Mi historia...

Cap 5

Mi historia…

—No me estoy burlando, eres aún muy joven, en serio—dijo él—¡Te ves genial! Eres muy bella mujer! Empezaste muy joven a ser madre, imagino.

—Gracias de verdad—respondió ella— sí a los 16.

—¿Y tu esposo no se molesta por qué estás hablando con un amigo?— dijo —¿por estar a esta hora metida en las redes?—¡Yo estaría celoso!

—¿Álvaro?—dijo Clara,—a él no le importa si estoy viva o si muero—dijo con tristeza.

—Así se llama tu esposo ¿Cómo es eso?—replicó Nicolás— ¿Están separados? Y disculpas por mí intromisión!

—Separados, como tal no—dijo ella—es un poco engorroso hablar de esto.

—Entiendo, se que soy un desconocido—dijo él— Voy a entender que no quieras hablar de tu privacidad conmigo.

—No, no es nada de eso—dijo Clara—tardaría bastante tiempo contarte; es una larga historia, no deseo aburrirte.

— ¿Aburrirme? Tu nunca serás aburrida para mi cariño; empieza querida— dijo él— soy todo oídos, eso sí deseas confiar en mí.

Ella suspiró y dijo:

—Álvaro no me quiere Nicolás, siempre me ha echado en cara que me embaracé para arruinarle la vida, cuando empezamos a salir acababa de terminar el bachillerato, él tenía tantos planes, metas, sueños, yo sé que los arruiné.

—¡Por favor, no digas eso!— le aconsejó él— nadie arruina la vida de otro, se enamoraron y hubo consecuencias, él tenía que responder, eran dos.

— Él me lo dice siempre, que ya me lo creo, no quería ser maestro de escuela, pero terminó dando clases— continuó ella.

— Te sigo cariño— dijo Nicolás.

—Él ya estaba en la universidad, cambió de carrera para poder generar ingresos para los dos; fue duro para ambos, estudiar al mismo tiempo, aunque él iba más adelantado en su carrera.— siguió ella—Estudié Finanzas y él se especializó en Matemáticas; debimos aprender a lidiar con la llegada de nuestra primera hija, pronto empezó a trabajar en un buen colegio, estaba siempre hablando de sus sueños, quería trabajar hasta jubilarse, luego invertir todo lo ahorrado en un negocio; creo que te estoy aburriendo te con mi historia.

—¡No Clara! Te juro que estoy muy atento a lo que me escribes—dijo él— ¡Sigue por favor!

—Bueno sólo unos minutos más —no quiero acostarme tan tarde.

—¡Está bien!—dijo él—usted manda!

—Sucedió que después de más de diez años de estar enseñando, un día una alumna vino hasta él, le pidió ayuda con la materia, él accedió a ayudarle, pero ella empezó a abrirse la blusa, le propuso tener sexo a cambio de que le ayudara a tener buena nota en la materia— contó Clara— y pasó lo peor, obviamente que Álvaro se negó rotundamente, ella salió muy enojada del salón de clases, amenazando con arruinarle la vida, él no hizo caso de la pataleta de la chica.

—Sigue, me tienes anclado!—refirió Nicolás—

Clara sonrió con tristeza al recordar aquel episodio y continuó:

—La chica buscó a varias amigas, creó una versión totalmente contraria a lo que realmente había sucedido, Álvaro fue expulsado, le quitaron su licencia de enseñanza, se quedó sin sueldo, sin derecho a jubilación digna—recordó ella—era eso o la cárcel,—suspiró.

—¿Y no hubo alguna joven dispuesta a defender a tu esposo?—preguntó él — ¡Qué injusticia tan bárbara!

—Sí, fueron muy injustos con él, a partir de allí—dijo ella—empezó a quejarse más por todo, la amargura dió paso y su carácter empeoró, despreciando cualquier otro tipo de trabajo—dijo ella.

—Debió ser duro para él, Clara—dijo Nicolás.

—Si, pero no quiso canalizar su rabia y su frustración— dijo ella—pagando con nosotros toda lo que sentía por dentro.

—Te entiendo—dijo él—toda la familia pagó el precio mi amiga.

—Sí, de alguna manera,—dijo ella— al principio las peleas eran frecuentes, subidas de tono—recordó con amargura—ahora, nos ignoramos abiertamente

—Que difícil ha debido ser para ti esta situación Clara— dijo él con empatía.

—Al principio lo fue—recordó—pase a ser el proveedor de la familia de un tirón, pues él prefirió encerrarse, rumiar su rabia,en vez de hablarlo conmigo.

—Que complicado es tu esposo—le dijo él—¿Ya tenían los 3 hijos?— le preguntó.

—Si —dijo Claire—la mayor tenía 9, el segundo 8, la más pequeña 6, mis pobres hijos tuvieron que sufrir los estallidos del carácter de Álvaro.

