JULIA
No podía creer frente a quién me encontraba, ya que este era el hombre que debía poner a mis pies, al que debía seducir y volver loco de amor, cuando mi padre y el señor Vitollo me hablaron de él, no me imaginé que fuese todo un Dios Griego y no cualquier Dios, para mi se me asemejaba a Hades el amo y señor del Inframundo, tan hermoso pero a la vez tan perverso y me refiero en todos los sentidos, no es para nada el chico bueno y Santo qué me pintaron mi padre y el señor Vitollo.Por que ese hombre exuda un áurea maquiavélica y sensual a la vez, quizás se preguntarán el por qué sé eso, por qué opino así, bueno les diré que aún con mi corta edad, lo qué he vivido hasta ahora me ha enseñado a saberlo, aunque no lo parezca conozco más de la personalidad de una persona con solo verla quizás hasta más que ella misma, tengo casi dieciséis años ya, y desde hace más de un año entré al juego del señor Vitollo y ya no había forma de retractarme.
Debido a que me había enterado de gran parte de sus movimientos queriendo sin querer, bueno en cierto modo por qué cuando mi primo Antone me puso a trabajar aquí lo había hecho pensando en mantenerme alejada de este bajo mundo al que pertenecíamos.
Pero yo siempre sentí esa curiosidad de saber si todo lo que se hablaba de él, del señor Vittolo era cierto, y la oportunidad se me dió cuando me enteré quién era mi verdadero padre, por supuesto que lo iba aprovechar y muy bien, debía ganarme la confianza de muchas personas para lograr mi objetivo que era entrar a la Supuesta Organización que manejaba el señor Vitollo, la Gran Society fue, es y será siempre mi objetivo, por qué si lograba ser la p**a ama de la organización, prácticamente tendría el mundo a pies y al fin lograría obtener lo que por derecho le correspondía a mi hijo, pero a él lo quería fuera de esto, no lo quería poner a elegir jamás, como lo hicieron conmigo y su padre, el jamás conocería este mundo oscuro y cruel y de mi parte estaba mantenerlo alejado aunque muriese en el intento.
El primer objetivo que me había propuesto y al que debía llegar era mi "padre", ganarme su confianza no era tarea fácil era un perro viejo jugado, al estudiarlo y analizarlo, de lo único que me pude dar cuenta que tenemos en común es la mente prodigiosa que tenemos, esa mente que podemos utilizar para bien o para mal, y creo que eso fue lo que llevó aceptarme como su hija, mientras hacia mis visitas esporádicas me acercaba a la gente que sabía me podían ayudar a ir escalando poco a poco y uno de esos fue Frank, sí el guardia de seguridad, era muy sexy tenía un gran cuerpo de Dios Griego, era rubio y tenía unos ojos verdes que parecían un par de esmeraldas, tenía 22años, como típico hombre me fue fácil seducirlo con mis encantos por qué apesar de tener casi 15 años, ya lucía el cuerpo de toda una mujer, así que lo empecé aprovechar y muy bien.
Por que los malditos que me hicieron daño lo único que me enseñaron es que los hombres solo buscaban una cosa de una por ser mujer y eso era tú cuerpo; llegué a comprender que si lo mantenía en un buen estado lograría con mi cuerpo cualquier objetivo que me propusiera.
Así que Frank fue presa fácil, aunque nunca llegamos a consumar el acto sexual por qué según él no quería ir preso por abuso sexual de menores, pero bien calentón que lo hacía poner con mis cariñitos que a veces le daba y aquellos que yo le permitía que me hiciera, pero solo pasó un par de veces y fueron suficientes para tenerlo comiendo de mi mano.
La primera vez fue cuando mi padre le pidió que me trajera a casa, ya que a él se le había presentado un problema y ese día no podía llevarme ahí fue cuando aproveché, ya sabía que yo le atraía más como mujer, y camino a casa mientras me llevaba en su auto aproveché ya que era una oportunidad de oro una en un millón, a parte que Frank era todo un mango exquisito al qué quería saborear muy bien hasta dejarlo sin ningún pelo alrededor, y por supuesto que me iba a dar el gusto, pero solo para lograr mis objetivos, y no era que Frank no me atrajera como hombre pues él en realidad era muy guapo, pero si quería lograr lo que me había propuesto, no nunca jamás debía involucrar sentimientos, es algo que me enseñó mi primo Antone, y jamás le fallaré a lo que me enseñó, aparte qué si lo hago no solo le fallaré a él , sino a los que dependen de mí, Antone, y Miriam, mi mujer hermosa, mi hermana de corazón.
