Podía estar cayéndose del sueño, y aun así Jake fue más rápido que Nina. Acababa de verla, no hacía ni diez minutos que acababa de ver a su hija. ¡No podía haberle pasado algo!
Pero aquel mensaje les había puesto el corazón en la boca a los dos:
«Tu hija no está a salvo bajo tu mismo techo».
Le sacó al menos cuatro metros de ventaja a Nina, derrapó frente a la puerta del cuarto de Victoria y entró como un huracán.
Dos segundos después Nina llegaba, para verlo levantar a Victoria de su cunita, abrazándola y moviéndola para que se despertara. La niña empezó a llorar por aquel sueño interrumpido, pero eso solo hizo respirar aliviado a Jake mientras la apretaba contra su pecho.
—¡M@ldición! —gruñó por lo bajo.
—&i
El viaje duraba menos de cuatro horas desde Odessa hasta la provincia de Jizan, que era por donde único se podía acceder a las minas. Habían rentado un avión privado, así que nadie más tenía que ver el nerviosismo que dominaba a Nina.—¿Es la primera vez que la dejas? —preguntó Jake y Nina se detuvo en medio de su caminata del estrés.—No…, no, no es la primera vez que estoy lejos de Victoria desde que la recuperé, pero… no sé. Al menos antes nadie la había amenazado.—Va a estar bien —dijo Jake tomando su mano y obligándola a sentarse frente a él—. Victoria está bien cuidada, pero no estaremos tranquilos hasta que Tyler Wilson esté tras las rejas.Nina miró fijamente esa mano con que Jake la tocaba, y no se sintió lo suficientemente tóxica como para rechazarle el gest
Esa vocecita interior que le advertía que era mejor alejarse… esa, Nina la desconectó completamente mientras echaba atrás la cabeza y sentía los dedos de Jake entrando en su cuerpo con un movimiento exquisito y enloquecedor.Era terrible que Jake supiera exactamente lo que le gustaba y cómo, y más terrible era que no se lo había tenido que decir. Aquella magia que había en él, esa habilidad para hacerla olvidarse del mundo y de todo lo malo en un solo segundo, era algo que le venía de forma natural.Sintió los labios de Jake devorar los suyos, sintió su lengua juguetona explorar cada centímetro de su boca en un baile perfecto en el que solo ella, al menos por el momento, iba a ganar. Y cuando por fin no pudo soportarlo, cuando el clímax le llegó como una sacudida y Jake tuvo que ahogar sus gritos con besos, para ese momento ya Nina ni siquiera era capaz de ab
—No les pueden decir algo que no saben —dijo Samir, uno de los ingenieros, mientras hacía la traducción.Los hombres que habían atacado la caravana estaban hablando, pero no tenían nada útil que decir.—Les pagaron en negro por destruir el equipo. Su jefe dio la orden y ellos la ejecutaron, pero no saben quién pagó por ella —continuó el ingeniero.—Da igual, nosotros sabemos quién lo hizo —aseguró Jake con frustración, pero en lugar de molestarse, Nina parecía bastante cómoda.Las llantas del tráiler estaban inservibles, pero el cabezal de broca estaba intacto. Usaron las llantas de repuesto de todos los tráileres para ponerlo en uso de nuevo, y antes del amanecer estaban listos para seguir su rumbo.Dejaron a los piratas del desierto, como Nina los llamaba, amarrados en medio del camino, y llamaron a la guard
Los dos días que siguieron fueron los más largos que Nina había experimentado en su vida. Conforme atravesaban las montañas la marcha se hacía más lenta, los caminos más escabrosos y después de un día entero de moverse entre todos aquellos baches, se sentían como un par de muñequitos de esos a los que le temblaba la cabeza.—¡Odio la minería! —rezongaron a la misma vez ella y Jake, y se echaron a reír.Estaban sentados en el interior de la camioneta, intentando comer algo a las dos de la madrugada, después de terminar su turno de guardia. Habían tenido que armar a los trabajadores y montar turnos de guardia en la noche por si los atacaban de nuevo.—Por eso haremos una inversión saludable y construiremos un helipuerto cerca de la mina, para que la próxima vez que vengamos, sí podamos hacerlo volando —asegur&o
Dormida era hermosa. Dormida hasta parecía que volvía a ser la Nina que se acurrucaba con él en aquel nido de almohadas y cobijas en el cobertizo de la casa del lago. Luego abría aquellos ojitos y lo mandaba al diablo con tanta facilidad que ya el corazón de Jake parecía un motor cancaneante. Le apartó el cabello del rostro y la acomodó mejor contra su costado. La noche refrescaba y la cercanía con el agua hacía que en aquella pequeña cueva se sintiera incluso friecito. En un par de días las casas estarían listas para los trabajadores, pero si todo iba bien, ellos no tendrían que estar allí mucho más tiempo que ese. Le acarició la espalda de arriba abajo mientras miraba al techo, y la escuchó ronronear de gusto. No le había mentido cuando le había dicho que prefería ser papá de tiempo completo. Le llevaba doce años a Nina, ya había pasado por todo eso que ella quería vivir y era justo que lo tuviera, eventualmente otras cosas comenzarían a pesar más en sus prioridade
—¡Jaaaaaaake!No podía moverse, sentía que no podía respirar, pero extrañamente, lo que había sobre ella era suave.Tenía tierra sobre el rostro, sentía como si estuviera enterrada viva y apenas podía moverse, pero lo poco que pudo mover las manos fue para comprobar que lo que estaba sobre ella era un cuerpo.—Jake… ¡Jake! —sacudirlo era una misión imposible.Casi respiró con alivio cuando lo sintió gruñir, al parecer despertando también.—¿Nina…?—¡Jake!—Ya… ya va… tranquila…Nina sintió cómo hacía fuerza sobre las manos y el aire corría entre ellos. La levantó en medio de la oscuridad, tanteó la diminuta mochila que todavía llevaba a la espalda y la abrió, sacando algunas barras de ne&o
—¡Mierd@, mierd@, mierd@! —gruñó Nina mientras veía a Jake hacer una mueca de dolor, así que instintivamente puso la palma de la mano sobre el hoyo de la bala, como si todos los instintos de sus años como enfermera hubieran despertado de una vez.Rompió otras dos barras, haciendo que la luz creciera, y revisó la herida. Era de las balas con poca carga, así que solo había entrado unos tres centímetros en su muslo, lo cual no significaba que doliera menos.Por varios segundos se quedó así, pensando, pensando, mientras encontraba el valor para hacer aquello. Lo había probado varias veces consigo misma, porque Kolya y Yuri eran dos neuróticos y tenían protocolos para toda clase de desastres, pero jamás había probado con algo tan doloroso como una bala.—Jake… Jake… —intentó llamar su atención
No había espacio para un silencio incómodo, porque ya bastante lo era todo lo demás.—¡Nina…!—¡Lo sé! —respondió ella apretando los labios—. ¡Sé que me amas, y que amas a Victoria! ¿De acuerdo? Igual tendrás que espabilarte más cuando salgamos de aquí, porque no te voy a dar un premio por andar desquiciándome, solo te lo advierto…Pasó saliva y miró a otro lado.—¿Te desquicio?—¡Mucho!—Bien, no me importa, igual vale todo…Nina puso los ojos en blanco.—¿Sigues con eso?—Es mi lema, dragoncita, ya me conoces —intentó sonreír él, pero solo le salió una mueca de dolor.La muchacha evaluó la herida nuevamente y apretó los labios con impotencia. No estaba sangrando mu