Lentamente, la princesa Elaine abrió los ojos, encontrándose en una hermosa habitacion bien iluminada. No era la suya, pero tampoco se trataba de la del príncipe Damino.Ella se incorporo con cierta dificultad, sintiendo como cada musculo de su cuerpo gemia de dolor, por aquel esfuerzo.Lo primero que hizo, una vez que se encontró sentada en la cama fue llevar las manos a su vientre, intentando encontrar cualquier pequeña señal que le indicara que la vida allí seguía latiendo. Pero no encontró nada, simplemente se encontraba ante un campo vacio.La amargura y el dolor la abrumaron, mientras se rodeaba a si misma en un fuerte abrazo y comenzaba a sollozar en silencio.Al oir aquellas lagrimas y el gimoteo, la puerta del cuarto se abrió, y Ambar ingreso al lugar con el corazón desbocado y la mirada desesperada. La bella sirvienta corrio hasta Elaine y sin pensarlo dos veces la rodeo en un fuerte abrazo.—Estas bien… estas viva—susurro la sirvienta contra el oído de la princesa.Aquellas
Las palabras del príncipe Damino golpearon con total violencia a Elaine. Impactandola completamente. Tanto fue asi, que la princesa sintió como el oxigeno se esfumaba de sus pulmones y la sangre se congelaba en sus venas.Durante algunos instantes, ella se quedo petrificada, igual que una hermosa escultura de piedra, como la que se encontraba sobre la tumba de la reina. Un pitido sordo resonó en sus oídos, semejante a un ruido blanco.Por algunos instantes, la princesa Elaine se sintió desfallecer, creyó sentir como moria lentamente, tras el correr de cada segundo. Pero no murió, ella simplemente estaba en shock. Totalmente conmocionada ante la noticia.Damino ya lo sabia, el sabia todo gracias a Azriel.Algo en el pecho de la princesa se hundio profundamente, mientras ella tragaba el nudo que se envolvía alrededor de su garganta. Otra vez ella habia estado varios pasos por detrás del audaz complice del mal. Nuevamente ella habia perdido la ventaja contra Azriel.—Damino yo…—comenzó
Las palabras de Damino fueron tan dolorosas como si su propia vida le fuera arrebatada. El oxigeno dejo sus pulmones mientras las lagrimas que tanto habia luchado por reprimir ahora simplemente se deslizaban por sus mejillas afiladas, igual que una catarata torrencialmente embravecida.Elaine observo al hermoso hombre ante ella, al amor que una vez le habia profetizado, que una vez le habia jurado y comprendio que no habia sido real. Nada de eso, ninguna de sus caricias, besos o abrazos, todo habia sido una enorme y hermosa ilusión. Todo era falso, porque ella lo era.—Damino…—comenzó a decir ella con la voz rota, al igual que su corazón—, lo lamento.El príncipe de mirada oscura y cabello dorado como el sol avanzo hacia ella, un paso mas, acortando la distancia que separaba sus cuerpos, pero no lo suficiente para que estos se encontraran y fundieran en uno, uniéndose en un abrazo.Pero el guardo las distancias entre ellos, comprendiendo que si se acercaba un poco mas, acabaría cedien
Azriel habia imaginado un sinfín de situaciones posibles. Desde la absurda posibilidad de que Elaine finalmente lo amara, hasta la idea de que Damino lo asesinara. Sin embargo, en su mente, jamás habia contemplado la posibilidad de que la mismísima Elaine empleara un arma en su contra, mucho menos aun que se atreviera a colocarla contra su garganta.El la habia escuchado llegar al lugar, y por sus pasos pudo intuir que no estaba para nada feliz. Pero de el enojo al intento de asesinato habia un largo y arduo camino por recorrer.Y aun asi, a pesar de toda adversidad, ahí estaba ella, con los labios oprimidos contra el oído de Azriel, mientras lo mantenía recto con el cuchillo presionado contra su garganta.—Date por muerto, Azriel—siseo ella contra su oído.El hermoso hombre podría haber gemido ante aquel contacto, por mas nocivo que resultara. Pero la calidez del aliento de la princesa, su mano al tono en su voz. Azriel bien podría estar en un sueño, de no ser por el cuchillo contra
