—Todo bien... me hice estudios, aún no me entregan resultados— le digo sin emoción en la voz, simplemente no quiero seguir hablando de eso, espero y lo entienda.
—¿Sabes que puedes contar conmigo?—, y él sabe que no estoy siendo totalmente sincera, creo que no debería de ser así por todos los años de amistad que tenemos, pero tengo mis motivos.
—Lo sé Cliff... lo sé... — veo sus ojos a través del espejo retrovisor y noto la preocupación en ellos —…sabes que si fuera algo grave te diría de inmediato—. Le sonrío aunque sé que no puede verme.
El resto del camino lo hacemos en silencio, en cuanto llegamos a la mansión los guardias de la puerta nos dejan entrar, avanzamos un largo tramo arbolado, pasando por una pequeña fuente decorativa, llegando hasta la entrada. Es una casa enorme, miles de habitaciones, una cocina enorme, un salón para reuniones, todo es demasiado; a unos cuantos metros están los cuarteles donde viven los hombres que están a mi servicio, en sí, la mansión solo la habitamos Cliff y yo y algunas personas de servicio que le ayudan a Cliff a limpiar y ordenar, parece demasiado espacio para dos personas, es un lugar que por lo general es oscuro y frío. Recuerdo que hubo un tiempo en el que no era así, era en esos días cuando mis padres seguían vivos, siempre había gente por todos lados, ahora esto está tan muerto como ellos.
Cliff me ayuda a quitarme el abrigo de encima, mientras lo cuelga yo me quito los guantes de piel y camino pesadamente, mis tacones hacen eco en el recibidor, antes de subir las escaleras hacia mi habitación, una chica del servicio se acerca con unos papeles en las manos me los extiende y Cliff se acerca con curiosidad.
—Los hombres que usted mató señorita tenían un tatuaje en la nuca... parece ser el símbolo de uno de los antiguos— lo veo y no lo creo, los tres tienen el mismo tatuaje, las fotos no mienten.
—Vaya... entonces eran peones— sigo viendo el informe y le paso las fotos a Cliff quien las ve con curiosidad. —¿Por qué enviar peones a hacer un trabajo de un profesional?, no es por enaltecer mi habilidad, pero... ¿peones?—, volteo a ver a Cliff como si él fuera capaz de entender mi molestia.
—Tal vez solo fue una advertencia— regresa el informe a la chica y esta lo toma con cuidado de no arrugar las páginas. —Investiga a que antiguo pertenece ese símbolo— la chica asiente con la cabeza y se esfuma de la misma forma en la que apareció.
Los antiguos son vampiros tan viejos que no se sabe su edad exacta, sospecho que ni ellos la saben, por lo general son vampiros tranquilos, no salen de sus guaridas, se alimentan con control y no crean más vampiros de forma irresponsable, de hecho cuando llega a haber algún vampiro joven que intenta crear un caos con neófitos ellos los silencian antes de que nosotros tomemos cartas en el asunto, nunca habíamos tenido problemas con ellos. Tienen humanos a su disposición, los marcan con un tatuaje, como si fueran ganado, sirven como comida o como mandaderos, no todos terminan siendo vampiros al final de su trabajo, pero aceptan ese destino, tampoco es que sean obligados, la mayoría de los humanos saben que pueden volverse vampiros o pueden volverse la cena, solo los movidos por la vanidad y el interés aceptan el riesgo.
Lo único que sabemos de estos viejos vampiros es que son doce y se autonombran titanes, asemejando a la mitología griega, incluso se han nombrado como ellos, Océano, Ceo, Crío, Hiperón, Jápeto, Febe, Minemosine, Rea, Temis, Tetis, Tea y claro... Kronos. Jamás los he visto en persona, pero incluso son temidos por los cazadores más experimentados.
—Fue un camino largo, iré a dormir... despiértame si algo emocionante pasa— le digo a Cliff quien solo me ve fijamente, se cruza de brazos y me deja ir sin alegar nada más.
Subo las escaleras con pereza hasta llegar a mi habitación que resulta ser la más lejana de todas y la más fría, dejo mi maleta en la cama y saco toda la ropa que aunque es poca me pesa, estoy demasiado cansada para estar ordenando mis cosas, creo que lo dejaré para después, me quito la ropa que traía y me cambio por algo más cómodo, encuentro un camisón de seda color vino. Voy al baño a lavarme la cara y me quedo por un momento viéndome fijamente, noto un pequeño rasguño arriba de la ceja izquierda, cuando levanto mi mano para tocarlo veo que tengo un moretón en la muñeca que cada vez se hace más grande, claro, no podía salir bien librada de ese accidente a mitad de avenida. Empiezo a toser y no puedo detenerme, siento como me duelen los pulmones, pero la tos no cesa, ese sabor a óxido se apodera de mi boca, termino escupiendo en el lavabo lo que creía que era una flema, pero parece un coágulo, abro la llave del agua obligándolo a irse por la coladera, levanto mi rostro de nuevo al espejo y veo mis labios pintados de rojo por la sangre, el color es tan vivo y nítido, casi como el color de mi cabello, me limpio la boca, me lavo los dientes para deshacerme de ese desagradable sabor y decido ir a la cama, por el día de hoy no quiero saber nada más.
