Capítulo 13.
Fui la primera en despertar. Amanda, mi compañera de cuarto, seguía durmiendo plácidamente y cada tanto la veía sonreír debido a algún sueño que yo desconocía.
El sol del amanecer ingresaba por la ventana, y las imágenes de la noche anterior con Max comenzaron a golpearme a medida que iba despertándome.
Eran las ocho de la mañana, me sorprendí, ya que no era habitual en mí despertarme tan temprano. Fui al baño, me lave el rostro, cepillé mis dientes y me di una ducha larga. Con la toalla en mi cabeza, me puse unos vaqueros azules ajustados y una camiseta blanca de manga corta. Cepillé mi cabello mientras me miraba al espejo.
El cuarto de baño de la habitación era pequeña, sin demasiado detalle y sencilla. Ducha, inodoro, etc.
Tomé uno de mis libros del curso de ingreso para adelantar algo, m
—Ad…—Hola, Max. Me he topado con Rose y no ha tardado en escupirme en la cara que ella es tu nueva sugar baby —lo interrumpí en seco, sin dejar que me saludara —. Me encanta saber cómo te importa mi odio hacia ella. Tanto que no te das cuenta que me estás lastimando de una forma horrible.—Ada ¿por qué me llamas a esta hora? Es temprano y es mi día libre —soltó, enojado y con aquella voz tan atractiva que un hombre tiene cuando se despierta, ronca y gruesa.Supuse que seguía en la cama.—Te importo tanto que decides follartela, sabiendo que te he prohibido que lo hagas. Y no sólo eso, sino que la amparas eligiéndola como tu segunda sugar baby —proseguí, en voz baja y haciéndome ojitos con el chico de la biblioteca que no paraba de mirarme —. Max, si a ti no te importa lo que me molesta, supongo que a mí t
—Rose se obsesionó conmigo apenas me conoció en la adolescencia. Antes éramos buenas amigas, hasta que sus sentimientos hacia mí cambiaron. Recibía cartas suyas por debajo de la puerta de mi habitación, me esperaba a la salida de la escuela y empezó a alejar a los chicos que me gustaban sólo porque quería tener para ella —le conté, con un nudo en la garganta—. Literalmente se ocupaba de alejarme de las personas que quería, incluso de mis amigas de la escuela. Viví con ella y su padrastro durante un tiempo, mi madre se había enamorado de él. Creo que fueron los tatuajes lo que habían captado su atención, él no era muy lindo que digamos. Mamá se iba por semanas, meses y me dejaba con ellos dos. Él me trataba como si fuera mierda en el zapato, mientras que Rose pisaba mis talones con su estúpida obsesión. Fue un calvario el
Ahora él por poco escupía el café y eso me hizo reír.—¡¿Qué?! ¡No! Por todos los cielos, Ada ¿Por quién me tomas?—soltó, herido.Cuando estaba a punto de responderle, su celular sonó. Le había llegado un mensaje. Terminó de leer y me miró, serio.Los cambios bruscos que tenía de humor eran tan notorios como preocupantes.—Esta noche harán una fiesta en un barco, habrá colegas de mi padre en él. Gente mayor y con dinero, supongo que irán acompañados con mujeres que claramente no son sus esposas.—Iré.Me sonrió, con cierto orgullo en sus ojos.—La fiesta la organizará un hombre muy importante, eso es lo que a mí me interesa—continuó diciendo, mientras acariciaba mis piernas por debajo de la mesa—. Un hombre que puede
Capítulo 15.Antes de que Max apareciera en mi vida, no me hubiese imaginado nunca encontrarme en aquella situación. Me sentía algo emocionada por conocer a un hijo de mi madre, ya que no recordaba haber tenido una oportunidad así.Digamos que conocer a uno era un privilegio y no sabía si generar expectativas sobre dicho encuentro era algo bueno para mí, así que intentaba tomarlo con calma.Yo no sólo era mitad humana y mitad diosa, mi madre se había relacionado con un hombre al cual nunca conocí y tampoco me interesó conocer por miedo a que me rechazara. Era de esperarse que mi emoción aumentara a medida que me acercaba al sitio donde se encontraba Príapo.Subía hacía el segundo piso del barco, donde las paredes del pasillo de las escaleras era tan estrechas que por poco me rozaba los brazos. Olía a una mezcla de tabaco, ambientador de flores y
Capítulo 16.—No. Definitivamente no.La voz autoritaria de Max fue cortante y parecía no permitir una contradicción, eso nos alteró a mí y a Amanda. Estábamos fuera de la fiesta, contra el barandal del barco que navegaba pacíficamente y me demostraba lo tenebroso que podía verse el agua a oscuras en plena noche. Traté de no mirar a mi alrededor y centrar mi rostro en el refunfuñón de misugardaddy.—¿Quieres ese maldito negocio o no? —le espeté, insistente.—¡Sí, pero no exponiéndote ante pervertidos millonarios! —exclamó, furioso —. Discúlpame por lo que voy a decir, Ada, pero tu hermano Príapo es un imbécil —volvió a darle otra calada al cigarrillo, mientras se movía nerv
MAX VOELKLEIN.Estaba a punto de dejar la poca dignidad que tenía sobre el escenario. Yo mismo me metí en estalocura. Si mi padre me viera...Dios, que ganas de cortarme los testículos con una tenaza.Cierra los ojos, maldita sea y hazlo. O será Ada Gray la que estará encima del escenario, exponiéndose.El ultimo pensamiento fue el detonante para que me anime. Para que lo haga. Me subí con Amanda al escenario y fue la música misma la que nos ayudó a danzar. Ella lucia espectacular, yo me sentía como Bambi recién nacido dando sus primeros pasos.¡Ada me está observando!¡Mierda! ¿Dejará de hablarme si sigo haciendo el ridículo?Entonces antes de finalizar la canc
CAPÍTULO 17Fue algo brusco ver cómo Penélope le propinaba una bofetada a su hija Amanda, quien se había quedado descolocada por la reacción de su madre. Yo tragué con fuerza y no sabía si marcharme para darle privacidad, aunque ver a Max a la distancia fue lo que necesitaba para alejarme de ellas y dejarlas sola mientras discutían. Las personas estaban demasiado ocupadas bailando y bebiendo como para percatarse de la discusión entre madre e hija.Cuando me estaba por alejar de ellas, Penélope me sujetó del brazo, tomándome por sorpresa.—Tú y yo tenemos una charla pendiente, no lo olvides —me dijo, como recordatorio.Le estaba por responder que ella y yo no teníamos nada de qué hablar, pero quería alejarme de ambas así que, sólo asentí y me fui a buscar a Max.Tuve la intuici
Jaque mate. Maldito arrogante.—Te juro que será la última. Responde.—Quería que le diera una explicación de por qué la mandaba a Chicago a estudiar su carrera y por qué la despedía de su trabajo como mi secretaria.Dios mío. Creí que la mandaría a Oregón. Chicago era una buena opción, aunque sólo quedaba a dos horas en avión de New York hasta allí.—¿Despediste a Rose? —una sonrisa ancha y triunfal floreció de mis labios y traté de ocultarla para no parecer una tonta.—No la despedí por ti, Ada —auch, eso dolió—. La chica era mala y me hizo perder horarios de juntas importantes por estar con la cara pegada