Mike estaba completamente furioso corriendo por la casa. Al parecer su padre necesitaba su atención en la empresa y no era un caso de elección, tenía que ir sí o sí.Cuando acabo de hablar con él se acercó hasta mí con la cabeza agachada y una mueca de tristeza, tomando mis dos manos entre las suyas.—Tengo que ir a la empresa —soltó a regaña dientes —mi padre está molestando con que debo ir a una reunión de la empresa.—Sí, escuché todo el escándalo que estabas formando en toda la casa.Una carcajada salió de Mike, me atrajo hacia su cuerpo y dejo un beso en mi mejilla.—Lo siento por ser tan ruidoso, mi padre me saca de quicio —negó—. Me perderé el eco del bebe pero prometo salir de ese infierno lo más pronto posible.—Tranquilo, ya me encargaré de que todo esté en orden y de tomarme una foto al bebe para ti.—¡Gracias! ¡Lo prometo, estaré allí en poco tiempo!—¡Descuida, descuida, no te apures!Pronto estaba saliendo de la casa camino a ver al médico. Mike me había dicho con lujo
Caminábamos por los pasillos con olor a medicinas por todas partes, al punto de provocar náuseas a Alexander quien cada tanto se llevaba las manos a la boca evitando sacar toda la comida de sus 36 años.—¿Estás bien? —Pregunté notándolo más pálido que la muerte.—Maldita sea… no sé Lucía, me siento horrible con ese olor.—Te estoy preguntando por lo mismo, sé que odias los hospitales y al parecer las clínicas no son la excepción.—No me gusta nada que tenga que ver con médicos, cariño —comentó, dejando caer su cuerpo en uno de los asientos a los lados del pasillo—. Dame solo 5 minutos aquí, lo superaré, lo prometo.Una pequeña risa salió de mí haciéndome parecer un bicho raro por un instante. De alguna manera ese incómodo momento había relajado un poco la tensión entre nosotros y a los pocos minutos llegó el doctor con la intención de apurarnos.Una mujer estaba detrás de nosotros esperando una cita y la estábamos reteniendo esperando que Alexander dejara de parecer muerto.—¿Lucía Jo
Mike Fiore maldecía en aquella clínica, se sentía completamente jodido y no tenía nada más que las palabras de Natalia sobre aquella foto.Él no quería la foto, él quería estar presente y le ardió aún más la sangre cuando supo que Alexander estaba conmigo en el eco, que había visto todo y los ojos le brillaban como dos luceros.¡Por supuesto que le brillaban! Ah él también le habían brillado del mismo modo cuando escucho su pequeño corazón latir, cuando lo vio allí acurrucadito en mi pancita y cuando después del último eco lo medio sintió moverse.Para Mike, él era su padre sustituto y quien estaba al pendiente de su bienestar desde que se enteró, pero Alexander era otro cuento aparte. El si era el padre legítimo, biológico y eso para él, era malditamente frustrante. Desde su punto de vista, él podría darle todo y amar ese bebé como suyo, pero Alexander podía decidir quitarlo de su lado en cuestión de segundos.Aquellos pensamientos rondaban por la mente de Mike durante todo el trayec
En otro momento resolvería el asunto con Manuel, por el momento Alexander y yo sabíamos perfectamente que estábamos haciendo malas tercias en la habitación con esos tortolitos.—¿Esperabas eso? Porque, sinceramente, yo no. Manuel mantuvo muy bien guardado lo de Niki... —Dijo Alexander preguntando mientras esperábamos el ascensor.—Pensé que esa mujer era tu nueva amante o algo así —dije sin pensar demasiado—. Estaba contigo en el restaurante esa tarde que fui con Mike.—Sí, me di cuenta de que notaste sus piernas cuando estaba detrás de mí —explico entrando en el ascensor junto a mí tan pronto como llegó allí—. Manuel no la quería llevar a comer y al principio yo iba solo, es como una garrapata, es apenas una niña.Lo vi por el rabillo del ojo, incapaz de creer que estaba diciendo esas palabras. No es que yo no tuviera su misma edad y él fuera lo suficientemente mayor para llamarla niña.—¿En serio?—¿Acerca de?—Eso de llamarla niña… Es decir, no es que yo le lleve muchos la verdad.
