2: Condiciones y reglas

Mi vida no podía ir genial, estaba en la habitación de mi jefe con un contrato de matrimonio en mis manos, creí que eso solo pasaba en las novelas que veía Mamá pero al parecer también pasa en la vida real.

Eliot había salido mientras yo ojeba el documento, era bastante claro, asistir a las cenas familiares, clases de etiqueta, estilista todos los sábados, clases de baile los domingos. ¿cuando trabajaría?

El chico apareció de nuevo, traía una bata negra que le llevaba hasta las rodillas cubriendo su pecho desnudo.

—El desayuno está listo, querida— hice una mueca por lo último que dijo, asentí y tomé el documento para luego salir con él.

Estábamos en el jardín de la mansión Ness, un hermoso jardín lleno de flores y una fuente bastante llamativa. El sol caía sobre nosotros y la mañana se veía maravillosa, excepto que tenía que soportarme a este idiota.

—He leído un poco sobre el contrato, ¿en qué momento lo hiciste?

—Se los pedí a mis abogados luego que saliste de mi oficina, lo que no sabía era ¿cómo accedería?— sonrió y le dió un mordisco a su tostada —. ¿No vas a comer?

Dejé de mirar el contrato.

—Devuelve el trabajo de mis padres— ordené, Eliot miró su tostada con una sonrisa y luego levantó la mirada hacia mi, sus ojos se veían más oscuros que nunca.

—¿Ya firmaste?—No lo había hecho.

—No.

—Esa es la misma respuesta que tengo a tu orden— y continúo comiendo como si nada.

Cerré mis ojos y apreté los puños, estaba irritada.

—No quiero que me pidas dormir contigo, no somos amantes, nada de besos y contacto en público— solté, él no podría ser el único de las condiciones.

—Mmm, no está mal— asintió y por un momento creí que las tomaría en cuenta—. Pero así no creerán que somos pareja.

—¿Y crees que me interesa?— solté frustrada—. Nada de esto me interesa, solo quiero trabajar, una vida tranquila...— suspiré y dejé caer mi cabeza a la cama —. Solo puedo continuar con el contrato si aceptas mis condiciones.

—¿Y si lo amerita?— fruncí mi ceño sin entender—. ¿y si existe una situación en la que debamos besarnos?

—Solo si lo requiere.

—No te ilusiones eh, no eres mi tipo— y bebió su taza de café. abrí mi boca indignada, ¿que acaba de decir?

—¿Y por qué la propuesta matrimonial?

Se encogió de hombros y no contestó hasta terminar su desayuno, hice lo mismo cuando escuché como mi estómago rugía.

—Te enviaré una copia del contrato, mi chófer te está esperando afuera.

Asentí.

Llegué a mi habitación furiosa, tenía tanta rabia acumulada que la descargué gritando en mi almohada, mis padres habían dejado una nota donde decía que maravillosamente los habían llamado de la empresa a trabajar de nuevo, me sentía fatal, me sentía como una ridícula.

El teléfono a mi lado sonó, contesté sin mirar.

—¿Hola?

—¿Un amor no estaría mal?

Me puse de pie enseguida, era un número privado, era Eliot Ness.

—¿Que haces llamándome?— indague tangente.

—Queria invitarte a un club, pero veo que tu humor no mejora— podía jurar que veía su sonrisa arrogante.

—Es que no me siento bien— me apresuré a toser—. Creo que me dará fiebre— fingi un puchero, sabía que no podía verme.

—Oh, si hace poco te veías bien.

—Pero ayer estuve bajo la lluvia mucho tiempo, ¿No lo recuerdas?

—Ah sí, descansa— iba a colgar cuando escuché como continuaba—. Enviaré a mi doctor a tu casa no...

y colgué, ¿Cómo que enviaría a un médico?

—¡Ahh!— Volví a gritar en la almohada.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que me quedé dormida. Sentí como movían mi cuerpo pero ignore completamente, incluso cuando ví una silueta de pie pero mi sueño era aún más intenso.

—Avery... Avery— de nuevo esa voz.

—¿Mamá?— indague aún medio dormida—. ¿Estoy en el cielo?

Un golpe me despertó al instante, terminando por segunda vez en el suelo.

—¡Que tienes en contra mío, mundo!— exclamé haciendo un berrinche.

—¿Que carajos?

Mi amiga Emma me veía con una mueca frente a mi, traía un vestido ceñido al cuerpo y una fabulosa cola de caballo haciendo que sus facciones atractivas sobresalgan.

—¿Por qué no estás vestida?

—Si estoy vestida— era verdad, traía mi pijama.

—No, ¿por qué no estás vestida para la fiesta?

M****a, lo había olvidado era hoy su cumpleaños. Me apresuré a ponerme de pie enseguida, me sumergi en mi armario y busque unos jeans de cuero y un croptop blanco.

—Dame cinco minutos— me apresuré en decir mientras me vestía.

Ya lista Emma me ayudó con el maquillaje, había dejado mi cabello suelto y había tomado una chaqueta de cuero haciendo juego con mi pantalón.

—Creí que lo habías olvidado— Emma me abrazó luego de que salimos de mi caso—. Los chicos nos están esperando.

Un auto frente a nosotros sonó su bocina llamando nuestra atención, Emma corrió con una sonrisa y se apresuró a subir, me acerque cuidadosamente.

—Vamos sube— me animó mi amiga desde el asiento copiloto, asentí y lo hice.

Subí en la parte trasera del auto, había un chico que estaba ocupado en su celular y quién conducía era el dueño del auto, Max el novio de Emma, un chico bastante atractivo que apenas cursaba su último año en la universidad, así es a mi amiga le gustan menores.

—Hola— saludé tímidamente, todos contestaron menos el chico a mi lado, asentí para mí y supuse que no tenía ganas de hablar.

El camino hacia no sabía dónde íbamos fue bastante largo supuse que estaríamos al otro lado de la ciudad, cuando llegamos Max nos dejó al frente del lugar, estabas en un club. Y le explicó a su novia que volvería luego de aparcar el auto, su amigo el sin nombre se apresuró por entrar.

—¿No se ve divertido el lugar?— me animó mi amiga.

Asentí y luego busque mi celular en mi bolso pero no estaba, ¿Lo había perdido?

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