Un par de semanas después que Gabo se mudó al apartamento de Pau, planeó una sorpresa para su pareja, para ello solicitó la ayuda de Sam y Óscar. Entonces aquella mañana se bañó con Angelito mientras Paula María preparaba el desayuno, luego de unos instantes vistió al pequeño con unos pantalones de mezclilla, una camiseta roja con azul con el logotipo de Spiderman, y le colocó unos zapatos deportivos del mismo superhéroe. Gabo también se vistió en colores parecidos al del niño, y de inmediato salieron hasta la cocina. Pau sonrió al observar a su hijo lucir hermoso, entonces recorrió con su azulada mirada el escultural cuerpo de Gabo, mordió su labio inferior al llegar a aquel firme pectoral, suspiró profundo y agitó su rostro dándose cuenta de que se veían similares.—Se ven muy bien —refirió y sonrió con cariño.—¿Te gusta la ropa nueva que me compró mi papá? —Gabito refirió—, y mis tenis tienen luces —indicó marchando un poco para que pudiera ver su mamá.—Están padrísimos —Pau
Gabo limpió con sus pulgares las lágrimas que rodaron por las mejillas de Pau, suspiró profundo la observó a los ojos. —No me lo dijo nadie, yo no lo hice, sino dos personas que desean verte desde hace mucho tiempo —expresó inhalando profundo. —¿Estás lista para reencontrarte con ellos? Pau colocó una de sus manos en su pecho, mientras que su rostro se desencajaba ante la sorpresa, su mirada se impactó al observar salir de la cocina a sus padres, gruesas lágrimas salieron y su cuerpo tembló. —Cariño —Álvaro refirió con emoción, mientras caminaba con su esposa de la mano. Al verlos acercarse Pau corrió hacia ellos, quienes la envolvieron entre la calidez de sus brazos, sin poder evitarlo los tres comenzaron a llorar. Paula María se dejó caer, al suelo, al tiempo que sus padres se inclinaron con ella, permaneciendo un largo rato así. —Me han hecho tanta falta —dijo con voz ahogada. —No más que tú a nosotros —Alondra respondió entre sollozos y acarició su rojizo cabellos. Luego d
Carlos Gabriel se hallaba revisando una facturas en su computador, estaba tan concentrado en su tarea, cuando las voces de dos mujeres interrumpieron su labor. —Señorita no puede pasar —informaba la asistente. —Yo no necesito tu permiso —dijo la otra mujer. Gabo se puso de pie, arrugó el ceño, al reconocer aquella voz, entonces caminó hasta la puerta, y la abrió. Resopló y apretó sus dientes al verla ahí. —Por favor, escúchame —suplicó. —No tenga nada que hablar con vos —rebatió él con firmeza. La mirada de Melissa se cristalizó, y la garganta se le secó. —Hazlo por los años que vivimos juntos —suplicó con la voz entrecortada. Gabo inhaló profundo, y negó con la cabeza. —No tengo tiempo, estoy ocupado —informó con seriedad. Melissa sin darle tiempo a reaccionar se aproximó a él, y se cayó de rodillas frente a él, lo tomó de las piernas. —Por favor, perdóname, vengo en son de paz —aseveró. Carlos Gabriel arrugó la frente, la tomó de los brazos y la hizo ponerse de pie. —No
Solo la penumbra cubría la habitación, Gabo parpadeó abriendo los ojos, carraspeó sintiendo su garganta seca, la cabeza pesada, aún se sentía algo mareado, entonces logró distinguir que ya estaba en casa, pero no recordaba ni como llegó. Estiró su brazo y encendió una de las lámparas, enseguida se puso de pie, fue al baño, se mojó el rostro, y se miró al espejo, se veía fatal. Luego salió hasta la cocina en busca de agua, y fue ahí que se encontró con Pau, quien estaba preparando la cena. —Hola —saludó, y abrió la puerta de la nevera, sacó una botella con agua, la destapó y bebió de un solo golpe. Pau inclinó su rostro y sintió cómo su cuerpo temblaba al escucharlo. —¿Cómo estás? —indagó bajito. —Terrible —respondió Gabo, sacó una de las sillas de la mesa de desayunador, y tomó asiento—. La cabeza me estalla —informó. —¿Sabes quién me trajo? —cuestionó llevándose las manos al cabello. Pau sacó una bebida hidratante y le retiró el agua. Tomó un par de aspirinas y las puso sobr
