Pasaron los minutos y entre negociaciones Alejandro y yo pudimos ponernos de acuerdo. El sonido de un golpe resonó a través de las paredes de la habitación justo cuando las puertas se abrieron para notar que era Alicia. Ambos fruncimos el ceño y el pensamiento de ellos dos en esta misma oficina vino a mi cabeza, mis dientes se endurecieron, verla me puso enferma, mi piel ardió, mis puños apretados y millones de pensamientos vinieron a mi cabeza.Dejo escapar un suspiro para apaciguar mi ira. Alexander me tomó de la cintura y me acerco a él tratando de calmarme a su manera, él sabía perfectamente —gracias al departamento de recursos humanos— que la condición de mi corazón no era del todo estable.—Cálmate —susurro en mi oído sin apartar los ojos de Alicia, asentí.—Muy bien… —susurré, aclarándome la garganta para no cometer el error de que Alicia no escuchara mis palabras y sobre todo mi advertencia —Alicia, si quisiera hacer algo con Alexander, ya lo habría hecho, yo lo he tenido
Durante la reunión Manuel y Alexander me miraron de reojo, yo estaba muy enojada, extremadamente enojada, no quería que nadie me hablara y mucho menos ellos, solo de pensarlo me enojaba aún más.Minutos después de repartir los documentos a cada empresario presente, me senté en el mostrador y al instante llegó Alicia con la nariz y los ojos completamente rojos. Si hubiera sido la de antes hubiera sentido un poco de dolor, pero ya no, sabía el tipo de persona que era y ahora solo podía sentir asco de considerarla mi amiga.Me aclaro la garganta y le paso uno de los documentos que me sobraron.—Gracias —dijo suavemente.—De nada —respondí secamente, ella sonrió como si le hubiera hablado de la forma más hermosa, arrugué las cejas y la vi por el rabillo del ojo borrando a regañadientes esa sonrisa de su rostro.Unas horas más tarde, la reunión había terminado. Alicia me ayudó a recoger todas las cosas de la mesa: bolígrafos, papeles que habían quedado, comida servida que no consumier
Caminamos en silencio hacia la salida y nuestros ojos están enfocados en una cosa.Está lloviendo y el estacionamiento está al otro lado de la calle.Nos miramos un momento, ninguno de los dos tiene un paraguas que nos ayude a cruzar, tomamos aire y corremos lo más rápido que podemos, terminando completamente mojados.Siento la mirada de Alexander sobre mí, sus ojos viendo algo en mi ropa que me hace querer mirar y sentirme avergonzada de ver cómo mi sostén de encaje rosa se muestra en detalle a través de mi camisa.Inmediatamente levanto mis brazos para taparme los senos, Alexander tiene esa cara de querer hacer algo muy malo y eso para mi no es bueno y mucho menos en este lugar lleno de cámaras de seguridad.Lo observo quitarse el abrigo azul marino que usa sobre su traje y cierro los ojos al verlo caminar hacia mí hasta que siento un calor en mis hombros y ese mismo calor recorre mi espalda.El olor a perfume corre por mis fosas nasales y la tranquilidad llega a mi corazón cu
Mis ojos se humedecieron y las lágrimas brotaron de ellos. Alexander se alarmó de inmediato y corrió detrás de mí agarrándome del brazo con fuerza.—Lucia, espera un minuto, ¡déjame explicarte!Su corazón latía a mil al igual que el mío, la palma de su mano sobre mi brazo me molestaba, no podía creer que lo hubiera vuelto a hacer.—No.—¡Mierda! Déjame explicarte lo que pasó.Por un momento pensé en dejar que lo hiciera hasta que vi a Alicia asomarse por la puerta de su habitación con cara de no romper un solo plato.—¿Qué quieres que escuche? —Le pregunté entre gritos y llantos —¿Escuchar cómo te la follaste de nuevo?—Yo no…—Suéltame Alexander, solo vine a decirte que los ejecutivos quieren tener una reunión ahora, pero estás más que ocupado. Ponte de acuerdo con ellos y deja que esa perra te ayude con tu trabajo.Alicia bajó la mirada y se puso roja, estaba enfadada y no me importaba. No sabía cómo podía siquiera pensar en perdonarla y volver a ser amigas.La mano de Ale
