Amigos

Cap 3

Los amigos

Nicolás estuvo muy ocupado en sus reuniones de negocios, por algunos instantes se quedó pensando, alguien venía a su mente, Clara, tenía un nombre que evocaba música, vió su foto de perfil por enésima vez y se preguntaba:

—«¿Sería ese su rostro real? ¡Era tan hermosa! ¿Cuántos años tendría, 28 o 30 quizás? ¿Estaría casada? No, si estuviera en una relación, no estaría hablando con él, durante todas estas noches, sacudió la cabeza para centrarse nuevamente en su trabajo.

Un rato después dejó de revisar papeles, ella no lo dejaba concentrarse, le agradaba tanto hablar con ella, jamás había conocido una mujer como Clara, tan fresca, podía tocar cualquier tema ella respondía con tanta coherencia, se notaba que era una chica inteligente, nuevamente pensó:

—«¿Y sí no es real? Había escuchado de tantos engaños en las redes, ese día no le escribiría, se estaba volviendo un vicio Clara en su vida apenas tenían menos de una semana hablando.

Ella no durmió bien esa noche, por primera vez en años había decidido dormir en otra habitación, estaba harta de Álvaro y sus insultos, así que decidió marcar su territorio alejándose de él, aunque estuvieran en la misma casa. A las cinco estaba aún sin dormir, había llorado la mayor parte de la noche, esa mañana no se levantó a preparar desayuno, se quedó en la cama, lo escuchó trasteando en la cocina y no salió de la habitación para nada.

Eran las 9 de la mañana cuando sonó una llamada por el messenger, era Nicolás, respondió diciendo:

— Hola.

—Hola Clara, disculpa por no escribirte anoche, estuve muy ocupado— mintió él.

Ella sintió un fresquito al saber que allí estaba él escribiendo, ¿cómo sería escuchar su voz? De seguro era profunda, de hermoso color.

— Hola, te extrañé— dijo sencillamente y empezó a sollozar— estoy triste.

— ¡Clara! ¿Qué pasó? ¡No me digas que me extrañaste tanto que te sientes así— trató de bromear, aunque notó que había algo serio en la vida de ella.

— Tuve un día horrible ayer, necesitaba hablar con alguien, pero estoy bien hoy, disculpa solo soy una tonta — dijo con voz más calmada.

— ¡No te expreses así de tí!— exigió con firmeza el—¡No eres ninguna tonta! Fui cruel al no escribirte anoche, por eso me arriesgué hoy a llamarte, a pesar de que es en la mañana — dijo él tratando de ser amable con ella.

— ¡Gracias!— dijo ella.

— ¿Qué sucedió ayer que te puso tan triste?— quiso saber.

— Gajes del oficio — respondió ella— una discusión sin sentido me sacó de mis casillas, pero ya todo está bien.

— No creo que estés tan bien, — dijo él, está vez preocupado realmente.

— Es que no tengo amigos, tu eres el único que tengo, quizás eso me hizo reaccionar así — explicó ella.

—¡No lo puedo creer! ¿Cómo que no tienes amigos? ¡Debes tener muchos!— refutó él.

— ¡Pues no es así!— reafirmó ella.

—¿Dónde vives, Clara?— preguntó él.

— Lejos de tí— respondió ella.

— Existen aviones— dijo él.

— ¿Tomarías un vuelo para venir a verme?— preguntó ella emocionada.

— ¿Por qué no? Somos amigos— respondió él con seguridad.

— ¡Gracias Nicolás! ¡Eres tan amable!— dijo ella — un día de éstos planificamos conocernos, hoy no.

— ¡Es una promesa, recuerda eso!— dijo él.

Hablaron unos minutos más, pero él debía ir al trabajo, se despidió a duras penas, ese día por una extraña razón no quería dejarla sola, prometió llamar nuevamente en la noche; Clara después de hablar con él se sintió más animada.

—«¿Cuántos años tendría Nicolás?» pensó.

«¡Clara! ¿Qué te pasa? Deja de pensar tanto, se dijo».

Pero era tan agradable tener con quién hablar, Álvaro estaba siempre tan amargado, ni la miraba, muchos menos hablar con ella, se sentía tan sola, sacudió su cabeza para alejar pensamientos, necesitaba centrarse en su rutina diaria.

«—Ya en la noche hablaría de nuevo con su amigo.