Me visto para salir de fiesta, una minifalda negra, una blusa de encaje roja con un escote algo pronunciado sin mangas, me pongo las botas negras que llegan hasta medio muslo y una chamarra de piel negra, no sé si me veo como chica fiestera o prostituta. Recojo mi cabellera en una cola de caballo y salgo de mi habitación con paso rápido, me dirijo hacia el comedor y ahí veo a mi soldado estrella, alguna vez fue mercenario, mi padre creía en la fidelidad de la gente que no tiene nada y le das una oportunidad y hasta ahorita ha funcionado, él al igual que mis demás hombres son los hijos de los mercenarios que alguna vez mi padre contrató para resguardar este lugar y pelear contra los monstruos.
—Mon Cheri, un gusto verla de regreso — me dice Pierre, es el líder de los mercenarios que trabajan para mí.
La casa Stoneblack es la única que trabaja con mercenarios, las demás casas adoptan gente de la milicia, el coronel es quien destina a sus mejores hombres para trabajar con nosotros, cuando mi padre murió permanecí al margen de sus enseñanzas, con la ayuda del señor Burtón, padre de Cliff, aprendí a sobre ponerme a la presión de quienes creen estar por encima de mí. Cuando Kaspar Zajac se volvió coronel quiso volver a insistir con meter a sus hombres dentro de mis filas, yo ya había rechazado a tanta gente al querer meter sus narices en mis asuntos que no me costó mucho rechazarlo, pese a que él me lleva como diez años de edad yo le llevo un siglo de experiencia, no presumo, pero ya tengo un colmillo que hasta me arrastra de tan largo que es.
—¿Y bien?, ¿ya sabemos el plan?—, veo el rostro del capitán de mis mercenarios, parece confiado y listos, solo espero que no haya ninguna baja el día de hoy.
Salimos de la mansión, pero en vez de usar las tanquetas que normalmente llevamos para las misiones, usamos un carro más sencillo, un Alfa Romeo que usamos para las misiones pequeñas, modestas, que no necesitamos llamar la atención, por lo menos no mucho.
Vamos rumbo a un club nocturno, mi gente de inteligencia ha notado comportamientos extraños de ese lugar, el vampiro que crea a los neófitos debe de tener alguna relación con ese lugar o por lo menos debemos de encontrar alguna pista, no vamos en plan de matar, pero haré lo necesario para conseguir algo de información.
Llegamos a una puerta grande y luminosa, los focos neón alumbran el nombre del lugar, "NEW BLOOD", con luces rojas que parpadean al ritmo de la música que suena dentro. Tanto Pierre como yo nos quedamos un momento con la mirada fija en el lugar, visualizando las entradas y las salidas, y claro, el par de gorilas que cuidan la entrada, después de sacudirnos los nervios y respirar profundamente, nos animamos a acercarnos, lo tomo del brazo mientras reímos alegremente aparentando ser pareja, la fila es muy larga y simplemente decidimos saltárnosla, hasta que uno de los simios enormes pone su mano frente a nosotros y con cara de mandril molesto nos detiene.
—A la fila— su voz suena sin sentimiento, parece que es una frase que ya está acostumbrado a decir seguido.
—¡Vamos!, no me hagas esto, ya quiero entrar— hablo pareciendo caprichosa y vacía, volteo hacia Pierre que me sigue el juego.
—Oye amigo, mi nena quiere entrar, ¿qué podemos hacer para acelerar el trámite?—, dice Pierre mientras saca un fajo de billetes de entre la camisa, veo al grandulón con ojos suplicantes, acepta el estúpido dinero y dejamos pasar.
—¡Ey!, ¡Tú!—, una voz femenina se hace oír, busco con la mirada de donde viene hasta que una rubia despampanante, de ojos granate y labios carnosos se acerca a nosotros con curiosidad. —¡Vaya!, una pelirroja de ojos azules— se planta frente a mí inspeccionando mis ojos y mi cabello, ¿por qué tanta fascinación?, —¿te pintas el cabello?, ¿usas pupilentes?—, alcanzo a notar como sus pupilas se retraen hasta formar una línea vertical perfecta, estamos frente a una vampiresa, no puedo desaprovechar mi oportunidad.
