*********************************************LOREY************—Solo estacionaré mi auto —me avisa Leonardo, en el preciso instante en el que presiona el botón de su auto que hace que las puertas de su enorme casa se abrieran.—Vaya... tu casa sí que es muy grande —comento al ver esta con mayor atención—. Cuando me fui de aquí, no me había percatado mucho de su tamaño.—Sí, es grande —contesta sereno mientras conduce a través de una especie de enorme jardín.—¿La compraste porque pasas mucho tiempo en Ibiza?—En parte —contesta sereno—. El motivo principal fue porque me gustó mucho y; además, la vista que hay desde el balcón de la habitación principal y de la pequeña terraza que está adjunta a la sala, me cautivó —sentencia sonriente al tiempo en que gira su auto para estacionarlo al lado de muchos otros autos más.—¿Eres amante de los autos?—Sí —sonríe—. De los autos y los relojes.—A mí también me gusta coleccionar relojes —preciso sonriente—. Tengo bastantes —señalo—. Desde el pr
************LOREY************—¿Lorey?—¿Si?—¿Sucede algo? —me pregunta a la vez que observo cómo se coloca a mi lado.—No... todo está bien —susurro mientras sigo observando la vista que me ofrecía su pequeña terraza adjunta a su sala—. Todo está bien —repito suavemente sin perderme de cada detalle del hermoso paisaje que había frente a mí.—¿Te gusta?—Mucho —expreso con total sinceridad al tiempo en que, por fin, decido girarme a verlo y... sonreírle—. Ahora entiendo por qué te gusta tanto Ibiza —señalo firme; y él sonríe un poco divertido—. La vista que tienes desde aquí es... simplemente hermosa —puntualizo al regresar mi mirada al mar—. En serio, eres muy afortunado de vivir aquí.—Sí, fui muy afortunado de poder haber comprado esta casa —lo escucho responderme—. Cuando la vi, no dudé un solo segundo en adquirirla; sin embargo, casi no llego a comprarla —me comenta.—¿Por qué? —cuestiono al regresar mi mirada a él.—Porque, antes que yo, una pareja rusa la había visto y llamó a
************LOREY************—¿Qué? —susurro un tanto confusa, nerviosa y... apenada al tiempo en que sostengo la mirada hacia él.—Lorey... yo... —se muestra incómodo; y ya sabía a qué se debía ello; era la única explicación que podía haber: mi proposición no fue... la adecuada por así decirlo.«Carajo, Lorey, lo arruinaste», me digo en silencio, un tanto molesta conmigo.«Bien, tu intento de no temer a tener una relación furtiva o casual se terminó aquí», señalo un poco decepcionada por mi fallido intento.—Leonardo, yo...—Lorey, no puedo, lo siento —menciona firme, después de haberme interrumpido—. Discúlpame si... todo lo que he estado haciendo se... —se queda callado unos instantes (como debatiéndose en si decir o no algo).—Leonardo...—Lo del bar estuvo bien, Lorey —puntualiza tajante al tiempo en que decide mirarme fijamente—. Yo... me divertí mucho y... sobre la noche que pasamos... yo —exhala pesadamente mientras lleva una de sus manos hasta su nuca como muestra de nervios
************LOREY************—Lorey..., yo... podría decirle a Santiago que te lleve a tu hotel si no quieres que yo lo haga.—No es necesario, no te preocupes —contesto tratando de sonar lo más natural posible; sin embargo, creo que no estaba resultando.—En serio, lamen...—Ya te dije que no tienes nada de qué disculparte, Leonardo —preciso firme al decidir mirarlo fijamente—. Yo... confundí las cosas; eso es todo y, siendo muy honesta, debes estar tranquilo porque no es que me haya proyectado contigo o algo por el estilo —aclaro rápidamente—. Solo quería una noche más, pero si tú no lo deseas... está bien —concluyo lo más serena posible—. Lo único por lo que estoy así es porque... me siento un poco avergonzada...—Tú no tienes por qué sentirte avergonzada, Lorey...—Y eres muy amable al decir eso, pero es algo que no puedo evitar y ahoraaaa... si me permites, me gustaría retirarme —manifiesto tajante al sostener su mirada (ya no iba a seguir haciendo el ridículo frente a él).