Ahora él por poco escupía el café y eso me hizo reír.
—¡¿Qué?! ¡No! Por todos los cielos, Ada ¿Por quién me tomas?—soltó, herido.
Cuando estaba a punto de responderle, su celular sonó. Le había llegado un mensaje. Terminó de leer y me miró, serio.
Los cambios bruscos que tenía de humor eran tan notorios como preocupantes.
—Esta noche harán una fiesta en un barco, habrá colegas de mi padre en él. Gente mayor y con dinero, supongo que irán acompañados con mujeres que claramente no son sus esposas.
—Iré.
Me sonrió, con cierto orgullo en sus ojos.
—La fiesta la organizará un hombre muy importante, eso es lo que a mí me interesa—continuó diciendo, mientras acariciaba mis piernas por debajo de la mesa—. Un hombre que puede
Capítulo 15.Antes de que Max apareciera en mi vida, no me hubiese imaginado nunca encontrarme en aquella situación. Me sentía algo emocionada por conocer a un hijo de mi madre, ya que no recordaba haber tenido una oportunidad así.Digamos que conocer a uno era un privilegio y no sabía si generar expectativas sobre dicho encuentro era algo bueno para mí, así que intentaba tomarlo con calma.Yo no sólo era mitad humana y mitad diosa, mi madre se había relacionado con un hombre al cual nunca conocí y tampoco me interesó conocer por miedo a que me rechazara. Era de esperarse que mi emoción aumentara a medida que me acercaba al sitio donde se encontraba Príapo.Subía hacía el segundo piso del barco, donde las paredes del pasillo de las escaleras era tan estrechas que por poco me rozaba los brazos. Olía a una mezcla de tabaco, ambientador de flores y
Capítulo 16.—No. Definitivamente no.La voz autoritaria de Max fue cortante y parecía no permitir una contradicción, eso nos alteró a mí y a Amanda. Estábamos fuera de la fiesta, contra el barandal del barco que navegaba pacíficamente y me demostraba lo tenebroso que podía verse el agua a oscuras en plena noche. Traté de no mirar a mi alrededor y centrar mi rostro en el refunfuñón de misugardaddy.—¿Quieres ese maldito negocio o no? —le espeté, insistente.—¡Sí, pero no exponiéndote ante pervertidos millonarios! —exclamó, furioso —. Discúlpame por lo que voy a decir, Ada, pero tu hermano Príapo es un imbécil —volvió a darle otra calada al cigarrillo, mientras se movía nerv
MAX VOELKLEIN.Estaba a punto de dejar la poca dignidad que tenía sobre el escenario. Yo mismo me metí en estalocura. Si mi padre me viera...Dios, que ganas de cortarme los testículos con una tenaza.Cierra los ojos, maldita sea y hazlo. O será Ada Gray la que estará encima del escenario, exponiéndose.El ultimo pensamiento fue el detonante para que me anime. Para que lo haga. Me subí con Amanda al escenario y fue la música misma la que nos ayudó a danzar. Ella lucia espectacular, yo me sentía como Bambi recién nacido dando sus primeros pasos.¡Ada me está observando!¡Mierda! ¿Dejará de hablarme si sigo haciendo el ridículo?Entonces antes de finalizar la canc
CAPÍTULO 17Fue algo brusco ver cómo Penélope le propinaba una bofetada a su hija Amanda, quien se había quedado descolocada por la reacción de su madre. Yo tragué con fuerza y no sabía si marcharme para darle privacidad, aunque ver a Max a la distancia fue lo que necesitaba para alejarme de ellas y dejarlas sola mientras discutían. Las personas estaban demasiado ocupadas bailando y bebiendo como para percatarse de la discusión entre madre e hija.Cuando me estaba por alejar de ellas, Penélope me sujetó del brazo, tomándome por sorpresa.—Tú y yo tenemos una charla pendiente, no lo olvides —me dijo, como recordatorio.Le estaba por responder que ella y yo no teníamos nada de qué hablar, pero quería alejarme de ambas así que, sólo asentí y me fui a buscar a Max.Tuve la intuici
Jaque mate. Maldito arrogante.—Te juro que será la última. Responde.—Quería que le diera una explicación de por qué la mandaba a Chicago a estudiar su carrera y por qué la despedía de su trabajo como mi secretaria.Dios mío. Creí que la mandaría a Oregón. Chicago era una buena opción, aunque sólo quedaba a dos horas en avión de New York hasta allí.—¿Despediste a Rose? —una sonrisa ancha y triunfal floreció de mis labios y traté de ocultarla para no parecer una tonta.—No la despedí por ti, Ada —auch, eso dolió—. La chica era mala y me hizo perder horarios de juntas importantes por estar con la cara pegada
CAPÍTULO 18.Hace siglos atrás, un grupo de mujeres organizó un encuentro en un bosque aprovechando que sus hombres se encontraban sumergidos en una guerra de la que quizás, no regresaría la mayoría.El objetivo que tenían ellas era reunirse para debatir qué harían con Afrodita. Estaban hartas de aquella diosa que se metía con hombres casados, que se enamoraban, que seperdianen ella con gran fascinación por la belleza que poseía.Cegadas por los celos, por sentir aquella sensación de que estaban perdiendo a sus hombres por culpa de esa diosa, las mujeres decidieron invocar a la diosa relacionada con la venganza de nombre Némesis.Es conocida en la mitología como envidia, y a la cual se le considera como la diosa de la justicia, la solidaridad, la venganza, el eq
Capítulo 19MAX VOELKLEIN.Tuve que obligarla a repetirlo porque no podía darle crédito a lo que había escuchado de su boca. De su dulce e inmaculada boca. Me encontraba en mi apartamento, en la soledad de este y sólo su voz, su preciosa voz, podía darme esa paz que yo necesitaba en mis días sofocados de labor y estrés.Ada Valentina Gray, ese era su nombre, un nombre que a mi parecer irradiaba valentía, decisión y seducción. Desde muy pequeño analizaba los nombres de cualquier persona que conociera y el de ella era mi preferido.Me dejé caer de manera pesada en mi sofá, con la vista en algún punto del ventanal de la ciudad. Sentía que estaba viviendo un mal sueño. La perdí, la perdí por ser tan imbécil. La perdí por no darle la suficiente atención, la perdí por comportarme
Capítulo 20.MAX VOELKLEIN.Aún tenía su voz en mi cabezadiciéndomeque ya no quería verme. Que ya noqueríasaber más nada de mí.Mi cerebro se ocupó de transformar sus palabrasdecaídasen puñales en el pecho. Filosas dagas de lo que ya no quiere ser.Tarde o tempranoocurriría. Lo nuestro siempre fue y será una especie de bomba de tiempo. Hoy, el día de su cumpleaños, estalló en mi cara.Mi amigo Peter, un luchador profesional que solía abrir su gimnasio en ocasiones excepcionales, merecibiócon los brazos abiertos aquella noche en donde mi luz se había apagado.En el sótano se realizaban peleas que lapolicíanodebíaenterarse. A mi simplemente me daba lo mismo.—Mi