HENRY
Verla así tan cerca y con esa actitud de niña rebelde hacía grandes estragos en mi aparato reproductor qué no ocultaba para nada lo obsesionado qué estaba con ella.
Cuando dijo quién eres tú y qué se podía defender sola, esa expresión de rebeldía e ingenuidad mezclada eso hizo que se metiera más dentro de mí, lo que me hizo pensar más con la cabeza de abajo que con la de arriba y le dije:
—Te equivocas pequeña guerrera, tengo el poder de echarte ¡oh perdón!!, echarlos como unos perros sí se me pega la regalada gana, así que es mejor que cuides tú lenguaje, porque te haría callar esa boquita de mil y una maneras que ni te imaginarias así que ¡no me provoques!—, ella se me quedó viendo de una forma que estoy seguro que captó mi doble sentido por qué sí, lo hice con doble sentido, por qué mientras le decía esas palabras, me imaginé que mi verga estaba alrededor de esos jugosos labios, mientras entro y salgo sin piedad de esa boca pecadora que está echa para darme placer a mí y solamente a mí.
—Oohhh! ya veo, por qué puedes hacerlo? Si puede saber—, la muy descarada me respondió, al parecer quería seguir retándome, así lo sentí por qué lo hacía con sus palabras que también las decía con doble sentido, y aunque sonara a “yo soy un ángel”, con su mirada me decía muchas cosas, esa mirada que me estaba dando con ella me pedía que me la comiera a besos hay mismo, pero a la misma vez también lo hacía con gran sorpresa, pero era algo en lo que no me puse a divagar mucho, como dije en esos momentos estaba pensando más con la cabeza de abajo, que con la de arriba.
—Es que él es el señor Henry, el hijo del señor Vitollo y CEO de esta empresa—, intervino Frank sacándonos de ese extraño encuentro sexual que tuvimos nada más con mirarnos, con la intervención de Frank enseguida vino mi mal humor, por qué quería seguir fundido en esa mirada qué me trae loco, así con mi tono más fuerte e intimidante le dije:
—Frank creo que esa pregunta me la hicieron a mi, lo cual puedo responderla muy bien, así que la próxima vez que te decidas meter tú jeta donde no te han invitado no te servirá de mucho—, mi tono fue tan despiadado.
Él inmediatamente bajó su cabeza, pues sabía de lo que era capaz de hacer cuando se interponían en mis cosas, mi humor cambio con su interferencia y se puso peor cuando ella salió a defenderlo.
—Perdón señor por mi altanería, no sabía quién era usted—, dijo ella sacándome de mis pensamientos asesinos—, sé que tampoco es excusa válida por qué me han enseñado a no tratar mal a nadie pero es que a veces no me trago las injusticias.
Y hay estaba ella devolviendo la pelota a mi cancha pero con qué gran sutileza, no solo puso en evidencia mi mal humor sino que la muy descarada me está poniendo a mí como el malo de la película, bueno pequeña guerrera sí quieres batalla, batalla te daré y créeme que no saldrás bien librada por qué terminarás suplicando qué te llene totalmente de mi, y por todos lados.
—Bueno, sí eso fue una disculpa de su parte no me tocará de otra que aceptarla, por qué sé lo importante que es su padre para él mío—, le dije mirándola muy serio—, pero que quede claro que a la próxima sabrá quién soy en realidad—, la miré y le seguí diciendo con el mismo tono intimidante con el que le hablé a Frank, y juro por Dios que la vi estremecerse de placer, o es qué es tanta mi obsesión que estoy viendo cosas que no ¿son?
Me alejé como alma que lleva el diablo por qué si seguía ahí viéndola, juro que era capaz de montarla sobres mi hombros y llevarla hasta mi cama de donde no la dejaría salir hasta dejarla muda e inválida, muda de tanto hacerla gemir y gritar mi nombre, e inválida por qué no la dejaría salir de mi cama después de haberla hecho mía de todas las formas inimaginables.
