JULIA
—¡Quien te crees que eres para tratarnos de esa manera!—, era lo que iba a decirle a esa voz tan jodidamente sensual que me erizó y me hizo mojarme nada más escucharla, pero al girar sobre mi eje y al encontrarme con ese cuerpo de Dios Griego, ¡uuufff señor! que hombre tan hermoso, suspiré, era alto que alto, altísimo!, medía casi 1.85 cms, era entre rubio y pelirrojo tenía unos ojos tan azules como la profundidad del océano, su cuerpo ¡uuufff!, se ve que gastaba sus buenas horas en el gimnasio para mantenerlo firme, al ir elevando mis ojos por todo el cuerpo de ese hermoso hombre me encontré con esas dos lindas gemas color azul turquesa o no sé, no logré identificar bien el color, por qué cuando lo miré directamente vi qué me miraban ¿con qué?, ¿deseo, humor, rabia?, no sé pero tampoco es que me desagradara de a mucho.
—No es necesario mi Señor—, dijo mi amigo Frank, el guardia, sí mi amigo por qué nos hemos tratado muy bien estos casi dos años en los qué he venido a esta empresa—, tal vez usted no lo sepa pero ella Julia, es la hija del señor Irving, ella siempre viene los viernes a visitarlo—, le decía en tono bajo.
Miré hacia Frank para ya no seguir pérdida en esa mirada qué me robaba hasta el alma.
—Gracias Frank, pero creo que me sé defender sola, además él no es quien para darle explicaciones de quién soy yo, así que me interesa un bledo lo que este diga y piense—, le dije a Frank, pero mirando a ese bombón que me provoca mil y una sensaciones raras dentro de mí.
—¡Te equivocas pequeña guerrera!, yo tengo el poder de echarte, !oh perdón¡ de echarlos a los dos como a unos perros si se me pega la regalada gana—, dijo él en ese tono que me puso la piel de gallina, y es qué no les negaré que la combinación de esa voz tan sensual con esa amenaza velada me ponía a mil—, así que cuida tú lenguaje que esa boquita la podría callar de una y mil maneras así que no me ¡provoques!—, dijo con un doble sentido que capté evidentemente.
!Rayos! este hombre me hace tener qué pensamientos, ¡uuufff nada más imaginar una sola forma y no precisamente la más evidente, sino la más alocada, si imaginarme esos carnosos labios comiéndose los míos y esa boca tan sensual y pecadora tragándose mi lengua, hacía que mis bragas me fastidiaran de lo húmedas que se pusieron!.
—¡Oh ya veo!—, le respondí de lo más tranquila y angelical, claro después de tragar en seco para quitarme esos pensamientos tan lascivos qué invadieron a mi mente de repente —, se puede saber porque puedes ¿hacerlo?—, le pregunté, con una voz de niña pendeja dándole mi mirada de ángel que no mata ni una mosca.
—Julia, es que él es el joven Henry, el hijo del señor Vitollo y CEO de esta empresa—, respondió Frank.
Pero Él miró a Frank de forma tan despectiva que me dejó helada, por no mencionar como se puso Elloys, mi compañero.
—Frank creo que esa pregunta me la hicieron a mí, creo que puedo responderla muy bien así que la próxima vez que metas tú jeta donde no eres invitado ya no te servirá de mucho—, le dijo, Frank inmediatamente bajó la vista con gran temor.
—¡Oohhh!!, disculpe señor mi altanería por favor—, seguí con mi pantomima de niña buena, así que esté es el gran Henry, mi objetivo, mi trabajo, pero jamás imaginé que me pusiera así como estoy, ¡carajos! que la situación se me complicará demasiado—, no sabía quién era usted, pero tampoco es excusa válida por qué me han enseñado que no debo tratar mal a nadie, pero es que veces no me trago las injusticias—, le dije mientras le di una última mirada antes de bajar mi cabeza.
Él se me quedó viendo como si quisiera taladrar mis más recónditos pensamientos y absorberlos con la mirada, esa mirada de la cuál me quedé prendida desde ese mismo momento que me crucé con ella, creo que no se tragaba mis palabras o quizás quería encontrar algo más, lo cierto es que ése día comenzó mi verdadero martirio, mi trabajo.
