Lamento que se haya pasado de las 2,000 palabras, pero TODO es importante. Espero que les haya gustado como a mi. Recuerden apoyar la historia calificando la historia, siguiendome, compartiendola con sus seres queridos o en sus redes sociales. Saben que los amo y nos leemos en un par de días, chao.
Nathan Domenech: Bajo mis pantalones junto a mi ropa interior mientras alejo todas las almohadas de la fortaleza de April. Fortaleza que ella misma derrumbo tras acercarse a mí. Fijo mi mirada en la de April me mira asombrada mi miembro, haciendo que me sienta orgulloso. Trata de alejarse la cual detengo tomando sus piernas arrastrándola un poco. —No te preocupes, no lo voy a insertar. Estas tan mojada que será pan comido. — comento al ver sus ojos con algo de miedo. No soy tan tonto de entrar a ella sin que firme un contrato y menos sin condón. Hago que me da la espalda dejándome admirar sus glúteos no tan grandes, pero sus muslos son exquisitos. Se porta como una buena niña, espera con paciencia a que haga un acto. Bajo a sus muslos y los lamo, haciendo que April se ponga rígida y cierra sus piernas, subo hasta sus nalgas probando su esencia. Si pudiera lamerla completa, pero mi miembro no aguanta mas al no ser atendido. Estiro la conexión de s
April González: Estuvimos en silencio desde el auto, ahora solo estoy esperando que Nathan encuentre a la persona pertinente para sacar mis documentos. Es raro… no ha intentado nada. Ni me mira, me alegra saber que sabe que no podemos hacer nada, pero… mi celular suena. —¿Hola? — cuestiono al contestar, escucho como alguien nervioso aclara su garganta. —Hola April, soy Adrián. — saluda el bombero por la otra línea, mi corazón late rápidamente. —Hola Adrián, ¿Cómo estás? — trato de ser educada y amable. —Bien, recién levantado. Sigue habiendo muchos incendios, así que llegue en la madrugada. — responde mientras hace unas cosas, ya que escucho como mueve platos al otro lado. —Es raro, aunque donde vivo hay muchas casas viejas. — trato de aportar al tema. —Pero estoy segura de que haces tu máximo en el trabajo, voy a ti. — digo sin pensarlo mucho, escucho como se ríe. —¿Tú crees? — cuestiona diverti
April González: Al estar cerca del negocio se ven hombres sentados haciendo guardias. Busco el brazo de Nathan para llamar su atención y decirle que se detenga. Pero solo consigue su abdomen fuerte, pero lo logro que se detenga. —Linda camioneta. — describen al yo bajar el cristal. —Hola Negri. — saludo al hombre flaco que tiene varios hematomas por las inyecciones que se da de heroína. —¡Dra. González! — saluda emocionado acercándose. —No la he vuelto a ver con los voluntarios. Sabe muy bien que es la única que me puede tocar es usted. —Ya no estudio. — respondo con simplicidad. —Dra. González hace falta, los muchachos preguntan por usted. — me reconoce otro. —No he tenido tiempo por el trabajo, además me quemaron el apartamento. — contesto como si nada. —¿Es de las voluntarias que viene a limpiar a los muchachos? — pregunta el que describió la guagua a lo que asiento.
