***************LOREY****************—¿Tan mal me veo? —inquiero divertida al ver que Leonardo se había quedado en absoluto silencio.Había tratado de disipar todo rastro de hinchazón en mis ojos con maquillaje; sin embargo, me había sido imposible, así que, al final, decidí limpiar mi cara y solo usar uno que otra cosa para que esta no fuese muy notoria, pero, a pesar de ello, era consciente de aún se notaba... y... bastante.—No, desde luego que no —manifiesta firme al mirarme directamente a los ojos y..., sorpresivamente, sonreír.—¿Qué sucede? —interrogo algo curiosa al ver una nueva expresión en su rostro.—Ah... no... nada —precisa; y me muestra aquella sonrisa tan varonil que poseía (a la cual decido corresponder de la misma manera)—. Luce muy... hermosa, Lorey —expresa de forma repentina al mirarme con suavidad... y..., ante su comentario, solo atino a volver a sonreír, pero, esta vez, de forma un tanto tímida.—Pues... muchas gracias por ello —manifiesto con total sinceridad.
***************LOREY****************—Wao... —susurro impresionada al ver el lugar.Este estaba decorado por luces tenues y había una especie de cerca compuesta por rosales con flores blancas y rojas. Había mesas en el exterior; estas eran de madera y me gustaba que, encima de cada una, hubiese una delicada lámpara que alumbraba aquella. El lugar, tal y como lo había señalado Leonardo, era muy cálido. e gustaba porque respetaba la oscuridad de la noche (parecía, de algún modo, la parte bohemia de Ibiza).—Se ve un lugar muy... tranquilo —susurro al girarme a verlo.—Sí... lo es —contesta sereno.—Pero... ¿dónde estacionaremos su auto?—Ahí... —me señala el estacionamiento de una casa contigua.—¿Pertenece al restaurante?—Sí; es del hermano del hombre que emprendió este negocio —me explica al tiempo en que vuelve a encender su auto.—Esta parte de Ibiza es muy silenciosa.—Sí, bastante —sonríe al comenzar a conducir—. Me gusta mucho este lugar porque de aquí se puede llegar a la playa
***************LOREY****************—Vaya —es lo único que articulo al sonreír—. Qué directo —comento; y él sonríe con aquella sonrisa tímida y seductora que poseía (parecía la sonrisa de un hombre tierno, pero.... muy travieso e aquel sentido que tanto me gustaba).—Lamento si fui inoportuno con mis palabras.—No, nada que ver; tranquilo —le pido al acariciar delicadamente su mano izquierda cuando, de pronto, el mozo que nos había estado atendiendo, se hace presente.Aquel deja el vino sobre nuestra mesa y nos pregunta si ya deseábamos hacer nuestro pedio, ante lo cual decidí sincerarme con Leonardo y decirle que no conocía mucho de lo que había empezado a leer en la carta. Ante la situación, le pedí que él eligiera y así lo hizo.—Gracias por eso —expreso sincera; y él sonríe.—Espero que te guste lo que pedí por ti...—Estoy segura de que sí —señalo firme y sonriente al tiempo en que tomo la copa de vino que el mozo había servido para mí.—Cuéntame algo más de ti, Lorey —me pide L
***************LOREY****************—¿Leo? —articulo su nombre al tiempo en que lo observo con suma curiosidad— ¿Todo bien? —inquiero algo preocupada, ya que aquel se había quedado en silencio desde hace un tiempo que, para mí, ya era considerable—Perdón, lo lamento mucho, Lorey —responde él, en el acto, después de haber reaccionado ante mi llamado.—¿Todo bien, Leonardo?—Sí, sí, todo bien —sonríe nerviosamente—. Solo... me quedé pensando en lo que había dicho...—Ah... —sonrío— entiendo —susurro con suavidad—. Bueno, eso es algo de lo que me pasó a mí —confieso, algo apenada, al ser consciente de lo que le había terminado de decir a Leonardo—. Vaya... —susurro nerviosamente.—¿Qué... qué sucede? —inquiere él al mirarme.—Nada... es solo que... creo que no fue apropiado —manifiesto con duda—. Hemos venido aquí para pasarla bien de algún modo y creo que ya estoy arruinando la cena al contarle de mis fracasos en mi matrimonio.