PASADO
Ella ha sido mi obsesión desde que la vi por primera vez no tendría más de catorce o quince años, llevaba un uniforme escolar que consistía en una sudadera y un polo ajustado a su diminuto pero atractivo cuerpo, se veía que sería ¡una gran belleza, una belleza sin igual!, la observé desde mi auto puesto que acababa de llegar a mi empresa, cuando la vi conversar con el guardia que protegía la puerta de entrada se le veía una sonrisa carismática y hablando con una confianza con Frank, así se llamaba él, la verdad que verla así brindando esa confianza no me gustó para nada, y no sé por qué, es que ella era apenas una niña y yo pronto cumpliría mis 26, así ¿que hacía viendo y no sólo eso, estaba teniendo semejantes pensamientos con una chiquilla, una nena qué apenas comenzaba a vivir?.
—¡Hijo la vas a dejar sin brillo!—, un fuerte golpe en mí espalda me hizo reaccionar, era mi padre Vitollo Macgregor, por un instante me había olvidado de su presencia, nos parecíamos mucho, decían que éramos como dos gotas de agua, pero como el me engendró cuando tenía 18 años, así que no aparentaba la edad qué tenía que eran 43 años, es más parecía aún más joven.
—Esta bien linda la chamaca ¿no?, ella es la hija ilegítima de Irving nuestro contador y él se enteró hace poco de su existencia, por eso viene cada viernes a buscar su mesada, creo que se llama ¡July o Julia algo así!—, me informó mi padre sobre ella.
Me quedé sorprendido con la información por qué Irving solo tenía dos hijos y los presumía como un buen padre que era, pero por desgracia no todo lo que brilla es oro, y tarde me di cuenta que no era más que otro miserable que guardaba las apariencias.
Desde ese día que la vi quedé totalmente prendido de ella, cada viernes sin falta, "ya que llevaba casi dos años en esta”, llegaba unos minutos antes para poder observarla desde lejos, y entre más la miraba, más me encandilaba con ella y más se metía dentro de mí, “algún día serás mía, te haré vibrar con todo tu ser, conocerás el placer más maravilloso de tú existencia”; Siempre murmuraba para mí esas palabras cada vez que la veía, lo que jamás pasó por mi mente es que era observado por otro, lo qué trajo mi maldición, perdición y a la vez mi bendición.
Hoy me decidí a darle cara para qué me conociera de una ¡buena vez ya que estaba dispuesto a mostrarle que ella sería mía, solamente mía y de nadie más!, y ¿por qué lo hice?, por qué hoy la muy desvergonzada llegó agarrada de la mano de un chico casi de su edad, un caribonito que me quería quitar lo qué ¡me pertenece, eso jamás lo iba a permitir!, así que me situé detrás de ambos y saludé a Frank con tono serio.
—¡Buenos días Frank!—, le dije—, sucede algo con éste par de ¿niños?, ¿están molestando acaso?, si es así ya sabes que hacer—, le dije con mi tono de acá hay graves problemas, ese tono que al muchos escucharlos se hacían de si mismo por el terror que generaba, pero ¡vaya sorpresa que me llevé por qué ella ni se inmutó!, en cambio el caribonito si lo vi temblar y sonreí para mis adentros, ¡eso que aprenda que no debe meterse con lo mío!.
Cuando ella volteó a verme con cara de molestia no sé que pasó, todo lo que tenía en mi mente para decirle se me borró, fue como si hubiera recibido una descarga eléctrica directamente en mi cerebro y al verme reflejado en sus hermosos ojos me perdí ellos, es qué eran o son tan hermosos que cambian de color según su estado de ánimo, y yo los estoy comprobando de primera mano, ya que al voltear a verme en su iris se denotaba un color violáceo una clara muestra de su mal humor o de su ira, pero al verme cambiaron casi de inmediato a un verde amielados, una muestra clara de la sorpresa que se llevó, pero sobretodo por ¡qué en esa mirada mostraba con un brillo pervertido qué le gusté y mucho!, creo que esto será un juego muy interesante, me había dicho, un juego del cuál creí que saldría vencedor, pero fue totalmente contrario a lo que había pensado y al final terminó hundiéndome en el lodo del cuál quería salir.