April González: Sus dedos y la presión del agua… no puedo seguir ocultando los gemidos. Me está volviendo loca. Otra vez viene algo… pego mi espalda al fuerte pecho de Nathan y me dejo llevar. Mis ojos se cristalizan y mi legua sale por un lado mientras me mente está en blanco. Siento muy caliente mi área intima… —Te gusta esto ¿no? — cuestiona Nathan lamiendo mi oreja, no puedo soportar esto. —No… — trato de contestar al recuperar un poco las fuerzas. —Para, está muy caliente. —April… — no digas mi nombre, me estoy dejando llevar fácilmente. Siento como acerca su dedo índice a mi boca, el olor y calor de Nathan se siente bien. No me quedan fuerzas. No creo que pueda seguir resistiéndome… Abre mi boca con su dedo logrando sentir su lengua juguetona, sabe muy bien. Me giro para enfrentarme al deseo, siendo la primera vez que lo acepto. Aunque sigue su mano en mi cuello junto a mi mandíbula no muy confiado, tal vez piensa
April González: A los minutos estoy en la estación de bomberos. Todos los hombres aquí… son muy guapos me hacen sentir fea. Están haciendo todos los papeleos y los oficiales me entrevistan cada rato. Adrián no me deja ni un solo minuto sola. Nuestras manos están unidas, pero es mas por mi para expresar mi ansiedad apretando fuerte. —Bueno eso creo que sería todo el procedimiento. — avisa Adrián rascando su cabeza noto que esta sonrojado y noto que aun estoy tomando su mano. —Lo siento. — me disculpo rápidamente alejando mi mano de la suya. —No te disculpes, me gusta. — expresa con una sonrisa tímida. —Ahora vamos a desinfectarte los arañazos. Ve al baño y ponte un pantalón corto que deje ahí. — asiento al escucharlo. Al levantarme fallo aún mis piernas siguen débiles, todavía no he pasado el shock de lo que sucedió. —Permiso, te voy a levantar. — dice el hombre de ojos azules intensos tomándome como una princesa, me deja en el baño. —
April González: —Tengo que comprar un celular nuevo. — respondo este suspira y gira sus ojos. —¿Con que dinero? — pregunta sin soltarme. —Ayer lo gastaste todo alimentando a las personas adictas y sin hogar. — me recuerda. —Si… es verdad. — susurro. —Nana te hizo comida. — ofrece la bandeja haciendo que mire a nuestro alrededor buscando a la mujer. —Se fue no vuelve hasta el almuerzo. —Esta bien. — comento tomando la bandeja para ir al comedor. —¿No tienes que trabajar o…? — busco las palabras para referirme a las mujeres. —April, te me largaste en la madrugada, casi sales herida o quien sabe si muerta. Tuve que buscarte en una estación de bomberos donde estabas con el amor supuesto de tu vida. No puedo dejarte sola ni un segundo hasta mañana, así que me tienes que soportar. — responde enojado dejando un vaso de jugo sobre la pesa logrando que se escuche un estruendo en todo el lugar. —Lo siento
Nathan Domenech: Al llegar la mesa la comida está servida… esperen yo he visto este tipo de comida antes. Trato de buscar en mi mente. Creo que son habichuelas con arroz blanco y pollo a la plancha. Llega a mi mente Jocelin que me recibía de la universidad con esta comida cuando mis padres murieron. Dejo a Noah en la silla y me siento para luego tragar, ya que huele exquisito. —No sé si están costumbrados a esto, pero vi los ingredientes y no pude contenerme. Hace mucho no como comida criolla. — expresa con pena April. —Se ve rara. — describe Noah, ambos me miran esperando que tome el primer bocado. —Bien, me sacrifico yo. — comento tomando una cucharada de comida. Siento ese sabor de mi Jocelin, pero… toso dejando a Noah preocupado y a April divertida. Alzo mi mano dándoles a entender que estoy bien. Mis ojos se llenan de lágrimas, veo que hay pique a mi lado. Ay, April estas jugando con fuego. —¿Sabe mal
April González: Me muevo para estirarme, siento que mi cuerpo me duele como si hubiese hecho ejercicio. Chillo mientras me estiro, siento una tela super suave sobre mí. Si pudiera seguir durmiendo… choco con un cuerpo fuerte. Estudio con mi mano el cuerpo fuerte, abro mis ojos para ver a un Nathan sonriente. —¡Buenos días! — saluda logrando que me siente y nos demos un cabezazo. —Dios April… — gruñe. Oh, Dios, ese cabezazo me hizo recordar que anoche tuvimos sexo y sin condón. Alzo la frisa para no encontrar nada raro. Centro mi mirada en los oscuros ojos de Domenech. Hace una seña hacia adelante, le hago caso y hay unas tostadas francesas con bayas… mi desayuno favorito después de los pastelillos y empanadillas de mi isla. Me levanto, miro el reloj que dice que son casi las siete de la mañana. —Voy a llegar tarde al trabajo. — expreso para encaminarme al baño. Trato de buscar rastro de lo que Nathan tuvo que expulsar an