Sonrió al pensar en él; vio hacia el cobertizo, donde Álvaro pasaba su tiempo, suspiró meneando su cabeza de un lado a otro en gesto de desaprobación»

Nicolás, después de cerrar la llamada de messenger pensó:

—«¡Desgraciado de Miguel! ¿Acaso tenía razón? Será que Clara estaba a su medida? ¿Y si estuviera casada? —¡Hey Nicolás! ¿Qué te pasa? ¡Estás volando con tus pensamientos!

Se esforzó por centrarse en su trabajo; de vez en cuando sonreía para sí mismo, dejando volar sus pensamientos, ya esa noche volvería a hablar con ella, así saldría de toda duda, sobre su vida personal.

Clara tuvo un día más tranquilo arreglando sus plantas, peinó su cabello hasta sacarle brillo, el único lujo que podía permitirse, no tenía para una peluquería.

En cambio Nicolás había tenido un día bien complicado, lleno de reuniones, ya casi eran las 6 de la tarde cuando se reunió con Miguel, habían quedado en ir a tomar unos tragos y conversar de cómo iba su reto, para luego llamar a su chica.

— «Mi chica»— suspiró emocionado—

Bajó al estacionamiento para ir a encontrarse con su amigo, iría con cuidado con ésto del reto Clara; estaba seguro que Miguel se iba a burlar de él si le refería que estaba pensando mucho en ella, ya quería ver cuál sería el próximo paso a seguir. Al llegar al lugar de encuentro, vió a su amigo instalado en la barra y libando un buen whisky, se acercó saludando con una palmada en la espalda

—¿Cómo va tu reto?— preguntó Miguel al verlo.

—Pues, ¡no me va tan mal!— respondió Nicolás evasivo.

—¿Has logrado contactar a alguna fémina?— preguntó su amigo.

—Una que otra ha caído—respondió Nicolás sin comprometerse.

—Uhmmm,—replicó Miguel,—mi querido amigo, si no te conociera tan bien, diría que hay algo, que no deseas decirme, corrígeme si estoy equivocado.

Nicolás, respiro fuerte y rodó sus ojos en un gesto de fastidio, defendió su posición:

—Migue— dijo— el rumbo que está tomando este reto, no me gusta mucho, conocí una chica en las redes, es una mujer divina, se llama Clara, pero no sé si será real, hemos hablado por varios días, ¡me gusta y ni siquiera la conozco!

—¡Jajaja jajaja jajaja!— rió de buena gana su amigo — ¡caíste mi amigo! ¿Qué te dije? ¡Esas redes son peligrosas, te atrapan, como en una red real ya no tienes escape!

—¡Pues yo no soy ningún imberbe Migue—dijo Nicolás molesto —si accedí a tomar este reto, es por tu insistencia, para demostrar que no pasaría nada con esto, nadie me va atrapar; ¿entendiste? —dijo con fiereza.

—Amigo mío, yo solo esperaré a ver pasar tu cadáver, jajaja jajaja!,—riendo nuevamente Miguel.

—¡Ya déjame en paz!—exclamó Nicolás, riendo también —hoy he tenido un día súper agotador, deseo relajarme, mañana temprano salgo en un viaje de negocios, estaré unos 3 días bien complicados.

—¿Vas a hablarle ésta noche?—preguntó su amigo.

—Pues pensaba hacerlo, pero estoy reconsiderandolo — dijo con fastidio,— creo que dejaré pasar unos dias sin hablarle.

Miguel se quedó mirando a su amigo y dijo:

— ¿Vas a ser más interesante el encuentro? ¿Piensas crear expectativas?

—Realmente, no sé si deseo seguir con este absurdo—dijo pasándose las manos por su cabello en gesto de preocupación.

Su amigo lo observó, conocía muy bien a Nicolás, sabía que había algo que le preocupaba, no quiso seguir, habló de cualquier cosa dejándolo en paz. Era muy tarde, Clara revisaba las redes, había conversado con sus hijos.

Samantha su hija mayor le había invitado al cumpleaños del primer año de su pequeña, quedaron en verse el sábado muy temprano en la casa de ella.Vió que Nicolás no cumplió la promesa de escribir esa noche.

—«¿Pasaría algo?— se preguntó—quizás tuvo un día complicado, se habría quedado dormido, no sabía a qué se dedicaba su amigo virtual; desde que había aceptado la amistad, hablaban de muchos temas, menos la parte personal,la próxima vez que hablasen iba a indagar más sobre él».

Sólo tenían un amigo en común, pero era muy tarde, le daba pena molestar, mañana intentaría llamar a Susana y averiguar algo sobre él.

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