Esme
Ese fin de semana tan bonito que pasé a su lado quedará como el mejor de todos. Aún me parece una mentira que me haya dicho esas palabras tan bonitas y, que, se atreviera a confesar su gusto por mí. Esa tarde, en medio de la carretera terminó por colarse en mi corazón y en mis pensamientos. Esos labios que me robaron el aliento aún me tienen suspirando de anhelo e ilusión. Deseo volver a darle un besito así sea corto.Han pasado semanas largas, en las que no hemos tenido mayor acercamiento, o por lo menos, no como el que nos gustaría a los dos. Siempre que intentamos, aunque sea, darnos un beso breve, algo no nos lo permite. El trabajo nos roba mucho tiempo y las personas q nuestro alrededor lo complica. Ana vive encima de nosotros cada segundo, y sería muy vergonzoso que ella me viera besándolo.No tengo claro lo que somos, pues no hemos hablado de nMe quedé sentada a la orilla de la cama de Yulek, sintiéndome en una nube. No puedo creer que en realidad esté compartiendo su mismo espacio. Su habitación es muy cálida, nada oscura ni fría como lo había imaginado. Tiene muchos más libros y un pequeño televisor al costado de su escritorio. Su violín está siempre consigo, me he dado cuenta que es su instrumento predilecto. La cama se siente muy suave y blanda. En las dos mesitas que están a cada lado hay dos lámparas muy bonitas.Me levanté de la cama y fui hasta la puerta de la habitación. Observé el pasillo por un momento, asegurándome que aún se encontraba en la cocina. Regresé al interior de la habitación y me dediqué a recorrer cada rincón de esta. Encerrado en estas cuatro paredes el aroma de su perfume está envuelto en el aire. Incluso en las almohadas qu
Estuve largo rato en silencio, asimilando lo que acababa de decir.—Como te lo había dicho antes; me gustas mucho, Esmeralda. Quiero intentarlo, aunque sea una sola vez. Quiero tener una oportunidad para amar, pero solo lo podría intentar a tu lado, porque eres tú la única mujer que se ha adueñaron de mi mente y mi corazón — creí que me estaba mirando muy fijamente, pues sus ojos se quedaron por un instante en mí—. Sé que es muy pronto y aún nos hace falta conocernos, pero realmente quiero estar contigo.—Dios mío, no creí que podía llegar a escuchar decir esas palabras algún día de tu boca — mis lágrimas ya brotaban de mis ojos sin control.—¿Quieres ser mi novia, meloncito? — su pregunta terminó por volarme la cabeza.—Sí, sí quiero ser tu novia
YulekEl tiempo se fue escurriendo de mis manos a gran velocidad. Han sido semanas largas en las que no he dejado de demostrarle a Esme todo lo que he guardado en mi corazón para ella. Las invitaciones a salir, aunque sea a dar un pequeño paseo por el parque, son el perfecto efecto para que me sienta dichoso a su lado. Las atenciones de su parte, esos besos que cada día se han vuelto más salvajes y la manera en la que me abraza por horas y sin un atisbo de dejarme ir, me tienen por las nubes. No puedo ver ese cielo que tanto menciona ella cada que dejo ver mis ojos, pero ahora mismo me siento flotando en las nubes, rodeado de un magnífico y extraordinario manto de pureza.Me enamoro cada segundo y cada día más de todo aquello que me brinda genuinamente. El amor es la pizca de surgimiento que le hacía falta a mi vida. Conocer el goce de la primera revolución en manos de esa persona especial no es más que un canto agudo que hace explotar los sentidos. Saborear los besos tiernos y amoros
No puedo ver la felicidad que refleja Esmeralda en su voz, pero me basta con escuchar lo emocionada y feliz que se encuentra por poder ir a su hogar y visitar a sus seres queridos.Partimos al aeropuerto y los nervios no se hicieron esperar. Nunca he viajado antes a un lugar diferente que no sea Wilmington y menos en avión, y ese hecho me tiene bastante ansioso, pero muy feliz porque voy de la mano de mi meloncito. No necesito ningún otro calmante para apaciguar los nervios que me han invadido mientras abordamos el avión. Solamente ella con tomarme y guiarme de la mano mi ser se relaja.-Esto parece un sueño - recostó la cabeza en mi hombro, y no tardé en acariciar su mejilla-. Una vez más gracias por lo que estás haciendo por mí.-Bueno, lo hago por los dos. Sé que vamos a disfrutar mucho de estas semanas solos tú y yo.-Te quiero mucho, Yulek - dejó un delicado y tímido beso en mi mejilla, pero fueron sus palabras las que provocaron una taquicardia terrible.-Y-yo también te quiero,