Mi corazón estallaba de vergüenza, yacía allí cómodamente sobre el duro pecho de Manuel, aunque el sol que entraba por la ventana molestaba mis ojos, podía ver perfectamente su figura y esa erección que se notaba debajo de esos pantalones.Me mordí el labio ante el espectáculo que me ofrecía la mañana sin saber que Manuel me miraba fijamente.—Si te apetece, no tengo problema en probarlo, cariño —susurra con voz ronca cerca de mi oído —Me gusta lo prohibido, además, cariño, serás mi primera y última virgen.Sus ojos marrones se clavaron en los míos y antes de que pudiera decir algo ya estaba debajo de su enorme cuerpo. Mi respiración era profunda, pesada y entrecortada. Manuel me caía bien, me atraía, era un hombre amable y sin saberlo también era respetuoso, pero para mí Manuel no era un hombre al que veía de la misma manera que veía a Alexander.El recorrido de su lengua bajando por mi cuello hasta mi clavícula me despertó de mis pensamientos y su brazo que se aferraba por debajo de
Manuel salió por esa puerta, de hecho comprobó que era idéntico a Alexander cuando lo vi llevarse mi calma con él.Me acosté en la cama y pensé:—¿Abrir algún problema si disfruto de la piscina?Analicé las mil y una posibilidades de encontrarme con Alexander, era casi imposible si lo veíamos desde el punto de vista que estaba de encuentro en encuentro de reuniones.—No está de más intentarlo.Fui a lavar mi cuerpo rápidamente. No era una ducha completa y detallada, pero era necesario quitar el mal olor corporal que no tenía idea de cómo había tolerado Manuel.—¡Dios! Qué vergüenza —me reí inocentemente por el hecho de que Manuel se había retirado en parte por el mal olor que emanaba de mí.En 5 minutos estaba lista para salir, la bolsa estaba hecha, solo tenía que elegir el vikini que me iba a poner para entrar a la piscina.Mire de cerca a cada vikini. El primero era un traje negro de una pieza, el segundo era de dos piezas y su color era amarillo con flores rosas, el tercero era un
Caminé lentamente hacia la barra para pedir un mojito, a lo lejos vi a Manuel con una cara de impresión y se sentó a mi lado para pedir un whisky con hielo.Manuel me mira y me susurra al oído.—Vi a Alexander cerca de aquí, me preguntó si estaba solo y le dije que sí.—¿Está aquí?—No, cariño, ya no está, pero seguro que lo encontrarás cuando subas.—No puede ser…Manuel se ríe, toma un sorbo de su whisky y me ve indignado por mi cobardía.—Recuerdo cuando te vi en la empresa, eras una bestia y mírate ahora, cariño, te estás escapando de tu jefe.—Cuando me conociste, no sabía que los iba a ver follando en su oficina —Entrecerré los ojos y lo miré —No es fácil llevar esas cosas —me refiero a Alicia y a Alexander.—Sobre todo si te gusta tu jefe, ¿no?—Especialmente si es así.Ambos bebimos nuestros vasos y subimos a cambiarnos. Manuel y yo teníamos que ir inmediatamente a la reunión de la empresa, era la última reunión y de ahí iríamos a Queens.Alexander a su vida y yo a la mía que
En ese lugar el ambiente era pesado, Alexander nos vio con ganas de querer matarnos.Entre risas y bromas, nos olvidamos por completo de la reunión y de que tanto Alexander como Alicia estaban en esa habitación, no precisamente con su mejor cara.—Creo que les duele el odio —me dijo Manuel al oído, soltando una risa cautelosa.—Siento sus ojos sobre nosotros.—Los ojos están sobre nosotros o quiero decir, sobre ti.—No es gran cosa, me vestí lo más rápido que pude y sinceramente me molesta estar haciendo esto.—¿No te gusta ser secretaria?Negué con la cabeza.—Siempre lo odié, pero no encontraba más trabajo en mi campo y como no había otras opciones, lo tomé.—¿Te arrepientes? —pregunta seriamente.—Antes no me arrepentía, pero ahora sí.—Querida, tienes un gran lío.—No hace falta decir que todo se ha vuelto más complicado de lo que debería.—¿Le contarás a Alexander sobre la oferta una vez que llegues allí?Asentí —Espero que no se lo tome a mal y todo salga a mi favor.—Si esperas