Nicol vio con sorpresa, cómo el hombre frente a ella debió apartar la mano producto de la bala que le impactó, extendió su mirada y vio a Enzo con su rostro siniestro y ojos oscuros, parecía una especie de ángel vengador, y aunque unos segundos antes, ella estaba dispuesta a apartar al joven frente a ella por atrevido, ver la actitud del otro, le hizo cambiar de opinión y en su lugar le sostuvo la mano, para auxiliarlo, mientras el hombre se quejaba del dolor, esto enojó más a Enzo Ferrer, quién se acercó y con una voz dura le ordenó soltarlo.—¡¡¡Suéltalo!!! ¡Ordenó en un grito!—No lo haré, voy a atenderlo, quieras o no, tú no puedes decidir por mí —dijo furiosa.—Por supuesto que sí puedo, porque tú no tienes ni voz ni voto en este lugar, eres mi prisionera.—Y yo pensé… que era tu mujer, fue eso lo que dijiste cuando disparaste —refutó el joven, conteniendo el dolor con una mueca.—¡Cierra tu boca! No te metas dónde no te llaman, no me obligues a cosértela para que la mantengas ce
Nicol se quedó viendo a Giorgi y le respondió de mala manera.—¿Por qué me debería importarme lo que les ocurra, cuando a ustedes no les he importado yo? Además, ¿Quién es usted para pedirme algo así, por una persona que no ha tenido compasión por mí?—Quizás Ziola y yo no hayamos podido hacer todo lo que nos habría gustado hacer por ti, pero aunque no lo creas te hemos protegido… me he enfrentado a Enzo, a quien quiero como un hijo, porque tu estés mejor… así que no me mires como si fuera un enemigo —se sorprendió de la preocupación de este hombre por Enzo.—No, no lo haré, y aunque tengo cierta empatía por Ziola y por usted, los demás en este lugar me tienen sin cuidado, ahora, puedo preguntarle ¿A dónde me lleva?—le interrogó, muy intrigada.—Donde está Enzo, quiere que lo asistas—No estoy interesada, ni siquiera deseo verlo, mucho menos asistirlo en sus negocios sucios, no tengo el mínimo interés en él.—Donde verás a Enzo ahorita, es el negocio más limpio y noble de los que tie
Nicol se quedó viéndolo y sonrío.—¿En serio? —dijo la chica con una sonrisa y Enzo se quedó viéndola con sospecha —¡Porque yo a ti no! —contestó ella, empujándolo.Enzo la tomó por la cintura y la jaló hacia él, haciéndola que chocara contra su pecho, por un momento las dos miradas se encontraron, las de ellas chispeaban del enojo, la de Enzo oscurecida, con una mezcla de deseo y sorpresa, porque nunca nadie se había atrevido a retarlo de esa manera.—¡No me retes! —exclamó rechinando los dientes con enojo.—¿Por qué? ¿Qué piensas hacerme? ¿Qué me harás que ya no me hayas hecho? ¿Violarme? —le dijo ella sin siquiera bajar la mirada.Enzo la tomó, la giró y terminó recostándola en el suelo, la miró fijamente a los ojos, mientras se colocaba a horcajadas sobre ella, suavemente tomó sus manos y las colocó por encima de su cabeza.El hombre comenzó a moverse encima de ella, haciéndole notar su dura erección, Nicol, sentía su corazón a punto de explotar en su pecho, porque golpeteaba como
Nicol no podía creer lo que le había hecho, su cabello era lo más preciado para ella, siempre se lo había cuidado con esmero y jamás lo creyó capaz de semejante barbaridad, le parecía lo más cruel que podía hacerle, no podía controlar la rabia que bullía con fiereza en su interior.—¡¿Cómo pudiste?! —lo increpó ella sin ocultar su desagrado. —¿Por qué te enojas? Te hice un favor a ti y me lo hice a mí… ¿Acaso no te has dado cuenta de que todos vienen y te halan por los cabellos y te arrastran, y los que no, vienen a tocártelo como si fueras frutas de mostrador? Si te lo dejaba iba a terminar matando a todos mis aliados y luego mis no tan amigos y enemigos aprovecharían eso para conspirar en mi contra —lo dijo con tanta tranquilidad, que hizo enojar más a la joven por su frescura.—¡Eres lo peor que he conocido en mi vida! Nunca te voy a perdonar, has destruido… mi cabello, mi belleza y me has dejado horrible —espetó tratando de contener su molestia.—No quedaste horrible, a mí me gus
