Mi querido jefe se ofreció a lavar los platos mientras yo recogía las cosas de la mesa.Y sin siquiera decir nada, tomo mi delantal con flores dibujadas en él de un color amarillo brillante, se lo puso y ato las tiras correspondientes para no ensuciar su traje, comenzando a lavar cada uno de los platos.En el fondo me imaginaba como sería una vida con ese nombre y por supuesto los niños, me venían a la mente los pensamientos que seguramente tenía Alexander cuando el taxista le hablaba.Definitivamente no podía pensar lo mismo tan pronto, no me gustaría pensar en tener toda una vida a su lado, no estaba del todo segura y todavía me rondaba por la cabeza aquella mujer que Manuel había dicho en esa habitación.¿Quién era esa mujer y qué había significado para él hace tanto tiempo? ¿Todavía amaba a esa mujer? Si preguntaba por ella, ¿caería en una polémica con Manuel y se destrozaría algo?Me negué a poner en riesgo su amistad de tantos años solo por una pregunta, Manuel no parecía quere
Amaneció y me encontré recostada sobre el pecho de Alexander, con una pierna encima de él y completamente babeando.Abrí los ojos y lo vi en el mismo lugar donde se acostó con la única diferencia que yo estoy encima de él y que estaba completamente cubierto de mi baba.—Oh, Dios mío, no puede ser —me dije pensando en qué diablos le iba a decir a Alexander cuando se viera así.El abre delicadamente los ojos y me muestra ese par de cielos azules que me enamoran por completo, llevo una mano su pecho e hizo una mueca como un gesto de buenos días con ella, yo dejo ver todos mis dientes blancos en una mueca de vergüenza.Estaba segura de que me arrepentía de haberme acostado con él esa noche y haber hecho eso, desde que tenía 13 años no dejaba salir la saliva de mi cuerpo, pero mi cuerpo me traiciono y tenía que hacerlo esta noche que estaba el hombre de mis sueños.Todo lo que podía pensar era en la palabra trágame tierra, señor.—¿Porque estoy cubierto de saliva?Me levanté corriendo de
—Le voy a preguntar a Manuel por esa mujer así me este costando la vida y el trabajo. En el trabajo no me importa quedarme sin él.—Averigua si tiene esa foto, una réplica o algo similar que nos diga quién es esa mujer.—Solo necesitamos que nos diga quién es y yo ya sé cómo conseguir esa información por otro medio.Corrí a la oficina, me despedí de Alexander que ni se molesto en despedirse de mí.Caminé hasta la empresa de Manuel, que no estaba muy lejos y aunque estaba cansada del trabajo en la empresa de Alexander, allí sí tenía mucho trabajo.Y, mientras caminaba tranquilamente, me puse los audífonos, era hora de escuchar una canción que creo que es latina o algo parecido, pero que es muy hermosa.Ayer se fueTomó sus cosas y se puso a navegarUna camisa, un pantalón vaqueroY una canción, ¿dónde irá?¿Dónde irá?Se despidióY decidió batirse en duelo con el marY recorrer el mundo en su veleroY navegar, nai-na-naiNavegarY se marchóY a su barco le llamó "libertad"Y en el ciel
Dejé a Manuel dando órdenes a diestra y siniestra para ir a mi oficina, que tendría que encontrar por mi cuenta porque mi nuevo jefe estaba muy ocupado.—Por suerte soy muy inteligente y no me pierdo así —me dije, caminando por los pasillos hasta que vi algunas cosas en lo que estaba pasando camino a la oficina—. Dios mío, no puedo creerlo.Pasé cerca de una oficina que abarcaba una serie de gemidos no cautelosos.Traté de ignorarlos y avancé por el pasillo hasta que una mano me impidió caminar.—Cariño, ¿por qué no me esperaste? Con mucho gusto te daría un recorrido.Una sonrisa incómoda salió de mí, los empleados que llenaban la oficina con gemidos incómodos para cualquiera, se separaron de inmediato al escuchar la voz de Manuel.—¡Bueno! Señor, señorita… ¿cómo están? ¿Cómo va el trabajo? —Preguntó Manuel con una gran sonrisa y una mirada que claramente los amenazaba—, supongo que no están haciendo algo incómodo en lugar de trabajar.»No quiero recordarles que hay mucho trabajo por
