CAPÍTULO 9
MAX VOELKLEIN.
Bueno, acabo de presenciar como una hija de Atenea perdida en el mundo podía resultar tan confianzuda cuando se le daba la mano. Literalmente me había tomado el codo.
Rose tuvo la insistencia de venir conmigo a mi apartamento ya que tenía muchas ganas de platicar sobre el nuevo trabajo como mi secretaria. Insistí en que la reunión podría ser mañana en mi oficina, pero se negó ya que no podría dormir sin saber qué le esperaría en su nuevo empleo.
—¿Te estás comiendo mis galletas? —pongo los ojos en blanco al ver como abre el frasco de galletas con chocolate y se sienta en la barra como una niña malcriada.
—Sé un buen anfitrión, Voelklein y charla conmigo mientras como ¿mi sueldo será alto? —se encoje de hombros mientras cruza las piernas.
—Sí, claro
—Es la primera y última vez que te preguntaré esto ¿te follaste a mi hermanastra? —le pregunté, de hito en hito.Max cerró la puerta y me miró con una ceja arqueada.—Una sugar baby no tiene el derecho de saber con qué otras mujeres se acuestan su sugar daddy. Digo, por si eso exactamente no lo encontraste en Google.Sus palabras fueron como una bofetada, paso al lado mío y fue directo a la barra a servir dos copas de vino. Parecía de mal humor, tajante.—Siéntate, Gray—me dijo, autoritario y dándole un gesto al sofá con la cabeza.Solté el aliento e hice lo que me pidió. Llegó con una copa para mí y con otra en mano. La tomé con delicadeza entre mis manos y la observé un instante.—Si te propuse que seas mí sugar baby fue porque te vi demasiado madura para tu edad. Estar con
CAPÍTULO 10Mi corazón latía de una forma desembocada que tenía miedo de que él lo sintiera también. Su cuerpo irradiaba un calor anormal pero excitante que no tardó en pegarse al mío al instante.Sus dedos enredados en mi cabello, besándome todo el rostro y yo lo imitaba, tratando de satisfacer la sed del otro. Era un momento que deseaba que durara para siempre. Sus labios me estaban lanzando a un trance del que seguro no saldría nunca mientras la música era lejana pero fiel compañera.Mi vista se nubló, sólo me dejaba llevar por los sentidos. Cuando me di cuenta, me había llevado a su habitación y lanzada cuidadosamente sobre su cama de finas sabanas que no tardaron en erizarme la piel.Lo vi, al pie de la cama, desabrochando su camisa de una forma eterna. Cada segundo era una eternidad, lo único que deseaba era tenerlo adentro mí
El cuerpo me ardió de una forma inexplicable, de una forma que no fue capaz de describir. Los espasmos se fueron dividiendo, entre lo más bajo a lo más alto, placenteros bajo el cuerpo de Max, quien no dejaba de tocarme y penetrarme.Llegué al orgasmo tras lanzar un gemido que había florecido de lo más profundo de mi garganta, cerrando mis ojos con fuerza.Mi cuerpo, en su máxima debilidad, seguía siendo penetrado por Max, quien intentaba llegar al clímax con sus propios movimientos, mientras que yo aún me encontraba en la calma de mi propio orgasmo.Se derrumbó finalmente encima de mi cuerpo, sudado. Me abrazó, cosa que me sorprendió. Se dio la vuelta y me tumbó contra su cuerpo, recostándome contra su pecho.El silencio era interrumpido por nuestras respiraciones agitadas que trataban de tranquilizarse. Pero mi boca no tardó en soltar:
