Momentos después ambas tomaron asiento en la banca del jardín.—Voy a contarte todo lo que sucedió, pero también tienes que ponerme al día contigo —solicitó observando al pequeño que aún sostenía Óscar.—Así lo haré —mencionó Yesi y la volvió a abrazar—. Me alegra que estés bien —dijo con sinceridad.Paula María procedió a narrarle lo que había vivido, así como lo que estaba por suceder. Pasó un rato entre los brazos de Yesi sintiendo su cariño y luego escuchó la historia de ella, ambas prometieron seguir en contacto cuando pudieran hacerlo.—Gracias por confiar en mí —Yesi limpió sus lágrimas—. Siempre contarás conmigo —mencionó.Pau suspiró.—También gracias por compartir tu historia, también cuentas conmigo —expresó y ambas volvieron a la fiesta.****Angelito desde lo alto de la resaladilla, sacó una espada que llevaba en sus juguetes y miró a las niñas.—Tenemos que seguir el mapa y encontrar el tesorito —refirió—. Debemos llegar a nuestro barco —ordenó—. Soy el capitán Juan de D
—¿Y tú por qué quieres casarte con Angelito? —cuestionó Lolita a Alexa.La pequeña presionó los labios. —Porque es bien bonito, además se ofreció a cuidarme, es muy valiente, super poderoso —expresó con inocencia. —Ya te dieron la respuesta que buscabas Óscar —comentó Alex sonriendo al escuchar a su hija—. Cariño, eres muy chiquita para pensar en novios, cuando seas grande podrás tener uno —mencionó con calidez. —Ni hablar, es mi yerno a partir de hoy —expresó sonriendo—, voy a llevarlo a brindar con mezcal —mencionó—, y también le daré trabajo de peón —indicó ladeando los labios.—Orgulloso deberías estar de mezclar la sangre real de los Duque con la tuya —dijo Gabo irguiendo su barbilla. —Vos debes estar feliz de tener una nuera tan preciosa como nuestra hija —intervino Samantha hablando con Gabo—, mi niña es una princesa —suspiró profundo. —Papá ¿podemos hablar? —Angelito golpeó un par de veces la pierna de Gabo para que lo mirara.Carlos Gabriel dejó a un lado la copa con mez
Puerto Escondido, Oaxaca.Semanas despuésDos días antes. Un fuerte incendio se anunció por la televisión, en donde se hablaba de víctimas mortales, la noticia corría por el estado, ya que se trataba de un albergue para mujeres desamparadas.Andy y Luna no podían dejar de pensar en la nota, dejaron a un lado sus portátiles y se acomodaron en el sillón del estudio.—Tenemos que hablar con mi papá, para ayudar al albergue —refirió Andy—, yo creo que podemos buscar en donde mover a los sobrevivientes y podemos colaborar en el comedor comunitario —sugirió.—Me parece buena idea —Luna respondió—, hay que buscar con las damas de sociedad que se haga una colecta para llevarles ropa y artículos de primera necesidad —mencionó .—Esa tarea de andar con la crema y nata, la haría muy bien la abuela —expresó con nostalgia—, pero como ya no está se la dejaremos a mi mamá —comentó Andrea.Álvaro tocó a la puerta, luego de que escuchó que podía pasar, ingresó tomado de la mano de Alondra, ambos lucía
—No lo sé —respondió sintiéndose incómodo con su presencia.Amanda dirigió su mirada hacia Alondra y la miró con resentimiento.—Tú me robaste el amor de mi hija —gruñó—tú me quitaste todo lo que amaba. —Miró a Álvaro y volvió a llorar.Alondra inhaló profundo, y se retiró de ahí para ir a una sala contigua evitando armar un escándalo. —Que te quede claro, que mi mujer lo único que hizo fue darle el amor que tu le negaste, la reconfortó, luego de lo que le hiciste —mencionó agitado—. Ella se convirtió en la madre que no supiste ser —refunfuñó.—Lo lamento —Amanda se acercó a Álvaro—, dejame llorarle a mi niña, por favor —suplicó—, yo la traje al mundo, aunque no lo creas la amé mucho —explotó y se acercó a él desconsolada.Luna miró aquella escena y se paralizó, después de siete años, finalmente la volvió a ver.—Salgamos de aquí —solicitó a Juan Andrés—, vamos por un café —dijo con nerviosismo.El joven miró a aquella mujer y frunció el ceño, recordó el pasado, y la vez que Luna esc