Cuando Enzo salió al patio, los hombres y mujeres a su cargo se quedaron boquiabiertos, sin saber qué decir, él más impresionado de todos pese a conocer más que a todos fue Giorgi.—¿Qué carajos te hiciste? —le preguntó.—Ella se rapó la cabeza molesta, diciendo que yo quería verla horrible, la bruja esa no tiene idea de que luce… endemoniadamente tentadora —dijo con un suspiro.—¿Y ahora que pretendes hacer? —inquirió el hombre.—Da órdenes que traigan máquinas de afeitar… todos tendrán que raparse el cabello —dijo con tranquilidad.—¿Sabes el revuelo que armarás con esa orden? Las mujeres se enfadarán y arremeterás en contra de ella —lo recriminó Giorgi. —Eso no les conviene, la orden la estoy dando yo, no ella —afirmó.Giorgi no dijo nada y dio la orden de traer las máquinas y diez minutos después estaban las máquinas esperando para ser usadas y pasadas en la cabeza de sus hombres.—Estoy aquí para decirles que, a partir de hoy, todos los h
Nicol se quedó viéndolo y se dio cuenta de que había caído en su trampa, mientras él la miraba satisfecho “Es que me provoca dale un puño para quitarle esa sonrisa de suficiencia”. Se giró para alejarse, sin soltar a Ziola y caminó de vuelta a la habitación, Enzo se fue detrás de ellas, aunque sin alcanzarla, cuando llegó al dormitorio, abrió la puerta y le dio una orden a Ziola.—¡Sal de aquí Ziola! —la mujer no esperó, una segunda orden salió corriendo, mientras Nicol protestaba.—¡Traidora! ¿Así me pagas que te quedes con tus cabellos? —inquirió, la otra solo esbozó una media sonrisa y salió sin emitir ninguna protesta.—¿Así que eres la esposa de Il diavolo? Ante tu declaración, para que este matrimonio tenga efecto… es necesario consumarlo —le dijo acercándose lentamente y ella levantó el dedo medio de su mano—. ¿Sabes que he cortado el dedo de muchos por hacerme esa seña?Ante esa amenaza velada, cualquier otra mujer, incluso hombre, se habría asustado, pero ella no era cualquie
Ziola estaba entre la espada y la pared, no sabía qué hacer, porque temía de las consecuencias que eso pudiera acarrearle, porque cuando Enzo viera a Nicol y se enterara de que había sido ella quien la había llevado, no iba a tener compasión, pero también le había tomado suficiente cariño a la joven, y temía que de no llevarla, cumpliría con la amenaza de ir con Gia y que esta le causara daño y si lo lograba no solo iba a tener que enfrentar a Enzo por no haberla protegido, sino el peso de su propia conciencia.Ziola dudó por un momento, meterla en ese ruedo también sería peligroso, porque allí se manejaba solo violencia y podía arriesgar su vida, pero Nicol siguió insistiendo.—Vamos, no digas que no. Irás conmigo y esperarás en la parte de atrás mientras yo entro, no diré que fuiste tú quien me indicó el camino, así que estarás a salvo.—No tengo otra opción, debemos ir por un par de caballos, colocarnos el uniforme que se ponen los hombres y mujeres destacados allí, es un largo rec
El hombre se quedó viendo a Enzo, no podía creer en su palabra, tanto fue su sorpresa que no pudo contener su incredulidad.—¿Es en serio? —preguntó el hombre.—Yo nunca juego Lex, haz lo que creas conveniente, me da igual su destino, no vayas a creer que lo lamentaré, porque yo no le guardo ningún cariño —dijo con desprecio y el hombre lo miró con una mueca de asombro, abriendo la boca de par en par, hasta volver a cerrarla.Enzo se río quedamente al ver la cara de sorpresa de Lex. Miro con desprecio al hombre y continuó.—Recuerda Lex, todos me dan igual… la única persona que me importaba, era mi hermana y ya no está, el resto del mundo puede arder y a mí me dará igual. —Bien, entonces me la quedaré —dijo el hombre sonriente—. Es hermosa, quizás a mi hijo le importe… aunque para eso necesito que me lo entregues… lo quiero ya mismo… me dijiste que se metió con alguien que era intocable para ti ¿A quién? —inquirió el hombre con los ojos entrecerrados.Enzo solo lo pensó unos segundo