Aquella noche Carlos Gabriel se dirigió en compañía de Pau a hacerse aquellos estudios clínicos, para estar tranquilos de que él se encontraba bien. Por lo que tuvieron que esperar unos días para recibirlo.Gabo aún no se sentía muy bien por lo que fue a acostarse mientras Paula María se encargaba de Angelito. Carlos Gabriel cerró sus ojos, intentando dormir. De pronto las luces se comenzaron a encender y a apagar acompañada de una brisa fresca que agitaron las persianas, haciendo que se golpearan sobre el muro.Gabo abrió los párpados, creyó que las ventanas estaban abiertas al sentir aquel viento, pero cuando giró y miró al ventanal, notó que se hallaban bien cerradas. Frunció el ceño pensativo recordando que cuando estuvo cuidando de Sam, las luces hicieron esa intermitencia, sacudió su cabeza para desechar esos pensamientos. —Gabo —susurró bajito una voz. —¿Estás listo para creer en lo sobrenatural? —cuestionó aquella dulce voz.Carlos Gabriel sintió que cada vello de su piel s
Justo en el momento en el que dejaron a Gabito, con Sam y Óscar, en el estacionamiento del edificio donde vivían Paula María sentía una sensación de tristeza que trataba de disimular.Angelito sonrió con emoción al observar que Óscar y su familia descendían del ascensor con el equipaje.—¿Listo para irnos, campeón? —cuestionó mirando al niño.Gabo bufó.—Dirás querido yerno. —Carcajeó divertido.Óscar arrugó la frente.—No me simpatizas. —Lo señaló con su dedo índice.—A mí me enseñaron a decir siempre la verdad —Volvió a reír.—Creo que deseas otra dosis de la patada voladora de mi hija.Gabo colocó con discreción sus manos en la entrepierna. —No gracias —expresó con seriedad. Norita tomó de su chamarra a Óscar, y la sacudió para que captara su atención.—Papi, acuérdate que me prohibiste volver a golpear a mi tío Gabo, porque no está listo para mi super patada —expresó sonriente, imitando hacerla.—Yo escuché cuando le dijiste que no lo podía hacer —Angelito mencionó también.Sama
Al sentir las manos sobre su virilidad, Carlos Gabriel emitió un placentero gemido. Observó con la mirada ensombrecida a Pau y se reflejó en su azulada mirada. Enseguida la tomó con sus grandes manos por las mejillas y acercó sus labios a los de ella, besándola de manera apasionada. Con cada roce de sus lenguas, la llama de la pasión despertaba más y más, sintiendo como sus cuerpos comenzaban a arder como leña en la hoguera, ante el deseo de entregarse, amarse y volverse uno solo.Luego de que se separaron para tomar aire, Gabo se puso de pie y corrió las cortinas quedando en penumbras la habitación, entonces, encendió una tenue luz, iluminándolo sólo a él, de inmediato buscó de su reproductor de música para hacer lo que tenía planeado: Black in black by AC/DC, comenzó con rasgando las cuerdas de la guitarra.Con gran asombro Pau observó atenta cada movimiento que él hizo.Carlos Gabriel se arrancó la camisa, con rapidez. Y se quitó en un par de movimientos el pantalón, estaba complet
Zicatela- Oaxaca. En la tarde luego de que Luna y Andy conocieran al pequeño Angelito, los siete incluyendo al hermano de Samantha pasaron una tarde divertida en el mar. Al ver la emoción por la playa que tenía Angelito, Andrea solicitó la ayuda de su hermano para bajar del remolque que llevaban las aqua motos y disfrutar del mar. Hubo algo en Gabito que hizo que Andy sintiera una especial conexión hacia él, al ver su azulada mirada, tan profunda como el cielo. No podía dejar de pensar en su hermana y cuando sonreía se la recordaba aún más, por lo que no le podía quitar la vista de encima.Se acercó al pequeño con inquietud y se acuclilló.— ¿Cómo se llama tu mamá, pequeño? —cuestionó con curiosidad.Angelito la miró a los ojos y parpadeó un par de veces.—Se llama Gaby —respondió sin soltar a Sam de la mano.—No, se llama Pau —dijo Norita quién jugaba con las olas, de la mano de su papá. Andrea separó los labios, su corazón retumbó y miró a Luna a través de sus gafas de sol. Luna