Las palabras impactaron y derrumbaron a Elaine, acabando con la poca esperanza que aun habitaba dentro suyo. Si el rey, el mismísimo padre de Damino ya habia nombrado un nuevo heredero a la corona, eso la dejaba a ella como una tonta sentimentalista.Aun asi, Elaine preferia mil veces ser una tonta sentimentalista con el recuerdo presente de Damino, a enterrarlo en lo mas profundo de su corazón para luego simplemente perder la llave.Sin embargo, cada palabra que salia de los labios del rey le dolían de un modo inconmensurable, casi bestial. Ella simplemente sentía aquello como la mas cruel de las traiciones. Su vida ya habia sido reescrita. Y como si se tratase de una especie de terreno o propiedad, ella habia sido asjudicada a un nuevo propietario.El simple pensamiento de imaginar a otro hombre tocándola o intentando tomarla le generaba repulsión y ganas de llorar. Aun amaba a su príncipe de oscura mirada, aunque este ya no habitara en ese mundo.Luego del aununcio del rey, el rec
—Princesa Elaine de Midgreth, me alegra que este aquí—dijo el rey con tono cordial, sin embargo, por su forma de mirar y moverse estaba mas que claro que los nervios lo estaban consumiendo por dentro.La princesa hizo una breve reverencia que no alcanzo a arrugar su vestido, antes de caminar hacia ellos con pasos firmes.El primo de Damino, Fenrryr era demasiado similar a su primo. Tanto asi que el corazón de la princesa lloro al notar aquella boca gruesa, pero sin hoyuelos a los lados. El cabello también era dorado, pero de un tono un poco mas opaco, casi semejante al cobre, mientras que su mirada no era intensamente oscura, sino que era azul. Azul marino, tan brillante como dos diamantes.La princesa no pudo negar que el príncipe era como mínimo atractivo, sin embargo, no era su príncipe cruel. El no era Damino.—Buenos días princesa, es un honor conocerte—saludo Fenrryr, deslizando su mirada a los largo de todo su cuerpo.Elaine sintió el impulso de golpear su rostro, sin embargo,
Fenrryr:El lobo astuto sonrio con arrogancia y orgullo, viendo como Elaine se alejaba del lugar convertida en una furia. Es hizo que el príncipe recien coronado sonriera con amplia tranquilidad.Sin poder evitarlo, el observo el cielo, asumiendo que su primo se encontraba allí.—La voy a cuidar y proteger, Damino… te lo prometo—aseguro Fenrryr con un tono bajo, que solo el fuera capaz de oir, mientras trazaba una cruz sobre su corazón, sellando su promesa con su propia vida.Lo cierto era que desde que Fenrryr habia recibido la noticia de la desaparición y muerte de su primo Damino, el dolor y la tristeza lo habían abrumado. Todos susurraban leyendas y mentiras en relacion al príncipe de mirada furtiva e indiscreta, pero lo cierto era que el lo habia conocido muy bien a Damino.Sabia cual era el dolor que crecia en el centro de su pecho, y por encima de todas las cosas, el comprendía la bondad que habitaba en cada fibra de sus ser. Por ese motivo, no era de extrañar que Elaine lo def
Solo cuando la puerta de su propia habitacion se cerro ruidosamente a sus espaldas. Solo cuando la princesa avanzo lo suficiente hasta el centro del cuarto. Solo cuando ella se aseguro de estar completa y totalmente sola allí, se permitió derrumbarse.Las lagrimas, esas que habia estado reprimiendo con tanta desesperación, finalmente se deslizaron por sus mejillas afiladas, con una incistensia poco usual. Como si a su paso intentaran borrar las marcas y señales de dolor que allí perrcistian.Pero no habia modo ni forma alguna, la tristeza no solo anidaba en su rostro, en su mirada. Esta se habia apoderado de su corazón. Una bestia aterradora habia clavado sus garras en el centro de su pecho, destruyendo absolutamente todo a su paso.No existía modo alguno de que la paz volviera a su vida. No con Damino muerto… no con Fenrryr allí. Menos aun con Azriel asechando desde las sombras, en cada rincón del castillo.Damino estaba muerto, el habia sido asesinado, cada vez aquella idea le queda
