Me siento mal ahora, me deje llevar por el deseo y traicioné a mi género, mierda, soy una mala persona.—Tienes razón, y aún así terminaré con ella. —me asegura César.—Por darte sexo oral no puedes decir eso —digo, severa.—No te quiero para sexo Isabel, tal vez sea rápido, pero me tomo las cosas muy en serio y lo cierto es que te imagino conmigo para siempre, puedo casarme contigo ahora mismo.Sus palabras hacen que mi corazón se acelere, este quiere salir para darle un beso, sin embargo, mi mente dice que no, por lo que me lleno de inseguridad y debate.—César, yo… —me interrumpe.—¿Cómo te enteraste de que mi padre te quería quitar al bebé? —me pregunta y se acomoda la ropa.—Hannah me dijo que él se los ofreció y que tú aceptaste —le dije sinceramente.—¿Y por qué no me reclamaste en su momento? Tenías que decirme y podíamos solucionarlo, no tenías que irte —me dice molesto.—Pues no quería que te enojaras con ella, además estabas conmigo, ¿Por qué no me dijiste lo que estaba suc
Samuel se queda callado y sus ojos pasean por las partes de mi rostro.—Lo haremos por escrito para que tengas la obligación de hacerlo, o si no, trabajaré solo y verás como tú hijo crece sin nada —me amenaza—. Ahora acompáñame porque trabajas para mí.Yo asiento y él camina de primero para luego seguirlo, salimos de la casa y nos hallamos en el patio, él me presenta con unos cuantos socios para relacionarme con ellos, aunque ya conocía a la mayoría. Uno de sus socios queda hablando con Samuel y yo solo escucho, pero mi atención se la lleva César, quién me ve con intensidad y yo tengo ganas de devorarlo ahora mismo.Samuel toma mi cintura y me hala hacia él para estar más cerca, lo veo de reojo y me ve con severidad. Vuelvo a ver a César y se nota su enojo desde lejos, tanto que deja con la palabra en la boca a la persona con quién hablaba o mejor dicho escuchaba y se aproxima hacia nosotros.—¿Crees que él sea como Alejandro? —me susurra antes de que llegue César.—Samuel Barrios —Cé
—¿Qué? —Hannah no puede creer lo que estoy diciendo.—Puedes dormir esta noche e irte mañana a la hora que tengas disponible.—No César, no me puedes hacer esto, nos vamos a casar, tu me amas… —Se levanta y corre a mí para sujetarme los brazos.—La persona que amé jamás mentiría y le haría daño a los demás —le reclamo.—Perdóname César, lo hice por celos, por favor.—Por lo que lo hayas hecho Hannah, igual no quiero estar contigo, ya no te amo. —la alejo.—¿Y que hay de la casa? ¿La traerás aquí, no? Pues está casa es mía, la compraste para nosotros.—Y esa y como otras más fueron mi prueba de amor ¿Y tú qué hiciste? Me rechazaste y dudaste de mi, muchas veces, ¿Cómo pensabas que mantendríamos una relación así? Y la casa, pues me compro otra, y está la vendo, esta a mi nombre porque yo la compré.—¿Entonces piensas dejarme en la calle? —se cruza de brazos, seria.—A veces pienso que solo estuviste conmigo por interés —me decepciono.Mi móvil suena y lo alzo para verlo, esbozo una sonr
Isabel.—¿Segura de que quieres hacer esto? —me pregunta el abogado por la llamada.Yo estoy en el baño, encerrada viendo el moretón de mi ojo, el moretón que mi esposo me había causado, fue un golpe adrede porque se había enojado conmigo, ¿Razón? Mi esposo es muy celoso, hasta con mi familia.Flashback.“Oye prima, estoy en la ciudad y me encantaría verte”, recibo un mensaje de Teobaldo, mi primo.El día marca la tarde y Alejandro, mi esposo sigue en el trabajo, no permite ningún tipo de visita sin su presencia y bueno, también dependiendo de la visita.Pero no veo a Teobaldo desde hace mucho, de pequeños éramos muy unidos hasta que mi tío por su trabajo tuvo que mudarse, ya después nos veíamos en reuniones o festividades, y al llegar a la universidad, no vi mucho a Teobaldo, se puso a estudiar derechos y quería graduarse con honores así que tomo la decisión de exigirse más.Así que aprovecharé que mi primo está en la ciudad y lo veré, ¿Qué malo podría pasar? Tenemos cosas que adelan
