El cuerpo me ardió de una forma inexplicable, de una forma que no fue capaz de describir. Los espasmos se fueron dividiendo, entre lo más bajo a lo más alto, placenteros bajo el cuerpo de Max, quien no dejaba de tocarme y penetrarme.
Llegué al orgasmo tras lanzar un gemido que había florecido de lo más profundo de mi garganta, cerrando mis ojos con fuerza.
Mi cuerpo, en su máxima debilidad, seguía siendo penetrado por Max, quien intentaba llegar al clímax con sus propios movimientos, mientras que yo aún me encontraba en la calma de mi propio orgasmo.
Se derrumbó finalmente encima de mi cuerpo, sudado. Me abrazó, cosa que me sorprendió. Se dio la vuelta y me tumbó contra su cuerpo, recostándome contra su pecho.
El silencio era interrumpido por nuestras respiraciones agitadas que trataban de tranquilizarse. Pero mi boca no tardó en soltar:
CAPÍTULO 11Capítulo 11.Max tenía contactos que estaban relacionados a la administración de la universidad más prestigiosa de New York, es por eso que instalarme fue tan sencillo como chasquear los dedos.El dinero no era lo más importante del mundo, pero si podías hacer cosas maravillosas con él. Sabía que pedirle a Max que costeara la universidad sería algo descarado de mi parte, pero necesitaba avanzar y él era el último escalón que necesitaba para llegar a mi sueño.Le estaría agradecida toda la vida, eso no se discutiría jamás.Llenar papeleos, mudarme e instalarme y comprar algunos libros para empezar a estudiar antes de tener mi primer día me llevó exactamente dos semanas y el comienzo de una tercera.Las citas con el psicólogo me ayudaban y me vio bastante entusiasmada, eso era alentador tanto p
MAX VOELKLEIN.Regresar de Argentina y dejar instalado allí a mi padre fue lo más aliviador que había sentido por años. Lo tomaba como unas pequeñas vacaciones en donde él no me respiraría la nuca por un largo tiempo. No le había gustado el hotel en que había conseguido hospedarlo. Me reprochó que carecía de elegancia y que toda decoración eran baratijas que se conseguían por un dólar en el mercado negro.Escupió su desayuno en mis zapatos, se limpió la boca con una servilleta ignorando mi presencia y yo solo me limite a que me humillara frente a sus empleados. Di un paso atrás y me fui furioso al baño. Le di un puñetazo a la pared y contuve las ganas de llorar para no darle el gusto.No sé por qué siempre buscaba su aprobación por más que lo odiara con mi vida entera. Es como si realmente me esforzara p
Capítulo 12—¿Vas a atender o te vas a quedar mirando la pantalla?La pregunta de Max me sacó de aquel transe en el que estaba sometida. No sabía que hacer, el pánico aumentaba a grandes pasos y yo lo único que quería era que me dejara en paz.No la tenía agendada, pero algo me decía que era ella. Nadie me llamaba, no tenía amigos, solo hoy había agendado a Amanda, mi vecino Hardi y a Max.Sabía que era ella, sabía que era mi madre. Le tenía miedo, porque desobedecerla era lo peor que podía hacerle.Apreté el botón táctil rojo para cancelar la llamada. No quería atenderla, aunque la culpa me iba a torturar de por vida.—Veo que tú y tu madre no se llevan bien—comentó Max, y luego apretó los labios.—No. Ella no debe ser dónde estoy. La perra de Rose le
