Marina Johnson.Me encuentro inmersa en mi tristeza,después del placer pasé al arrepentimiento,me duele mucho haber traicionado a Gema,ahora siento que fue un error regresar.Deambulo por la piscina en medio de la noche,di muchas vueltas en mi cama sin conciliar el sueño y recordé lo mucho que me relajaba la natación. Me quité la bata y me lancé a nadar despreocupada. Un momento después salí del agua y miré a la ventana de la habitación de Gema. Ví una silueta allí parada,juraría que era Gilbert, volví a mirar y no estaba,así que para no verle me escondí a un lado de la piscinaGilbert salió a buscarme y no deseaba hablarle. - ¡Marina! Gritó en medio de la noche luego caminó al jardín y yo aproveché la ocasión para escurrirme de su vista. A grandes pasos subí las escaleras de vuelta a mi habitación.“No me siento preparada para que hablemos de lo sucedido”-Fue lo que pensé en ese momento.Me quedé recostada de mi puerta con los ojos bien apretados tratando de no traer a mi mente
Marina sintió que todo le daba vueltas y retrocedió un paso para apoyarse en la pared y no perder el equilibrio.Apretó los labios y contuvo las ganas de vomitar hasta que no pudo más y salió corriendo a toda prisa apenas levantó la tapa del inodoro se descargó. Los pensamientos más negros le cruzaron por la mente:“No puede ser que tenga tan mala suerte,aunque si puede ser,hoy hacen tres semanas de mi pecado”Se lavó la cara y los dientes mientras observó su pálida tez en el espejo.El toque de la puerta le sacó de su meditación,era la voz de Gema que parecía algo angustiada.-Marina,¿te sientes bien?-Tengo un malestar,debe ser que me va a dar gripe.-Es una virosis porque Nathan está mal de su pancita y no para de llorar.-Vamos a la alcoba del bebé-.Pensó de inmediato que el malestar del niño se debía a que si estaba embarazada su leche podría hacerle daño.No pudo evitar sentir algo de culpa.Para Marina esa era su peor pesadilla,trató de pensar en otra cosa y se dedicó a cuidar
Gilbert Macallister.Mis ojos se clavaron en Marina, radiante en su vestido blanco. El tiempo parecía haberse detenido. La iglesia, con su aroma a incienso y flores, era un escenario perfecto para este momento que, a pesar de la felicidad que debía sentir, me provocaba una punzada en el corazón. Gema, mi esposa, apretó mi mano y me dirigió una sonrisa cálida. -Está preciosa, ¿verdad?-murmuró, y asentí con la cabeza, aunque mis pensamientos estaban en otro lugar.Llevaba a nuestro pequeño Nathan en brazos, su cabecita apoyada en mi hombro. Era como si lo tuviera ahí para recordarme lo que había ganado: una familia. Y sin embargo, una parte de mí anhelaba lo que nunca podría tener con Marina.La miré de nuevo, sus ojos brillando de emoción mientras intercambiaba miradas cómplices con Ethan. Recordé nuestros fugaces encuentros de amor,llenos de una pasión sin límites. Pero la vida, con su cruel ironía, nos había llevado por caminos distintos. Ahora, ella se casaba con otro hombre, y y
Marina Johnson. Ese momento fue devastador. Justo cuando Ethan y yo nos estábamos preparando para salir en nuestra luna de miel, recibimos la terrible noticia de que Gilbert había tenido un accidente. A pesar de amar a Gilbert, ese día había dado mi sí a Ethan por el bien de mi hermana y mi pequeño sobrino.La noticia del accidente de Gilbert me dejó sin aliento, sentí como si mi mundo se derrumbara a mi alrededor.Caí al suelo sin fuerzas, las lágrimas brotaban sin control.Mi esposo me levantó con ternura, tratando de consolarme en medio de tanto dolor.Todos nos dirigimos rápidamente al hospital, la incertidumbre y la angustia se apoderaron de mi ser.En contraste con mi desconsuelo, Gema, parecía estar más serena. Su rostro reflejaba preocupación pero, a diferencia de mí, no mostraba tanta desesperación. Mientras íbamos rumbo al hospital, los pensamientos confusos y los sentimientos encontrados inundaban mi mente, haciendo que la espera en la sala de emergencias fuera aún más a
