Capítulo 12
—¿Vas a atender o te vas a quedar mirando la pantalla?
La pregunta de Max me sacó de aquel transe en el que estaba sometida. No sabía que hacer, el pánico aumentaba a grandes pasos y yo lo único que quería era que me dejara en paz.
No la tenía agendada, pero algo me decía que era ella. Nadie me llamaba, no tenía amigos, solo hoy había agendado a Amanda, mi vecino Hardi y a Max.
Sabía que era ella, sabía que era mi madre. Le tenía miedo, porque desobedecerla era lo peor que podía hacerle.
Apreté el botón táctil rojo para cancelar la llamada. No quería atenderla, aunque la culpa me iba a torturar de por vida.
—Veo que tú y tu madre no se llevan bien—comentó Max, y luego apretó los labios.
—No. Ella no debe ser dónde estoy. La perra de Rose le
Afrodita era la diosa de la belleza y del amor sexual. Había nacido del mar y su belleza era superior a la de cualquier criatura. Todos los que la veían, dioses y mortales, quedaban prendados de su hermosura y ella lo sabía. Tan superior que cualquier ser humano caía ante sus pies…un día se enamoró incondicionalmente de uno y de aquel fruto nací yo…una tal Ada Gray.No quería pensar en los dioses ni en el mar, ni en la belleza, por más que estuviera culminada en ella.Miré a Max, quién estaba sumergido en su mundo, observando algún punto de la carretera, fumando, pensante, misterioso.Me pregunté por qué mi madre tenía miedo de que me relacionara con él…¿qué ocultaba Maximiliano Voelklein? Estaba aterrada por descubrirlo, aunque la tentación por saberlo…me estaba carcomiendo la cabeza.Lo tom&eacu
Capítulo 13.Fui la primera en despertar. Amanda, mi compañera de cuarto, seguía durmiendo plácidamente y cada tanto la veía sonreír debido a algún sueño que yo desconocía.El sol del amanecer ingresaba por la ventana, y las imágenes de la noche anterior con Max comenzaron a golpearme a medida que iba despertándome.Eran las ocho de la mañana, me sorprendí, ya que no era habitual en mí despertarme tan temprano. Fui al baño, me lave el rostro, cepillé mis dientes y me di una ducha larga. Con la toalla en mi cabeza, me puse unos vaqueros azules ajustados y una camiseta blanca de manga corta. Cepillé mi cabello mientras me miraba al espejo.El cuarto de baño de la habitación era pequeña, sin demasiado detalle y sencilla. Ducha, inodoro, etc.Tomé uno de mis libros del curso de ingreso para adelantar algo, m
—Ad…—Hola, Max. Me he topado con Rose y no ha tardado en escupirme en la cara que ella es tu nueva sugar baby —lo interrumpí en seco, sin dejar que me saludara —. Me encanta saber cómo te importa mi odio hacia ella. Tanto que no te das cuenta que me estás lastimando de una forma horrible.—Ada ¿por qué me llamas a esta hora? Es temprano y es mi día libre —soltó, enojado y con aquella voz tan atractiva que un hombre tiene cuando se despierta, ronca y gruesa.Supuse que seguía en la cama.—Te importo tanto que decides follartela, sabiendo que te he prohibido que lo hagas. Y no sólo eso, sino que la amparas eligiéndola como tu segunda sugar baby —proseguí, en voz baja y haciéndome ojitos con el chico de la biblioteca que no paraba de mirarme —. Max, si a ti no te importa lo que me molesta, supongo que a mí t
—Rose se obsesionó conmigo apenas me conoció en la adolescencia. Antes éramos buenas amigas, hasta que sus sentimientos hacia mí cambiaron. Recibía cartas suyas por debajo de la puerta de mi habitación, me esperaba a la salida de la escuela y empezó a alejar a los chicos que me gustaban sólo porque quería tener para ella —le conté, con un nudo en la garganta—. Literalmente se ocupaba de alejarme de las personas que quería, incluso de mis amigas de la escuela. Viví con ella y su padrastro durante un tiempo, mi madre se había enamorado de él. Creo que fueron los tatuajes lo que habían captado su atención, él no era muy lindo que digamos. Mamá se iba por semanas, meses y me dejaba con ellos dos. Él me trataba como si fuera mierda en el zapato, mientras que Rose pisaba mis talones con su estúpida obsesión. Fue un calvario el
Ahora él por poco escupía el café y eso me hizo reír.—¡¿Qué?! ¡No! Por todos los cielos, Ada ¿Por quién me tomas?—soltó, herido.Cuando estaba a punto de responderle, su celular sonó. Le había llegado un mensaje. Terminó de leer y me miró, serio.Los cambios bruscos que tenía de humor eran tan notorios como preocupantes.—Esta noche harán una fiesta en un barco, habrá colegas de mi padre en él. Gente mayor y con dinero, supongo que irán acompañados con mujeres que claramente no son sus esposas.—Iré.Me sonrió, con cierto orgullo en sus ojos.—La fiesta la organizará un hombre muy importante, eso es lo que a mí me interesa—continuó diciendo, mientras acariciaba mis piernas por debajo de la mesa—. Un hombre que puede
Capítulo 15.Antes de que Max apareciera en mi vida, no me hubiese imaginado nunca encontrarme en aquella situación. Me sentía algo emocionada por conocer a un hijo de mi madre, ya que no recordaba haber tenido una oportunidad así.Digamos que conocer a uno era un privilegio y no sabía si generar expectativas sobre dicho encuentro era algo bueno para mí, así que intentaba tomarlo con calma.Yo no sólo era mitad humana y mitad diosa, mi madre se había relacionado con un hombre al cual nunca conocí y tampoco me interesó conocer por miedo a que me rechazara. Era de esperarse que mi emoción aumentara a medida que me acercaba al sitio donde se encontraba Príapo.Subía hacía el segundo piso del barco, donde las paredes del pasillo de las escaleras era tan estrechas que por poco me rozaba los brazos. Olía a una mezcla de tabaco, ambientador de flores y
Capítulo 16.—No. Definitivamente no.La voz autoritaria de Max fue cortante y parecía no permitir una contradicción, eso nos alteró a mí y a Amanda. Estábamos fuera de la fiesta, contra el barandal del barco que navegaba pacíficamente y me demostraba lo tenebroso que podía verse el agua a oscuras en plena noche. Traté de no mirar a mi alrededor y centrar mi rostro en el refunfuñón de misugardaddy.—¿Quieres ese maldito negocio o no? —le espeté, insistente.—¡Sí, pero no exponiéndote ante pervertidos millonarios! —exclamó, furioso —. Discúlpame por lo que voy a decir, Ada, pero tu hermano Príapo es un imbécil —volvió a darle otra calada al cigarrillo, mientras se movía nerv
MAX VOELKLEIN.Estaba a punto de dejar la poca dignidad que tenía sobre el escenario. Yo mismo me metí en estalocura. Si mi padre me viera...Dios, que ganas de cortarme los testículos con una tenaza.Cierra los ojos, maldita sea y hazlo. O será Ada Gray la que estará encima del escenario, exponiéndose.El ultimo pensamiento fue el detonante para que me anime. Para que lo haga. Me subí con Amanda al escenario y fue la música misma la que nos ayudó a danzar. Ella lucia espectacular, yo me sentía como Bambi recién nacido dando sus primeros pasos.¡Ada me está observando!¡Mierda! ¿Dejará de hablarme si sigo haciendo el ridículo?Entonces antes de finalizar la canc