Afrodita era la diosa de la belleza y del amor sexual. Había nacido del mar y su belleza era superior a la de cualquier criatura. Todos los que la veían, dioses y mortales, quedaban prendados de su hermosura y ella lo sabía. Tan superior que cualquier ser humano caía ante sus pies…un día se enamoró incondicionalmente de uno y de aquel fruto nací yo…una tal Ada Gray.No quería pensar en los dioses ni en el mar, ni en la belleza, por más que estuviera culminada en ella.Miré a Max, quién estaba sumergido en su mundo, observando algún punto de la carretera, fumando, pensante, misterioso.Me pregunté por qué mi madre tenía miedo de que me relacionara con él…¿qué ocultaba Maximiliano Voelklein? Estaba aterrada por descubrirlo, aunque la tentación por saberlo…me estaba carcomiendo la cabeza.Lo tom&eacu
Capítulo 13.Fui la primera en despertar. Amanda, mi compañera de cuarto, seguía durmiendo plácidamente y cada tanto la veía sonreír debido a algún sueño que yo desconocía.El sol del amanecer ingresaba por la ventana, y las imágenes de la noche anterior con Max comenzaron a golpearme a medida que iba despertándome.Eran las ocho de la mañana, me sorprendí, ya que no era habitual en mí despertarme tan temprano. Fui al baño, me lave el rostro, cepillé mis dientes y me di una ducha larga. Con la toalla en mi cabeza, me puse unos vaqueros azules ajustados y una camiseta blanca de manga corta. Cepillé mi cabello mientras me miraba al espejo.El cuarto de baño de la habitación era pequeña, sin demasiado detalle y sencilla. Ducha, inodoro, etc.Tomé uno de mis libros del curso de ingreso para adelantar algo, m
—Ad…—Hola, Max. Me he topado con Rose y no ha tardado en escupirme en la cara que ella es tu nueva sugar baby —lo interrumpí en seco, sin dejar que me saludara —. Me encanta saber cómo te importa mi odio hacia ella. Tanto que no te das cuenta que me estás lastimando de una forma horrible.—Ada ¿por qué me llamas a esta hora? Es temprano y es mi día libre —soltó, enojado y con aquella voz tan atractiva que un hombre tiene cuando se despierta, ronca y gruesa.Supuse que seguía en la cama.—Te importo tanto que decides follartela, sabiendo que te he prohibido que lo hagas. Y no sólo eso, sino que la amparas eligiéndola como tu segunda sugar baby —proseguí, en voz baja y haciéndome ojitos con el chico de la biblioteca que no paraba de mirarme —. Max, si a ti no te importa lo que me molesta, supongo que a mí t
—Rose se obsesionó conmigo apenas me conoció en la adolescencia. Antes éramos buenas amigas, hasta que sus sentimientos hacia mí cambiaron. Recibía cartas suyas por debajo de la puerta de mi habitación, me esperaba a la salida de la escuela y empezó a alejar a los chicos que me gustaban sólo porque quería tener para ella —le conté, con un nudo en la garganta—. Literalmente se ocupaba de alejarme de las personas que quería, incluso de mis amigas de la escuela. Viví con ella y su padrastro durante un tiempo, mi madre se había enamorado de él. Creo que fueron los tatuajes lo que habían captado su atención, él no era muy lindo que digamos. Mamá se iba por semanas, meses y me dejaba con ellos dos. Él me trataba como si fuera mierda en el zapato, mientras que Rose pisaba mis talones con su estúpida obsesión. Fue un calvario el
Ahora él por poco escupía el café y eso me hizo reír.—¡¿Qué?! ¡No! Por todos los cielos, Ada ¿Por quién me tomas?—soltó, herido.Cuando estaba a punto de responderle, su celular sonó. Le había llegado un mensaje. Terminó de leer y me miró, serio.Los cambios bruscos que tenía de humor eran tan notorios como preocupantes.—Esta noche harán una fiesta en un barco, habrá colegas de mi padre en él. Gente mayor y con dinero, supongo que irán acompañados con mujeres que claramente no son sus esposas.—Iré.Me sonrió, con cierto orgullo en sus ojos.—La fiesta la organizará un hombre muy importante, eso es lo que a mí me interesa—continuó diciendo, mientras acariciaba mis piernas por debajo de la mesa—. Un hombre que puede