Carlos y Carlota se la pasaron trabajando el resto de la tarde sin siquiera rechistar.En cuanto habían culminado un proyecto me llamaban para revisarlo antes de finalizar la tarde.Después de todo estaba llegando a su fin y tenía una conversación pendiente con Manuel.—¡Señorita Lucia! —Grito Carlota desde su asiento con los ánimos por lo alto, aquella mujer realmente era buena en su trabajo o lo que correspondía a su área—. Quiero que vea esto, considero que está bien, pero realmente quiero su opinión.—Déjame ver —respondo apenas llegar a su lado—, se ve bien, muy bien de echó. Tienes un buen diseño de empaques y eso es monumental.—Sí, Carlota siempre fue buena en esa área, sus diseños son excelentes.—En eso concuerdo contigo Carlos, son realmente buenos. Ahora déjame corregir algunas cosas, imprime el diseño en una hoja de reciclaje y la revisamos.—Si señora.La joven hizo lo que solicite y en poco tiempo tenia aquella hoja frente a mí. La mirada de Carlos me seguía en cada mov
Mi paso era cada vez más lento, no hacía falta precisar que ni por haber cientos de papas fritas en la oficina de Manuel iría allí con Alexander adentro.Manuel era un hombre con el que no tenía problema en compartir mi tiempo, aprendí que es el tipo de hombre que si no consigue algo a la primera simplemente no insiste en conseguirlo, solo espera a que llegue a sus manos o a su vida y si no llega, sencillamente lo deja en ese estado.El elevador llego antes de lo esperado, realmente maldije la idea de subir en él y encontrarme a ese hombre ahí esperando con su cara de mal humor, sin embargo, otro lado me decía que quería ver al Alexander que conocía aun con su temperamento.Enfrente había una puerta enorme que pensé que era la oficina de Manuel, toqué 3 veces hasta que la voz de los señores me distrajo.—Seguro que a la lindura le gustará, es su estilo completamente.Las puertas se abrieron y la sonrisa de ese hombre era hermosa, mostraba esos dientes perfectamente blancos, me gustaba
Durante un tiempo compartimos así como esa anoche en Boston. Estábamos todos tranquilos, compartiendo y robando papas, bueno, más yo que ellos.—Manuel me dijo que eres el nuevo jefe del departamento de diseño gráfico.Asentí con una sonrisa a medio formar gracias a la obstrucción de una papa frita que estaba en mi boca.—Así es, me gustó mucho el trabajo y a Manuel le impresionó que me dejaras.—Medio, medio te deje ir —corrigió en un tono exigente, una de sus piernas estaba subiendo y bajando como si tuviera algo de ansiedad o estuviera inquieto—. No me gusta tenerte lejos y menos cerca de Manuel, pero confío en ti, creo que está más que claro.—¡Escucha! Eso me ofende en el fondo de mi corazón —soltó Manuel, fingiendo estar ofendido.—Honestamente, deberías preocuparte por la mujer que amas hasta el día de hoy.—Eso es lo que estoy haciendo.—No. No, esa mujer no está aquí, solo soy yo y, siendo honesta, solo me estás jodiendo la vida.—¡Muy bien! Iré a buscar una botella o cuidaré
En poco tiempo todo lo relacionado con Catering Smith fluyó rápidamente entre los dos. El amor de Alexander por ella era fácilmente palpable, y mi temor de que ese amor no desapareciera era igual de palpable.—¿Qué le pasó a esa mujer?—Se casó con otro hombre y se olvidó por completo de mí, de hecho, en cada reunión que tenían nuestras familias, ella se iba con él como si fuera a buscarla o algo así.—¿Tuviste una alergia?—Algo parecido… no es que me molestara, fue en cierto modo una lección para sacarlo poco a poco de mi corazón, aunque confieso que me tomó un tiempo hacerlo.—Todavía no lo has hecho —Rodé los ojos y dejé escapar un resoplido molesto—. Dudo que saques a esa mujer si es igual a Manuel.—¿Porque lo que dices? Lucía, ¿te gusta Manuel?—¡No! Quiero decir, sí, podría ser… realmente no lo sé —tragué saliva cuando sentí la punzante mirada de Alexander sobre mí—. Lo siento, es que Manuel es especial para mí.—No puede ser —Alexander se llevó ambas manos a la boca y apoyó l