Esos pensamientos de Alexander enojado y gritando por todos lados me mataron, lo imaginé yendo a buscar a Manuel para su propuesta y maldiciéndome por aceptarlo primero antes que él.
Di vuelta a los documentos una y otra vez haciendo que Alexander se viera extraño y un poco confundido.
—Estarás trabajando igual dentro de mi oficina, no estarás cerca de Alicia ni de nada que te preocupe y harás los dos trabajos.
La idea que me estaba presentando se ponía cada vez peor. Manuel me estaba ofreciendo comodidad, mi propia oficina, mis propias reglas, un trabajo fijo, una casa, buena paga y tranquilidad, sobre todo tranquilidad, que era lo que yo más deseaba.
Respiré hondo, reuniendo el coraje para preguntar todo lo que me molestaba sobre el trabajo, después de todo, era solo trabajo.
—¿Qué pasa con el pago? No voy a trabajar el doble y ganar lo mismo, s
—Suena bien para mí —asentí con determinación y lo desafié, ya no le tenía miedo y nunca lo tendría, incluso si mis piernas temblaban como dos fideos cocidos.Me di la vuelta buscando la manija de la puerta hasta que la encontré. La oscuridad de esa habitación estaba más que lista para encarcelar a alguna mujer y llevarla a la locura, típico de Alexander, pero esa mujer no sería yo.—Pronto sabremos la verdad el uno del otro —agité mi mano —Adiós Alexander.Salí por esa puerta y no miré hacia atrás, solo dije adiós y balanceé mis caderas.Vi a Alexander caminar hacia mí sin importarle su apariencia, aunque se veía jodidamente sexy y provocativo no le importaba, pero apuesto toda mi suerte a que si Alicia salía por esa puerta y la veía con los ojos de un gato necesitado, estoy seguro de que se escaparía.Solo por esta vez quería que apareciera, pero lograba salir sola de todos los problemas y lo haría con todas las de la ley.—No, no, Alexander —negué volteándome y poniéndome de frente
Manuel caminó hacia la puerta sin mostrar un atisbo de la preocupación que realmente sentía.Lo vi sonreír y recibir algo que pronto nos trajo.—¡Llegaron las hamburguesas! —exclamó Manuel, repartiendo a cada uno lo que le correspondía.Nos pusimos cómodos y mientras nos acostábamos, con la última noche sobre nosotros y la decepción de volver a casa, nos quedamos dormidos en medio de la película.El primero en caer fue Alexander, estaba exhausto y se le notaban unas ojeras debajo de los ojos que lo hacían lucir horrible sin exagerar. Y del otro lado estaba Manuel con su aspecto pleno, perfecto y atractivo, el hombre que no se mataba por nada y siempre se reía del mundo.Manuel parecía el tipo de hombre que no se complicaba con nada y que dejaba que todo fluyera, Alexander también era ese tipo de hombre pero últimamente y después del romance con Alicia había pasado de estar relajado a estar preocupado por dónde estaba involucrada, y con quién.Acaricié su cabello castaño suavemente y t
—¿Qué demonios…? ¿Por qué estás aquí?—No contestas mis llamadas, me ignoras, me cambias por Manuel, te digo mis sentimientos y no te importa, ¿qué diablos te pasa?—Desperté de mi sueño, eso me pasó —lo vi de mala gana —cuando significabas muchas cosas para mí, te burlaste de mí, ¿sabes cuántos empleados se rieron de mí? Y simplemente no reaccionaste.—Está prohibido tener una relación entre un jefe y un empleado.—Sólo para mí.—No.Las respuestas se hacían con cada vez con menos interés por mi parte. Lo amaba y al mismo tiempo me molestaba tenerlo encima de mí siendo tan posesivo e intenso.—Deténgase.—¿De qué estás hablando? —Pregunta sin entender a qué me refiero con mis palabras.—Quiero decir, déjate de todo esto, que me estoy cansando —en mi rostro había un claro gesto de fastidio —Averiguaré qué es Alicia para ti y aún sin saber qué es, no quiero estar contigo.“Lo sé, esas palabras me hirieron a mí y a él también”.—Ya basta, porque me estás ahogando con todo esto. Odias a
Nos montamos en el coche y nos dirigimos al aeropuerto, los vuelos salían en breve y no podíamos llegar tarde.Alicia parecía querer preguntarme algo o hablarme de algo, claro que no le hablaría aunque me pagaran millones para hacerlo.Observaba desde la ventana los árboles que pasaban, la gente feliz que paseaba de la mano y otra con su respectiva familia, ver todo este tipo de cosas me hacía feliz y pensar que tuve la suerte de haber nacido en esta ciudad.Claro hubo ocasiones en que me puse a pensar en otras cosas que me pusieron triste y mirando por la ventana noté algunas de ellas… sobre todo a una que no tengo que dejarla entrar en mi vida de nuevo después de haber hecho lo imposible por sacarlosHace tiempo me entere por un amigo que yo no era hija legítima de mis padres, que me habían adoptado y que venía de otra familia aunque posiblemente viniera de la calle.Después de aquel pensamiento estuve varias semanas sin poder comer ni dormir, mis padres estaban sumamente preocupado
