* * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * *Era el tipo del Ocean. Aquel que estaba recostado sobre el balcón y al cual no pude ver de frente; sin embargo, reconocía perfectamente su ropa.—¿Señorita? —escucho de repente y lo veo observarme con curiosidad; y ello me hace reaccionar algo apenada por haberme quedado observándolo como boba.—Ah… sí…, perdón—Buen día —me saluda gentil.—Buen día —le contesto de la misma manera.—¿Desea que le cambia los dólares por euros? —me pregunta; y yo asiento de inmediato.—Sí, por favor —le respondo; y él sonríe.—Bien… —susurra al comenzar a sacar su billetera; y yo hago lo mismo.—¿Cree que me pueda cambiar trescientos dólares por euros? —le pregunto un tanto apenada, pero él solo se limita a sonreír.—Claro —contesta amable.El tipo, al parecer, era de las personas agradables y eso… me gustaba.—Trescientos dólares —susurra él— son… —piensa unos instantes mientras va contando dinero— doscientos sesenta y… tres euros —me dice; y yo empiezo a hacer
* * * * * * * Lorey * * * * * * * * * * —Pero…, ¿dónde te habías metido, Lorey? —me pregunta Chaira cuando me ve llegar al restaurante. —Estuve recorriendo algunas calles un momento, aprovechando que el evento recién comenzaría a las doce —señalo relajada. —A mí me gustaría hacer lo mismo después del evento —precisa Chaira; y su esposo le sonríe. —¿En serio no te cansas? —le cuestiona él; y mi amiga toma el cuello de su camisa para, así, acercarse, de manera peligrosa y decirle… —No… no me canso —menciona seductora sobre sus labios, con lo cual logra que Francis sonría un poco nervioso, pero satisfecho. —No quería decirlo —menciono yo, de repente—, pero a ustedes les gusta comer delante del pobre —les digo divertida; y aquellos sonríen apenados. —Lo siento, amiga —me pide Chaira al acercarse a mí para envolverme en uno de sus calurosos abrazos. —Tranquila, Chiara —articulo—; lo digo en broma —preciso divertida al tiempo en que pongo distancia entre ambos—. A mí me alegra muc
* * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * *—¿Qué me pongo? —me pregunto mientras empiezo a buscar en el enorme armario que tenía en mi habitación, pero el cual no estaba muy lleno—. Debo comprar más ropa, aunque no mucho, ya que solo me quedaré 3 meses aquí —puntualizo al tiempo en que saco un hermoso vestido palo rosa—. Hoy te usaré a ti —le informo al vestido como si tuviera vida; y río por mi ocurrencia— y te combinaré con esta casaca jean y... este par de sandalias. ¡Bien! ¡Todo perfecto para mi look casual! —exclamo contenta—. ¡Ahora sí! ¡A cambiarme! —dicto y, sin perder más tiempo, lo hago.Después de casi una hora (en la que me cambié, peiné y me maquillé ligeramente), ya estaba lista para poder salir rumbo a las calles de Ibiza para recorrerlas.No sabía, de manera exacta, a dónde iría y, de hecho, corría el riesgo de perderme; sin embargo, gracias al enorme avance tecnológico de las últimas décadas, tenía la plena confianza de que con… Goo… gle… maps… no me perdería.—¡Bien!