¡Por Dios! Henry deja de pensar con la cabeza de abajo por qué terminarás cometiendo cualquier locura, además te terminarás poniendo en evidencia y acabarás mal muy mal, con ese pensamiento entré a mi empresa y subí al ascensor para ir a mi oficina y así tranquilizarme un poco.
JULIA No podía creer frente a quién me encontraba, ya que este era el hombre que debía poner a mis pies, al que debía seducir y volver loco de amor, cuando mi padre y el señor Vitollo me hablaron de él, no me imaginé que fuese todo un Dios Griego y no cualquier Dios, para mi se me asemejaba a Hades el amo y señor del Inframundo, tan hermoso pero a la vez tan perverso y me refiero en todos los sentidos, no es para nada el chico bueno y Santo qué me pintaron mi padre y el señor Vitollo. Por que ese hombre exuda un áurea maquiavélica y sensual a la vez, quizás se preguntarán el por qué sé eso, por qué opino así, bueno les diré que aún con mi corta edad, lo qué he vivido hasta ahora me ha enseñado a saberlo, aunque no lo parezca conozco más de la personalidad de una persona con solo verla quizás hasta más que ella misma, tengo casi dieciséis años ya, y desde hace más de un año entré al juego del señor Vitollo y ya no había forma de retractarme.
JULIA —¿Frank, por favor puedes parar un momento?—, le dije mientras salíamos a las afuera de la ciudad y era por qué yo residía en otro distrito, y para llegar hasta mi hogar teníamos que pasar por un gran zona industrial prácticamente abandonada para volver a retomar la autopista nuevamente—, me siento mal creo que voy a devolver el estómago—, le dije con voz baja. Él estacionó el auto a un costado de la carretera, al hacerlo me bajé inmediatamente, obligándolo ir tras de mí, hice como si estuviese vomitando mientras se acercaba a mí por la espalda. —¿Te encuentras bien Julia?, acaso te excediste con la comida hoy?, quizás es llenura lo que tienes—, me decía con un tono de preocupación en su voz, mientras acariciaba mi cabello y espalda, pero para nada que lo hacía con preocupación, sé muy bien que desde que me conoció quería ese contacto íntimo—, cuando lleguemos al distrito buscaré una farmacia y te compro una medicina para que te mejores—, d
JULIA —Ahora quiero probar yo—, le dije apartándolo un poco de mi, comencé acariciar su figura con mis pequeñas manos esos brazos fuertes y firmes que tenía, fui bajando mi mano por su pecho semidesnudo por qué mientras nos besamos alcancé a desabotonarle su camisa, ese hermoso pecho velludo que me hacía cosquillas mientras lo acariciaba, pasé mis manos por sus erguidas tetillas. Lo mismo que él me hizo se lo hice también primero como mis manos y después con mi boca acaricié cada centímetro de su pecho, fuí bajando por su plano vientre de chocolate que tiene, lamí cada panel qué se le formaba hasta que llegué a su cinturón con una mirada le dije lo que deseaba e inmediatamente se quitó el cinturón bajó sus pantalones junto con su bóxer en un sólo movimiento, su gran miembro casi golpea mi cara de lo enorme y erguido que estaba solo lo contemplé sorprendida. —Que gran aperitivo tengo ante mí, se ve dulce y apetitoso—, le dije sabo
HENRY Después del encuentro de palabras y miradas que tuve con mi pequeña guerrera se me hizo aún más difícil apartarme de ella, porque el verla directamente a los ojos y tenerla muy cerca, sentir su olor, ha superado mis expectativas, todo eso hizo que se clavara más en mi interior. Esa tarde después de mencionarle que se las vería conmigo si se volvía a exceder, me la quedé observando mientras regañaba al guardia: —Frank ya conoces bien las reglas de visita en esta empresa nada de visitantes extraños, así que la única que puede entrar es la señorita—, le seguí hablando a Frank con el mismo tono iracundo que tenía, pero es qué ver a mi pequeña diosa al lado de otro sentí unos profundos celos que jamás pensé sentir y que me carcomía los sesos, ella se giró a verme nuevamente con ganas de retarme, lo supe en ese brillo tan único y peculiar que tenía en sus ojos, pero creo que mis palabras le bajaron un poco los humos. —Elloys no te pr