Andy ingresó en compañía de Juan Miguel a su casa, caminó por las escaleras de la residencia, para llegar a su habitación, encendió la luz y se lanzó sobre su cama cerrando los ojos, necesitaba del silencio de su hogar para encontrar la tranquilidad que necesitaba.—Gracias por traerme —expresó al chico que se encontraba parado sobre el umbral de la puerta—. Ven que no muerdo—. Palmeó su cama.Mike sonrió al escucharla. —No deseo que tus papás vayan a pensar mal —expresó con sinceridad, sin moverse del lugar donde se encontraba. —No te preocupes, ya tiene experiencia con Óscar y Sam —bromeó—. No vendrán en mucho tiempo —indicó con lágrimas en sus ojos y se sentó, mirándolo, ¿hace cuantos años no estamos aquí? —cuestionó esperando a que se acercara.Juan Miguel pasó hacia adentro, cerró la puerta de la alcoba y se sentó junto a Andrea, entonces la abrazó. —Hace mucho que no entraba a tu alcoba —expresó—, creo que la última vez aún tenías tus muñecos y varios juguetes regados —brome
Al día siguiente, una vez que los tres aterrizaron en el aeropuerto de Manizales, de inmediato subieron en un taxi que los llevaría fuera de la ciudad, hasta una sencilla finca que Gabo había rentado para su familia. Angelito observaba a través de las ventanas del auto la ciudad, y a medida que avanzaban notó cómo tomaban una carretera llena de vegetación. —Todas esas plantaciones son de café —le dijo Gabo al pequeño, y acarició la mano de Paula María para darle confianza, pues la veía nerviosa.Pau correspondió al mimo de Gabo, y entrelazó sus dedos a los de él, haciendo una ligera presión. Enfocó su mirada hacia el paisaje. Angelito inhaló profundo, percatándose del olor que desprendían los plantíos.—Huele muy rico, como cuando preparan café en las mañanas —comentó—. Está muy lindo, papá. —Suspiró profundo y luego comenzó a sonreír, divertido—. Dice mi abuela que está muy emocionada porque por fin podrá volver a ver a su bim…bollo —pronunció sin comprender—, al papacito Duque y a
—¿Tienes chocolates? —Angelito cuestionó y giró para verlo.Carlos ladeó los labios. —Veo que tenemos algo en común —expresó—, los tengo, pero están en los gabinetes de la cocina. ¿Quieres venir conmigo? —cuestionó. Gabito afirmó.—Está bien —respondió. —¿No te vas a ir, verdad? —cuestionó a su papá.Gabo sonrió y le acarició la mejilla. —Claro que no me voy a ir, esta también es mi casa —informó y lo bajó al piso—, ve con mi papá —indicó. —¿Por qué los guardas en la cocina? —cuestionó mientras elevaba su cabeza para mirar a Carlos.—Porque los tengo bien escondidos, luego tus tías se los comen todos —expresó sin dejar de verlo—, te gustan los superhéroes —comentó al notar su traje de hombre araña. Angelito sonrió y miró su traje.—Sí, tengo muchos trajes y muñecos —explicó—, a mis papás y a mí nos encantan, mi favorito es Spideman —informó—, cuando hacemos cupcakes yo los decoró con telarañas —refirió orgulloso.Carlos bajó del gabinete su caja de chocolates, puso atención a tod
Paula María se encontraba recostada en la hamaca de la terraza de su habitación, leyendo un libro, durante varios momentos sus ojos comenzaron a cerrarse y su cabeza a pesar, por lo que lo colocó sobre el suelo y se meció un poco. Su estómago, estaba hecho nudos ante el nerviosismo que sentía, al pensar en cómo les iría en la casa de los padres de Gabo, entonces escuchó con claridad las voces de ellos.—Ya llegamos —Angelito corrió hacia ella y estiró sus brazos para que lo subiera.Pau sonrió con cariño y lo abrazó.— ¿Cómo les fue? —cuestionó y dio un vistazo a Gabo.Carlos Gabriel sonrió. —Pues a alguien le fue de maravilla —expuso con alegría—, mi mamá por poco y pone el mundo a sus pies —bromeó—, y ni hablar de mis hermanas —expresó, y luego se aclaró la garganta—, y con mi papá, estuvo charlando, contándole de nuestra nuera. —Presionó los labios. Pau acarició la cabellera de su niño y besó su frente.—Me alegra mucho saberlo —mencionó. — ¿Te gustó la visita con tus abuelos?