JULIA —¿Frank, por favor puedes parar un momento?—, le dije mientras salíamos a las afuera de la ciudad y era por qué yo residía en otro distrito, y para llegar hasta mi hogar teníamos que pasar por un gran zona industrial prácticamente abandonada para volver a retomar la autopista nuevamente—, me siento mal creo que voy a devolver el estómago—, le dije con voz baja. Él estacionó el auto a un costado de la carretera, al hacerlo me bajé inmediatamente, obligándolo ir tras de mí, hice como si estuviese vomitando mientras se acercaba a mí por la espalda. —¿Te encuentras bien Julia?, acaso te excediste con la comida hoy?, quizás es llenura lo que tienes—, me decía con un tono de preocupación en su voz, mientras acariciaba mi cabello y espalda, pero para nada que lo hacía con preocupación, sé muy bien que desde que me conoció quería ese contacto íntimo—, cuando lleguemos al distrito buscaré una farmacia y te compro una medicina para que te mejores—, d
JULIA —Ahora quiero probar yo—, le dije apartándolo un poco de mi, comencé acariciar su figura con mis pequeñas manos esos brazos fuertes y firmes que tenía, fui bajando mi mano por su pecho semidesnudo por qué mientras nos besamos alcancé a desabotonarle su camisa, ese hermoso pecho velludo que me hacía cosquillas mientras lo acariciaba, pasé mis manos por sus erguidas tetillas. Lo mismo que él me hizo se lo hice también primero como mis manos y después con mi boca acaricié cada centímetro de su pecho, fuí bajando por su plano vientre de chocolate que tiene, lamí cada panel qué se le formaba hasta que llegué a su cinturón con una mirada le dije lo que deseaba e inmediatamente se quitó el cinturón bajó sus pantalones junto con su bóxer en un sólo movimiento, su gran miembro casi golpea mi cara de lo enorme y erguido que estaba solo lo contemplé sorprendida. —Que gran aperitivo tengo ante mí, se ve dulce y apetitoso—, le dije sabo
HENRY Después del encuentro de palabras y miradas que tuve con mi pequeña guerrera se me hizo aún más difícil apartarme de ella, porque el verla directamente a los ojos y tenerla muy cerca, sentir su olor, ha superado mis expectativas, todo eso hizo que se clavara más en mi interior. Esa tarde después de mencionarle que se las vería conmigo si se volvía a exceder, me la quedé observando mientras regañaba al guardia: —Frank ya conoces bien las reglas de visita en esta empresa nada de visitantes extraños, así que la única que puede entrar es la señorita—, le seguí hablando a Frank con el mismo tono iracundo que tenía, pero es qué ver a mi pequeña diosa al lado de otro sentí unos profundos celos que jamás pensé sentir y que me carcomía los sesos, ella se giró a verme nuevamente con ganas de retarme, lo supe en ese brillo tan único y peculiar que tenía en sus ojos, pero creo que mis palabras le bajaron un poco los humos. —Elloys no te pr
JULIA Mientras lograba que Frank me diera información qué me era de gran utilidad, me ganaba también la supuesta confianza de mi papá ayudándolo en su trabajo, le hacía los balances que utilizaba para cuando el ministerio de Hacienda hiciera las auditorías legales no le cayera encima y expropiará los bienes del señor Vitollo, mientras que él era el que hacía los libros reales para el Gran Lord. Pero un día me descubrió, más bien me descubrieron y eso hizo que cayera en sus manos. Mientras hacia una copia de seguridad de todos esos archivos y tratos oscuros que ellos mantenían en bajo perfil, solo para tenerla como evidencia y usarla para un futuro beneficio, en ese preciso momento entraron los dos tanto mi padre como el señor Vitollo. —Dime Irving que haré con esta hermosa pequeña qué parece que lo único que sacó de ti fue tú inteligencia, por qué esa apariencia y belleza la debió sacar de su madre—, decía con una peligro
