Nicol se quedó viéndolo y sonrío.—¿En serio? —dijo la chica con una sonrisa y Enzo se quedó viéndola con sospecha —¡Porque yo a ti no! —contestó ella, empujándolo.Enzo la tomó por la cintura y la jaló hacia él, haciéndola que chocara contra su pecho, por un momento las dos miradas se encontraron, las de ellas chispeaban del enojo, la de Enzo oscurecida, con una mezcla de deseo y sorpresa, porque nunca nadie se había atrevido a retarlo de esa manera.—¡No me retes! —exclamó rechinando los dientes con enojo.—¿Por qué? ¿Qué piensas hacerme? ¿Qué me harás que ya no me hayas hecho? ¿Violarme? —le dijo ella sin siquiera bajar la mirada.Enzo la tomó, la giró y terminó recostándola en el suelo, la miró fijamente a los ojos, mientras se colocaba a horcajadas sobre ella, suavemente tomó sus manos y las colocó por encima de su cabeza.El hombre comenzó a moverse encima de ella, haciéndole notar su dura erección, Nicol, sentía su corazón a punto de explotar en su pecho, porque golpeteaba como
Nicol no podía creer lo que le había hecho, su cabello era lo más preciado para ella, siempre se lo había cuidado con esmero y jamás lo creyó capaz de semejante barbaridad, le parecía lo más cruel que podía hacerle, no podía controlar la rabia que bullía con fiereza en su interior.—¡¿Cómo pudiste?! —lo increpó ella sin ocultar su desagrado. —¿Por qué te enojas? Te hice un favor a ti y me lo hice a mí… ¿Acaso no te has dado cuenta de que todos vienen y te halan por los cabellos y te arrastran, y los que no, vienen a tocártelo como si fueras frutas de mostrador? Si te lo dejaba iba a terminar matando a todos mis aliados y luego mis no tan amigos y enemigos aprovecharían eso para conspirar en mi contra —lo dijo con tanta tranquilidad, que hizo enojar más a la joven por su frescura.—¡Eres lo peor que he conocido en mi vida! Nunca te voy a perdonar, has destruido… mi cabello, mi belleza y me has dejado horrible —espetó tratando de contener su molestia.—No quedaste horrible, a mí me gus
Cuando Enzo salió al patio, los hombres y mujeres a su cargo se quedaron boquiabiertos, sin saber qué decir, él más impresionado de todos pese a conocer más que a todos fue Giorgi.—¿Qué carajos te hiciste? —le preguntó.—Ella se rapó la cabeza molesta, diciendo que yo quería verla horrible, la bruja esa no tiene idea de que luce… endemoniadamente tentadora —dijo con un suspiro.—¿Y ahora que pretendes hacer? —inquirió el hombre.—Da órdenes que traigan máquinas de afeitar… todos tendrán que raparse el cabello —dijo con tranquilidad.—¿Sabes el revuelo que armarás con esa orden? Las mujeres se enfadarán y arremeterás en contra de ella —lo recriminó Giorgi. —Eso no les conviene, la orden la estoy dando yo, no ella —afirmó.Giorgi no dijo nada y dio la orden de traer las máquinas y diez minutos después estaban las máquinas esperando para ser usadas y pasadas en la cabeza de sus hombres.—Estoy aquí para decirles que, a partir de hoy, todos los h
Nicol se quedó viéndolo y se dio cuenta de que había caído en su trampa, mientras él la miraba satisfecho “Es que me provoca dale un puño para quitarle esa sonrisa de suficiencia”. Se giró para alejarse, sin soltar a Ziola y caminó de vuelta a la habitación, Enzo se fue detrás de ellas, aunque sin alcanzarla, cuando llegó al dormitorio, abrió la puerta y le dio una orden a Ziola.—¡Sal de aquí Ziola! —la mujer no esperó, una segunda orden salió corriendo, mientras Nicol protestaba.—¡Traidora! ¿Así me pagas que te quedes con tus cabellos? —inquirió, la otra solo esbozó una media sonrisa y salió sin emitir ninguna protesta.—¿Así que eres la esposa de Il diavolo? Ante tu declaración, para que este matrimonio tenga efecto… es necesario consumarlo —le dijo acercándose lentamente y ella levantó el dedo medio de su mano—. ¿Sabes que he cortado el dedo de muchos por hacerme esa seña?Ante esa amenaza velada, cualquier otra mujer, incluso hombre, se habría asustado, pero ella no era cualquie
