Capítulo 0002

Tiempo actual

Había llorado más de lo que creyó posible, realmente él supo obrar en contra de ella, le había arrebatado no solo su inocencia física, sino su inocencia de espíritu, antes pensaba que no había maldad en la gente, pero no podía haber estado más equivocada, hizo añico su autoestima, desde ese día ni se vestía ni se maquillaba, se sentía el ser más feo sobre la faz de la tierra, sus ojos enrojecidos y sus cabellos sin brillo la observaban desde el otro lado del espejo. Canceló su fiesta de cumpleaños, en vano fueron los intentos de su madre y su padrastro para sacarla de ese estado mental en que se encontraba, incluso Fernando se había comportado muy bien con ella, la llamaba, la visitaba y le hacía compañía mientras ella lloraba desconsoladamente, hasta le había pedido disculpas porque se sentía un poco responsable por lo que le había pasado, a tal extremo que había terminado su amistad con Sebastián.

En cuanto a ella se sentía mal, incluso en los tres últimos días había tenido nauseas, vomitaba hasta la bilis en las mañanas, había tenido mareos, sus senos estaban sensibles e hinchados, le daba mucho sueño y dolores de cabeza, creía saber a qué se debía, su última menstruación había tenido lugar catorce días antes de haberse acostado con Sebastián, el muy desgraciado ni siquiera uso protección, su intención en verdad era destruirle la vida. Sin embargo, esperanzada se bañó, se vistió, tomó su carro y se fue a una farmacia a comprar una test de embarazo, regresó a la casa, subió a su habitación y se fue al baño a practicarse la prueba, luego de leer las instrucciones, orinó, sujetó la tira de la prueba para que la tocará y esperó los tres minutos indicados y allí estaba el resultado ¡Estaba embarazada!

Debía buscar una solución, su primer pensamiento fue interrumpir el embarazo, era muy joven para ser madre, ¡Por Dios! si solo contaba con escasos dieciocho años, era casi una adolescente y ¿Cómo iba a mantenerlo? Bueno sus padres podían darle lo que necesitaban, pero no pretendía eso y ¿A qué costo? Tendría que averiguar ¿Cómo hacerlo? ¿Sería a través de un medicamento o iría a una clínica para que le practicaran una intervención quirúrgica para que le sacaran ese embrión? total era muy diminuto y la legislación italiana permitía el aborto dentro de los primeros noventa días de embarazo en caso de peligro para la salud física o psíquicas, por dificultades económicas o sociales de la madre.

Empezó a investigar sobre el tema en internet, revisó videos y opiniones respecto al aborto, se sentía confusa no encontraba que hacer ¿Sería correcto hacerlo? Muchas de las cosas que vio le causaron escalofríos. ¿Qué sería lo mejor? se preguntaba.

Al día siguiente esos pensamiento seguían martillándola ¿Abortaba o no? que difícil decisión se decía ¿Si lo aborto y mis padres se enteran que opinarían? ¿Cuáles serían las implicaciones y si moría al hacerlo? Y si decidía tenerlo ¿Qué haría? Tenía tantos planes, no era justo tener que dejarlos a un lado, por una noche de pasión, aunque la mayor responsabilidad era de Sebastián no de ella, porque él era más experimentado, mientras ella no tenía experiencia en cuestiones sexuales, aunque claro, sabía que existían métodos contra la concepción, sin embargo no estaba preparada para tener sexo.

Siguió pensando, si llevaba ese embarazo a término, ¿Para dónde podía irse?, no lo sabía, necesitaba dinero, no quería ser una mantenida de sus padres, una situación es que se tratara de ella sola, pero otra distinta con un bebé, tenía algunas joyas y objetos de valor, pero sería suficiente para mantenerse ella y su hijo, tenía también algunos cuadros que había pintado, pero apenas era una aficionada de la pintura, aunque había ingresado a estudiar en un instituto no se comparaba con una academia de renombre, sentía le faltaba mucho por desarrollarse, aunque también era cierto, que ella era muy exigente consigo misma.

