***************************************************LEO****************—Suban al auto, amores...—Papá, ¿en serio es necesario ir? —pregunta Franco; y yo exhalo con pesadez.—Tampoco me gustaría ir, pero... serán los últimos dos cócteles a los que se les obligará ir.—Bueno —susurra rendido para después entrar a la camioneta.—¿Ya está todo listo? —escucho a Norka; y yo me giro para observarla serio—-. ¿Qué tal me veo?—Sube, ya es tarde —contesto al rodear el auto hasta llegar a la puerta del asiento de conductor y entrar.Lo que más quería ahora es que todo este circo se acabase. Cumpliría las condiciones que Norka me pediría y luego, nos divorciaríamos; y yo apelaría a la custodia completa de Fabrizio. En cuanto a Franco, le preguntaría qué era lo que desearía y yo lo respetaría. Y bueno, Luciano, al ser ya mayor de edad, podría elegir independientemente y, al igual que Franco, respetaría su decisión. Aunque tenía que ser muy sincero. Me gustaría que ellos también viviesen conmigo
***************LOREY****************—Lorey —escucho la voz de Chiara y yo me doy media vuelta.Cuando la veo directamente, no hago más que correr a sus brazos y llorar, llorar mucho.—Lorey...—Me engañó, Chiara —menciono entre sollozos—. Está casado..., está casado..., Leo está casado.—Lorey, no por favor —siento a mi amiga llorar también—. Todo debe tener una explicación; estoy segura.—No, Chiara. Él dijo que estaba divorciado. ¿Por qué la mujer me mentiría? ¿Por qué su hijo no diría nada al respecto? Ella lo besó y él no hizo nada.—Lorey..., tranquila por favor —me pide al llevarme a mi cama y abrazarme muy fuerte contra su pecho.—Me duele mucho, Chiara. Leo no me pudo haber mentido de esa manera.—Lorey..., no sé qué podría decirte.—¿En serio crees que haya explicación? —le pregunto al mirarla directamente, pero ella no dice nada—. ¿Te das cuenta? ¡YO CREÍ QUE ESTABA DIVORCIADO! ¡ME ENGAÑÓ! ¡TODO ESTE TIEMPO NO FUI MÁS QUE SU AMANTE! ¡SU AMANTE, CHIARA! ¡SU AMANTE! —exploto
*******************************************************LOREY****************—Lorey...—Perdón, ¿sí?—Lorey, ya anunciaron nuestro vuelo —informa mi amiga—, debemos entrar ya para empezar el abordo.—Ah... sí, sí —respondo como por automático, ya que no tenía más cabeza que... para seguir pensando en él.«Leo», repaso su nombre en silencio y, de pronto, siento unas lágrimas rodar por mis mejillas, debido a que los recuerdos, NUESTROS RECUERDOS, habían empezado a invadirme.—Lorey... —miro a Chiara.—¿Qué pasa? —pregunto como perdida.—Tú..., ¿estás segura de esto? —me pregunta triste al mirarme fijamente.Ante ello, no hago más que ponerme a llorar y negar con la cabeza.—No... —respondo entre sollozos; y mi amiga me abraza—. No quiero irme, Chiara...—Lorey..., shhh... tranquila —me consuela.—El Leo que estuvo conmigo estos tres meses... era transparente, Chiara...—Lorey...—Estoy huyendo, Chaira. Cada vez que algo me pasa... no puedo huir... y... mucho menos si se trata de Leo —m
***************LEO****************Había pasado una semana desde que descubrí lo de mis hijos y... seguía sin poder creerlo. Tuve que repetir las pruebas al tomar muestras de saliva de mis hijos y arrojaron el mismo resultado. Solo Fabrizio era mi hijo, según la prueba de ADN, ya que si se trataba de amor, MI AMOR, LOS TRES LO ERAN.—¿Listo? —me pregunta la hermosa mujer que me había dado una oportunidad única en mi vida.Lorey me había perdonado y había creído en mi palabra. Aquello era algo que... jamás me imaginé, pero... era Lorey..., la mujer más maravillosa que he conocido en mi vida, mi verdadero amor.—Estoy segura de que te irá bien, mi amor...—Lorey..., te amo—Y yo a ti, Leonardo —me da un beso—. Ahora, vamos, yo también te acompañaré.—No es necesario que lo hagas.—Leo, siempre estaré contigo. Max y yo estaremos esperando mientras tú llegas a un acuerdo con Norka.—¿Crees que acepte? —pregunto nervios; y ella me da un beso.