EsmeNo supe en qué dirección mirar mientras veía a Yulek despojarse de su ropa, pero la curiosidad fue mucho más grande a pesar de sentirme sumamente avergonzada. Tiene un cuerpo muy bien cuidado y un poco tonificado. Sé que hace ejercicio, aunque no le dedica horas a ir al gimnasio, solo va algunos fines de semana a relajar los músculos de su cuerpo. Su piel se aprecia muy suave, me gustaría acariciar su piel. Tenerlo así frente a mis ojos, con el cabello alborotado y en una sola prenda de vestir, cubriendo lo que ya no me sorprende, más atractivo no puede ser. Realmente es muy guapo y sexy. Me reí nerviosa, viéndolo de reojo mientras me fui quitando la ropa para quedar en las dos piezas del conjunto íntimo. Esas marcas en mi piel me cohíben, pero de algo sí debo darle la razón y me hacen estar un poco menos intranquila y, es que, soy la única que puede verlo. En estos momentos, aunque yo misma me recrimine por pensar así de horrible, me da un poquito de paz que no pueda ver esas m
-¿Por qué estás llorando? Hice algo que no te gustó, ¿verdad? - se incorporó de un solo movimiento y me abrazó fuertemente-. Perdoname, he actuado como todo un aprovechado y pervertido.Negué con la cabeza, pero había un nudo en mi garganta que no me permitía hablar. Ni yo misma sé por qué estoy llorando.-Vayamos a descansar - se veía tan triste y mortificado.-No hiciste nada malo, Yulek - lo atraje a mi cuerpo de un abrazo, primero porque el frío se estaba colando entre mis huesos; y, segundo, porque en realidad no quiero dejar de sentir esas cosquillas en mi piel-. Es que me pone algo sensible y emocionada que te hayas atrevido a besarme apesar de que mi piel...-Tu piel es tan perfecta como la tonalidad más aguda y grave de tu voz.-¿No te incómoda que tenga todas esas marcas...? - bajé la mirada entre avergonzada y triste.-¿Por qué debería incomodarme algo que hace parte de ti? Meloncito, no sabes lo mucho que llevo deseando este momento. Esas quemaduras que han quedado para re
El beso escaló demasiado rápido en solo cuestión de segundos. Cuando me separé de sus adictivos labios, ya me encontraba presionando su cuerpo contra la cama. Quería verla, contemplar sus ojos y recorrerla entera hasta fundirme en lo más profundo de su ser. Quiero llenarme de sus deseos, pero no puedo lanzarme así sin más. Lo que menos quiero es asustarla.—Lo siento, me dejé llevar. Aunque ya debes estar cansada de escuchar siempre lo mismo, pero es que no puedo controlar cuando me besas de esa manera tan salvaje. No soy de piedra, y siento como cualquier otra persona.—Yo también siento deseos; muchos siendo honesta, pero tengo miedo — fue lo que respondió, acelerando un poco más los latidos de mi corazón—. Esto es lo que hacen las parejas, ¿no? Tener sexo.—No quiero tener sexo contigo, yo quiero hacerte el amor, pero esperaré hasta cuando estés preparada.—¿Y si te digo que estoy preparada?No voy mentir, me sorprendió de sobremanera su comentario. La emoción cosquilleó en la boca
Y eso hice, la conocí con adoración y ternura, paseando mis dedos por sus pliegues sin llegar a penetrar y disfrutando de sus gemidos y del como se va humedeciendo cada segundo más. Mis padres me hablaron muchas veces sobre el sexo, pero fue mi padre quien me enseñó lo que debía hacer o no en mi primera vez. Por eso mismo me tomé mi tiempo de primero conocer lo que le gusta a mi meloncito, de distinguir cada una de sus formas con mi boca y mis manos, de leerla con la misma emoción y sorpresa con la que empecé a tocar mi violín y a conocer sus diferentes tonalidades.Conforme fui masajeando, sus gemidos se hicieron más constantes e incluso empezó a moverse contra mis dedos, pero no quería entrar en ella y lastimarla, por eso solo me dediqué a frotar y besar sus muslos e intercalar con su humedad. Lo cierto era que no podía contenerme más tiempo, estaba tan excitado, sintiéndola y escuchando sus finos jadeos, que pensé que en cualquier momento llegaría a mi propio goce.Ascendí nuevamen