Por otra parte, no sabía hacer otra cosa sino pintar, bueno, tenía conocimiento en algunos programas básicos de computación, podía utilizarlos para conseguir un trabajo como secretaria en alguna parte, quería hacer todo sin contar con su madre y su padrastro, y aparte de ellos no tenía a nadie quien la pudiera ayudar, a menos que le pidiera apoyo a Fernando se dijo, luego de pensar, concluyó en voz alta —Llamaré a Fernando — es la única persona con la cual puedo contar por ahora, no tenía amigas, pues las chicas de la academia no simpatizaban mucho con ella. Decidida tomó su celular y le marcó, a la primera timbrada contestó — Ciao Bella, ¿Cómo te sientes?

—Hola Fernando. Todo bien. ¿Cómo estás? ¿Estás en prácticas?—le preguntó deseando que tuviera tiempo disponible.

—Todo bien Bella. Para ti siempre tengo tiempo disponible. Dime ¿Qué necesitas? —preguntó con un tono de preocupación.

—¿Puedes venir a mi casa? necesito contarte algo urgentemente y sólo confió en ti. Te has convertido en mi apoyo en estos momentos de incertidumbre y de desespero —mencionó apesadumbrada.

— Claro que sí, puedes contar con todo mi apoyo. Sabes que me siento un tanto culpable, porque considero que pude haber evitado el daño causado por Sebastián y me recrimino cada momento por eso.

— No te preocupes, además, de nada sirve lamentarse por la leche derramada. No te culpo de nada—le respondió la chica con sinceridad.

— Porque eres un alma caritativa —respondió Fernando con una sonrisa.

—No te creas, ya no me siento la misma. ¿Puedes venir? —preguntó con duda la chica.

— Claro ¿A qué hora debo estar contigo? —preguntó su amigo.

— No sé. Tengo todo el tiempo del mundo —respondió la joven, ansiosa porque Fernando acudiera a su llamado.

— Bueno estaré en tu casa en un par de horas —respondió Fernando de inmediato.

— Ok. Entonces nos vemos —manifestó contenta.

— Hasta luego, Bella. —le dijo lanzándole un beso y cortando la comunicación.

Al concluir la llamada, revisó su vestier tomó un pantalón de mezclilla, una blusa blanca sin mangas y unos botines negros con pequeños tacones de cinco centímetros y su ropa interior, se bañó, se vistió, se maquilló suave y se dispuso a esperar a Fernando, hora y media después tocaron el timbre de la casa, salió corriendo, cuando bajaba la escalera, una asistenta se dirigía a abrir la puerta, al llegar abajo entró Fernando, él se acercó saludándola con un beso en cada mejilla — ¿Qué tal está la mujer más bella de Italia?

—La mujer más bella de Italia, desconozco como está, pero yo estoy bien. ¿Y tú? Llegaste antes del par de horas. Vamos al jardín para conversar —expresó tomándole la mano.

—Tú eres lo más bello de Italia. Y yo estoy muy bien. Me desocupe antes. Tienes mejor aspecto. Me gusta verte así. ¿Te arreglaste para mí? —Le preguntó con una sonrisa.

— ¡Si seguro! —Le dijo sardónica—, no podía esperar para verte.

—¿Noto cierto sarcasmo en tu entonación? —le preguntó mientras se sentaban en una de las mesas del jardín.

— Tal vez, pero en serio quería verte. Estoy en graves problemas. —le confesó con preocupación.

— Lo sé. Andas deprimida por todo lo pasado con Sebastián. Pero te aseguro, que con el tiempo superarás ésta situación —mencionó deseando que la joven superara pronto esa situación.

— Ese es el problema, no creo que vaya a superarlo. Menos ahora —manifestó la chica haciendo una mueca.

—¿Tanto lo amas para no superarlo? Ni siquiera pensando en lo que te hizo —. El hombre no podía creer que ella siguiera amando a Sebastián.

—Ya no lo amo, siento que lo odio con todas mis fuerzas —le dijo con los ojos húmedos y en tono molesto.

—No creo que después de haber pasado tanto tiempo admirándolo y amándolo lo odies, sin embargo, si es cierto que lo odias ¿Por qué no lo superarías?

— Estoy embarazada —le confesó de golpe.

— ¡No es posible!— Exclamó Fernando.

— ja ja ja —fingió una risa—, como si no supieras que lo hace posible —le mencionó con sus mejillas encendidas.

—Por supuesto, conozco el cómo. Pienso debió usar protección, no tengo a Sebastián por un hombre descuidado, todo lo contrario.

