Samantha abrió sus ojos con amplitud y miró a su esposo. —Los niños rompieron la cama de la abuela —expresó. —¡No lo puedo creer! —exclamó. Óscar ladeó los labios.—Les toca a los Duque Alvarado pagar la compostura —bromeó.—Le tendrán que hacer ojitos a la abuela, porque está furiosa —Pau dijo a Gabo—, utiliza el encanto de los Duque. —Sonrió.Gabo negó con la cabeza. —A mi no me funcionan esas tácticas con ella, deberé pedirle a mi papá que interceda —bromeó—, vamos a averiguar, cómo rompieron la cama, me parece escuchar a Norita, gritando. —Miró a Óscar. —Dios nos agarre confesados —dijo Óscar y caminaron con rapidez.—¿Qué ocurre abuela? —cuestionó Pau.—Hay ciertas cosas que se les debe enseñar a los niños —indicó—, una de ellas es no entrar a la habitación de la abuela y mucho menos meterse con la cama de la abu —dijo abriendo y cerrando los puños.—Pero si ya ni la ocupas —dijo Gabito—, mi mamá dice que debemos ser compartidos, los ángeles duermen en el cielo ¿o no?—Eso es
Horas más tarde.—Tenemos grandes problemas —el jefe de seguridad de Benjamín ingresó sin tocar a la puerta de su oficina.—¿Qué demonios ocurre? —cuestionó, y se puso de pie.—Hubo una redada, allanaron el bar donde está Violet y… la detuvieron.—¡No puede ser! —Benjamín lanzó todo lo que tenía sobre su escritorio—. Si ella habla estamos perdidos —gruñó.—Catearon todo el lugar y se llevaron todo —señaló.—Tengo que hacer algo, van a descubrirme —dijo sintiendo como su barbilla temblaba.—No es recomendable por el momento intentar algo, menos contra la familia Alvarado.Benjamín ladeó los labios.—Demasiado tarde —dijo, sacó el contenido de su caja fuerte y tomó su iPad—. Por el momento, sácame de aquí —indicó.***Andrea estaba en la universidad, finalizando clases, mientras un maestro de periodismo les asignaba los temas que debían investigar, para publicar en la página de la escuela, a la joven le vino a la mente una pista para indagar.—¿Todo en orden? —el profesor cuestionó a A
Andy sacudió su mano luego de despedirse de Luna y de sus papás, sonrió al ver ingresar a Paula María y a Carlos Gabriel.—Lamento recibirlos en estas fachas. —Intento girar su rostro, pero el collarín se lo impidió—, no me han permitido arreglarme ni un poquito —resopló—, dicen que tengo algunos cardenales en el rostro y no es prudente que me maquille. —Frunció el ceño.Paula María la miró con ternura.—Te pareces tanto a doña Ofe, sigues su lema: Antes muerta que sencilla —bromeó y suspiró, sujetando su mano.—Menos mal, que ya no me gusta tu novio o lo que sea de ti Gabo. —Intentó no reírse—, de lo contrario, jamás hubiera permitido que me viera en estas condiciones, ahora que estoy destartalada —mencionó observando el yeso en su pie.Carlos Gabriel soltó una risotada y observó a Pau con orgullo.—Menos mal que ya no estoy en tu lista —dijo y acarició su mejilla—, creo que tus followers estarán muy preocupados por ti.Andy se aclaró la garganta.—Eso me preocupa, no podré hacer alg
Puerto Escondido, Oaxaca.— ¿Ya te está pasando el dolor? —Alondra cuestionó a Andy.—Sí, ya disminuyó —respondió más relajada—, ahora me siento un poco atontada. —Sonrió—, espero que no me vayan a grabar en estas condiciones, porque creo que a todo lo que me pregunten, les diré que sí, que tal que un seguidor o más bien un admirador, me pide matrimonio —bromeó.Alondra no pudo evitar reírse.—Ya me siento más tranquila, has vuelto a ser tú —respondió y acarició su mejilla con ternura—. Nos asustamos mucho —expresó sin ocultar su melancolía.—No te preocupes hierba mala, nunca muere, bueno sabemos que no es verdad, porque doña Ofe estiró la pata, hace tiempo. —Carcajeó.—Está timbrando tu teléfono —Alondra se lo entregó y salió para darle privacidad.Al tomar su móvil, Andy se estremeció al darse cuenta de que era Mike, sin poder evitarlo su corazón se sacudió de forma estruendosa.—Tranquilizate Andy —se dijo a sí misma—. Ese hombre no es para ti. —Suspiró profundo y con manos temblo