Damino abrió los ojos lentamente, el se encontraba recostado en una cama de paja, con una gaza cubriendo su brazo. Le costo demasiado comprender donde estaba y lo que le habia ocurrido, hasta que finalmente, su mente comenzó a liberarlo de aquel estado latente de bruma.Fue recien entonces cuando noto que no estaba solo, sino que se encontraba en compañía de alguien mas. Una anciana estaba allí, observándolo directamente a los ojos con total atención.—Finalmente despiertas, príncipe—dijo la anciana con una sonrisa arrugada—. Dormiste demasiado… creo que tu mente necesitaba descansar incluso mas que tu cuerpo.Damino se medio sento, mientras observaba a la mujer a los ojos. El lugar era pequeña pero acogedor, si se dejaba de lado el mal olor que parecía putrificar todo el ambiente.—¿Quién eres?... ¿Dónde estoy?—pregunto el príncipe con los labios apretados.No fue hasta ese segundo en que el noto que el dolor que previamente habia poseido sus sentidos ahora simplemente se habia desv
Azriel: —Por Damino, por Marcos… por nuestro felices por siempre. Has que paguen. El capricho del hombre tiene un precio, y tu debes cobrárselo.—dijo Ambar, con un odio que era descomunal. Azriel escucho cada una de sus palabras, sintiendo como la sangre en sus venas se convertia en hielo. El la habia cagado de una manera desmesurada. Se habia dejado engañar por Ambar, por la m*****a criada. Se habia dejado seducir por ella, olvidando por completo todo lo que el le habia causado; jamás debió olvidarlo, de haber tenido presente aquello ella jamás lo habría logrado tomar por sorpresa. Ahora todo se habia ido al maldito demonio, ella le habia contado toda la verdad a Elaine, ella ya no volvería a confiar en el… a menos que actuara rápido. Azriel, y su astuta mente de zorro, se pusieron manos a la obra, mientras una leve sonrisa afloraba sus labios. Tenia que trabajar rápido, de un modo astuto y sin pie a fallo posible. Quizas, con un poco de suerte e ingenio el lograría matar tres pá
Elaine se atraganto al escuchar aquella noticia, mientras enderezaba su espalda y clavaba la mirada al frente. El rey en persona habia ido a darle aquel informe, con la esperanza de otorgar un poco de paz al alma devastada de la princesa.Sin embargo, muy lejos de concederle paz, aquella noticia le destrozo el corazón. Una semana, en una semana ella tendría que sepultar todos sus sentimientos hacia Damino, ella tendría que enterrarlo todo para poder seguir adelante.—¿Qué opinas, princesa?—dijo el rey al otro lado de la mesa, con una sonrisa en sus labios que no lograba iluminar sus ojos oscuros por la tristeza.Elaine se atraganto dos veces con sus propias palabras. Sin lugar a dudas no podía decir lo que pensaba al respecto, no sin ser expulsada de la corte o recluida en su habitacion… aquella idea no le desagradaba en lo absoluto, pero sin lugar a dudas necesitaba estar allí presente para ganar la mayor ventaja posible.—Creo… que es una idea maravillosa—se obligo a decir Elaine, e
Ambar:Ella estaba acomodando las ropas de dormir de una habitacion inutilizada. Aquello le parecía absurdo y una verdadera perdida, no solo de tiempo valioso, también de recursos. Pero las costumbres en el castillo eran esas, y ante las viejas costumbres habia muy poco que hacer para anteponerse.Cansada y fatigada luego de un largo y extenuantemente duro dia de trabajo, lo único que podía pensar era en retirarse a su cuarto en un par de horas. No soñaría, cuando estaba tan agotada rara vez lograba concebir algún sueño o pesadilla.Evitando pensar en la tristeza que aquello le generaba, ella simplemente doblo la ultima prenda de noche que le quedaba antes de dejar todo perfectamente acomodado a los pies de la cama y volverse hacia la entrada, con la esperanza de que su dia culminara.Pero ese no fue su destino.Alli, de pie en el umbral de la entrada se encontraba Azriel, observándola con aquella mirada especialmente repugnante. No necesitaba dar un paso o decir una sola palabra para