Alexander me miró con inseguridad, analizó todo mi cuerpo de arriba a abajo con cuidado, pensé que no iba a ver mi barriga hinchada, pero agradecí en ese momento que los abrigos y bufandas de Mike fueran lo suficientemente grandes como para ocultarlo.—¿De qué estás hablando? ¿Te recuerdo que fuiste tú quien me mintió, me engañó y se burló de mí? ¿Por qué iba a responderte si me lastimaste tanto, Alexander?Mike abrió los ojos y con una expresión de sorpresa caminó hacia mí rápidamente, parecía que algo en él había reaccionado y protegerme era parte de esa reacción.—¿Él es Alexander Miller? ¡No puede ser! ¡Dime que no!—Sí, Mike, él es Alexander y, sinceramente, no sé qué diablos está haciendo aquí.Pero pronto, unas piernas largas y esbeltas se asomaron por detrás de las suyas. Una mujer… típico, ya nada de él me sorprende.—¡Vaya! Pero parece estar en buena compañía —bromeó Mike, notando lo mismo que yo.—Sí, lo veo. Parece que no me quiere recuperar ni saber de mí, lo que quiere e
El ambiente hostil y sepulcral hurgaba en el aire hasta que la mujer que se encendía detrás de Alexander dejo ver su perfecto y hermoso rostro.—Alex, ¿podemos irnos de aquí? Hace frio y creo que el ambiente esta tenso, además todos nos están observando como monos de circo.La mujer lo estaba tratando como fuera su novio o lo conociera de toda la vida y aunque podría ser que fuera de ese modo. Alexander volteo a verla como si hubiera olvidado que estaba allí o que había venido con él y en lugar de tomar hacerla a un lado, hizo todo lo contrario.—Si quieres ve a llamar un taxi y me esperas en el hotel, de todos modos ya tienes las llaves de la habitación.La chica asintió y camino elegantemente contoneando las caderas hasta la salida del restaurant, llamando por completo la atención de todos los hombres en aquella habitación.—Wow… hasta tienes una habitación con ella, sí eres rápido.—Lucia, solo escucha…—Creo que tienes mejores cosas que hacer con esa mujer —le espeté a regañadient
Mike estaba completamente furioso corriendo por la casa. Al parecer su padre necesitaba su atención en la empresa y no era un caso de elección, tenía que ir sí o sí.Cuando acabo de hablar con él se acercó hasta mí con la cabeza agachada y una mueca de tristeza, tomando mis dos manos entre las suyas.—Tengo que ir a la empresa —soltó a regaña dientes —mi padre está molestando con que debo ir a una reunión de la empresa.—Sí, escuché todo el escándalo que estabas formando en toda la casa.Una carcajada salió de Mike, me atrajo hacia su cuerpo y dejo un beso en mi mejilla.—Lo siento por ser tan ruidoso, mi padre me saca de quicio —negó—. Me perderé el eco del bebe pero prometo salir de ese infierno lo más pronto posible.—Tranquilo, ya me encargaré de que todo esté en orden y de tomarme una foto al bebe para ti.—¡Gracias! ¡Lo prometo, estaré allí en poco tiempo!—¡Descuida, descuida, no te apures!Pronto estaba saliendo de la casa camino a ver al médico. Mike me había dicho con lujo
Caminábamos por los pasillos con olor a medicinas por todas partes, al punto de provocar náuseas a Alexander quien cada tanto se llevaba las manos a la boca evitando sacar toda la comida de sus 36 años.—¿Estás bien? —Pregunté notándolo más pálido que la muerte.—Maldita sea… no sé Lucía, me siento horrible con ese olor.—Te estoy preguntando por lo mismo, sé que odias los hospitales y al parecer las clínicas no son la excepción.—No me gusta nada que tenga que ver con médicos, cariño —comentó, dejando caer su cuerpo en uno de los asientos a los lados del pasillo—. Dame solo 5 minutos aquí, lo superaré, lo prometo.Una pequeña risa salió de mí haciéndome parecer un bicho raro por un instante. De alguna manera ese incómodo momento había relajado un poco la tensión entre nosotros y a los pocos minutos llegó el doctor con la intención de apurarnos.Una mujer estaba detrás de nosotros esperando una cita y la estábamos reteniendo esperando que Alexander dejara de parecer muerto.—¿Lucía Jo
