Caminé lentamente hacia la barra para pedir un mojito, a lo lejos vi a Manuel con una cara de impresión y se sentó a mi lado para pedir un whisky con hielo.Manuel me mira y me susurra al oído.—Vi a Alexander cerca de aquí, me preguntó si estaba solo y le dije que sí.—¿Está aquí?—No, cariño, ya no está, pero seguro que lo encontrarás cuando subas.—No puede ser…Manuel se ríe, toma un sorbo de su whisky y me ve indignado por mi cobardía.—Recuerdo cuando te vi en la empresa, eras una bestia y mírate ahora, cariño, te estás escapando de tu jefe.—Cuando me conociste, no sabía que los iba a ver follando en su oficina —Entrecerré los ojos y lo miré —No es fácil llevar esas cosas —me refiero a Alicia y a Alexander.—Sobre todo si te gusta tu jefe, ¿no?—Especialmente si es así.Ambos bebimos nuestros vasos y subimos a cambiarnos. Manuel y yo teníamos que ir inmediatamente a la reunión de la empresa, era la última reunión y de ahí iríamos a Queens.Alexander a su vida y yo a la mía que
En ese lugar el ambiente era pesado, Alexander nos vio con ganas de querer matarnos.Entre risas y bromas, nos olvidamos por completo de la reunión y de que tanto Alexander como Alicia estaban en esa habitación, no precisamente con su mejor cara.—Creo que les duele el odio —me dijo Manuel al oído, soltando una risa cautelosa.—Siento sus ojos sobre nosotros.—Los ojos están sobre nosotros o quiero decir, sobre ti.—No es gran cosa, me vestí lo más rápido que pude y sinceramente me molesta estar haciendo esto.—¿No te gusta ser secretaria?Negué con la cabeza.—Siempre lo odié, pero no encontraba más trabajo en mi campo y como no había otras opciones, lo tomé.—¿Te arrepientes? —pregunta seriamente.—Antes no me arrepentía, pero ahora sí.—Querida, tienes un gran lío.—No hace falta decir que todo se ha vuelto más complicado de lo que debería.—¿Le contarás a Alexander sobre la oferta una vez que llegues allí?Asentí —Espero que no se lo tome a mal y todo salga a mi favor.—Si esperas
Suavemente me llevó a la pared, su mano fue a la parte de atrás de mi cuello para que no escapara de su agarre. Me gustaba sentirme así, como si fuera propiedad de Alexander en todo momento, nunca pensé que mi jefe pudiera hacerme sentir así, pero mala suerte para mí, Manuel también estaba en mis pensamientos.Dos hombres poderosos invadieron mi mente, dueños de lo que querían y con la confianza suficiente para conquistar mi corazón.Alexander fue mi primer amor verdadero, el verdadero, era el hombre que quería tener para mí por el resto de mi vida.Por otro lado estaba Manuel, un hombre respetuoso, considerado, amable y dulce.Dos hombres completamente diferentes y a la vez iguales, dos hombres que cualquier mujer quisiera tener en su vida.—Alexander... espera un minuto —jadeé, tratando de alejarme de él.Sus brazos me agarraron, no me soltaban y se aferraban a mí con fuerza, con ganas... sin intención de soltarme.—Por favor... —volví a preguntar después de sentir que me faltaba el
Esos pensamientos de Alexander enojado y gritando por todos lados me mataron, lo imaginé yendo a buscar a Manuel para su propuesta y maldiciéndome por aceptarlo primero antes que él.Di vuelta a los documentos una y otra vez haciendo que Alexander se viera extraño y un poco confundido.—Estarás trabajando igual dentro de mi oficina, no estarás cerca de Alicia ni de nada que te preocupe y harás los dos trabajos.La idea que me estaba presentando se ponía cada vez peor. Manuel me estaba ofreciendo comodidad, mi propia oficina, mis propias reglas, un trabajo fijo, una casa, buena paga y tranquilidad, sobre todo tranquilidad, que era lo que yo más deseaba.Respiré hondo, reuniendo el coraje para preguntar todo lo que me molestaba sobre el trabajo, después de todo, era solo trabajo.—¿Qué pasa con el pago? No voy a trabajar el doble y ganar lo mismo, s