JULIA Mientras lograba que Frank me diera información qué me era de gran utilidad, me ganaba también la supuesta confianza de mi papá ayudándolo en su trabajo, le hacía los balances que utilizaba para cuando el ministerio de Hacienda hiciera las auditorías legales no le cayera encima y expropiará los bienes del señor Vitollo, mientras que él era el que hacía los libros reales para el Gran Lord. Pero un día me descubrió, más bien me descubrieron y eso hizo que cayera en sus manos. Mientras hacia una copia de seguridad de todos esos archivos y tratos oscuros que ellos mantenían en bajo perfil, solo para tenerla como evidencia y usarla para un futuro beneficio, en ese preciso momento entraron los dos tanto mi padre como el señor Vitollo. —Dime Irving que haré con esta hermosa pequeña qué parece que lo único que sacó de ti fue tú inteligencia, por qué esa apariencia y belleza la debió sacar de su madre—, decía con una peligro
HENRY Después qué mi padre salió de la oficina me quedé pensando en lo que se traería entre manos, por qué su insistencia de saber lo que hago, si sabía que lo que quería era mantenerme controlado, lo que jamás pasó por mi cabeza era la gran telaraña que había creado de la cuál como un buen tonto caí en ella, al final encontró la forma de acercarme y hacerme aceptar mi destino, todo gracias a unos bellos ojos ámbar que me cautivaron desde que los vi. Mi destino era ser el Lord, la cabeza de la Gran Society, lugar qué tenía ganado por ser él hijo único del actual Lord, mi padre, aparte de heredar el sin fin de negocios legales que manejaba para seguir manteniendo en la oscuridad a la Gran Society. Pero yo jamás deseé eso, jamás deseé estar en la posición de mi padre, mi madre me enseñó amar la vida, a desear lo más bonito y sencillo de ella, crecí entre dos mundos, por qué mientras mi madre me enseñaba eso, lo b
JULIA Jamás imaginé que ese mismo día de nuestro encuentro comenzaría mi verdadero trabajo, para el que me iba necesitar al señor Vittolo, me había quedado con la duda cuando me dijo que necesitaba que estuviera cerca de su hijo y que me ganara su confianza pero no le di demasiada importancia la que debí haberle dado. Desde aquel día que lo acepté estuve haciendo pequeños trabajos para el señor Vitollo, pequeños encargos y entregas sobre todo a hombres para que se cautivarán con mi presencia y belleza y así controlarlos a su antojo, mi experiencia en el distrito me ayudó y mucho, ya que mi vida en el bajo mundo había comenzado aún antes de darme cuenta y aunque mi primo Antone me quería alejar de ella, no logró del todo por qué el sabía que si no me dejaba aprender a las buenas, yo lo haría a las malas, ya que esa parte del Distrito era gobernado por las bandas criminales, y nuestra vida en ella y su largura dependería a donde ibas a perte
JULIA —¡¡Que rayos sucedió m*****a sea?!, ¡si todo estaba bajo control!, quiero me encuentren a la m*****a rata que se oculta entre nosotros cuando lo hagan la quemare en el maldito infierno que se merece!!—, lo escucho hablando por teléfono desde mi pequeña oficina, me parece que tiene serios problemas pero de los cuáles no dice nada, en todo este año lo he visto hacer de cuánta maldad, por algo lo apodan el Diablo. Me asomo a ver sí necesita de mi ayuda o alguna otra cosa, me lo quedo viendo como embelesada esos ojos azules que se tornan oscuros cuando está furioso o cuando le veo ese deseo que siente por mí, la verdad ahora mismo no sé cuál de las dos sea la razón, pero creo que llegó la hora de hacer mi trabajo, de dar el primer paso. —¿Qué sucede Henry, te puedo ayudar en algo?—, le dije con voz sensual—, o si lo prefieres me puedo marchar mientras solucionas tus cosas-, sí en todo ese tiempo ya habíamos llegado