CAPÍTULO 11Capítulo 11.Max tenía contactos que estaban relacionados a la administración de la universidad más prestigiosa de New York, es por eso que instalarme fue tan sencillo como chasquear los dedos.El dinero no era lo más importante del mundo, pero si podías hacer cosas maravillosas con él. Sabía que pedirle a Max que costeara la universidad sería algo descarado de mi parte, pero necesitaba avanzar y él era el último escalón que necesitaba para llegar a mi sueño.Le estaría agradecida toda la vida, eso no se discutiría jamás.Llenar papeleos, mudarme e instalarme y comprar algunos libros para empezar a estudiar antes de tener mi primer día me llevó exactamente dos semanas y el comienzo de una tercera.Las citas con el psicólogo me ayudaban y me vio bastante entusiasmada, eso era alentador tanto p
MAX VOELKLEIN.Regresar de Argentina y dejar instalado allí a mi padre fue lo más aliviador que había sentido por años. Lo tomaba como unas pequeñas vacaciones en donde él no me respiraría la nuca por un largo tiempo. No le había gustado el hotel en que había conseguido hospedarlo. Me reprochó que carecía de elegancia y que toda decoración eran baratijas que se conseguían por un dólar en el mercado negro.Escupió su desayuno en mis zapatos, se limpió la boca con una servilleta ignorando mi presencia y yo solo me limite a que me humillara frente a sus empleados. Di un paso atrás y me fui furioso al baño. Le di un puñetazo a la pared y contuve las ganas de llorar para no darle el gusto.No sé por qué siempre buscaba su aprobación por más que lo odiara con mi vida entera. Es como si realmente me esforzara p
Capítulo 12—¿Vas a atender o te vas a quedar mirando la pantalla?La pregunta de Max me sacó de aquel transe en el que estaba sometida. No sabía que hacer, el pánico aumentaba a grandes pasos y yo lo único que quería era que me dejara en paz.No la tenía agendada, pero algo me decía que era ella. Nadie me llamaba, no tenía amigos, solo hoy había agendado a Amanda, mi vecino Hardi y a Max.Sabía que era ella, sabía que era mi madre. Le tenía miedo, porque desobedecerla era lo peor que podía hacerle.Apreté el botón táctil rojo para cancelar la llamada. No quería atenderla, aunque la culpa me iba a torturar de por vida.—Veo que tú y tu madre no se llevan bien—comentó Max, y luego apretó los labios.—No. Ella no debe ser dónde estoy. La perra de Rose le
Afrodita era la diosa de la belleza y del amor sexual. Había nacido del mar y su belleza era superior a la de cualquier criatura. Todos los que la veían, dioses y mortales, quedaban prendados de su hermosura y ella lo sabía. Tan superior que cualquier ser humano caía ante sus pies…un día se enamoró incondicionalmente de uno y de aquel fruto nací yo…una tal Ada Gray.No quería pensar en los dioses ni en el mar, ni en la belleza, por más que estuviera culminada en ella.Miré a Max, quién estaba sumergido en su mundo, observando algún punto de la carretera, fumando, pensante, misterioso.Me pregunté por qué mi madre tenía miedo de que me relacionara con él…¿qué ocultaba Maximiliano Voelklein? Estaba aterrada por descubrirlo, aunque la tentación por saberlo…me estaba carcomiendo la cabeza.Lo tom&eacu
Capítulo 13.Fui la primera en despertar. Amanda, mi compañera de cuarto, seguía durmiendo plácidamente y cada tanto la veía sonreír debido a algún sueño que yo desconocía.El sol del amanecer ingresaba por la ventana, y las imágenes de la noche anterior con Max comenzaron a golpearme a medida que iba despertándome.Eran las ocho de la mañana, me sorprendí, ya que no era habitual en mí despertarme tan temprano. Fui al baño, me lave el rostro, cepillé mis dientes y me di una ducha larga. Con la toalla en mi cabeza, me puse unos vaqueros azules ajustados y una camiseta blanca de manga corta. Cepillé mi cabello mientras me miraba al espejo.El cuarto de baño de la habitación era pequeña, sin demasiado detalle y sencilla. Ducha, inodoro, etc.Tomé uno de mis libros del curso de ingreso para adelantar algo, m