Tanto Manuel como yo teníamos cara de poker, ninguno entendía a qué se refería con su pregunta porque ninguno se estaba portando mal.—¡Hombre! Estoy tratando de reconciliarme con esta mujer, son órdenes de la jefa —dijo Manuel levantándose de la cama—. Me dirás tu respuesta en otro momento Lucia, parece que están ocupados o quieren hablar de algo.—Oh, entonces es obra de Niki. Puedo estar completamente tranquilo, eso me reconforta.Dijo eso y con calma se dirigió al guardarropa, su actitud era diferente, como si escuchar su nombre lo hubiera calmado. Ese pensamiento de que esta mujer tenía un temperamento fuerte se estaba haciendo cada vez más presente en mis sospechas y eso me gustaba.—Te veo luego.—Adiós amigo.—¡Oh, ahora soy tu amigo! —Manuel gruñó—. Has pasado semanas tratándome como si fuera tu enemigo número 1.—Eras mi enemigo desde que hiciste esa maldita apuesta conmigo. No te quejes de algo que provocaste y que para colmo continuaste y hasta lo complicaste junto a mí. T
Un resoplido de disgusto escapó de mi boca junto con una orden inmediata que esperaba que Alexander obedeciera.—¡Suficiente! ¡Vamos Alexander! Te dije que en algún momento esto fue una muy mala idea.—Pero…—¡Pero, nada, si van a estar criticando, prefiero irme! ¡No vine aquí a que me critiquen por ser una ballena y encima porque no me voy a casar!Andrea abrió los ojos, apretó los labios con fuerza, parecía comerse las palabras que había dicho hace un instante y sin dejarla si quiera responder, tome a Alexander por el brazo y lo subí al auto.—Nos vamos al hotel en donde nos quedamos la última vez que vinimos.—Lo siento… no sabía que harían eso.—No te preocupes. Yo si sabía que eso sucedería en cuanto me vieran hinchada como un balón.Alexander guardo silencio y se quedó pensativo mientras yo manejaba el auto. Que estuviera embarazada no quería decir que no pudiera manejar, además, desde que empezamos a estar mucho más unidos desde que comenzamos a vivir juntos y gracias al bebé t
El trago de saliva que pasé seguramente se escuchó en todo el hotel y la chica de la recepción lo sabía tan bien como yo. Con la diferencia que ella estaba emocionada de verme embarazada de nuevo y yo estaba aterrorizada de que lo estuviera.—¿P-podemos al menos esperar a que nazca el bebé? Necesito pensarlo cuidadosamente antes de cualquier otra cosa...Alexander soltó una de esas carcajadas que te ponen mucho más nervioso de lo que estás, esos ojos azules se iluminaron maravillosamente y sus labios se movieron tratando de decir algo hasta que finalmente salió.—Me parece bien... Espero que decidas pronto cuándo nazca el bebé.—Ya veremos cuando sea el momento... ¡Además! Los bebés no se planean, o eso creo.Volvió a sonreír, tomó las llaves que la niña tenía entre los dedos por un rato y me ayudó a levantarme de la silla.Ya cuando nos dirigíamos a la salida, Alexander se dio la vuelta y agradeció a la chica, diciéndole de inmediato que pediríamos algo de comer en un rato.La joven
La cara de Andrea se volvió roja desde la nariz hasta la raíz del cabello. Si algo había hecho perfectamente bien Alexander era decirme que le ocurrió lo mismo que a mí y eso lo usaría en su contra.—Supongo que lo dices por experiencia propia, ¿No? Así que dime, ¿Por experiencia lo dices? —Repetí nuevamente.Andrea apretó las manos en puños, se paró erguida y asintió.—Creí que no sabías algo como eso, no fue mi intención molestar…—¡Claro que lo fue! No tenías por qué hacerlo sabiendo que pasaste por eso, pero de todos modos lo hiciste —replique—. No entiendo que ganas con eso, con tu comportamiento y tampoco sé qué esperas.—No… yo solo quiero ver a mi hijo feliz y te estimo mucho… pero no quería verlo con un hijo sin estar antes casado.Esas palabras se me hicieron egoísta. Aunque no me sorprendió considerando el tipo de educación que le había dado a Alexander. Era tan abrumador que ni siquiera él quería estar cerca de ellos antes que yo llegara a su vida. Había escuchado del coci