Elaine escucho cada una de las palabras que Azriel acababa de decir, y durante algunos instantes ella simplemente se quedo allí de pie, rigida, incapaz de creer lo que sus oídos acababan de oir. Sin embargo, cuando el shock inicial comenzó a ceder, una abrumadora sensación se apodero de ella.De manera abrupta y sorpresiva, sin poder evitarlo, Elaine comenzó a reir de manera estridente y luego sarcástica. Tanto asi, que sintió como todo su cuerpo dolia ante la risa que lo atravesaba igual que un trueno aniquilador.Las lagrimas ya no le eran suficientes para expresar todo lo que le ocurria, todas las emociones que la conmocionaban por completo. Por ese motivo, ella comenzó a reia de aquel modo que generaba verdadero terror en cualquiera que la observara por algunos instantes.Azriel retrocedio un paso hacia atrás, sintiendo como, de alguna manera, con el peso de aquella risa sarcástica, el dolor se arremolinaba dentro de el. Siendo semejante a la decepción.De todas las respuestas que
Ante el grito desesperado de aquel guardia, Damino volvió el rostro en aquella dirección, pero no logro hacer nada para impedir el impacto de la flecha.Para fortuna de todos ellos, en especial para el príncipe, la flecha le dio en el hombro, esquivando todo órgano sensible. Aquel error en el tiro le dijo al príncipe dos posibilidades: O su rival era pésimo disparando, o simplemente deseaba advertirles para que se vayan.Cualquiera fuera la respuesta, el príncipe Damino no iba a dar su brazo a torcer.Con velocidad y elegancia, el descendió de su caballo, buscando refugio cerca de unas rocas, al mismo tiempo que desenfundaba su espada.Solo necesito lanzar una mirada a sus soldados para ver que algo andaba mal allí. Cundo uno de ellos se precipito para seguir los pasos del príncipe, cuidando su retaguardia, este rápidamente fue sometido por otro de sus hombres, quienes lo asesinaron en menos de tres pasos.Damino parpadeo espantado, comprendiendo muy lentamente lo que allí estaba ocur
Azriel:La sonrisa de Azriel ilumino cada pequeña parte de su rostro. Despues de tanto tiempo, finalmente la felicidad llegaba hasta el.Aquel dia en particular se habia despertado de malas, puesto que un sueño le habia recordado que no era príncipe, no tenia títulos ni tierras, y la mujer que amaba no le correspondia. Sin embargo, fue cuestión de tiempo hasta escuchar la noticia que su mano derecha le traía.Habian pasado dos días desde que el príncipe Damino habia desaparecido, dos días en los que no se sabia absolutamente nada de su paradero. Todos temian lo peor, aunque nadie lo decía realmente. Todos se estaban preparando para aquel momento a excepción de dos personas en ese castillo.El rey seguía convencido de que su hijo regresaría, y la princesa ayudaba a mantener las esperanzas del hombre firmes, igual que las de ella. Ambos parecian consolarse en el recuerdo del príncipe, convencidos fieramente de que Damino volvería tarde o temprano, demorado en su búsqueda probablemente.
Las palabras impactaron y derrumbaron a Elaine, acabando con la poca esperanza que aun habitaba dentro suyo. Si el rey, el mismísimo padre de Damino ya habia nombrado un nuevo heredero a la corona, eso la dejaba a ella como una tonta sentimentalista.Aun asi, Elaine preferia mil veces ser una tonta sentimentalista con el recuerdo presente de Damino, a enterrarlo en lo mas profundo de su corazón para luego simplemente perder la llave.Sin embargo, cada palabra que salia de los labios del rey le dolían de un modo inconmensurable, casi bestial. Ella simplemente sentía aquello como la mas cruel de las traiciones. Su vida ya habia sido reescrita. Y como si se tratase de una especie de terreno o propiedad, ella habia sido asjudicada a un nuevo propietario.El simple pensamiento de imaginar a otro hombre tocándola o intentando tomarla le generaba repulsión y ganas de llorar. Aun amaba a su príncipe de oscura mirada, aunque este ya no habitara en ese mundo.Luego del aununcio del rey, el rec