JULIA
—Ahora quiero probar yo—, le dije apartándolo un poco de mi, comencé acariciar su figura con mis pequeñas manos esos brazos fuertes y firmes que tenía, fui bajando mi mano por su pecho semidesnudo por qué mientras nos besamos alcancé a desabotonarle su camisa, ese hermoso pecho velludo que me hacía cosquillas mientras lo acariciaba, pasé mis manos por sus erguidas tetillas. Lo mismo que él me hizo se lo hice también primero como mis manos y después con mi boca acaricié cada centímetro de su pecho, fuí bajando por su plano vientre de chocolate que tiene, lamí cada panel qué se le formaba hasta que llegué a su cinturón con una mirada le dije lo que deseaba e inmediatamente se quitó el cinturón bajó sus pantalones junto con su bóxer en un sólo movimiento, su gran miembro casi golpea mi cara de lo enorme y erguido que estaba solo lo contemplé sorprendida. —Que gran aperitivo tengo ante mí, se ve dulce y apetitoso—, le dije saboHENRY Después del encuentro de palabras y miradas que tuve con mi pequeña guerrera se me hizo aún más difícil apartarme de ella, porque el verla directamente a los ojos y tenerla muy cerca, sentir su olor, ha superado mis expectativas, todo eso hizo que se clavara más en mi interior. Esa tarde después de mencionarle que se las vería conmigo si se volvía a exceder, me la quedé observando mientras regañaba al guardia: —Frank ya conoces bien las reglas de visita en esta empresa nada de visitantes extraños, así que la única que puede entrar es la señorita—, le seguí hablando a Frank con el mismo tono iracundo que tenía, pero es qué ver a mi pequeña diosa al lado de otro sentí unos profundos celos que jamás pensé sentir y que me carcomía los sesos, ella se giró a verme nuevamente con ganas de retarme, lo supe en ese brillo tan único y peculiar que tenía en sus ojos, pero creo que mis palabras le bajaron un poco los humos. —Elloys no te pr
JULIA Mientras lograba que Frank me diera información qué me era de gran utilidad, me ganaba también la supuesta confianza de mi papá ayudándolo en su trabajo, le hacía los balances que utilizaba para cuando el ministerio de Hacienda hiciera las auditorías legales no le cayera encima y expropiará los bienes del señor Vitollo, mientras que él era el que hacía los libros reales para el Gran Lord. Pero un día me descubrió, más bien me descubrieron y eso hizo que cayera en sus manos. Mientras hacia una copia de seguridad de todos esos archivos y tratos oscuros que ellos mantenían en bajo perfil, solo para tenerla como evidencia y usarla para un futuro beneficio, en ese preciso momento entraron los dos tanto mi padre como el señor Vitollo. —Dime Irving que haré con esta hermosa pequeña qué parece que lo único que sacó de ti fue tú inteligencia, por qué esa apariencia y belleza la debió sacar de su madre—, decía con una peligro
HENRY Después qué mi padre salió de la oficina me quedé pensando en lo que se traería entre manos, por qué su insistencia de saber lo que hago, si sabía que lo que quería era mantenerme controlado, lo que jamás pasó por mi cabeza era la gran telaraña que había creado de la cuál como un buen tonto caí en ella, al final encontró la forma de acercarme y hacerme aceptar mi destino, todo gracias a unos bellos ojos ámbar que me cautivaron desde que los vi. Mi destino era ser el Lord, la cabeza de la Gran Society, lugar qué tenía ganado por ser él hijo único del actual Lord, mi padre, aparte de heredar el sin fin de negocios legales que manejaba para seguir manteniendo en la oscuridad a la Gran Society. Pero yo jamás deseé eso, jamás deseé estar en la posición de mi padre, mi madre me enseñó amar la vida, a desear lo más bonito y sencillo de ella, crecí entre dos mundos, por qué mientras mi madre me enseñaba eso, lo b
JULIA Jamás imaginé que ese mismo día de nuestro encuentro comenzaría mi verdadero trabajo, para el que me iba necesitar al señor Vittolo, me había quedado con la duda cuando me dijo que necesitaba que estuviera cerca de su hijo y que me ganara su confianza pero no le di demasiada importancia la que debí haberle dado. Desde aquel día que lo acepté estuve haciendo pequeños trabajos para el señor Vitollo, pequeños encargos y entregas sobre todo a hombres para que se cautivarán con mi presencia y belleza y así controlarlos a su antojo, mi experiencia en el distrito me ayudó y mucho, ya que mi vida en el bajo mundo había comenzado aún antes de darme cuenta y aunque mi primo Antone me quería alejar de ella, no logró del todo por qué el sabía que si no me dejaba aprender a las buenas, yo lo haría a las malas, ya que esa parte del Distrito era gobernado por las bandas criminales, y nuestra vida en ella y su largura dependería a donde ibas a perte