Bella se ruborizó aún más— Pues, no sé porque no usó protección —expresó sintiéndose por un momento vulnerable.

—¿Cómo sabes que estás embarazada? ¿No es muy pronto para saberlo? —preguntó Fernando deseando que eso fuese mentira porque tenía interés en ella y si estaba embarazada lo complicaría.

—Compré una prueba de embarazo en una farmacia y al hacérmela salió positivo. Han pasado cinco semanas de mi última menstruación.

—¡Muy mala suerte! Esto te complica la vida Bella, tendrás que avisarle a Sebastián que estás esperando un hijo —le propuso aunque la idea no le agradaba.

— ¡¿Estás loco?! ¿Cómo crees que luego de su trato, voy a ir a contarle algo así? Además no sé si quiera tener a éste bebé, estoy confundida y en caso que decida tenerlo, saldré adelante con mi bebé, ¡No lo necesito!

—Considero que debes verificar si son ciertos esos resultados, te llevaré a un laboratorio de un amigo, para que te practique los exámenes correspondientes, he conocido casos donde luego de realizarse un test de embarazo cuyo resultado es positivo, al hacerse la prueba de sangre sale negativa, porque la primera no es muy confiable, mientras que la segunda tiene mayor efectividad.

De seguida, salieron de la casa y la llevó donde su amigo, le sacaron sangre para realizarle la prueba y luego de treinta minutos tenían los resultados, los cuales confirmaron su embarazo. El amigo de Fernando lo felicitó pensando que el bebé que esperaba Bella era suyo, pero él no quiso aclararle y ella tampoco lo negó.

Al salir se encontraron con unos paparazzi, quienes les tomaron fotos mientras Fernando tomaba a Bella de la mano y caminaban hacia su automóvil, el interés de la prensa en él, se debía a que era un famoso jugador español de Fútbol, que actualmente había sido fichado por la Juventus y sentían curiosidad por su vida privada. Al subir al auto Bella le dijo: —¿Por qué no le aclaraste a tu amigo que éste bebé no era tuyo?

—Porque eso no es problema de nadie. Además tú pudiste aclarárselo y tampoco lo hiciste—contraatacó con una sonrisa.

—No quise contradecirte.—le dijo mordiéndose el labio— Gracias por todo Fernando, pero ahora quiero irme a casa para pensar.

—¿Estás segura que es para pensar? Creo es, para lamerte las heridas. No quiero verte destruida ni con esa mirada de tristeza que nubla tus hermosos ojos, no lo voy a permitir. Por eso te voy a llevar a almorzar y te advierto no tienes alternativa.

Fernando la llevó a un restaurante muy acogedor, era una mezcla de trattoría, pub y galería de arte vintage, allí comieron Insalatissima y pasta Georgina, disfrutaron hablando un rato, contándose anécdotas de ambos, sobre sus respectivas infancias, hasta que él le preguntó

— ¿Y tú padre donde está?

—Nunca lo conocí —le respondió—. Él abandonó a mi madre cuando quedó embarazada de mi. Ella me crió sola, hasta que se casó con Giovanni Ferrari cuando yo tenía ocho años y fue allí cuando conocí una figura paterna. Y lamentablemente la historia es cíclica, porque ahora me ha ocurrido a mí exactamente lo mismo, porque de tenerlo, lo voy a criar sola—. Terminó con tono de tristeza.

—Claro que no —la animó acercándose a ella y tomándole las manos —, si decides tenerlo, tienes dos opciones hablar con Sebastián, no creo que sea capaz de negarte ayuda con su hijo y si eso pasase, no importa, porque igual estaré siempre aquí para los dos, para tu hijo y para ti— y tomándole sus mejillas acercó sus labios a los de ella y la besó con una dulce ternura. Ella recibió su beso sin rechazarlo y aunque no fue la pasión que sintió por Sebastián, fue un beso muy agradable. Sin embargo, se apartó un poco sorprendida. Él se justificó —. Lo siento Bella, fue un impulso, no debí besarte pero no pude resistirme.

—Creo estás equivocado conmigo, no quiero un hombre en mi vida, o ¿Tomaste al pie de la letra lo que te dijo Sebastián, de que si te gustaba él me regalaba para que me disfrutaras?—. Le habló con cólera, levantándose de la mesa.