Este hombre era quién me haría perder la cabeza, él que me haría olvidar mis objetivos, él que me haría pensar que las cosas no eran como yo las imaginaba, que querer vivir entre dos mundos no me iba a llevar a ninguna parte, cuán equivocada y decepcionada me llegué a sentir cuando me di cuenta que no todo lo que me había dicho era verdad, pero más decepcionada me sentí cuando me di cuenta que era demasiado tarde para escucharlo.
HENRY Verla así tan cerca y con esa actitud de niña rebelde hacía grandes estragos en mi aparato reproductor qué no ocultaba para nada lo obsesionado qué estaba con ella. Cuando dijo quién eres tú y qué se podía defender sola, esa expresión de rebeldía e ingenuidad mezclada eso hizo que se metiera más dentro de mí, lo que me hizo pensar más con la cabeza de abajo que con la de arriba y le dije: —Te equivocas pequeña guerrera, tengo el poder de echarte ¡oh perdón!!, echarlos como unos perros sí se me pega la regalada gana, así que es mejor que cuides tú lenguaje, porque te haría callar esa boquita de mil y una maneras que ni te imaginarias así que ¡no me provoques!—, ella se me quedó viendo de una forma que estoy seguro que captó mi doble sentido por qué sí, lo hice con doble sentido, por qué mientras le decía esas palabras, me imaginé que mi verga estaba alrededor de esos jugosos labios, mientras
JULIA No podía creer frente a quién me encontraba, ya que este era el hombre que debía poner a mis pies, al que debía seducir y volver loco de amor, cuando mi padre y el señor Vitollo me hablaron de él, no me imaginé que fuese todo un Dios Griego y no cualquier Dios, para mi se me asemejaba a Hades el amo y señor del Inframundo, tan hermoso pero a la vez tan perverso y me refiero en todos los sentidos, no es para nada el chico bueno y Santo qué me pintaron mi padre y el señor Vitollo. Por que ese hombre exuda un áurea maquiavélica y sensual a la vez, quizás se preguntarán el por qué sé eso, por qué opino así, bueno les diré que aún con mi corta edad, lo qué he vivido hasta ahora me ha enseñado a saberlo, aunque no lo parezca conozco más de la personalidad de una persona con solo verla quizás hasta más que ella misma, tengo casi dieciséis años ya, y desde hace más de un año entré al juego del señor Vitollo y ya no había forma de retractarme.
JULIA —¿Frank, por favor puedes parar un momento?—, le dije mientras salíamos a las afuera de la ciudad y era por qué yo residía en otro distrito, y para llegar hasta mi hogar teníamos que pasar por un gran zona industrial prácticamente abandonada para volver a retomar la autopista nuevamente—, me siento mal creo que voy a devolver el estómago—, le dije con voz baja. Él estacionó el auto a un costado de la carretera, al hacerlo me bajé inmediatamente, obligándolo ir tras de mí, hice como si estuviese vomitando mientras se acercaba a mí por la espalda. —¿Te encuentras bien Julia?, acaso te excediste con la comida hoy?, quizás es llenura lo que tienes—, me decía con un tono de preocupación en su voz, mientras acariciaba mi cabello y espalda, pero para nada que lo hacía con preocupación, sé muy bien que desde que me conoció quería ese contacto íntimo—, cuando lleguemos al distrito buscaré una farmacia y te compro una medicina para que te mejores—, d
JULIA —Ahora quiero probar yo—, le dije apartándolo un poco de mi, comencé acariciar su figura con mis pequeñas manos esos brazos fuertes y firmes que tenía, fui bajando mi mano por su pecho semidesnudo por qué mientras nos besamos alcancé a desabotonarle su camisa, ese hermoso pecho velludo que me hacía cosquillas mientras lo acariciaba, pasé mis manos por sus erguidas tetillas. Lo mismo que él me hizo se lo hice también primero como mis manos y después con mi boca acaricié cada centímetro de su pecho, fuí bajando por su plano vientre de chocolate que tiene, lamí cada panel qué se le formaba hasta que llegué a su cinturón con una mirada le dije lo que deseaba e inmediatamente se quitó el cinturón bajó sus pantalones junto con su bóxer en un sólo movimiento, su gran miembro casi golpea mi cara de lo enorme y erguido que estaba solo lo contemplé sorprendida. —Que gran aperitivo tengo ante mí, se ve dulce y apetitoso—, le dije sabo