HENRY Después qué mi padre salió de la oficina me quedé pensando en lo que se traería entre manos, por qué su insistencia de saber lo que hago, si sabía que lo que quería era mantenerme controlado, lo que jamás pasó por mi cabeza era la gran telaraña que había creado de la cuál como un buen tonto caí en ella, al final encontró la forma de acercarme y hacerme aceptar mi destino, todo gracias a unos bellos ojos ámbar que me cautivaron desde que los vi. Mi destino era ser el Lord, la cabeza de la Gran Society, lugar qué tenía ganado por ser él hijo único del actual Lord, mi padre, aparte de heredar el sin fin de negocios legales que manejaba para seguir manteniendo en la oscuridad a la Gran Society. Pero yo jamás deseé eso, jamás deseé estar en la posición de mi padre, mi madre me enseñó amar la vida, a desear lo más bonito y sencillo de ella, crecí entre dos mundos, por qué mientras mi madre me enseñaba eso, lo b
JULIA Jamás imaginé que ese mismo día de nuestro encuentro comenzaría mi verdadero trabajo, para el que me iba necesitar al señor Vittolo, me había quedado con la duda cuando me dijo que necesitaba que estuviera cerca de su hijo y que me ganara su confianza pero no le di demasiada importancia la que debí haberle dado. Desde aquel día que lo acepté estuve haciendo pequeños trabajos para el señor Vitollo, pequeños encargos y entregas sobre todo a hombres para que se cautivarán con mi presencia y belleza y así controlarlos a su antojo, mi experiencia en el distrito me ayudó y mucho, ya que mi vida en el bajo mundo había comenzado aún antes de darme cuenta y aunque mi primo Antone me quería alejar de ella, no logró del todo por qué el sabía que si no me dejaba aprender a las buenas, yo lo haría a las malas, ya que esa parte del Distrito era gobernado por las bandas criminales, y nuestra vida en ella y su largura dependería a donde ibas a perte
JULIA —¡¡Que rayos sucedió m*****a sea?!, ¡si todo estaba bajo control!, quiero me encuentren a la m*****a rata que se oculta entre nosotros cuando lo hagan la quemare en el maldito infierno que se merece!!—, lo escucho hablando por teléfono desde mi pequeña oficina, me parece que tiene serios problemas pero de los cuáles no dice nada, en todo este año lo he visto hacer de cuánta maldad, por algo lo apodan el Diablo. Me asomo a ver sí necesita de mi ayuda o alguna otra cosa, me lo quedo viendo como embelesada esos ojos azules que se tornan oscuros cuando está furioso o cuando le veo ese deseo que siente por mí, la verdad ahora mismo no sé cuál de las dos sea la razón, pero creo que llegó la hora de hacer mi trabajo, de dar el primer paso. —¿Qué sucede Henry, te puedo ayudar en algo?—, le dije con voz sensual—, o si lo prefieres me puedo marchar mientras solucionas tus cosas-, sí en todo ese tiempo ya habíamos llegado
JULIA Después de lamer y chupar cada uno de los lóbulos de sus orejas y darme un buen gusto por todo su cuello fui bajando por su torso con mis labios, seguí bajando hasta su pecho e hice lo mismo que había hecho con mis manos, tomé cada una de sus tetillas con mi boca las mordía y después las lamía, lo escuché gemir más de una vez, sus vellos estremecían mi piel por qué esa sensación de sentir vello con piel era mágica, no sé en qué momento se quitó la camisa, pero ese torso fuerte lleno de músculos me hacían delirar, quería acaparar todo ese torso a la vez, pero mis pequeñas manos no daban para tanto, aún así seguí acariciando y besando todo ese esculpido cuerpo de Dios Griego qué tiene. Cuando mis manos iban llegando a su cintura a la parte donde comenzaba su pantalón me detuvo, su rápido movimiento hizo que mi torso quedara semi suspendido sobre el escritorio ya que agarró mis manos con una sola de las suyas, las posicionó por encima de mi c