—No, no, no... desde luego que no, no te preocupes —preci
***************LOREY****************—No lo puedo creer —digo al tiempo en que trato de controlar mi escandalosa risa; sin embargo, se me hace imposible.—Sí... eso fue lo que hicimos —confirma Leonardo al reír al igual que y.—No puedo creer que hayas hecho eso y que involucraras a tus hijos —preciso divertida.—En mi defensa, no conoces cómo se pone mamá cuando tocan sus preciadas esculturas —señala divertido y, frente a ello, solo me queda negar con la cabeza mientras continúo riendo.—¿Y qué hicieron cuando tu mamá se enteró que habían decapitado a la estatua nueva? —inquiero con suma diversión y total honestidad.—Bueno... —continúa riendo— cuando mamá se dio cuenta... —se ríe mucho más, lo cual me parece muy gracioso, ya que, hasta ahora, no podía controlar su risa.—¿Qué pasó? ¿Qué hizo su madre? —pregunto con mucho más interés.—Bueno, para iniciar... —continúa riendo—, perdón..., perdón, lo lamento mucho, Lorey —señala a la vez que comienza a controlar (al menos un poco) su d
***************LOREY****************—¡Maravilloso! —exclamo contenta al abrir mis brazos, cerrar mis ojos y disfrutar de la deliciosa brisa marina que chocaba contra mi cuerpo.—¿Te gusta? —escucho su voz muy cerca de mí, así que, frente a ello, abro mis ojos y lo miro.—Me gusta esta playa —señalo sonriente al observarla.—¿Por qué?—Porque no hay mucha gente —contesto relajada al encogerme de hombros—¿Te gustan los lugares tranquilos?—Son mis favoritos —contesto con toda seguridad; y él sonríe con suavidad para luego, quedarse observándome fijamente (al igual que yo a él)—. ¿Seguimos caminando? —propongo después de unos instantes en silencio.—Sí, claro —contesta sereno y, luego, se acerca a mí y yo vuelvo a entrelazar nuestros brazos para continuar con nuestra caminata.—Ibiza es muy hermosa —comento al observar el mar, la arena, el cielo, las estrellas...—¿Te gusta mucho?—Lo poco que he visto me ha fascinado —señalo al tiempo en que trato de acomodar, con una de mis manos, mi
***************LOREY****************—Cuéntame algo más de ti —le pido al entrelazar su mano con la mía para continuar con nuestra caminata, después de haber disfrutado de una exquisita sesión de besos, la cual no deseaba que se acabase y, al parecer, él tampoco quería; sin embargo, la falta aire se hizo presente de forma inevitable.—Creí que hablaríamos de ti ahora —me recuerda; y yo sonrío al mirarlo.—Sí; es cierto, pero me encantaría saber más de ti...—Y a mí de ti —menciona firme y, ante ello, solo me limito a sonreírle mientras, delicadamente, acaricio su mano.—Bien... —suspiro profundamente— ¿qué quieres saber de mí? —pregunto al seguir caminando y observándolo.—Pues... de lo que te gusta..., por qué elegiste estudiar leyes, sobre tus amigos, lo que usted desee, Lorey.—Llámame solo "Lorey", por favor...—Bien... está bien... Lorey —articula; y sonríe (y yo le correspondo de la misma manera)—Bueno, entonces... —alargo— te voy a contar que elegí estudiar leyes solo porque s
***************LEONARDO****************—Ay... yo conozco esa canción —señala en un suave y sereno susurro cuando estamos en la sección de vestidos—- Es hermosa —añade al tiempo en que cierra los ojos para, al parecer, disponerse a disfrutar de las melodías del tema que estaba resonando en la tienda de ropa y las cuales identifiqué inmediatamente. Se trataba del tema "Fall o me" de Andrea Bocelli con Mateo Bocelli y... SÍ... era una hermosa canción—. Sublime —susurra ella al seguir con sus ojos cerrados, mientras tanto, yo solo me concentro en observarla... muy atento.Mis ojos recaen sobre su fino rostro y solo me dedico a, de alguna manera, por extraño que pareciera, a grabármelo. La expresión que tenía en su rostro, en este instante, me transmitía una rara, pero deseosa tranquilidad. Menciono rara porque, al fin y al cabo, aún no podía concebir cómo una persona a la cual acababa de conocer, podía transmitirme tal cosa que... solo sentía cuando estaba con mis hijos y mis padres. No