—No saldremos de esa casa hasta que acepte —con
***************LOREY****************—Lorey, mi amor, tranquila —me pide Leonardo, pero yo no podía hacer eso.—Leonardo, estoy muy nerviosa, ¿por qué aún no me dejan verla? —cuestiono muy preocupada; y él me abraza.Habían pasado seis meses desde que nos casamos y tenía que reconocer que habían sido los mejores seis meses de mi vida. Yo... tenía una familia, una hermosa familia. Sí, Luciano, Franco y Fabrizio no eran mis hijos biológicos, pero durante el año y medio que habíamos compartido hogar, yo los amaba como tal.—Fabrizio, recuérdame que debemos comprarle sus utensilios para...—Lorey, Lorey, tranquila, mi amor. Sí, lo apunté, pero recuerda que con la niña no podremos hacer eso —señala; y yo quiero empezar a llorar.—Nuestra hija, Leo —musito con el corazón lleno de felicidad.—Sí, Lorey, nuestra hija.—Nuestra primera hija, Leonardo. Me pregunto si sus hermanos la celarán mucho —articulo; y Leo sonríe.—Imagino que sí y... no solo ellos. Yo tampoco me quedaré atrás —bromea; y
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * Me paro frente a mi espejo y termino de colocarme el par de pendientes que había elegido para esta ocasión especial. —Tres años —susurro frente a mi espejo mientras me sonrío. Hoy cumplía tres años de matrimonio con Jake. Tres años que, si bien no han sido de ensueño, los hemos sabido sobrellevar. —¡Dios! —exclamo en un susurro al llevar ambas manos a mi cuello— La cadena; me falta la cadena —digo al darme cuenta de que aún no me la había puesto; así que me dirijo a mi armario y saco la caja que tenía el regalo que Jake me había dado durante nuestra luna de miel. —Aquí estás —le hablo a la joya al sacarla de su empaque y, de manera inmediata, regreso al espejo para ponérmela como debería—. Veamos… —susurro al tiempo en que me la voy colocando—. ¿Cómo era esto? —me pregunto al tener dificultades para ponerle su seguro— Creo que…. —alargo— ¡ou! ¡sí! —exclamo sonriente—. Así era —menciono cuando h
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * * No sé cuánto tiempo había pasado desde que me senté a esperarlo en el sofá, pero, en este momento, lo único que sabía era que me había quedado dormida en una mala posición sobre este y aquello se reflejaba en el moderado dolor de cuello que sentía en este preciso instante. —Ah… —me quejo al llevar una mano hasta mi nuca— Dios —siseo—, pero qué hora será —agrego adormilada mientras procedo a tallarme los ojos con mis manos para después observar mi reloj de pulsera. Cuando hago ello, me quedo totalmente absorta ante la hora que este marcaba. —¿Qué? —articulo sorprendida al levantarme rápidamente del sofá—. Esto no puede ser cierto —pronuncio al caminar hacia mis ventanas—. Esto no… ¡Ah! —me quejo al abrir mis cortinas y, por instinto, con uno de mis brazos, me cubro los ojos para evitar que la luz me siga dañando las vistas. —¡Carajo! —exclamo no muy fuerte al alejarme de la luz por compl
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ** * * * * * * * * * * Leo * * * * * * * * * * *—Tu sei un ometto molto intelligente —le digo a mi pequeño hijo de 7 años (el último de los tres que tenía) al terminar de colocarle su pequeña corbata de moño.—Io voglio essere come te, papà —responde de inmediato y, aquello, me hace dirigir mi mirada hacia él al tiempo en que coloco mis manos sobre sus pequeños hombros.—Tú serás mejor que yo, Fabrizio —le digo con firmeza al mirarlo fijamente—. Mucho mejor —enfatizo sin titubear—. Y quien diga lo contrario —hablo mientras sigo centrado en sus pupilas negras—, no sabe de lo que está hablando —completo—. È un scemo —especifico divertido; y mi hijo sonríe (lo cual me parece curioso).—Ti amo, papà —expresa de repente.—Io ti amo di più, Fabrizio —le contesto; y él se queda observándome unos segundos hasta que, de manera sorpresiva, se acerca a abrazarme.Ante el gesto de mi hijo, solo me limito a recibirlo en mis brazos y estrecharlo fue