JULIA —¡Quien te crees que eres para tratarnos de esa manera!—, era lo que iba a decirle a esa voz tan jodidamente sensual que me erizó y me hizo mojarme nada más escucharla, pero al girar sobre mi eje y al encontrarme con ese cuerpo de Dios Griego, ¡uuufff señor! que hombre tan hermoso, suspiré, era alto que alto, altísimo!, medía casi 1.85 cms, era entre rubio y pelirrojo tenía unos ojos tan azules como la profundidad del océano, su cuerpo ¡uuufff!, se ve que gastaba sus buenas horas en el gimnasio para mantenerlo firme, al ir elevando mis ojos por todo el cuerpo de ese hermoso hombre me encontré con esas dos lindas gemas color azul turquesa o no sé, no logré identificar bien el color, por qué cuando lo miré directamente vi qué me miraban ¿con qué?, ¿deseo, humor, rabia?, no sé pero tampoco es que me desagradara de a mucho. —No es necesario mi Señor—, dijo mi amigo Frank, el guardia, sí mi amigo por qué nos hemos tratado muy b
HENRY Verla así tan cerca y con esa actitud de niña rebelde hacía grandes estragos en mi aparato reproductor qué no ocultaba para nada lo obsesionado qué estaba con ella. Cuando dijo quién eres tú y qué se podía defender sola, esa expresión de rebeldía e ingenuidad mezclada eso hizo que se metiera más dentro de mí, lo que me hizo pensar más con la cabeza de abajo que con la de arriba y le dije: —Te equivocas pequeña guerrera, tengo el poder de echarte ¡oh perdón!!, echarlos como unos perros sí se me pega la regalada gana, así que es mejor que cuides tú lenguaje, porque te haría callar esa boquita de mil y una maneras que ni te imaginarias así que ¡no me provoques!—, ella se me quedó viendo de una forma que estoy seguro que captó mi doble sentido por qué sí, lo hice con doble sentido, por qué mientras le decía esas palabras, me imaginé que mi verga estaba alrededor de esos jugosos labios, mientras
JULIA No podía creer frente a quién me encontraba, ya que este era el hombre que debía poner a mis pies, al que debía seducir y volver loco de amor, cuando mi padre y el señor Vitollo me hablaron de él, no me imaginé que fuese todo un Dios Griego y no cualquier Dios, para mi se me asemejaba a Hades el amo y señor del Inframundo, tan hermoso pero a la vez tan perverso y me refiero en todos los sentidos, no es para nada el chico bueno y Santo qué me pintaron mi padre y el señor Vitollo. Por que ese hombre exuda un áurea maquiavélica y sensual a la vez, quizás se preguntarán el por qué sé eso, por qué opino así, bueno les diré que aún con mi corta edad, lo qué he vivido hasta ahora me ha enseñado a saberlo, aunque no lo parezca conozco más de la personalidad de una persona con solo verla quizás hasta más que ella misma, tengo casi dieciséis años ya, y desde hace más de un año entré al juego del señor Vitollo y ya no había forma de retractarme.