—Suena bien para mí —asentí con determinación y lo desafié, ya no le tenía miedo y nunca lo tendría, incluso si mis piernas temblaban como dos fideos cocidos.Me di la vuelta buscando la manija de la puerta hasta que la encontré. La oscuridad de esa habitación estaba más que lista para encarcelar a alguna mujer y llevarla a la locura, típico de Alexander, pero esa mujer no sería yo.—Pronto sabremos la verdad el uno del otro —agité mi mano —Adiós Alexander.Salí por esa puerta y no miré hacia atrás, solo dije adiós y balanceé mis caderas.Vi a Alexander caminar hacia mí sin importarle su apariencia, aunque se veía jodidamente sexy y provocativo no le importaba, pero apuesto toda mi suerte a que si Alicia salía por esa puerta y la veía con los ojos de un gato necesitado, estoy seguro de que se escaparía.Solo por esta vez quería que apareciera, pero lograba salir sola de todos los problemas y lo haría con todas las de la ley.—No, no, Alexander —negué volteándome y poniéndome de frente
Manuel caminó hacia la puerta sin mostrar un atisbo de la preocupación que realmente sentía.Lo vi sonreír y recibir algo que pronto nos trajo.—¡Llegaron las hamburguesas! —exclamó Manuel, repartiendo a cada uno lo que le correspondía.Nos pusimos cómodos y mientras nos acostábamos, con la última noche sobre nosotros y la decepción de volver a casa, nos quedamos dormidos en medio de la película.El primero en caer fue Alexander, estaba exhausto y se le notaban unas ojeras debajo de los ojos que lo hacían lucir horrible sin exagerar. Y del otro lado estaba Manuel con su aspecto pleno, perfecto y atractivo, el hombre que no se mataba por nada y siempre se reía del mundo.Manuel parecía el tipo de hombre que no se complicaba con nada y que dejaba que todo fluyera, Alexander también era ese tipo de hombre pero últimamente y después del romance con Alicia había pasado de estar relajado a estar preocupado por dónde estaba involucrada, y con quién.Acaricié su cabello castaño suavemente y t
—¿Qué demonios…? ¿Por qué estás aquí?—No contestas mis llamadas, me ignoras, me cambias por Manuel, te digo mis sentimientos y no te importa, ¿qué diablos te pasa?—Desperté de mi sueño, eso me pasó —lo vi de mala gana —cuando significabas muchas cosas para mí, te burlaste de mí, ¿sabes cuántos empleados se rieron de mí? Y simplemente no reaccionaste.—Está prohibido tener una relación entre un jefe y un empleado.—Sólo para mí.—No.Las respuestas se hacían con cada vez con menos interés por mi parte. Lo amaba y al mismo tiempo me molestaba tenerlo encima de mí siendo tan posesivo e intenso.—Deténgase.—¿De qué estás hablando? —Pregunta sin entender a qué me refiero con mis palabras.—Quiero decir, déjate de todo esto, que me estoy cansando —en mi rostro había un claro gesto de fastidio —Averiguaré qué es Alicia para ti y aún sin saber qué es, no quiero estar contigo.“Lo sé, esas palabras me hirieron a mí y a él también”.—Ya basta, porque me estás ahogando con todo esto. Odias a
Nos montamos en el coche y nos dirigimos al aeropuerto, los vuelos salían en breve y no podíamos llegar tarde.Alicia parecía querer preguntarme algo o hablarme de algo, claro que no le hablaría aunque me pagaran millones para hacerlo.Observaba desde la ventana los árboles que pasaban, la gente feliz que paseaba de la mano y otra con su respectiva familia, ver todo este tipo de cosas me hacía feliz y pensar que tuve la suerte de haber nacido en esta ciudad.Claro hubo ocasiones en que me puse a pensar en otras cosas que me pusieron triste y mirando por la ventana noté algunas de ellas… sobre todo a una que no tengo que dejarla entrar en mi vida de nuevo después de haber hecho lo imposible por sacarlosHace tiempo me entere por un amigo que yo no era hija legítima de mis padres, que me habían adoptado y que venía de otra familia aunque posiblemente viniera de la calle.Después de aquel pensamiento estuve varias semanas sin poder comer ni dormir, mis padres estaban sumamente preocupado