Ronda se despertó con desgana, pues hacía ya dos días que había vuelto a la mugrienta celda en la que solía vivir desde que entrara en prisión. Y aunque sabía que no era culpa de Andy, y que de hecho él se había jugado el puesto por mantenerla hospitalizada, para que estuvieramás cómoda, se sentía molesta.
Estaba enfadada con Andy porque a pesar de sus promesas, como el resto de hombres de su vida la había defraudado, y la había devuelto a su celda, donde tenía que permanecer encerrada, y al margen de las demás reclusas.
- Ruthmore.- gritó una de las funcionarias de prisiones con su tono brusco.- vístete, tienes salida.
- ¿Salida?
- Si, tienes salida, y vístete ¿o es que estás sorda?
Ronda no preguntó nada más, aunque estaba extra&ntil
Sally se sintió atrapada en su propia vida, y a la vez, se sintió un poco tonta por sentirse de ese modo. Había conseguido todo lo que una vez deseó, independencia económica, reconocimiento, una vida propia, y cargada de días emocionantes, y sobre todo, respeto por parte de sus compañeros de trabajo, que se habían convertido también en sus amigos.Ella no había esperado tantas cosas buenas después de la humillación pública a la que Marlon la sometió, pero por fin podía considerar que había reconstruido su vida, y había salido fortalecida de la ruptura del matrimonio.Ese día, que había sido particularmente duro, pues había tenido que dar cinco clases de pilates, y dos de yoga, se sentía agotada.- Sally.- dijo Kate.- ¿nos acompañas a tomar una cerveza al bar de aquí enfrente?
Meg no sabía lo que estaba sucediendo entre Levy y ella.Llevaban ya casi una semana acostándose cada noche, pero lejos de compartir cuarto y dormir juntos, después de cada acercamiento, Levy se iba a su cuarto. Esa noche, Meg lo preparó todo para disfrutar de una noche romántica junto a su marido. Era consciente de que él sentía algo por ella, al menos una atracción magnética que los había impulsado a acostarse juntos todos los días, desde aquella primera vez en el parking. Así que, esta vez, Meg había vuelto a preparar una cena romántica: solomillo asado, patatas gratinadas y verduras asadas descansaban ya sobre la mesa del salón. Como postre, tomarían yogur casero aderezado con mermelada de arándanos. Ben ya estaba acostado, pues a pesar de sus protestas y de pedirle a Meg que lo dejara quedarse despierto hasta que acabara su serie de televisión preferida, ésta le había prometido que grabaría el resto del programa, y él podría verlo al día siguiente mientras desayu
Sally se probó varios vestidos antes de su cita del sábado, y a pesar de saber que el problema no era la ropa, sino sus nervios por tener una cita después de tantos años, le costó elegir que ponerse. Al final, y recurriendo a una opción clásica, escogió un vestido negro, ceñido, que se ajustaba a su figura moldeada por su nuevo puesto de profesora de gimnasio. El vestido no era nuevo, pero le gustaba mucho, era de una tela fina, muy cómodo, y gracias a su estilo sencillo, pues era de tirantes anchos, y dejaba al descubierto sus brazos, se podía combinar con casi cualquier complemento. Ella eligió combinarlo con un chal de seda, en color rojo vino, y con unos tacones altos de color negro. No se puso nada más, aparte de unos pendientes de oro muy sencillos que tenía desde la adolescencia, y una pulsera de oro que siempre la acompañaba. Se peinó con cuidado, recogiendo su cabello en un moño bajo, y se aplicó un poco de ma
