Los días pasan rápidamente y Castell no ha tenido ni el tiempo ni la oportunidad de acercarse a Abigail. Se siente disgustado con su hermana, que decidió mudarse con Elliot, un hombre al que aún no le ha revelado su verdadera identidad. Castell no comprende tanto misterio y, como policía y hermano, siente que su deber es proteger a Becky. Sin embargo, en un par de días planea revelarle a Abigail la verdad sobre Max, un momento que espera con ansias. A medida que se acerca ese día, la tensión entre su deber y sus sentimientos se intensifica, y deja a Castell en un estado de incertidumbre.Becky llegó al apartamento de Castell con una sonrisa nerviosa, lista para hacer las paces.—Hola, hermano —dijo, acercándose a él. —Quiero que sepas que Elliot es un buen hombre. No tienes de qué preocuparte.Castell la miró con aprensión, cruzando los brazos.—¿Cómo no voy a preocuparme? —respondió, frunciendo el ceño. — Prácticamente es un extraño. Lo único que sé es que se llama Elliot y hay mucho
Llegó el día del bautizo de Valentino y Stefano, los adorables gemelos de Abigail y Max. La mansión, meticulosamente preparada para este evento especial, contaba incluso con una pila bautismal instalada en el exterior para facilitar el traslado de los bebés. El jardín lucía espléndido, decorado en tonos blancos y dorados, y creando un ambiente perfecto para la celebración. Abigail se movía de un lado a otro, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar y de que todo estuviera listo para ese día tan significativo.Velozmente, Abigail miró hacia la puerta y vio a su padre bajar de la camioneta junto a Max. Sin pensarlo, corrió hacia él, dejando atrás sus preocupaciones.—¡Papá!Se lanzó a sus brazos, sintiendo esa mezcla de amor y admiración que siempre la había llevado a perdonar sus errores.—¡Hola, mi niña! Te he extrañado.—Yo también, papá. Este día es especial y me alegra que estés aquí.Su padre sonrió y, en ese instante, todo lo demás se disipó.*****Minutos más tarde
Abigail observó con atención la acalorada discusión entre Francesco y Norah, sintiendo que había algo más profundo detrás de sus palabras. Intrigada, se acercó a Max y le comentó lo que había presenciado. Max, con una actitud despreocupada, le explicó que esas discusiones eran parte de la dinámica familiar, algo normal entre ellos, especialmente porque Norah lo había criado como si fuera su propio hijo. Sin embargo, Abigail no podía sacudirse la sensación de que había tensiones ocultas en su relación. Aunque Max intentó tranquilizarla, sugiriendo que al final siempre se reconciliaban, Abigail decidió seguir observando, convencida de que había algo más en juego de lo que parecía.—Oye, Max, ¿te diste cuenta de cómo discutían Francesco y Norah? Se notaba que había algo más que una simple pelea.—Sí, lo vi. Pero no te preocupes, eso es normal entre ellos. Siempre han tenido sus diferencias.—¿Normal? No sé, me parece que hay algo más profundo. Sé que Norah te crio como a un hijo, pero a
Becky, al ver a Elisa en la fiesta, no pudo evitar acercarse a ella con una expresión de sorpresa en su rostro.—¡Elisa! —exclamó Becky. — No sabía que estaría aquí. Es la novia o amante de Damon, mi hermano.Elliot, que estaba cerca, se quedó paralizado al escuchar el nombre de Damon Castell. Se puso pálido como la muerte y, en un instante, el pánico se apoderó de él.—¿Tú eres hermana de Damon Castell? —preguntó Elliot con la voz temblorosa.Becky, al ver la reacción de Elliot, respondió con rareza:—Sí, es mi hermano.Elliot sintió que el mundo se le venía abajo. En su mente, las piezas comenzaron a encajar y se dio cuenta de que se había metido en la boca del lobo al enamorarse de la hermana de un policía, y no cualquier policía, sino el enemigo número uno de la organización Lombardo. Su corazón latía con fuerza mientras imaginaba las posibles consecuencias de ese descubrimiento.«Esto no puede ser bueno», pensó para sí, sintiendo cómo la ansiedad lo invadía.Becky lo miró con rec
En la sala de reuniones de la organización, la atmósfera era tensa. Todos los miembros de confianza estaban presentes y la preocupación por la situación de Becky pesaba sobre ellos. Elisa, visiblemente nerviosa, se sentó en el borde de su silla, consciente de que su descubrimiento podría poner en peligro a todos.Elliot, con el rostro pálido, rompió el silencio.—No podemos permitir que Becky hable con Damon. Si ella lo menciona, todo estará en peligro —dijo Elliot con voz temblorosa de angustia.Max, que estaba al mando de la reunión, asintió.—Exactamente. Necesitamos actuar rápido. Tú eres la implicada aquí, Elisa. Becky te vio en la fiesta y, si se lo cuenta a Castell, podría conectarte con la organización Lombardo.Elisa tragó saliva, sintiéndose atrapada.—Lo sé, pero no puedo simplemente desaparecer. Tengo que seguir en el FBI, es mi trabajo. Si me expulsan, levantarán sospechas.Elliot, que sintió que la situación se le escapaba de las manos, intervino.—¿Y qué pasa con Becky?