Mike Fiore maldecía en aquella clínica, se sentía completamente jodido y no tenía nada más que las palabras de Natalia sobre aquella foto.Él no quería la foto, él quería estar presente y le ardió aún más la sangre cuando supo que Alexander estaba conmigo en el eco, que había visto todo y los ojos le brillaban como dos luceros.¡Por supuesto que le brillaban! Ah él también le habían brillado del mismo modo cuando escucho su pequeño corazón latir, cuando lo vio allí acurrucadito en mi pancita y cuando después del último eco lo medio sintió moverse.Para Mike, él era su padre sustituto y quien estaba al pendiente de su bienestar desde que se enteró, pero Alexander era otro cuento aparte. El si era el padre legítimo, biológico y eso para él, era malditamente frustrante. Desde su punto de vista, él podría darle todo y amar ese bebé como suyo, pero Alexander podía decidir quitarlo de su lado en cuestión de segundos.Aquellos pensamientos rondaban por la mente de Mike durante todo el trayec
En otro momento resolvería el asunto con Manuel, por el momento Alexander y yo sabíamos perfectamente que estábamos haciendo malas tercias en la habitación con esos tortolitos.—¿Esperabas eso? Porque, sinceramente, yo no. Manuel mantuvo muy bien guardado lo de Niki... —Dijo Alexander preguntando mientras esperábamos el ascensor.—Pensé que esa mujer era tu nueva amante o algo así —dije sin pensar demasiado—. Estaba contigo en el restaurante esa tarde que fui con Mike.—Sí, me di cuenta de que notaste sus piernas cuando estaba detrás de mí —explico entrando en el ascensor junto a mí tan pronto como llegó allí—. Manuel no la quería llevar a comer y al principio yo iba solo, es como una garrapata, es apenas una niña.Lo vi por el rabillo del ojo, incapaz de creer que estaba diciendo esas palabras. No es que yo no tuviera su misma edad y él fuera lo suficientemente mayor para llamarla niña.—¿En serio?—¿Acerca de?—Eso de llamarla niña… Es decir, no es que yo le lleve muchos la verdad.
Los vi mirarse fijamente durante unos minutos como si fueran dos bestias enjauladas listas para atacarse en cuanto se liberaran. La idea de entrar en esa tensión era imposible de imaginar para mí, ambos tenían cosas que arreglar entre ellos y yo no quería ser parte de ese circo para nada.—Me voy a acostar, ¿vienes tú Alexander o tú Mike? —pregunté antes de subir el primer escalón que estaba a punto de avanzar.—Todavía no me voy a dormir Lucía, adelántate. —Alexander respondió, tomando un sorbo de su vaso—. Quiero hablar un rato con el señor aquí presente.Mike soltó una risa malvada que capté de inmediato, sabía que lo haría para molestar a Alexander y que de ahí en adelante haría todo lo posible por molestarlo.—Esta noche no dormiré contigo Lucía, ya tengo un reemplazo de todos modos, así que mi lado de la cama puede ser ocupado por él. ¡Eso sí! En tu cama te agradecería mucho, en la mía sabes muy bien que sólo tú duermes —respondió con pérfido.Alexander soltó un gruñido y me mir
Una sonrisa se dibujó en sus labios y su corazón latió a mil. Esa mujer era exactamente lo que quería en su vida y en su cama, quería atarla a la pata de su cama con unas esposas de metal en el tobillo, pero sería demasiado psicópata para su gusto y acabaría por huir más rápido todavía.—Ella realmente se ve hermosa, incluso derramando saliva por todos lados se ve hermosa —murmuró con esa sonrisa tonta—. Creo que sí o sí tendré que dormir junto a ella.Mike bajó de nuevo y observó a Alexander a un lado de la barra murmurando unas palabras que alcanzó a escuchar y a las cuales les sonrió abiertamente.—Mierda… si yo me hubiera desaparecido otro poco más, ese Mike me gana la partida.—¡Gran hombre el que sabe reconocer a sus oponente! —Exclamo Mike desde el final de las escaleras—. De todos modos, no hubiera podido quitártela, ella siempre me dejo en claro que te amaba como a nadie.—¡Dios, no vengas así de la nada, maldita sea! ¡Pensé que ya estabas dormido o algo así! —Alexander gruñó