Capítulo 28

Meg se despertó en casa de Emma, y bostezó ruidosamente hasta que se dio cuenta de que no se encontraba en su propia casa.

- No te cortes, amiga, tú tranquila, que en esta casa estamos acostumbrados a los sonidos animales, ¿o no te acuerdas de que a Violet le encantan los documentales de animales?

Meg se puso roja de vergüenza, y cuando miró a Emma arrepentida, ésta se rio con una carcajada, y le lanzó un cojín a la cara.

- Lo lamento, Emma, lo último que quiero es molestar, y esta casa es muy pequeña como para que nos des asilo a Ben y a mi.

- En primer lugar, era una broma, puedes bostezar cuán ruidosamente quieras, sabes que no me molestan los ruidos; en segundo lugar, creo que tienes que dejar de ser menos dramática, ¿acabas de decir que os proporciono asilo?

- ¡Oh! ¿Y cómo llamas tú a lo que estás haciendo por nosotros? Si no llegas a dejar que nos quedemos aquí, hubiera tenido que acudir a un hotel y utilizar la tarjeta de mi marido para

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