Gran cantidad de lágrimas corrieron por la melancólica mirada de Alondra, mientras Álvaro la abrazaba con fuerza.—Tranquila cariño —suplicó él sin poder disimular su fragmentada voz.—Nunca podré sacarme de la mente aquellos vídeos tan desagradables, sabiendo que mi hija fue la protagonista de tantas bajezas —señaló Alondra con profundo dolor—, nos costó muchos años de cuidados hacia Pau, para intentar que tuviera una vida lo más normal posible, como para que llegaran esos malditos para volver a herirla —gritó.Álvaro inhaló profundo.—Lo sé y me duele mucho, me llena de rabia e impotencia, no haber estado ahí para protegerla —gruñó—, te juro por lo más sagrado que tengo en la vida, que son ustedes, que esto no se va a quedar así. Alondra se llevó las manos a su cabellera.—Estoy segura que Arnulfo, aún tiene recursos para capturarlo y hacer que pague como lo hizo con Juanjo —refirió. —¿Ya olvidaste todo lo que hizo por nosotros? Álvaro acercó su cabeza al hueco del cuello de su mu
Álvaro y Gabo afuera de la clínica escucharon los disparos y miraron cómo los agentes se movían de un lugar a otro. Carlos Gabriel corrió a la entrada del hospital. —¿Qué está pasando? —cuestionó agitado—, mi novia está adentro, debo ir por ella. —No tengo información precisa —respondió uno de los guardias de seguridad. Gabo resopló furioso y miró a su suegro angustiado. Álvaro pasó saliva con dificultad, sintiendo como su corazón se llenaba de terror, al darse cuenta de que algo grave ocurría dentro. —Tenemos que buscar a Pau —mencionó agitado. Carlos Gabriel miró el edificio y se dio cuenta de que lo que pedía su suegro era una misión imposible. —¿Cómo? —cuestionó—. Si ese guardia ni siquiera me dejaba hablar —resopló. —¿Qué vamos a hacer? —indagó tirando de las hebras de su cabello con desespero. En ese momento ambos se percataron del descenso de un helicóptero, por lo que se miraron con extrañeza, sin comprender ¿Qué sucedía? —Esto no me gusta —Álvaro mencionó. Gabo p
Paula María observó la forma en la que se alejaron con rapidez de ahí, parpadeó liberando las lágrimas que contenía al sentir como su pecho ardía lleno de profundo dolor.—¡No! —exclamó con la voz fragmentada.—Señorita Paula María. —El teniente David se acercó a ella, sujetándola con sus brazos para llevarla al auto—. Tenemos que sacarla de aquí —explicó mirando hacia los alrededores, observando como desde lo alto del sanatorio, les apuntaban—, el lugar no es seguro, protéjanla —ordenó.Paula María fue ingresada con rapidez a uno de las hummer que los seguía, entonces comenzaron a reportar lo sucedido.—Van a comenzar a peinar los alrededores para comenzar a rastrearlos —indicó René.Pau se abrazó a sí misma, recordó cuando conoció a Gabo, y fue él la persona que le dio fuerza para resistir las adversidades por las que pasó, entonces supo que era momento de corresponder al inmenso amor que le tenía ,y luchar por encontrarlos con vida.Esperó a llegar a la casa de su mamá, para ser el
Carlos Duque con el semblante lleno de aflicción llegó a casa de la familia Alvarado, acompañado de su esposa, su hermano Joaquín y su cuñada María Paz. Luego de anunciarse con los guardias de seguridad ingresaron a la residencia. —Buenas noches —saludaron los cuatro. Alondra, Pau y Andy se encontraban en la sala, luego de haber hablado por teléfono con Arnulfo. Paula María corrió y abrazó a su suegro.— Todo es mi culpa. —Su voz se fragmentó—, ellos intercambiaron su vida por la mía —manifestó con profundo dolor.Carlos abrazó a su nuera, se quedó estático al escucharla. —No me sorprende, Gabo es un Duque, y nosotros somos capaces de dar la vida por la mujer que amamos —expresó Carlos. —Mi hijo es muy valiente —manifestó Ely con la voz entrecortada—, va a regresar —auguró suspirando profundo. —¿Hay alguna noticia? —cuestionó Joaquín. Alondra se puso de pie y se acercó para recibirlos.—Están buscándolos, Arnulfo solicitó apoyo a sus amigos, no van a descansar hasta dar con el