió concluir sus palabras.—Si ya sé, soy una mujer poco agraciada que no provoca ningún mal pensamiento… te aseguro que entendí no es necesario que me lo estés repitiendo una y otra vez y no te preocupes… el sentimiento es mutuo porque tú a mí ya no me provocas nada… o bueno sí… repulsión por ser una persona oscura y muy malvada.Enzo se levantó, la miró por un segundo y aunque ella esperó su represalia, un insulto, hasta una bofetada, nada de eso pasó, solo se levantó sin decir nada y salió corriendo
Ziola ayudó a Nicol a vestirse, era un traje que usaban las mujeres del servicio, la trasladó al área destinada a Enzo como este había pedido. Cuando la chica entró, se quedó sorprendida del lujo que se exhibía hacia cualquier rincón que mirara y aunque ella se crio en una familia acomodada, nunca vio semejante opulencia.—¿Dónde voy a estar yo? —interrogó y Ziola la acompañó hasta su habitación.—Es esta, queda al lado de la del señor Ferrer —respondió la mujer y ella empezó a gritar.—Yo no voy a estar a un lado de esa habitación, por favor ubícame lejos de ese señor —expresó con firmeza.—No puedo llevarle a otro sitio —contestó la mujer con una expresión de tristeza. —Por favor no me obligues a estar cerca de él —suplicó mortificada.—No se preocupe, usted manténgase en su habitación, y nadie va a molestarla, si pudiera decidir donde llevarla, tenga la plena seguridad que lo haría, pero soy solo una simple sirvienta en esta casa.Pese a su negativa, terminaron ubicándola en el do
—¡¿Qué diablo estás haciendo Gia?! Te estás pasando de la raya —dijo Giorgi por completo indignado— ¡Suéltala!—¡No la voy a soltar! Ella se atrevió a instalarse en la habitación contigua a la de Enzo, solo lo quiere seducir y no se lo voy a permitir porque Enzo ¡Es mío!—¿Acaso no te has puesto a pensar que si ella estaba en esa habitación es porque el mismo Enzo la mando a instalar allí? —inquirió el hombre con una sonrisa de burla, mientras se acercaba a la jovencita y la colocaba detrás de él en un gesto de protección.Se veía aturdida, solo se sostenía la cabeza, probablemente le dolía después de lo ocurrido.—Enzo la odia… solo quiere destruirla por lo que su padre le hizo a su hermana, él no sería capaz de confraternizar con el enemigo. Además, si ella le interesara un poco habría venido el mismo a reclamarme o a rescatarla de mis manos —mencionó con una expresión de suficiencia.—Estás muy equivocada y mientras más rápido lo proceses mucho mejor, agradece que no vino el mismo