—¡Pero lo has hecho muy bien!— le alabó él— tus hijos ya son adultos; ¿viven contigo?— quiso saber.

— No, ninguno vive en casa, la mayor está casada, es la madre de mi nieta— sonrió ella con ternura—tiene apenas 1 año,los otros dos apenas cumplieron 18 se fueron a vivir solos,no lo soportan, solo yo estoy aquí; siempre traté de que entendieran lo que su padre estaba pasando, pero no fue así.

—¡Eres una mujer maravillosa!— exclamó él con admiración— no has tenido una vida fácil, aún así saliste adelante con toda esa situación, cariño.

—Gracias, eres muy dulce al decirme eso— dijo ella— aunque es ya, una etapa superada.

—¡Me encanta hablar contigo Clara! Eres una mujer muy hermosa, inteligente, con mucha fortaleza—dijo él—me hubiese gustado conocerte muchos años atrás.

—¿En serio?—dijo ella—eres tan amable, hubiese sido interesante, pero dudo mucho que pudiéramos coincidir.

—¿Por qué lo dices?—preguntó él— las probabilidades se pudieron haber dado, ¿no crees?

—Pues desde mi punto de vista no,—dijo ella—según nuestra amiga en común, aunque no te conoce personalmente, dijo que eras un millonario.

—¡Caramba! Eso dijo?—preguntó divertido.

— ¿Está equivocada?—preguntó ella

—No me va mal querida— le dijo

Ella dijo:

—¿Ves? —¡Somos de mundos muy diferentes!

—¡Bueno, bueno!—dijo Nicolás— ¡Mejor no hablemos de clases sociales! Soy un hombre trabajador que le va bien,eso es todo.

Ella dijo:

—Está bien, sabes, tengo sueño; hasta mañana

—¡Hasta mañana Clara!—respondió él— también estoy cansado.

—¿Qué haces?—entró Álvaro a la habitación—¿Estás otra vez, perdiendo tu tiempo?—le atacó.

Ella giró su cabeza lentamente y lo miró de frente

—¡Acaso no puedes tocar a la puerta! ¿Qué es lo que quieres ?— preguntó enojada—¡Es mi espacio, mi tiempo, yo decido si quiero perderlo o no! ¿Está claro?

Él le respondió diciendo:

—¡No te la pasas echándome en cara todo el tiempo que pierdo en la forja!—dijo Álvaro—tú también te metes en mi vida; ¿O no?

—¡Mira, no sé si estás consciente del lugar donde estamos—le recordó ella —si tienes algo que reclamar, o discutir; ¿puedes esperar a que lleguemos a nuestra casa?

—¡Yo solo te preguntaba!— dijo él—¡Tampoco es para que te enojes, ¿puedo dormir?— preguntó irónico.

—Allí está tu espacio en la cama—dijo Clara—Ya puedes ocuparlo, que conste que dormimos en la misma cama por estar donde Samara.

—¡Gracias! —respondió él con ironía—¡Eres tan amable!

—¡Lo mismo que tú! ¡Ya déjame en paz, duérmete!—manifestó ella.

Él no dijo nada, se metió en la cama dándole la espalda, en cambio ella derramó gruesas lágrimas que corrieron por sus mejillas, no eran lágrimas de dolor, eran de frustración, de tristeza; le fastidiaba sentir cómo él, siempre terminaba tratándola con cinismo, siempre la culpaba de todo lo que él había vivido; poco a poco fue venciendo el cansancio, hasta quedarse profundamente dormida.

Nicolás se había quedado pensando en Clara, no era felíz, necesitaba rescatarla de aquel hombre, ella debía saber que aún tenía oportunidad de ser feliz. Se sorprendió con sus propios pensamientos y se dijo:

«—¡Hey, estás como volando mijo! Está casada, ¡no hagas planes!»

Cuando ella abrió los ojos, eran poco más de las siete de la mañana; ¡Wow, se había quedado dormida! volteó hacia donde estaba Álvaro, el espacio en la cama estaba vacío, vio a su alrededor y afinó el oído para ver si escuchaba la ducha, no, él ya se había levantado y salido de la habitación.

—¡Buenos días! —Saludó Clara a quienes estaban en el comedor de la casa.

—Buenos días mamita—respondió Samara—¿Descansaste?

—Si, de hecho se me pegaron las sábanas— dijo sonriendo; ¿Has visto a tu padre?—preguntó

—¡Oh sí!—respondió su hija— creo anda dando vueltas por ahí.

—¿Desayunó?—preguntó para saber.

—Pues cuando bajé—dijo Samara—lo vi andando en la parte trasera de la casa; y no, no ha entrado a desayunar.

—Iré a ver si va a desayunar—dijo con resignación.

—Yo, lo dejaría tranquilo mamá—dijo su hija con fastidio—ven y desayuna conmigo ya deja a papá que siga con su vida.

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