Un grupo musical amenizaba el ambiente, y mientras Gabo y Óscar charlaban, por la puerta principal, una mujer de impecable presencia y medidas perfectas apareció, ingresó al lugar caminando como si se tratara de una pasarela.
Varios fotógrafos al ver de quien se trataba le tomaron fotografías, ella cubrió su rostro con la mano para que el flash de las cámaras no le nublaran la visión.
Carlos Gabriel, miró el revuelo que se formó, con la llegada de su ex novia, se aclaró la garganta, y se disculpó con Óscar, se puso de pie y fue al encuentro de ella.
—¿Qué haces aquí? —indagó con seriedad.
Melissa parpadeó, sintió nerviosismo al escuchar la forma en la que le habló.
<Les dejamos un poco más de la historia de Gabo y Pau. Saludos por parte de Angellyna Mérida y Xinova
A los días después Gaby aprovechó que Óscar había visitado a Sam y a Nortia, quienes habían salido a hacer unas compras; entonces, Gaby aprovechó para preguntarle por su familia.—Mis papás no pierden la esperanza de volverte a ver, tampoco Andy, ni Luna —refirió—. Cada que Andrea compite en Surf, te lo dedica a ti —sollozó—. Ha sido un golpe muy duro, pero ya no están solos, nos tienes a Sam y a mí para apoyarte —mencionó limpiando sus mejillas.El corazón de Gaby se estremeció al escucharlo hablar de su familia, cerró sus ojos y se volvió a abrazar al cuerpo de su hermano.—Lo lamento t
Angelito miró a su mamá.—¿Va a venir con Norita? —cuestionó.—No, cariño. Solo vendrá ella.Gabito inclinó su rostro con tristeza.—¿Mañana vendrá Norita? —cuestionó con lágrimas en sus ojos.—En cuanto venga el médico, le preguntamos si puede venir. —Sonrió con cariño.Minutos más tarde, Sam ingresó miró al pequeño y su corazón se estrujó.—¿En dónde está mi sobrino más
En horas más tarde.Óscar y Samantha llegaron al hospital, para llevarle comida y un cambio de ropa a Gaby, la joven se encontraba acariciando su cabecita, para ayudarlo a dormir, ya que se encontraba inquieto, debido a que había tenido un fuerte dolor de cabeza, por la fiebre.Giró su rostro hacia su familia y sonrió sin mucho ánimo, cuando su vista se fijó en su hermano sus ojos se abrieron de par en par al verlo golpeado, entonces se acercó a ellos, aprovechando que Angelito ya no se movió.—¿Qué te ocurrió? —indagó bajito.Samantha la cogió por las manos y la guio hasta la sala de la habitación para que tomaran asiento y pudieran charlar, luego de que
—Tranquilo no te hará daño —refirió Pau con tranquilidad y luego miró a Gabo—. En su debido tiempo te narraré lo que ocurrió, pero debes saber que las cosas, no son como parecen. —Inclinó su rostro pegando su mejilla a la de su hijo—. Tiene fiebre —comentó preocupada.Gabo tensó la mandíbula, y no dijo nada respecto al tema, pues tocó la frente del niño, y constató que tenía fiebre, enseguida la retiró para no asustar más al pequeño.—¿Desde cuándo padece la enfermedad? —indagó.—Hace unos meses comenzó a enfermarse de manera constante, lo estuve atendiendo en un hospital público —explic&
A tempranas horas del día siguiente.Paula María se encontraba sentada en uno de los sillones de la habitación del hospital recargó su cabeza sobre el respaldo del mueble y cerró sus ojos. Uno de sus pies se movía de forma repetitiva, debido a que estaba por presentarse el médico con los resultados de la compatibilidad entre Carlos Gabriel y su hijo.Su corazón palpitaba con fuerza, al tiempo que sentía un nudo en el interior de su estómago, aunque ella estaba completamente segura de que Gabo era su hijo, le faltaba saber si podría ser él quien le salvara la vida.Momentos después el médico ingresó a la habitación, al observar como la madre del pequeño se movía, supo que se encontraba ansiosa, por lo que se dirigió a ella y tomó asiento a su lado.—Buenos días —el médico la saludó. Ella abrió sus ojos y lo miró atenta, su mirada no podía ocultar su aflicción.—Esta zozobra me está matando —refirió con la voz temblorosa.—Lo comprendo, pero aquí traigo los resultados ¿Esperamos a que
Manizales- Colombia. Carlos Gabriel en el taxi que lo recogió en el aeropuerto viajaba rumbo a la hacienda la Momposina, divisaba aquel paisaje alrededor de la carretera lleno de plantaciones de cafetales. El aroma a café recién tostado se coló por sus fosas nasales, rememoró su época de niñez, adolescencia, y juventud cuando corría feliz por medio del campo y no tenía preocupaciones de ningún tipo. Inhaló profundo cuando el vehículo aparcó en la entrada principal de la hacienda de su familia, pagó al conductor y bajó su equipaje. No había avisado a nadie de su visita, no llegó a casa de sus padres porque necesitaba hablar con alguien que pudiera comprenderlo, sin juzgarlo, y aunque sabía que su madre no lo haría, requería hablar de hombre a hombre con su tío Joaquin. La primera en lanzarse a sus brazos fue la menor de sus primas: María Joaquina, la jovencita lo estrechó con calidez. —¡Qué sorpresa! —exclamó con gran emoción. —¿Por qué no avisaste que venías? Gabo correspondió