—Lor
************LOREY************—Espero que no le moleste que le invite una tajada del mejor pastel que preparan aquí, en Ibiza —señala el apuesto hombre al tiempo en que se quita los lentes de sol que traía puesto—. Geronimo Caruso, mucho gusto —se presenta de inmediato a la vez que estira una de sus manos en mi dirección y la cual yo estrecho solo por educación y cordialidad, aunque, para ser sincera, lo hago con cierta duda.—Lorey —me presento algo insegura—. Lorey Wells —miento, ya que el hombre era un completo extraño y, por algún motivo, me generaba mucha desconfianza, aunque no hayamos cruzado más palabras que las de ahora.—Lorey... —susurra al sonreírme— lindo nombre —concreta firme—. ¿Puedo sentarme contigo? —inquiere de pronto; ante lo cual, no sabía cómo responder.—Sí... claro —contesto no muy convencida al decidir sonreír por gentileza.Al dar mi respuesta, el hombre vuelve a sonreírme para después, de forma rápida, tomar el asiento frente a mí. Las mesas eran circulares
************LOREY************Luego de haber salido de esa pastelería, cafetería o lo que fuese, ya no decidí seguir deambulando por Ibiza. Yo regresé a mi hotel inmediatamente, tomé un taxi y, en menos de cinco minutos, me dejó en mi destino. AL llegar al hotel, lo primero que hice fue ir hacia mi departamento; ya no iba a pasar otra noche en el departamento de Chiara y de Francis. El trato con Chiara había sido de tres días para que ella pudiera asegurarse de que yo estuviese bien; sin embargo, tenía que romper ese trato, puesto que lo único que quería ahora era estar sola y pensar en lo estúpida que me he de haber visto frente a él (frente a Leonardo).—Me habré visto como una completa tonta —susurro frustrada mientras estoy en mi tina de baño (a la cual había decidido meterme, sin pensar, ni bien puse un pie en mi departamento)—. Una completa tonta —susurro al cerrar los ojos y suspirar pesadamente para después, comenzar a negar con la cabeza—. Ay, Lorey, pero... ¿cómo se te ocurr
************LOREY************—¿Qué es lo que has dicho? —interroga algo incrédula y no entendía bien por qué.—Lo que escuchaste, Chiara —susurro como cansada para después beber un poco más de mi copa de champaña—. Prácticamente, le propuse a Leonardo otra noche más y él no quiso; se negó —puntualizo un poco frustrada.—¿Cómo que se negó, Lorey?—Chiara —la miro fijamente—, se negó —repito al hacer mucho más énfasis—. Él no quiso otra noche —aclaro—. Dijo que... lo mejor sería que no se repitiese otra vez...—¿Qué me estás diciendo?—Lo que oíste, Chiara —puntualizo más firme—. No quiso, se negó y lo único que yo hice, con mi propuesta..., fue el ridículo —concluyo muy apenada al recordar aquel momento con suma claridad—. ¿Qué sucede? —le pregunto al ver su expresión.—Es que... no entiendo —susurra asombrada.—¿Qué es lo que no entiendes?—El por qué te ha rechazado... —articula sorprendida.—Chiara, eso es demasiado claro —preciso al retornar mi atención al techo de mi cuarto de ba
POV Lorey—¿Crees que se vaya?—Estoy casi segura—¿Casi?—Siempre hay la posibilidad de que no —contesto firme.—¿Y qué sucedería si no viaja?—Pues..., en ese caso, sí estoy segura de que el motivo no seré yo...—El tipo resultó ser un tonto —exhala con serenidad—. Y tan lindo que se veía —agrega mi amiga, un tanto decepcionada, para después, llevar su copa de champaña hasta su boca y beber más de ella.—Chiara...—Dime —responde a la vez que toma la botella de champaña para servirse más.—Hoy, cuando salí de la casa de Leonardo, me puse a caminar un poco.—Eso es bueno...—Y me di cuenta de que hay calles muy bonitas y que nos falta bastantes lugares por conocer...—Sí, aún nos falta conocer mucho, pero no deberías preocuparte por eso —precisa al sonreírme—. Francis ya había pensado en ello y llegó a contratar un paquete de guía turística por una semana —me informa—, pero con lo que sucedió, decidimos aplazarlo para la siguiente semana.—Eso fue lo ideal —respondo serena.—Pero, si