POV LOREY—¿Señorita? —me vuelve a hablar al intensificar su tono de preocupación—. Señorita —me nombra más serio, pero yo sigo pensando en mi… problema—. ¡Lorey! —escucho, de pronto, mi nombre salir de sus labios al tiempo en que se atreve a tomar uno de mis brazos, pero aquello no me importaba. Sin embargo, lo que sí me importaba y me parecía demasiado extraño, era el hecho de que supiera mi nombre.—¿Perdón? —interrogo confundida— ¿Usted dijo…?—Lorey —repite mi nombre; y de inmediato, me suelto, bruscamente, del agarre de su mano.—¿Cómo sabe mi nombre? —inquiero a la defensiva al mirarlo— Y no me diga que se lo dije en la tienda, ya que recuerdo muy bien no habérselo dicho —advierto seria; y aquel comienza a sonreír —. ¿De qué se ríe?—Tranquilícese —me pide sereno.—No lo voy a hacer ¿Quién es usted y cómo sabe mi nombre?—Tranquilícese, Lorey. Se está alterando.—¿Quién es usted y cómo sabe mi nombre? —le vuelvo a preguntar; y aquel exhala de manera pesada para después mirarme,
POV LOREY—¿Este es el bar? —le pregunto con sumo interés; y él asiente.—Sí, este es el bar del que le he hablado —confirma cuando nos hemos detenido frente a un lugar bastante curioso en su diseño.—Bueno… entonces entremos —determino animada; y aquel sonríe.—Bien… pasemos —responde y, sin perder un solo instante más, decidimos entrar.Cuando ingreso al lugar, me quedo asombrada por lo hermoso que es en su interior (muchísimo, pero muchísimo más que el exterior).—Waooo… —articulo más que sorprendida— es verdaderamente hermoso El bar, como en todos, había una barra muy extensa, pero la cual tenía un diseño bastante rústico muy moderno que le daba, a este centro, una especie de aires de familiaridad combinado con elegancia neutra. Por otro lado, las mesas y los sillones que había como asiento, así como las altas bancas de diseño sofisticado, le añadía mucha más elegancia de lo que necesitaba, así como transmitía ser un lugar bastante, pero bastante cómodo y el cual parecía ser per
* * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * *—¡¿Quéeeee?! —interrogo efusivamente al mirar al hombre, muy impresionada; y este se comienza a reír demasiado—. ¡DIOS! ¡ESO ES ALUCINANTE! —exclamo demasiado sorprendida por lo que me había dicho.—Fue hace ya muchos años.—¿Hace cuánto? —le pregunto muy, pero muy interesada.—Hace ya diez años —señala—. Cuando cumplí treinta y ocho años —especifica.—¿Qué? ¿Esa fue una especie de regalo o qué? —le cuestiona aún impactada pro lo que me había dicho.—Sí, fue un regalo de cumpleaños —responde al tiempo en que se termina otra copa de whiskey para, así, comenzar a servirse más de la botella que había pedido.—Pues quien se lo haya dado fue muy creativo o creativa —señalo.—Mi mejor amigo Max pagó mi regalo —me comenta al sonreír mientras se muestra un poco pensativo (como si estuviese recordando el momento).—Pues ese tal amigo Max —articulo y me tomo una pausa para tomar uno de los ocho martinis que el hombre me había pedido—. Mmmm…. Esto está d
* * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * *—¿De qué se ríe? —le pregunto, entre risas, mientras me dedico a mirarlo con atención—. ¡Es verdad! —exclamo al ver cómo aquel se carcajeaba.—Gracias por el cumplido —precisa cuando se ha tranquilizado un poco.—No es ningún cumplido —contesto de inmediato—. Usted es muy guapo —le señalo al verlo; y este se ríe— ¡Solo mire sus pectorales!! —indico de manera efusiva— ¡Y esos brazos! —agrego al mirarlos con descaro—. Vaya… sí que se ve usted muy fuerte —preciso al arquear una de mis cejas y al empezar a asentir como confirmando lo que decía—. Y ni se diga del rostro que se maneja —manifiesto al tiempo en que dejo la copa vacía que tenía en mis manos, para poder tomar otra más de las que estaban en la barra—. Tiene un rostro muy lindo —señalo—. Su boca, su nariz, todo es lindo, pero…, definitivamente, lo que más resalta de usted es su mirada —le indico; y este sonríe ampliamente—. Tiene una mirada muuuy seductora —expreso con mucha sinceridad—;
* * * * * * * * Lorey * * * * * * * * * *—¿Usted no? —le vuelvo a preguntar, de forma curiosa, al ver que se había quedado en silencio y pensativo.—Yo no… —parece dudoso en decirme algo, pero no se anima.—¿Qué pasa, Leonardo? —le pregunto con interés al observarlo de manera atenta.—Ah…, no, no —responde de pronto al tiempo en que sonríe para después, girarse hacia la barra, tomar lo último de whiskey que le quedaba a su copa para, así, comenzar a servirse un poco más.Ante su extraña actitud, ya que el hombre, obviamente, sí tenía algo que decir, pero, al final, decidió no contarme…«Y tiene todo el derecho de no hacerlo», preciso en silencio totalmente relajada.Bueno, solo atiné a no prestarle más atención al asunto.—Salud —le digo para que este se relajara; y creo que lo logro, ya que el hombre se gira hacia mí (con su copa ya llena de whiskey) y…—Salud —me responde animado al tiempo en que choca su copa de whiskey con mi copa de Martini.—De un solo trago todo —le propongo;