**3 meses después**—¡Alexandeeeeeer! ¡Él bebé está en camino!Todos corrían como locos por todos lados buscando médicos, ambulancias o algún medio de transporte para llevarme al hospital.—¡Alexanderrrrrrr! —Estaba gritando desesperadamente, queriendo salir del dolor que me invadía.Minutos más tarde, Mike había sido llamado por Alexander y tenía todo cubierto. Del médico al hospital y hasta me llevaba en el Ferrari sin importarle si estaban los padres de Alexander y hasta él mismo.—Alexander, lleva a tus padres en tu auto, trataré de ir lo más rápido posible al hospital con Natalia. —Dijo Mike, girando rápidamente el auto—. Nos vemos allí, no tardes, Lucía te necesita en el quirófano.Alexander asintió y rápidamente subió al auto sin perder un solo paso que Mike estaba dando en el suyo.Al poco rato ya habíamos llegado todos al hospital donde enseguida me recibió Natalia con unas ojeras monumentales. Parecía que no había dormido y hasta me atrevería a decir que por la hora que era,
—¿Quién es ese chico que carga a nuestro nieto como si fuera su hijo y porque Alexander lo deja hacerlo? —Preguntó Andrea boquiabierta ante la reacción de su hijo ante otro hombre que no era Manuel—. No puedo entender nada de esto, y además, es como si no estuviéramos allí.—¡No digas eso, cariño! Seguro que todo esto tiene una explicación.—¡Ah, y sí que la hay! —Mike exclamó meciendo al niño en sus brazos—. Es una historia muy divertida y...—¡Ni siquiera pienses en contarles a mis padres sobre ese gallinero!Mike se rió y volteó a verme con más que ojos brillantes, se notaba que la felicidad y la alegría se desbordaban en él como nunca antes.—Es verdad, Mike. No arruines la reputación del Sr. Perfection, no necesitan saber que fuiste tú quien me cuidó durante mis primeros meses de embarazo porque el señor estaba más interesado en jugar conmigo que en tomarme en serio.Y así, Alexander dejó escapar un suspiro de frustración con ambas manos en la cara haciendo el gesto completo fast
Las mujeres apretaron los dientes y se dieron la vuelta sin poder contestar nada más, aunque no faltaron las ganas de seguir contestando a Julián.—¡Ya está decidido! Voy a cuidar a mi nieto como si fuera de oro —dijo muy decidido, acercándose al niño—. Es una belleza, no quiero que te vayas, quiero te quedes a vivir aquí.—¡No sueñes con eso, padre! Lo que menos quiero es tenerte viviendo conmigo, ¡ni siquiera podré besar a Lucía! —Respondió Alexander completamente agitado—. Quiero vivir con mi familia, ya era hora de que hiciera algo bien, Mike no me va a salvar el culo todo el tiempo.—¡Eso es cierto! Tengo mi propio negocio que atender y hablando de negocios, tengo que irme ahora.Y así, todos nos despedimos de él, más yo que los demás, mi corazón estaba profundamente apesadumbrado después de tanto tiempo sin verlo.Finalmente lo vi salir de la misma manera que lo hizo esa vez... desde la ventana, Alexander me vio de la misma manera desde el marco de la puerta y finalmente se fue
Andrea refunfuñaba en uno de los sofás de la sala, exactamente el que más amaba y que tenía escrito su nombre... literalmente.Las maletas estaban empacadas y Alexander se veía espléndido con nuestro hijo en sus brazos mientras miraba a Andrea haciendo pucheros sobre el bebé.—No seas dramática, puedes ir a la casa y visitarnos cuando quieras.Alexander no era fanático de que invadieran su privacidad, pero ver a su madre aferrada a un pequeño ser, hizo que su corazón se ablandara. Al final Andrea aceptó y con todo el dolor del mundo salió con Julián a despedirse de nosotros. Una nueva vida juntos estaba por comenzar y ese cambio también estaba por verse.—Nos veremos pronto.Fue lo último que escuchamos cuando Alexander encendió el auto y condujimos de regreso a la casa que una vez fue "mi hogar".Esa misma tarde, Alexander tuvo una reunión, como tantas otras que había tenido antes, y yo tuve que quedarme en casa, entre pañales y biberones, pero lo peor de todo, Mike no estaba conmigo