***************LEONARDO****************—Ay... yo conozco esa canción —señala en un suave y sereno susurro cuando estamos en la sección de vestidos—- Es hermosa —añade al tiempo en que cierra los ojos para, al parecer, disponerse a disfrutar de las melodías del tema que estaba resonando en la tienda de ropa y las cuales identifiqué inmediatamente. Se trataba del tema "Fall o me" de Andrea Bocelli con Mateo Bocelli y... SÍ... era una hermosa canción—. Sublime —susurra ella al seguir con sus ojos cerrados, mientras tanto, yo solo me concentro en observarla... muy atento.Mis ojos recaen sobre su fino rostro y solo me dedico a, de alguna manera, por extraño que pareciera, a grabármelo. La expresión que tenía en su rostro, en este instante, me transmitía una rara, pero deseosa tranquilidad. Menciono rara porque, al fin y al cabo, aún no podía concebir cómo una persona a la cual acababa de conocer, podía transmitirme tal cosa que... solo sentía cuando estaba con mis hijos y mis padres. No
***************LEONARDO****************—¿Q... Qué haces? —escucho su nerviosa voz, lo cual me hace sonreír de manera satisfactoria—. Leonardo —susurra mientras yo sigo dejando besos por todo su cuello a la vez que, con mis dedos, continúo acariciando su desnuda espalda; todo ello... sin prisa alguna de por medio— Leonardo... —repite algo afectada—, a... alguien podría venir.—Nadie vendrá —refuto como deseoso a que ello no sucediese (a que nadie nos interrumpiera)—Pero...—Nadie vendrá —reafirmo en un suave susurro y con mucha tranquilidad, mientras sigo llenando de besos su cuello a la vez que, instintivamente, aprovecho en aspirar su aroma, el cual era...— dulce —murmuro de forma repentina al perderme en la fragancia de su piel.—¿Qué? —escucho su melodiosa y afectada voz—Dulce —repito al cerrar mis ojos para así, de manera inmediata, comenzar a delinear todo el largo de su cuello con la punta de mi nariz mientras sigo llenándome de su perfume.—Leo...—No haré nada que tú no qui
***************LEONARDO****************—Leonardo... —escucho so voz— Leo... —la oigo repetir al tiempo en que siento una de sus suaves manos sobre mi mejilla derecha y, ante ello, solo me dispongo a mirarla directamente a sus ojos.—Lorey... —pronuncio su nombre con suavidad a la vez que, instintivamente, llevo una de mis manos hasta la mano que aquella había posicionado sobre mi mejilla.—¿Te encuentras bien? —pregunta algo curiosa al observarme con su ceño levemente fruncido.—Sí..., claro... todo bien —contesto tratando de sonar lo más convincente posible—. ¿Por qué no lo estaría? —agrego de repente.—Bueno... —alarga al tiempo en que parece pensativa— tal vez, porque, de un momento a otro, te quedaste en absoluto silencio —explica—. ¿Seguro que todo está bien?—Sí..., muy seguro —contesto firme— Solo... me quedé pensando —preciso—. Lamento mucho el... ser tan distraído —agrego apenado; y ella sonríe.—No... no hay problema con eso —señala en un suave susurro.—¿Quieres que te sig
***************LEONARDO****************—Me gusta mucho...—Sí, el lugar es hermoso —menciono al dirigir mi mirada hacia ella y, cuando lo hago, me doy cuenta de que me estaba sonriendo.—No solo estaba hablando del lugar. Hablaba... de ti —¿De mí? —Sí... de ti. Puedes decirme lo que desees, pero... es agradable estar contigo. Me gusta. Se siente bien —susurra al sonreírme algo nerviosa y, cuando nuestras miradas se vuelven a cruzar de manera muy fija, de manera extraña, ella desvía la suya.—¿Todo bien? —Sí, todo bien —susurra con mucha tranquilidad al seguir mirando hacia el frente.—Lorey... —la nombro de pronto; y ella se gira a verme nuevamente.—¿Sí? —Para mí... —sonrío algo nervioso (tal y como si me le fuese a declarar a la chica que me gustaba en el colegio, como un adolescente).