—Jajajajajajaja ¡Ay!, ¡claro que no!—, hago mi mejor esfuerzo por sonar superficial y estúpida, creo que lo estoy logrando —son naturales— le digo con orgullo mientras pestañeo rápidamente luciendo mis ojos.
—¿Sabías que el menos del 1% de la población tiene esas características?, eres única— me dice con demasiado interés, más del que me agrada, toma un mechón de cabello que cae de mi cola de caballo por mis hombros.
—¿En serio?, ¡wow!, ¡no lo sabía!—, aparento una emoción desmedida y noto como Pierre solo me ve sorprendido por mi actuación, incluso algo avergonzado.
—¿Quieres entrar?—, me pregunta con una sonrisa en los labios, alcanzo a ver sutilmente sus colmillos.
—¡Sí!, ¡si quiero!—, le digo con emoción mientras ella retira el cordón de terciopelo para dejarme pasar, cuando Pierre intenta acompañarme el gorila pone su mano sobre su pecho dejando afuera.
—Espera, ¿qué?, ¡vengo con ella!— le dice exigiéndole entrar, tanto la rubia como yo volteamos a verlo.
—Lo siento querida, pero él no puede venir... si deseas regresar con él puedes hacerlo— me dice con amabilidad, esperaba más hostilidad de su parte. Veo a Pierre quien se queda esperando.
—Perdón amor, pero las cosas son así... de todas formas lo nuestro no iba a durar— le guiño un ojo y noto como lo dejo con la boca abierta mientras doy media vuelta y camino con la rubia.
Caminamos hasta llegar a la pista de baile, los cuerpos se mesen en un vaivén al ritmo de la música mientras las luces neón iluminan todo lo que el humo intenta cubrir. Al rededor hay mesas con gente tomando, intentando platicar cosa que se me hace imposible con la música tan alta. La mujer no hace por explicar nada, solo vigila que la esté siguiendo, supongo que esto es lo que quería. Nos alejamos del barullo de la música y el baile para llegar a unos asientos apartados, están dispuestos en forma semicircular y una cortina semi-transparente los aleja de todo lo demás, se ven luces de colores a través de estas. La rubia decide detenerse y voltea hacia mí para acomodar mi cabello por mis hombros.
—Hay alguien que te quiere conocer, te ha buscado por mucho tiempo... no sabes lo feliz que lo harás— por un momento me quedo sin habla, trato de pensar algo bueno que decir y gano tiempo riéndome como estúpida.—¿De qué hablas?, ¿quién?—, juego con mi cabello mostrándome divertida y tímida al mismo tiempo, ella parece convencerse de mi inocencia.—Créeme, te encantará— sonríe y abre las cortinas invitándome a pasar.El lugar es un poco más espacioso de lo que creía, un asiento circular rodea el espacio mientras una mesa en el centro tiene un tubo de metal saliendo de ella hasta el techo, ahí una chica está bailando de manera sexy en ropa interior mientras que hay dos hombres hablando, uno de ellos parece fastidiado, incluso molesto, talla sus ojos con su mano al mismo tiempo que el otro homb
Vuelvo abrir los ojos, alguien me aventó agua helada al rostro, el frío me hace temblar y por un momento jadeo, intento descubrir donde estoy, que estápasando, frente a míse encuentraKronos, recargado en un escritorio viéndome fijamente con una sonrisa pedante en los labios, cruzado de brazos, mientras el que me capturó sostiene la cubeta en sus manos.—Srita., creo que fue de mala educación dejarla ir sin preguntar su nombre— me dice Kronos con gentileza, como si estuviéramos aún en circunstancias parasocializar.—No creo que eso importe mucho en este momento— pese a que mis manos están atadas, al igual que mis pies no pienso mostrarme débil o con temor.—Jajajajajaja yo creo que sí— toma una silla y la arrastra hasta donde estoy, la pone frente a míy se sienta.—Mi nomb
—¡Mira!, unas pastillas que curan todo— dice mientras sigue leyendo. —"Tratamiento experimental que ayuda a la regeneración, ayuda a combatir las enfermedades crónicas ycrónicas degenerativas, acelera la regeneración de fracturas y fisuras además de heridas graves, se está comprobando su eficacia en caso de cáncer, diabetes y daños neurológicos".—No creerás en esas mentiras o ¿sí?—, todo suena a una cura milagrosa que claramente no existe, imposible.—Jajajajajaja esto es charlatanería profesional— me ve fijamente mientras me muestra la página donde leyó todo eso, parecía una revista médica respetable.Despego mi vistacuando la enfermera me habla, con una sonrisa y amabilidad en la mirada nos invita a entrar al consultorio, ahí un doctor bastante guapo y agradable nos reci