JULIA —¿Frank, por favor puedes parar un momento?—, le dije mientras salíamos a las afuera de la ciudad y era por qué yo residía en otro distrito, y para llegar hasta mi hogar teníamos que pasar por un gran zona industrial prácticamente abandonada para volver a retomar la autopista nuevamente—, me siento mal creo que voy a devolver el estómago—, le dije con voz baja. Él estacionó el auto a un costado de la carretera, al hacerlo me bajé inmediatamente, obligándolo ir tras de mí, hice como si estuviese vomitando mientras se acercaba a mí por la espalda. —¿Te encuentras bien Julia?, acaso te excediste con la comida hoy?, quizás es llenura lo que tienes—, me decía con un tono de preocupación en su voz, mientras acariciaba mi cabello y espalda, pero para nada que lo hacía con preocupación, sé muy bien que desde que me conoció quería ese contacto íntimo—, cuando lleguemos al distrito buscaré una farmacia y te compro una medicina para que te mejores—, d
JULIA —Ahora quiero probar yo—, le dije apartándolo un poco de mi, comencé acariciar su figura con mis pequeñas manos esos brazos fuertes y firmes que tenía, fui bajando mi mano por su pecho semidesnudo por qué mientras nos besamos alcancé a desabotonarle su camisa, ese hermoso pecho velludo que me hacía cosquillas mientras lo acariciaba, pasé mis manos por sus erguidas tetillas. Lo mismo que él me hizo se lo hice también primero como mis manos y después con mi boca acaricié cada centímetro de su pecho, fuí bajando por su plano vientre de chocolate que tiene, lamí cada panel qué se le formaba hasta que llegué a su cinturón con una mirada le dije lo que deseaba e inmediatamente se quitó el cinturón bajó sus pantalones junto con su bóxer en un sólo movimiento, su gran miembro casi golpea mi cara de lo enorme y erguido que estaba solo lo contemplé sorprendida. —Que gran aperitivo tengo ante mí, se ve dulce y apetitoso—, le dije sabo
HENRY Después del encuentro de palabras y miradas que tuve con mi pequeña guerrera se me hizo aún más difícil apartarme de ella, porque el verla directamente a los ojos y tenerla muy cerca, sentir su olor, ha superado mis expectativas, todo eso hizo que se clavara más en mi interior. Esa tarde después de mencionarle que se las vería conmigo si se volvía a exceder, me la quedé observando mientras regañaba al guardia: —Frank ya conoces bien las reglas de visita en esta empresa nada de visitantes extraños, así que la única que puede entrar es la señorita—, le seguí hablando a Frank con el mismo tono iracundo que tenía, pero es qué ver a mi pequeña diosa al lado de otro sentí unos profundos celos que jamás pensé sentir y que me carcomía los sesos, ella se giró a verme nuevamente con ganas de retarme, lo supe en ese brillo tan único y peculiar que tenía en sus ojos, pero creo que mis palabras le bajaron un poco los humos. —Elloys no te pr
JULIA Mientras lograba que Frank me diera información qué me era de gran utilidad, me ganaba también la supuesta confianza de mi papá ayudándolo en su trabajo, le hacía los balances que utilizaba para cuando el ministerio de Hacienda hiciera las auditorías legales no le cayera encima y expropiará los bienes del señor Vitollo, mientras que él era el que hacía los libros reales para el Gran Lord. Pero un día me descubrió, más bien me descubrieron y eso hizo que cayera en sus manos. Mientras hacia una copia de seguridad de todos esos archivos y tratos oscuros que ellos mantenían en bajo perfil, solo para tenerla como evidencia y usarla para un futuro beneficio, en ese preciso momento entraron los dos tanto mi padre como el señor Vitollo. —Dime Irving que haré con esta hermosa pequeña qué parece que lo único que sacó de ti fue tú inteligencia, por qué esa apariencia y belleza la debió sacar de su madre—, decía con una peligro
HENRY Después qué mi padre salió de la oficina me quedé pensando en lo que se traería entre manos, por qué su insistencia de saber lo que hago, si sabía que lo que quería era mantenerme controlado, lo que jamás pasó por mi cabeza era la gran telaraña que había creado de la cuál como un buen tonto caí en ella, al final encontró la forma de acercarme y hacerme aceptar mi destino, todo gracias a unos bellos ojos ámbar que me cautivaron desde que los vi. Mi destino era ser el Lord, la cabeza de la Gran Society, lugar qué tenía ganado por ser él hijo único del actual Lord, mi padre, aparte de heredar el sin fin de negocios legales que manejaba para seguir manteniendo en la oscuridad a la Gran Society. Pero yo jamás deseé eso, jamás deseé estar en la posición de mi padre, mi madre me enseñó amar la vida, a desear lo más bonito y sencillo de ella, crecí entre dos mundos, por qué mientras mi madre me enseñaba eso, lo b