«Ni siquiera con Norka he sentido algo como esto», pienso—¿Leonardo? —Perdón, perdón, Lorey... o... otra vez me distraje, lo lamento mucho —Tranquilo, no te preocupes —me responde comprensiva
POV LEONARDOYo me pongo de pie y le ofrezco una mano para levantarla por completo hasta apegarla a mi cuerpo y darle un beso suave (debía confesar que tenía ganas de hacer ello hace muchos minutos atrás).—Bien, subamos —señala ella y camina hasta la roca que teníamos que subir—. ¿Cómo hago?—Lorey —tomo sus mejillas.—Dime...—Estoy orgulloso de usted.—Gracias, Leonardo —expresa sincera; y me sonríe (acto al cual le correspondo al instante).Le doy otro beso (esta vez, un poco más profundo) y después, me separo de ella y tomo sus manos.—¿Qué debo hacer? —susurra un poco más tranquila.—Yo subiré primero y te extenderé mis manos para que tú hagas lo mismo —menciono—. Para impulsarte, deberás pisar aquí —le señalo una pequeña piedra sobresaliente de las demás—. Solo te ayudas con ella y te impulsas así —le muestro cómo debía hacerlo—. ¿Quieres intentarlo mientras te sostengo de la cintura?—Sí, por favor.—Bien, entonces ves, colócate aquí —le pido al tomar suavemente su cintura y p
***************LEONARDO****************—Y... ¿Qué... te parece? —me atrevo a preguntar, después de varios minutos de silencio, en el que Lorey solo se quedó observando el lugar, al parecer, de manera muy detallada.—Este lugar... este... lugar —sonríe— este lugar es absolutamente maravilloso —completa con un notable asombro al tiempo en que, lentamente, se va girando hacia mí—. Es hermoso —añade; y luego, me sonríe.—Te dije que era un lugar fantástico —le sonrío; y ella corresponde del mismo modo.—Aun así... —articula de pronto, al mirarme de manera muy fija y algo apenada— no puedo dejar de sentirme avergonzada.—Lorey, es natural tener miedo; no hay ningún problema con ello. No existe razón para avergonzarse.—Sí, pero... —dirige su mirada al lado de la playa en el que habíamos estado hace unos quince minutos— la altura no es mucha; y creo que yo exageré con mi nerviosismo; no puedo evitar sentirme un poco avergonzada —menciona; y frente a ello, solo me limito a mirarla con atenc
***************LEONARDO****************—¿Deseas que bajemos para explorar el lugar? —le pregunto cuando hemos terminado por poner distancia, luego del beso.—Sí, me gustaría conocer esta belleza.—Vamos entonces —preciso sereno al ponerme de pie y tomar una de sus manos para comenzar a bajar por la especie de escalera de piedras—. Con cuidado, Lorey —le pido al ayudarla, ya que, de algún modo, s vestido largo dificultaba el que ella bajase con mayor seguridad.—Debí haber comprado un pantalón —susurra mientras bajaba tomada de mi mano.—Te quedan bien los vestidos —preciso sincero; y ella me sonríe.—También me gustan mucho; son mis prendas favoritas, aunque, para esta ocasión, creo que debí haber usado un pantalón o unos shorts.—Con shorts ibas a sentir más frío que ahora —indico con diversión; y ella sonríe.—Sí, tienes mucha razón...—Bien, este es el último —preciso al bajar la última piedra para así poder pisar la arena del otro lado de la playa—. Ven... te ayudaré a bajar —le
***************LEONARDO****************Después de haberle dado un beso en sus labios (el cual fue suave), me alejé y la tomé en mis brazos para llevarla hasta el lugar en el que, usualmente, solía armar el campamento con mis hijos. Luego de eso, solo la acosté y la atraje hacia mí para que continuara desahogándose. Lorey lloró mucho; y ello me dio a entender que, tal vez, el motivo por el que estuviese aquí; era muy parecido al mío.Pude sentir que se sentía abrumada y... cansada, así como muy frustrada. y dolida; y aquel punto era el que logró preocuparme, ya que sentí que todo ese dolor... lo sentía por ella misma; pude percibir que Lorey... estaba molesta con ella misma.No sé cuánto tiempo había pasado, pero yo seguí abrazándola mientras observaba el cielo de Ibiza. Ella ya se había calmado hace como una hora, pero, ante ello, no me apresuré en hablarle, puesto que, en momentos como estos, sabía que las palabras sobraban.A veces, en momentos como estos, solo deseamos saber que a