Los vi mirarse fijamente durante unos minutos como si fueran dos bestias enjauladas listas para atacarse en cuanto se liberaran. La idea de entrar en esa tensión era imposible de imaginar para mí, ambos tenían cosas que arreglar entre ellos y yo no quería ser parte de ese circo para nada.—Me voy a acostar, ¿vienes tú Alexander o tú Mike? —pregunté antes de subir el primer escalón que estaba a punto de avanzar.—Todavía no me voy a dormir Lucía, adelántate. —Alexander respondió, tomando un sorbo de su vaso—. Quiero hablar un rato con el señor aquí presente.Mike soltó una risa malvada que capté de inmediato, sabía que lo haría para molestar a Alexander y que de ahí en adelante haría todo lo posible por molestarlo.—Esta noche no dormiré contigo Lucía, ya tengo un reemplazo de todos modos, así que mi lado de la cama puede ser ocupado por él. ¡Eso sí! En tu cama te agradecería mucho, en la mía sabes muy bien que sólo tú duermes —respondió con pérfido.Alexander soltó un gruñido y me mir
Una sonrisa se dibujó en sus labios y su corazón latió a mil. Esa mujer era exactamente lo que quería en su vida y en su cama, quería atarla a la pata de su cama con unas esposas de metal en el tobillo, pero sería demasiado psicópata para su gusto y acabaría por huir más rápido todavía.—Ella realmente se ve hermosa, incluso derramando saliva por todos lados se ve hermosa —murmuró con esa sonrisa tonta—. Creo que sí o sí tendré que dormir junto a ella.Mike bajó de nuevo y observó a Alexander a un lado de la barra murmurando unas palabras que alcanzó a escuchar y a las cuales les sonrió abiertamente.—Mierda… si yo me hubiera desaparecido otro poco más, ese Mike me gana la partida.—¡Gran hombre el que sabe reconocer a sus oponente! —Exclamo Mike desde el final de las escaleras—. De todos modos, no hubiera podido quitártela, ella siempre me dejo en claro que te amaba como a nadie.—¡Dios, no vengas así de la nada, maldita sea! ¡Pensé que ya estabas dormido o algo así! —Alexander gruñó
Tanto Manuel como yo teníamos cara de poker, ninguno entendía a qué se refería con su pregunta porque ninguno se estaba portando mal.—¡Hombre! Estoy tratando de reconciliarme con esta mujer, son órdenes de la jefa —dijo Manuel levantándose de la cama—. Me dirás tu respuesta en otro momento Lucia, parece que están ocupados o quieren hablar de algo.—Oh, entonces es obra de Niki. Puedo estar completamente tranquilo, eso me reconforta.Dijo eso y con calma se dirigió al guardarropa, su actitud era diferente, como si escuchar su nombre lo hubiera calmado. Ese pensamiento de que esta mujer tenía un temperamento fuerte se estaba haciendo cada vez más presente en mis sospechas y eso me gustaba.—Te veo luego.—Adiós amigo.—¡Oh, ahora soy tu amigo! —Manuel gruñó—. Has pasado semanas tratándome como si fuera tu enemigo número 1.—Eras mi enemigo desde que hiciste esa maldita apuesta conmigo. No te quejes de algo que provocaste y que para colmo continuaste y hasta lo complicaste junto a mí. T
Un resoplido de disgusto escapó de mi boca junto con una orden inmediata que esperaba que Alexander obedeciera.—¡Suficiente! ¡Vamos Alexander! Te dije que en algún momento esto fue una muy mala idea.—Pero…—¡Pero, nada, si van a estar criticando, prefiero irme! ¡No vine aquí a que me critiquen por ser una ballena y encima porque no me voy a casar!Andrea abrió los ojos, apretó los labios con fuerza, parecía comerse las palabras que había dicho hace un instante y sin dejarla si quiera responder, tome a Alexander por el brazo y lo subí al auto.—Nos vamos al hotel en donde nos quedamos la última vez que vinimos.—Lo siento… no sabía que harían eso.—No te preocupes. Yo si sabía que eso sucedería en cuanto me vieran hinchada como un balón.Alexander guardo silencio y se quedó pensativo mientras yo manejaba el auto. Que estuviera embarazada no quería decir que no pudiera manejar, además, desde que empezamos a estar mucho más unidos desde que comenzamos a vivir juntos y gracias al bebé t