HENRY Después del encuentro de palabras y miradas que tuve con mi pequeña guerrera se me hizo aún más difícil apartarme de ella, porque el verla directamente a los ojos y tenerla muy cerca, sentir su olor, ha superado mis expectativas, todo eso hizo que se clavara más en mi interior. Esa tarde después de mencionarle que se las vería conmigo si se volvía a exceder, me la quedé observando mientras regañaba al guardia: —Frank ya conoces bien las reglas de visita en esta empresa nada de visitantes extraños, así que la única que puede entrar es la señorita—, le seguí hablando a Frank con el mismo tono iracundo que tenía, pero es qué ver a mi pequeña diosa al lado de otro sentí unos profundos celos que jamás pensé sentir y que me carcomía los sesos, ella se giró a verme nuevamente con ganas de retarme, lo supe en ese brillo tan único y peculiar que tenía en sus ojos, pero creo que mis palabras le bajaron un poco los humos. —Elloys no te pr
JULIA Mientras lograba que Frank me diera información qué me era de gran utilidad, me ganaba también la supuesta confianza de mi papá ayudándolo en su trabajo, le hacía los balances que utilizaba para cuando el ministerio de Hacienda hiciera las auditorías legales no le cayera encima y expropiará los bienes del señor Vitollo, mientras que él era el que hacía los libros reales para el Gran Lord. Pero un día me descubrió, más bien me descubrieron y eso hizo que cayera en sus manos. Mientras hacia una copia de seguridad de todos esos archivos y tratos oscuros que ellos mantenían en bajo perfil, solo para tenerla como evidencia y usarla para un futuro beneficio, en ese preciso momento entraron los dos tanto mi padre como el señor Vitollo. —Dime Irving que haré con esta hermosa pequeña qué parece que lo único que sacó de ti fue tú inteligencia, por qué esa apariencia y belleza la debió sacar de su madre—, decía con una peligro
HENRY Después qué mi padre salió de la oficina me quedé pensando en lo que se traería entre manos, por qué su insistencia de saber lo que hago, si sabía que lo que quería era mantenerme controlado, lo que jamás pasó por mi cabeza era la gran telaraña que había creado de la cuál como un buen tonto caí en ella, al final encontró la forma de acercarme y hacerme aceptar mi destino, todo gracias a unos bellos ojos ámbar que me cautivaron desde que los vi. Mi destino era ser el Lord, la cabeza de la Gran Society, lugar qué tenía ganado por ser él hijo único del actual Lord, mi padre, aparte de heredar el sin fin de negocios legales que manejaba para seguir manteniendo en la oscuridad a la Gran Society. Pero yo jamás deseé eso, jamás deseé estar en la posición de mi padre, mi madre me enseñó amar la vida, a desear lo más bonito y sencillo de ella, crecí entre dos mundos, por qué mientras mi madre me enseñaba eso, lo b
JULIA Jamás imaginé que ese mismo día de nuestro encuentro comenzaría mi verdadero trabajo, para el que me iba necesitar al señor Vittolo, me había quedado con la duda cuando me dijo que necesitaba que estuviera cerca de su hijo y que me ganara su confianza pero no le di demasiada importancia la que debí haberle dado. Desde aquel día que lo acepté estuve haciendo pequeños trabajos para el señor Vitollo, pequeños encargos y entregas sobre todo a hombres para que se cautivarán con mi presencia y belleza y así controlarlos a su antojo, mi experiencia en el distrito me ayudó y mucho, ya que mi vida en el bajo mundo había comenzado aún antes de darme cuenta y aunque mi primo Antone me quería alejar de ella, no logró del todo por qué el sabía que si no me dejaba aprender a las buenas, yo lo haría a las malas, ya que esa parte del Distrito era gobernado por las bandas criminales, y nuestra vida en ella y su largura dependería a donde ibas a perte