JULIA —¡¡Que rayos sucedió m*****a sea?!, ¡si todo estaba bajo control!, quiero me encuentren a la m*****a rata que se oculta entre nosotros cuando lo hagan la quemare en el maldito infierno que se merece!!—, lo escucho hablando por teléfono desde mi pequeña oficina, me parece que tiene serios problemas pero de los cuáles no dice nada, en todo este año lo he visto hacer de cuánta maldad, por algo lo apodan el Diablo. Me asomo a ver sí necesita de mi ayuda o alguna otra cosa, me lo quedo viendo como embelesada esos ojos azules que se tornan oscuros cuando está furioso o cuando le veo ese deseo que siente por mí, la verdad ahora mismo no sé cuál de las dos sea la razón, pero creo que llegó la hora de hacer mi trabajo, de dar el primer paso. —¿Qué sucede Henry, te puedo ayudar en algo?—, le dije con voz sensual—, o si lo prefieres me puedo marchar mientras solucionas tus cosas-, sí en todo ese tiempo ya habíamos llegado
JULIA Después de lamer y chupar cada uno de los lóbulos de sus orejas y darme un buen gusto por todo su cuello fui bajando por su torso con mis labios, seguí bajando hasta su pecho e hice lo mismo que había hecho con mis manos, tomé cada una de sus tetillas con mi boca las mordía y después las lamía, lo escuché gemir más de una vez, sus vellos estremecían mi piel por qué esa sensación de sentir vello con piel era mágica, no sé en qué momento se quitó la camisa, pero ese torso fuerte lleno de músculos me hacían delirar, quería acaparar todo ese torso a la vez, pero mis pequeñas manos no daban para tanto, aún así seguí acariciando y besando todo ese esculpido cuerpo de Dios Griego qué tiene. Cuando mis manos iban llegando a su cintura a la parte donde comenzaba su pantalón me detuvo, su rápido movimiento hizo que mi torso quedara semi suspendido sobre el escritorio ya que agarró mis manos con una sola de las suyas, las posicionó por encima de mi c
HENRY Tenerla así tan dispuesta y a mi entera disposición me hacía temer de mi mismo, temí de ser precoz en estos momentos, de venirme antes de hacerla llegar al cielo con mis besos y caricias, para después hacerla perder la noción del tiempo mientras la vaya poseyendo, por eso debí hacer las cosas con calma antes de perder el control total de mí, juro sentir desfallecer cuando ella me acariciaba de esa forma tan exquisita que hizo que casi me viniera en mis pantalones, por eso la detuve cuando insinuó quitármelos no quería pasar un bochorno ante ella, por eso agarré sus manos y las subí sobre su cabeza haciendo que quedara semi inclinada sobre el escritorio. —Ahora es mi turno de acariciar todo este maravilloso cuerpo que me trae loco de deseo, es tiempo de al fin sentir como te hago estremecer y temblar, de hacerte delirar de deseo por mi—, le dije susurrando a su oído, sonreí satisfecho al ver cómo se estremecía toda solo con escuchar mis palabras.
HENRY No sé qué me pasa, jamás me he preocupado por el sentir de las mujeres con las cuáles he tenido sexo, solo me ha interesado mi propio placer, pero mi niña hermosa me hace explorar ese lado tierno e irreconocible para mí, así que le hablé a su oído, tratando de brindarle una calma que por dentro estaba lejos de sentir, ya que lo único que en verdad deseaba era por fin hundirme en su exquisito interior. —No te preocupes mi hermosa, no te haré daño, si quieres paro aquí, no quise asustarte, perd…—, ahogó mis palabras con su boca, dándome un beso que hizo palpitar mi miembro deseoso de ella. Mientras nos devorábamos con besos salvajes, con mi mano bajaba por todo su cuerpo nuevamente hasta llegar a su caliente sexo para ver sí estaba preparada para recibirme, y sí que lo estaba, acomodé mi viril miembro en su pequeña entrada subiéndolo y bajándolo por toda su vagina para lubricarla aún más. Sus besos y los gemidos que se