Ziola estaba entre la espada y la pared, no sabía qué hacer, porque temía de las consecuencias que eso pudiera acarrearle, porque cuando Enzo viera a Nicol y se enterara de que había sido ella quien la había llevado, no iba a tener compasión, pero también le había tomado suficiente cariño a la joven, y temía que de no llevarla, cumpliría con la amenaza de ir con Gia y que esta le causara daño y si lo lograba no solo iba a tener que enfrentar a Enzo por no haberla protegido, sino el peso de su propia conciencia.Ziola dudó por un momento, meterla en ese ruedo también sería peligroso, porque allí se manejaba solo violencia y podía arriesgar su vida, pero Nicol siguió insistiendo.—Vamos, no digas que no. Irás conmigo y esperarás en la parte de atrás mientras yo entro, no diré que fuiste tú quien me indicó el camino, así que estarás a salvo.—No tengo otra opción, debemos ir por un par de caballos, colocarnos el uniforme que se ponen los hombres y mujeres destacados allí, es un largo rec
El hombre se quedó viendo a Enzo, no podía creer en su palabra, tanto fue su sorpresa que no pudo contener su incredulidad.—¿Es en serio? —preguntó el hombre.—Yo nunca juego Lex, haz lo que creas conveniente, me da igual su destino, no vayas a creer que lo lamentaré, porque yo no le guardo ningún cariño —dijo con desprecio y el hombre lo miró con una mueca de asombro, abriendo la boca de par en par, hasta volver a cerrarla.Enzo se río quedamente al ver la cara de sorpresa de Lex. Miro con desprecio al hombre y continuó.—Recuerda Lex, todos me dan igual… la única persona que me importaba, era mi hermana y ya no está, el resto del mundo puede arder y a mí me dará igual. —Bien, entonces me la quedaré —dijo el hombre sonriente—. Es hermosa, quizás a mi hijo le importe… aunque para eso necesito que me lo entregues… lo quiero ya mismo… me dijiste que se metió con alguien que era intocable para ti ¿A quién? —inquirió el hombre con los ojos entrecerrados.Enzo solo lo pensó unos segundo
Ziola se asustó, cuando el hombre amenazó a Nicol y más cuando ella lo enfrentó, aunque sabía que el guardia frente a ellas no estuviera haciendo eso, si no se tratara de una orden de Enzo, a pesar de ello no entendía por qué tenía que matarla, porque si Enzo la quería tanto como parecía y como había demostrado horas antes ¿Por qué ahora la trataba así?Acercó su mano a Nicol, mientras el hombre procuraba no perder su objetivo.—¡No! —empezó a decir Ziola, pero Nicol levantó la mano para callarla.—¡Déjalo! No supliques. Dispara de una vez, no te tardes, que la mano no te tiemble —le dijo, pero esta vez, hasta le sostuvo el arma.—¿Qué haces? —preguntó Enzo, furioso, entrando cuando vio que ella casi estaba obligando a su hombre a dispararle, sin ningún atisbo de miedo en su expresión, eso le hizo admirarla, porque era muy distinta de la niña consentida que siempre la creyó.—¿No es eso lo que quieres? Vamos a complacerte de una vez por toda y así acabamos con mi condena de una vez po
Nicol se quedó viendo con sorpresa al hijo de Enzo, sobre todo esa mezcla de orgullo y amor que ella jamás había notado en él.Ella observó a Pier con una mezcla de sorpresa e incredulidad, nunca había imaginado que Enzo tuviera un hijo. El niño era alto para su edad, con el cabello castaño, aunque con los ojos azules, distintos a los de su padre, quizás era herencia de su madre, pensó. —Piero, bien sabes que no me gusta verte aquí… este lugar no es adecuado para ti —le dijo con seriedad y era así, había tratado, por todos los medios, de mantener a Pier fuera de la violencia de ese mundo. Había tratado de construir una pequeña burbuja en donde él podría crecer sin tener que preocuparse del mal existente.“Es increíble” pensó por su parte Nicol “¿Cómo es que este hombre capaz de tanta crueldad puede ser tan cariñoso con su pequeño?”.—Hola, señorita, mucho gusto soy Enzo Piero Ferrer, es un placer conocerla, me gusta su cabeza rapada—dijo el pequeño extendiendo la mano hacia ella quie