Alicia miró a Alexander como si quisiera que saliera volando del auto para que no escuchara su historia, supongo que en algún momento ella también se enamoró de él cuando era solo una niña y al igual que yo siguió sus sentimientos.Por supuesto que de una manera imprudente.—Entonces, ¿vas a contarnos qué te pasó cuando eras una niña inocente? —Pregunta Manuel curioso sobre el tema, en sabia la vida con Alexander pero no con Alicia y por lo tanto tenía curiosidad por saber por qué era ese tipo de persona.—La verdad es que prefiero contarlo en otro momento cuando Alexander no esté —respondió ella, apretando el poco paño que pudo agarrar de su pantalón.Rodé los ojos y volteé a ver a Alexander como si dijera: sal del auto ahora mismo.Alexander miró a Alicia como si fuera un cachorro y accedió a contar su historia supuestamente trágica.—Cuando era niña conocí a Alexander, pero mi padre también me presentó a otro chico llamado Alejandro. Mi padre me había dicho que cuando creciera me c
Allí estaba Alexander mirándome, sus ojos azules como el cielo que brillaban como dos estrellas.Decidí no darle demasiada importancia y por un auto cerca del aeropuerto, estaba exhausta, de muy mal humor y con ganas de irme a casa.—Lucía —la escuché decir a Alexander —¿Puedo ir contigo a tu casa? Necesito hablar de todo lo que pasó hoy así como de la propuesta de la empresa.—Dejaré que me hables de la propuesta de la empresa, pero no quiero saber nada del resto.—Eso es suficiente para mi.Subimos al auto donde el chofer nos estaba esperando para decirle la dirección que íbamos a tomar.Se lo di y me subí al asiento del taxi, se asomaba un dolor de cabeza infernal y claramente era por fastidio o podía ser que me fuera a enfermar.—¿Te sientes mal?—Solo un poco, es algo que una pastilla para el dolor de cabeza puede arreglar.—Si te sientes cansada, no vengas mañana a la empresa.—¿Te acostaras con Alicia por cuarta vez? —respondí de mala gana —muchas gracias, me tomaré el resto d
Mi madre en toda mi vida nunca me había dicho nada malo para hacerme llorar pero veo que la educación con los hombres cuando son apenas unos niños es muy diferente, ahora entiendo la razón por la cual mi padre trataba de ser cariñoso conmigo y no parecerse en nada a su padre, aunque fuera una niña.—Lo siento mucho, no tenía idea de que estabas pasando por todo eso.—Ya no importa, mi madre es muy vieja y está a punto de morir al igual que mi padre.Abrimos la puerta y entramos a la casa, lo primero que hicimos ambos fue tirarnos sobre los muebles para descansar.—Deberías ir un día de estos a visitarlos.Alexander me lanzo una mirada de total negación y rotundamente rechazó mi idea.—Claro que no iré a ese infierno, la única forma en que iré es con una esposa de la mano y posiblemente con un hijo, solo ellos me darían la fuerza necesaria para enfrentar a mis padres y no hacerle caso a sus palabras inútiles .—No necesitas esposa e hijos para ir a ver a tus padres Alexander.—¿Quieres
Alexander me miró fijamente en ese momento en que estaba sonriendo y me lanzo los brazos para darle un fuerte abrazo.Estaba feliz de que hubiera podido entender mis sentimientos acerca de querer incursionar en el diseño gráfico y por otro lado me complace poder decirle a Manuel que podría trabajar con él en su empresa, había visto todo su trabajo y realmente me muestra que necesitan ayuda con ese espacio.—Alexander, ¿estás bien?El hombre frente a mí se estaba quedando dormido y se negaba a ir a casa sin importar cuánto le dijera que fuera a descansar allí.—Tienes que descansar y no es un buen lugar para dormir en un sillón.—Préstame tu cama por unos minutos, te juro que no te voy a molestar.—Ni lo pienses, luego me tengo que ir a dormir y ya está oscureciendo.—Pues, tú te acuestas a mi lado tal como cuando pasaban la película a la hora de comer las hamburguesas.—Ni lo sueñes, eso es muy diferente, Manuel estaba allí con nosotros y éramos tres personas, no solo dos.—No te voy