Ronda llevaba varios días saliendo de la cárcel para ayudar a Andy en sus tareas de ayuda a los barrios más pobres de la ciudad, y a pesar de que sabía que hace tan solo unos meses ella misma hubiera desdeñado a alguien que se dedicara a hacer semejantes tareas, la realidad era que aquellas breves salidas aliviaban la situación en la que se encontraba.Desde que había conocido a Andy, su vida había cambiado mucho, y por primera vez en años para bien. Al principio, ella había esperado que él se aprovechara de ella, que le pidiera sexo a cambio de favorecerla y recomendarla para esas salidas especiales.Pero contrariamente a sus expectativas, Andy estaba solo dandole una oportunidad; nunca había esperado favores sexualesa cambio de llevarla a sus proyectos humanitarios, siempre que se habían acostado había sido porque ella lo había sugerido, o incluso porque ella hab&
Meg se despertó en casa de Emma, y bostezó ruidosamente hasta que se dio cuenta de que no se encontraba en su propia casa. - No te cortes, amiga, tú tranquila, que en esta casa estamos acostumbrados a los sonidos animales, ¿o no te acuerdas de que a Violet le encantan los documentales de animales? Meg se puso roja de vergüenza, y cuando miró a Emma arrepentida, ésta se rio con una carcajada, y le lanzó un cojín a la cara. - Lo lamento, Emma, lo último que quiero es molestar, y esta casa es muy pequeña como para que nos des asilo a Ben y a mi. - En primer lugar, era una broma, puedes bostezar cuán ruidosamente quieras, sabes que no me molestan los ruidos; en segundo lugar, creo que tienes que dejar de ser menos dramática, ¿acabas de decir que os proporciono asilo? - ¡Oh! ¿Y cómo llamas tú a lo que estás haciendo por nosotros? Si no llegas a dejar que nos quedemos aquí, hubiera tenido que acudir a un hotel y utilizar la tarjeta de mi marido para
Levy llevaba días muy preocupado; Meg había desaparecido de casa, se había llevado a su hijo, y ni había acudido a trabajar con su hermano Marlon, ni había acudido al colegio de su hijo. El primer día, cuando lo llamaron del colegio, y le dijeron que Ben no había acudido a clase, les dijo que se encontraba enfermo, pues en ese centro eran muy estrictos con las ausencias de sus alumnos, incluso con las de niños tan pequeños como él; al parecer, consideraban que era necesario inculcar disciplina en los niños desde su más tierna infancia.Levy volvió a marcar el número de teléfono de Meg en su teléfono, y tal y como se temía el aviso de que el teléfono estaba apagado resonó en sus oídos. Pensó en llamar a emergencias, en contratar a un detective, o incluso en salir por las calles a busc
Sally tenía el día libre, y aprovechando el buen tiempo existente en la calle, llevó a Teddy al parque. El pequeño le sonrío cuando lo sacó del parquecito en el que pasaba las horas, y a Sally le pareció que había heredado el atractivo de su padre, pero combinado con algunos rasgos característicos de su familia, como la nariz, o los ojos.Se lo llevó dando un paseo, y mientras avanzaban, le cantaba alegres melodías infantiles, el niño se reía, y gorjeaba de felicidad, y cuando paraba, la miraba con un puchero, y ella intuía sin necesidad de que el pequeño llorara, que quería que siguiera cantando.- Ay, chiquitín.- le dijo ella.- creo que vas a ser un rompecorazones como tu padre, solo espero poder educarte lo suficientemente bien para que trates a las mujeres con respeto.El niño se rió, porque aunque no comprendía el signi
Meg había decidió que regresaría a la casa que compartía con Levy al final de la semana, de ese modo, y aunque no le apeteciera, Ben podría regresar al colegio el lunes. Aunque el pequeño tenía aspecto saludable, estaba segura de que a nadie le parecería raro que hubiera sufrido una infección la última semana; los niños de su edad eran capaces de estar enfermos, y de recuperarse muy rápidamente.Aquella noche, su amiga Emma había invitado a cenar a su misteriosa pareja,pues según le había dicho, quería que se conocieran de una vez por todas. Así que Meg se decidió a preparar una cena especial, y de ese modo iniciar la relación con buen pie. Emma le había dicho que la mujer con la que salía era vegetariana, y aunque ella no era una experta en ese tipo de cocina, si que conocía