Esme
Nunca cruzó por mi mente que ese día tan bochornoso en el que, sin duda alguna y sin mentir confirmé lo mucho que Yulek me gusta, cambiaría nuestra relación. Podría decirse que ya no existe un distante y frío saludo entre los dos, que ya no siento ese enorme abismo que cada día se me estaba haciendo mucho más grande. Es decir, vivimos momentos incomodos mientras nos dirigimos la palabra, pero ya no es un hombre distante, y ese hecho, embota mis sentidos.Crucé por su aula y me quedé viéndolo tocar el violín. Se ve tan atractivo estando perdido en sus notas; acariciando violenta y suavemente las cuerdas en movimientos rápidos y concisos que desprenden melodías muy hermosas. Que esté sin sus gafas oscuras me hace ilusión de ver una vez más el cielo de sus ojos. Es tan precioso, pero sé que eso es mucho pedir; él no mNerviosa era poco a como me sentía realmente. El corazón pretende salir por mi boca en cualquier momento y las manos no me han dejado de sudar. Desde que salimos juntos de la academia, mi estómago parece ser el nido de muchas mariposas, pues entre cada tanto las siento revoletear sin control en mi interior.Nos encontramos en la cafetería que queda muy cerca de la academia, pero ninguno de los dos se ha atrevido a romper el silencio que se formó entre nosotros según entramos en el establecimiento. Tan pronto la camarera nos trajo lo que pedimos, empezamos a comer envueltos en el mismo silencio, pero en lugar de sentirse incomodo o desagradable, se siente bien estar en su compañía. No importa si no nos dirigimos palara alguna, así me siento plena y a gusto; es como olvidar por pocos segundos lo sola que me encuentro en este lugar.—¿Cómo es Colombia? — cortó el si
Del incidente en la cafetería Yulek no mencionó nada, pero ese día me demostró una faceta que jamás me hubiese imaginado de él. La empatía y la amabilidad con la que me ayudó a superar una crisis de ansiedad, me sorprendió mucho. Me brindó compañía durante una parte de la noche, o por lo menos es lo que recuerdo luego de haberme llevado a mi casa y atenderme como si me tratara de alguien muy especial para sí. Si sentía que lo que quería con el simple hecho de hablarme o tenerlo cerca, que me haya dedicado tiempo para cuidar de mí cuando no era necesario, terminó por robarme el corazón. Ya no puedo ocultar lo mucho que estoy enamorada de él. Todos se han dado cuenta de ese sentimiento en mí, pues tampoco soy persona de disimular algo.Y mientras él no se entere de todo lo que me hace sentir, creo que podríamos llevar es
La casa de los Sres. Graham queda muy cerca de la playa, pues desde la ventana de mi habitación se alcanzaba a contemplar parte de esta. Espero poder ir dentro de un rato, ya que nunca he estado en el mar. Verlo tan de cerca me tenía muy emocionada. Me terminé de poner mi vestido y mi chaqueta y, cuando estaba a punto de salir, me estrellé con Ana frente a mi habitación.—¿Vas a salir así?—Sí — respondí tímida.—No te ves mal y lo sabes, pero allá afuera está haciendo un calor del infierno.—Sabes que no me gusta salir sin mi chaqueta — fue todo lo que dije, desviando la mirada a otro punto.—Bueno, si así estás más cómoda — me extendió una pequeña bolsa en mi dirección y sonrió—. No digas nada, solo póntelo y ya. Te esp
—¿No sientes calor con esa chaqueta? — me preguntó, luego de que ese suspiro abandonara mi boca sin poder contenerlo.—Así me siento bien — mentí, la verdad me sentía muy sudorosa.—No te lo creo. Estamos a punto quemarnos — bromeó.—No seas exagerado.—Mírate, estás hirviendo — soltó una risita que logró avergonzarme más de lo que ya me encontraba—. Claro, en el sentido figurado.—Estás de buen humor, ¿eh? — sonreí.—La verdad sí — tiró de las mangas de mi chaqueta, pero lo detuve.—No, espera. De verdad así estoy bien.—No seas terca, Esme — siguió tirando de mí sin darse por vencido—. ¿Te pusiste traje de baño?&md
YulekSabía que me estaba arriesgando demasiado al pedirle tal cosa, pero debía hacer el intento, aunque sea una sola vez. Hace días muero de ganas de palpar su rostro y conocerla, pero no quiero que piense mal de mí. Lo último que quiero es aprovecharme de ella, y tampoco puedo explicarle con exactitud todo lo que causa en mí cada que escucho su voz o siento en el aire el olor dulce de su perfume.Me he dado cuenta de esas ruidosas palpitaciones que mi corazón está experimentando desde hace muchos días atrás; no es un secreto para nadie lo mucho que me está gustando. Tenerla cada día trabajando a mi lado ha sido ese dulce fresco que mi alma necesitaba desde hace mucho tiempo. Creí que la música era lo único capaz de brindarme luz en la oscuridad con cada una de sus notas, pero Esmeralda ha hecho que esos deseos de tener una vida como cualquier otra pers
Nos encaminamos en silencio al auto, más porque la textura de sus labios aun hacía estragos en los míos, y no me permitía hablar. ¿Qué hubiera pasado si Ana no hubiese interrumpido? Nada más con pensar en lo suave y lento que devoraría sus labios, sentí arder por debajo de la piel.—Tendrán que ir caminando, porque en mi auto no van a subir, así como están — mencionó mi madre—. La casa no está tan lejos.—Mamá…—Sabes bien que no me gusta ensuciar las fundas de las sillas — me reprendió, pero sé con exactitud lo que está tratando de hacer—. no tarden en llegar. Matty muere por darte tu regalo de cumpleaños.—¿Cumpleaños? Estás cumpliendo años, Yulek. — preguntó Esmeralda a mi lado.—S&iac
EsmeEse fin de semana tan bonito que pasé a su lado quedará como el mejor de todos. Aún me parece una mentira que me haya dicho esas palabras tan bonitas y, que, se atreviera a confesar su gusto por mí. Esa tarde, en medio de la carretera terminó por colarse en mi corazón y en mis pensamientos. Esos labios que me robaron el aliento aún me tienen suspirando de anhelo e ilusión. Deseo volver a darle un besito así sea corto.Han pasado semanas largas, en las que no hemos tenido mayor acercamiento, o por lo menos, no como el que nos gustaría a los dos. Siempre que intentamos, aunque sea, darnos un beso breve, algo no nos lo permite. El trabajo nos roba mucho tiempo y las personas q nuestro alrededor lo complica. Ana vive encima de nosotros cada segundo, y sería muy vergonzoso que ella me viera besándolo.No tengo claro lo que somos, pues no hemos hablado de n
Me quedé sentada a la orilla de la cama de Yulek, sintiéndome en una nube. No puedo creer que en realidad esté compartiendo su mismo espacio. Su habitación es muy cálida, nada oscura ni fría como lo había imaginado. Tiene muchos más libros y un pequeño televisor al costado de su escritorio. Su violín está siempre consigo, me he dado cuenta que es su instrumento predilecto. La cama se siente muy suave y blanda. En las dos mesitas que están a cada lado hay dos lámparas muy bonitas.Me levanté de la cama y fui hasta la puerta de la habitación. Observé el pasillo por un momento, asegurándome que aún se encontraba en la cocina. Regresé al interior de la habitación y me dediqué a recorrer cada rincón de esta. Encerrado en estas cuatro paredes el aroma de su perfume está envuelto en el aire. Incluso en las almohadas qu