Bajo la mirada desilusionada termino de encajar el bisturí y vocaliza un quejido gutural, de dolor, mientras se contorsiona en mis brazos, siento su sangre cubrir mi mano, fría y espesa. Lentamente se empieza a hacer polvo, el bisturí sigue en mi mano mientras que las cenizas caen al piso, de nuevo mi pecho arde, cada vez mi cuerpo resiste menos el esfuerzo físico. Camino hacia la tarja y lavo con jabón el bisturí borrando mis huellas, lo dejo ahí, escurriendo con la mirada de Kronos en mí, no se anima a decir nada así que decido tomar la iniciativa.—Tranquilo, no te haré nada a menos que me des un motivo— siento un ardor en mi espalda, busco con mi mano, la toco y cuando veo mis dedos los veo manchados de sangre. —¿Qué carajos?—Tienes la espalda rasguñada— me dice en voz baja.—Fue cuando me quitó la bata— Intento control
Cuando llegamos casi a la puerta suena el timbre, evitando las ganas de regañarnos por parte de Cliff,una de las chicas abre la puerta, voltea hacia nosotros dejando entrar al doctor Tristán, Cliff es el primero en acercarse a saludarlo.—Doc, ¿qué hace aquí?—, me cruzo de brazos mientras lo veo fijamente.—Señorita Artemisa— levanto mi mano evitando que siga hablando, camino hacia él.—Solo Artemisa, Arty o Art sería mejor— le sonrío, creo que hoy me siento mejor que otros días,poder hablar abiertamente con Cliff me ayudóa sentirme mejor conmigo misma.—Arty— responde Tristán con una sonrisa en los labios, —¿podemos hablar a solas?—¡Aburrido!, yo ya me voy— dice Pierre saliendo por la puerta con toda la tranquilidad.—Claro— volteo hacia atr&aa
Levanto mi arma hacia ellos y mis hombres me imitan, los neófitos hacen vocalizaciones y enseñan los dientes, justo cuando voy a jalar el gatillo algo cae sobre mí, haciéndome errar la puntería, caigo sobre mi espalda con esa cosa encima, me mantiene agarrada por las muñecas, intenta acercar sus fauces a mi cuello, con la poca fuerza que tengo girocon esa criatura, cambiando la posición terminoencima de ella, zafo mi mano armada, siento como sus garras rasguñan mi piel, apuntodirecto a la cabeza y disparo una sola vez, el sonido causa eco junto con el resto de los disparos de mis hombres, me levanto lentamente y veo a mi víctima volverse polvo ante mis ojos, su vestimenta era la de un enfermo hospitalizado, traía de esas batas que les dan y en el piso entre las cenizas dejó su pulsera de identificación. Sigo escuchando disparos detrás de mí, cuando volteo los vampiros
Me da gracia la forma en la que me habla, para Rose no existen los rangos ni la jerarquía, si estás en su taller ella es quien manda, ni más ni menos. Fue una de las estudiantes de mi padre, por eso es que tenemos una relación más o menos estrecha, podría decir que es como una hermana mayor.—¡Señor, si señor!—, le digo haciendo un saludo con la mano mientras camino con pesadez hacia el pasillo que lleva a las celdas.—¡Oye!, ¡no se te olvide!—, me grita y en cuanto volteo me avienta mi revólver, lo cacho inmediato y lo giro con un dedo mientras le guiño un ojo y sigo caminando.Camino por los pasillo, llego a la primer puerta, es enorme y de metal grueso, está custodiada por dos forjadores, abren la escotilla y me dejan pasar, empiezan las celdas, estas por lo general son para hombres lobos, los barrotes están hechos con plata, lo
—¿No eres capaz de sentir dolor?—, le pregunto escéptica, él empieza a reír a carcajadas.—Jajajajajaja digamos que lo tolero bastante bien— me dice viéndome fijamente con interés.—Deja de jugar conmigo, ¿qué quieres?—, estoy perdiendo la paciencia, pero por lo que veo no serátan fácil deshacerme de él. Parece que se apiada de mi alma, retoma la calma, retira su mano del cristal y me da más espacio.—Los neófitos están saliendo de control y solos no lograremos someterlos, juntos si— pienso muchas formas de burlarme, pero puesto que estácooperando decido tomarme las cosas con seriedad.—Retomaste la idea de Ceo— le digo mientras me cruzo de brazos y me recargo sobre el cristal.—Tal vez no es tan mala— pone los ojos en blanco, claramente no es algo que le agrade.