Al día siguiente...Becky se encontraba en una encrucijada desgarradora: por un lado, el amor ardiente que sentía por Elliot, un amor que la hacía sentir viva y deseada; por otro, la lealtad hacia su hermano, quien solo quería lo mejor para ella. La lucha interna la consumía, mientras su mente se debatía entre la pasión que la unía a Elliot y la lealtad que sentía hacia su hermano. ¿Podría aceptar la verdad sobre la vida de Elliot y seguir amándolo, o el peso de su pasado y su conexión con la mafia serían demasiado para soportar? La angustia la invadía y, cada día que pasaba, el peligro se acercaba más, amenazando con destruir no solo su amor, sino también su vida. Becky sabía que debía tomar una decisión, pero el amor que sentía por Elliot la mantenía atada a él, incluso cuando la realidad se tornaba cada vez más oscura.Becky se sentó en la mesa de la cafetería, con la mirada perdida en su taza de café. Abigail, notando su distracción, le tomó las manos con ternura.—Becky, cuéntame,
Abigail salió del aula con el corazón acelerado, aún temblando por la conversación con Damon. Con las manos nerviosas, guardó el sobre y el pendrive en el bolso, sintiendo el peso de la verdad que contenían. Se acercó a su amiga Becky, tratando de ocultar la tormenta de emociones que la invadía.—Lo siento, Becky, pero tengo que irme. Se me ha presentado una emergencia —dijo, evitando dar detalles.En realidad, su único deseo era estar a solas, poder examinar las pruebas que Damon Castell le había entregado, aquellas que revelaban que Max no era el simple CEO que todos creían, sino un mafioso que había amasado su fortuna de manera oscura y engañosa.*****Minutos más tarde, Abigail llegó a la mansión y sintió que era el momento perfecto para descubrir la verdad que se había estado ocultando tras la fachada de Max. Norah no estaba en casa, había salido a hacer las compras y había dejado el camino despejado. Solo las niñeras y los niños se encontraban en la parte de arriba, mientras que
Abigail se conmovió profundamente ante la confesión de Max y sintió cómo su corazón se abría a la vulnerabilidad que él mostraba. A pesar de la rabia y el dolor que había acumulado, el amor que aún sentía por él era tan fuerte que le resultaba imposible no comprender su lucha. Cada palabra que él pronunciaba resonaba en su interior y su mente se llenaba de recuerdos de los momentos felices que habían compartido, de las risas y los sueños que habían construido juntos. En ese instante, la imagen de su familia, unida y feliz, se dibujó con claridad en su mente y se dio cuenta de que, a pesar de los errores y las confusiones, había algo genuino entre ellos, algo por lo que valía la pena luchar.Entretanto, Castell y Elisa, con sus manipulaciones y maquinaciones, se estaban convirtiendo en los antagonistas de esta historia de amor. Su intención de separar a Max y a Abigail estaba fracasando, ya que cada intento de dividirlos solo servía para fortalecer el vínculo que los unía. Max y Abigail