-¿Los familiares del señor Macallister?-.El médico tenía una expresión grave.-Yo soy la esposa-. Respondió Gema de mala gana.-¿Se murió mi esposo? -No,el paciente se encuentra fuera de peligro y ha despertado.Lo vamos a pasar a una habitación para que lo puedan visitar.Las palabras del doctor fueron como un bálsamo para el alma angustiada de Marina. Agradeció al doctor mientras que Gema se adelantaba a ver a Gilbert. Se apresuró a seguir a su hermana,deseaba pasar junto a ella para verlo.Gema le dio un frío vistazo y ella retrocedio un paso.-Hermana,déjame verlo primero,al fin de cuentas soy su esposa y tú solo eres la cuñada.-Tienes razón,tal vez sea mejor que me vaya,tu marido ya está bien y no me necesitas.-Disculpa,no quise decir eso,me siento un poco irritada.-Anda a ver a Gilbert,yo lo veré después.El tiempo que esperó le pareció eterno,se esforzó en disimular la ansiedad ante su hermana.Apenas entró a la habitación se estremeció al ver su cabeza vendada y los moreto
En su habitación Marina daba rienda suelta a sus lágrimas,un hondo suspiro salió de su pecho.Desde que le dieron de alta a Gilbert la vida en la mansión se hacía insostenible,su mal carácter lo amargaba todo a su alrededor.La joven trataba de hacer el bien sin mirar o tomar en cuenta los reproches del caballero,trataba de pensar en la alegría de que pronto sería madre.Debía ser fuerte y seguir como si nada pasaba en la mansión,pero esa tarde en cuestión se dejó ganar por la melancolía y se derrumbó.Las duras palabras de Gilbert eran susurros acusadores en su mente,cerraba los ojos y todo lo que podía oír era:“Por tu culpa”.A veces se cuestionaba amar a un hombre como Macallister y ese día más que los anteriores,ella lo amaba y lo odiaba al mismo tiempo,cuando lo miraba recorrer la planta baja de la casa en su silla de ruedas a control remoto sentía pena por él.Los ojos le ardían de tanto llorar,estaba hinchada y su nariz muy roja como la de un pasado,no sintió cuando fue que se
Marina Johnson.El carácter de Gilbert cada vez era peor,el personal de servicio no lo toleraba,ese mes ya habíamos cambiado de enfermera por octava vez.Gema que tenía el deber de estar siempre a su lado,desaparecía a menudo sin dejar rastro.Esa mañana la hermosa terapeuta de nombre Amelia llegó más temprano.La chica no tardó mucho minutos con Gilbert,bajaba las escaleras con los ojos enrojecidos.-Señorita,Amelia.¿Sucede algo?-.No pude evitar preguntar.-Señora,Marina.Su cuñado es huraño y maleducado,si no me apresuró a salir de la habitación….Traté de pedir disculpas,pero ella estalló en llanto y no quedó más remedio darle su cheque de liquidación.Subí de prisa a la habitación de Gilbert y observé los pedazos de un jarrón en el piso.-¡Muy bonito!,otra que sale corriendo de tu presencia.-No tienes una puta idea de como me siento,Marina-.Su mirada de animal herido me estudió.-Entiendo tu impotencia por estar en esa silla de ruedas,más te aclaro que el mundo no tiene la culpa.
A tempranas horas de la mañana Marina se despertó,tenía que ir a la oficina,pero antes pasaría por el ginecólogo. Luego de desayunar se fue en su lamborghini,cerca del consultorio médico quedaba un departamento propiedad de la familia de Ethan.Al estacionar su Auto vio pasar el deportivo de Ethan en dirección a ese departamento.Esa mañana el ginecólogo había suspendido todas las consultas,así que Marina pensó en llamar a su esposo para indagar si todavía estaba allí.Sacó el celular y antes de que pudiera marcar el número de Ethan,sintió el ruido de un motor,era el auto de Gema.Sintió tanta curiosidad que estacionó su auto a las afueras del condominio.En efecto, miró los vehiculos de su hermana y su cuñado,se apresuró a entrar al edificio y su sorpresa fue tan grande que se detuvo en seco.Miró a la joven pareja darse un beso en la boca y entrar tomados de la mano.Ninguno de los dos pareció percatarse de la presencia de Marina,que no terminaba de recuperarse de la sorpresa.La