Tranquilidad ¹⁴.
Él no dijo nada y comenzó a ayudarme a organizar la cama, una vez que terminamos, salimos, mi madre había finalizado de organizar y esperaba con su amiga, de la cual se despidió, ella pidió un servicio y nos acompañó hasta la puerta.

Nos despedimos una vez más de la señora Zayra agradeciendo su hospitalidad. Por suerte había llegado el taxi. En el trayecto Lyan permaneció en silencio, me dolía ver lo triste.

Habíamos llegado a la estación donde compramos los tickets, no había salida hasta las 3 pm, me desespere, caminaba de un lado a otro, mami Flor me pedía calmarme, se disculpó al pensar que era su culpa.

—No es tu culpa madre, no tienes por qué pensar así —acariciar tu mejilla y deje un beso en su frente.

Me senté, los minutos pasaban lentos y esas 4 horas de espera se estaban haciendo una eternidad. por suerte tenía a mi hijo y a mi madre quienes me daban fortaleza era mi apoyo no podía negarlo nerviosa que estaba sin embargo en ver a mi hijo me permitía estar en calma.

Finalmente
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