Fernando la detuvo expresándole —No te molestes, ¡No finjas! sé que mis besos no te desagradan.

— Es verdad, pero tampoco me excitaron, te quiero como amigo, porque hasta ahora así lo necesito. ¿No te diste cuenta de la burla y el escarnio al que fui sometida? —expresó irritada.

— Si, me di cuenta, pero también vi lo hermosa que eres, tanto por dentro como por fuera. Aposté porque normalmente hacíamos cosas como esa, pero cuando vi que Sebastián te besaba me molesté muchísimo y peor cuando vi que te entregaste a él y te expuso frente a todos, eso me alteró, faltó poco para que lo golpeara, por tratar con tan poca delicadeza a una chica tan frágil y tan hermosa como tú.

—No quiero oírte decir todas esas cosas, no dañes la amistad que está empezando entre nosotros —le manifestó con un poco de irritación.

—Lo digo porque es verdad —y levantándose la volvió a besar pero esta vez con pasión, mientras ella permanecía inmutable.

Justo en ese momento apareció Sebastián al lado de ellos y con tono de burla expresó —¡Bravo Fernando! Siempre te ha gustado comer mis sobras, solo que éstas son tan poco apetecibles —pronunció mirando despectivamente a Bella de pies a cabeza—. ¿Y tú? realmente eres peor de lo que esperaba, superas a la fulana de tu madre por lo que veo, ¡Ah ya entiendo! —espetó con cinismo y enfurecido—, estar conmigo te abrió el apetito y te hizo descubrir la ramerita que tienes dentro de ti.

—¡Déjala en paz imbécil!— exclamó Fernando empujándolo—. Ella vale más de lo que tú y todas tus mujeres juntos.

—No quiero pelearme contigo y menos por ella —pronunció mirando a Bella con desprecio.

—Está bien Sebastián, propíname todos los insultos más crueles que puedas imaginar, si eso te hace feliz, a mi me da motivos adicionales para odiarte y estoy segura que algún día tendrás que arrepentirte.

— Ja ja ja ¿Arrepentirme yo? —se burló con una sonrisa —,eres una mujer realmente patética y dramática, me imagino que esto último lo heredaste de tus raíces mexicanas, como son tan histriónicos.

Bella no soportó su burla y le lanzó una cachetada que apenas le dio en el hombro, pero como estaba ciega de la furia empezó a lanzarle golpes totalmente descontrolada, entretanto él se burlaba con odiosas carcajadas, hasta que Fernando la tomó de la cintura y la sacó del restaurante, al tenerla fuera le expresó —¡Ya cálmate por favor! no vale la pena.

—Es un maldito, un desgraciado ¿Cómo pude pensar alguna vez que amaba a ese hombre tan cruel? Pero juro, ese miserable me las va a pagar y va a venir de rodillas pidiéndome que lo perdone y allí estaré yo presta, si muy dispuesta, pero a pisarlo como a la más repugnante de las cucarachas —pronunció con odio contenido.

Fernando la llevó de vuelta a la casa y la acompañó a su habitación, al estar allí le dijo— Siento mucho lo que pasó, fue mi culpa, tal vez reaccionó de esa manera por celos.

—No es tu culpa y ¿celarme a mí ese déspota? No lo creo. Ahora quiero estar a solas para pensar en lo que voy a hacer —pronunció sin poder ocultar la tristeza.

— Debes decirle la verdad Bella —le expresó.

—¿Qué dices? ¿No acabas de ver cómo me trató? ¿tú crees que él va a querer oír que estoy esperando un hijo suyo? Por Dios Fernando ¡eres tan ingenuo! —espetó molesta.

— Si le dices que estás…

Ella lo interrumpió— ¡Ya! No quiero escucharte, no digas más. Ahora por favor déjame sola.

—Está bien, cuando estés tranquila llámame. Mañana muy temprano me voy a Vinovo, estaré todos estos días en entrenamiento porque tengo partido el viernes ¿me vas a acompañar? —preguntó Fernando esperanzado.

—Está bien te llamaré pero. ¿por qué tendría que acompañarte? ¡Ni que fuera tu novia! — le dijo de mala gana.

—Gracias Bella, me encanta la reciprocidad que hay en nuestra amistad —expresó con sarcasmo, saliendo de la habitación y dando un portazo.

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