Mi hermano me deja sin palabras, ¿Y si es cierto? Ayer Isabel estaba decidida en verse con su primo sin que yo estuviera en casa, ¿Y si el niño que espera no es mío? No, no puede ser, yo la cuidé de cualquier hombre.—Si es mi hijo —afirmo, pero aún tengo dudas.Le miento a mi hermano por el hecho de que no quiero que me esté molestando con el tema, sin embargo, se acerca la fecha de nacimiento y le haré una prueba de ADN.—Ok —no discute conmigo—. Entonces, ¿Si te da permiso o te va a regañar?Sé que le he hecho pensar que Isabel no me da permiso, pero realmente me enojaría que ella tuviera el mando.—No es que me regañe César, es proteger mi relación, algún día lo entenderás.—Claro, ustedes son un gran ejemplo a seguir. Nuestra madre no te consintió lo suficiente como para que te hayas casado con una mujer que no te quiere.—No busque una mujer que se pareciera a mi madre César.—Me refiero a que te hubieses buscado una mejor.Doy un suspiro y le cambio el tema, acordando la hora p
Cambio mi humor y lo abrazo por el hombro para acercarlo más a mí y alborotar un poco su cabello.Mi gesto le hace sacar una sonrisa a mi hermano y así me gusta, el ascensor llega a planta baja y caminamos despidiéndonos del vigilante, subimos en nuestros autos, ya que llegamos por separados, pero acordamos llegar juntos.—Te quiero mucho —me dice Douglas.—Ah, eso lo dices porque el alcohol te hace soltar la lengua —bromeo.Douglas me sujeta el rostro con ambas manos y besa mi frente.—Es en serio, te amo hermano, no sé que haría sin ti, siempre has estado para mí.—Bueno, eres mi hermano, realmente estoy para ambos, los quiero.Me hace un mueca de disgusto.—Ese Alejandro no parece mi hermano —dice con odio.Yo ruedo mis ojos, sé que dice eso porque aún sigue enamorado de ella. Así que ignoro su comentario y beso su frente también, lo acompaño a su auto y dejo que suba.En cuanto se va, yo también me subo a mi auto, veo la hora en mi reloj y es tarde, le compraré unas flores a mi no
Camino hacia la salida del apartamento y mi madre me sigue con mi maleta, pero me detengo en medio camino entre la sala y cocina con comedor porque mi bebé empezó a moverse.—Mamá, mira —me volteo a verla y me subo la camisa para mostrarle el bebé.Los movimientos que hacia se pronunciaba como unas olas.—Ay —se sorprende ella.—¿Alguna vez te pasó? —le pregunto.Pues somos alrededor de tres hijos, mis dos hermanos menores están fuera del país y también los veo muy poco, pero ya son unos adultos.—No —Saca su móvil y me alumbra.—¿Qué haces?—Te grabo para preguntarle al doctor.Me quejo de dolor y mi madre en vez de ayudarme sigue grabando. ¿Será que mi pequeño no quiere que me vaya? Es que no entiendo porque se mueve de esa manera.Escucho que la puerta se abre y entro en pánico, ¿Por qué ha llegado tan temprano?—¡Isabel! ¡¿Cómo es eso que te piensas divorciar de mi?! —me reclama Alejandro enojado.¿Ya le llegó la demanda, tan rápido? Pero si los abogados no me han avisado.—¿Y par
—No lo fui a ver —me enojo de hombros sin interés.Otilia tuerce sus labios y siento que me analiza, no entiendo como ellas quieren que esté con mi hermano cuando hace lo incorrecto.—Por favor Douglas, para mí hija sería un alivio saber que está bien, aunque él le haga daño, ella no le desea ningún mal —insiste ella.Doy un suspiro y me lo pienso, bien, haré esto por Isabel. Aunque quería estar para el nacimiento de mi sobrino, alguien debe estarlo, ¿Y si llamo a César? No, probablemente Alejandro le siga lavando el cerebro.—De acuerdo, pero me mantiene informado sobre el parto, ¿Vale? Llamaré a mi familia para que reciban al nuevo miembro —digo con una sonrisa y Otilia me hace una mueca.—Hazlo si quieres, pero sabes que tú familia no tratará bien a Isabel si Alejandro no está —me recuerda.Yo asiento con delicadeza y me despido, también asegurando que volvería pronto, luego de ver qué Alejandro esté bien. Otilia tiene razón, mi familia odia Isabel, pero es por el imbécil de Alejan